Recogí mis cosas y me despedí del staff. Llevaba unos días agotadores debido a las promociones de Base, tanto que apenas tenía tiempo para comer o dormir. Y eso me estaba pasando factura ya que había perdido peso y mi relación con Minho se había vuelto fría. Miré mi teléfono esperando algún mensaje suyo, pero como llevaba ocurriendo desde hacía un par de meses, no había nada. Cuando llegué al departamento ya estaban todos dormidos: desde que empezamos a salir, me cambié de habitación por Taemin, por lo que desde hace algo más de un año duermo con la rana que tengo por dongsaeng. Observé su cuerpo inmóvil, probablemente disfrutando de un reparador sueño, y le besé en la frente.
-Buenas noches, Keroro-le susurré antes de acostarme en mi cama y dejarme caer en los brazos de Morfeo.
-Buenos días, es hora de desayunar-la dulce voz del líder me despertó. Miré el móvil y me di cuenta de que me habían sonado las alarmas y ni siquiera las había escuchado: desde luego el cansancio me podía. Traté de que mis ojos se acostumbrasen a la luz solar y miré hacia la cama de Minho, que estaba vacía y perfectamente hecha. Me tapé con la manta hasta la cabeza; la verdad es que no me apetecía salir y enfrentarme a la rutina, apenas había descansado tres horas. Pero lo que más odiaba era no poder despertarme como antes…
“-Despierta, despierta, Jjong, perrosaurio…- Minho forcejeaba conmigo para que me levantase mientras yo me hacía de rogar.
-Sólo un poco más…-me di la vuelta para seguir con mi apacible sueño pero mi recién estrenado novio se había propuesto fastidiarme.
-Me prometiste que saldrías a correr conmigo-se quejó como un niño pequeño, cosa que en él quedaba absurdamente sexy.
Gruñí un poco antes de abrir los ojos para intentar enfocarle.
-¿En serio dije eso? Creo recordar que te dije que antes de las doce no soy persona. Además, yo ya tengo mi entrenamiento de pesas, no necesito salir a correr. Buenas noches-dije tapándome, intentando hacer que se cansase y me dejara en paz, pero se me olvidaba que estaba lidiando con el terco de Choi Minho, y rendirse no estaba en su vocabulario.
-¿Y si pasamos de correr y hacemos otro tipo de ejercicio…?-se tumbó encima de mí, besando mi clavícula, provocando que se me erizara el vello.
-Bueno, esa opción no la descarto-le susurré antes de besar sus gruesos labios, dando comienzo a nuestros ejercicios matinales.”
Salí de la cama y ni siquiera me molesté en cambiarme antes de bajar a desayunar, necesitaba salir de esa habitación antes de que los recuerdos me consumieran.
-Minho ha salido a correr-anunció la Diva contestando a mis silenciosos pensamientos.
Taemin sirvió mi plato y me miró con preocupación.
-Hyung, debes de alimentarte mejor, no puedes seguir adelgazando de esa forma.
Agradecí que se preocupara por mí, pero no era por no comer sino por el estrés.
-Cuando estabas con Ace también adelgazaste-le recordé- es algo temporal, pronto volveré a estar en mi peso.
Mis amigos me miraron sin creérselo del todo, pero el líder decidió zanjar el asunto.
-Creo que últimamente pasamos poco tiempo juntos, deberíamos de hacer algo, siento como que nos estamos distanciando-dijo llevándose un poco de arroz a la boca.
-Pronto comenzaremos los ensayos del nuevo álbum, tomémoslo como unas vacaciones. Reconoced que nos tenemos muy vistos y un poco de independencia no nos viene mal-dijo Key intentando verle el lado positivo a nuestra situación.
-Ya tuviste suficiente independencia cuando estaba promocionando Ace, ahora te toca estar conmigo-le susurró en todo posesivo el maknae, que protegía a su diva como si cualquier persona que se le acercara fuese un peligro. Cuando tuvo que hacer WGM con Arisa, se puso hecho una fiera aunque se tuvo que callar delante de Key porque él apenas hacía unos meses que había estado con Naeun.
Esbocé una sonrisa al verles tan acaramelados, era reconfortante ver que al menos una de las dos parejas seguía bien. La puerta se abrió, dando paso a un sudado Minho que apenas me miró. Me levanté y le seguí hasta nuestra habitación, donde comenzó a desnudarse para darse una ducha.
-¿A qué hora llegaste anoche?-preguntó sin mirarme.
-Sobre las cuatro y media o así, estuvimos rodando un programa y se alargó…-pasó por mi lado para ir al baño pero lo sujeté por el brazo-¿no vas a darme un beso?
Me besó superficialmente los labios, ya no sentía ese cosquilleo que me entraba las primeras veces que nos besábamos, ahora eran besos casi forzados y eso me dolía. Me gustaría saber que pasa por la mente de Minho pero era demasiado misterioso como para saberlo. Aquella situación me estaba quemando, no sabía cuánto tiempo podría seguir con esa frialdad, me sentía incómodo cada vez que nos quedábamos a solas. Llevábamos un par de meses sin hacerlo y la verdad es que ni me apetecía tocarme. Suspiré cansado: me sentía culpable, sabía que todo había sido a raíz de Base, pero necesitaba involucrarme en ese proyecto para hacerlo lo más personal posible. Pero también necesitaba tocarlo y ser tocado, besarle con la misma necesidad que sentía, pero al verlo su actitud me echaba para atrás. Volvió con una toalla cubriendo su cintura y su piel morena salpicada de perladas gotas. Lo deseaba, aún lo hacía, pero mi cuerpo era incapaz de reclamarle un poco de tacto. Sabía que me estaba flagelando por nuestro distanciamiento y quizás la culpa no era del todo mía pero no sabía por dónde empezar a arreglar nuestra relación.
-¿Hasta cuándo vas a quedarte ahí mirando? ¿No deberías de desayunar? Te estás quedando muy delgado-comentó mirándome de arriba abajo sin ápice de deseo. Me sentí el ser más repugnante del mundo, y que me vistiesen como sacado de un anuncio de Listerine no ayudaba. Mi sex appeal había tocado fondo, al igual que la libido de Minho al mirarme.
-Podíamos desayunar juntos-puse mi mejor cara de cachorro abandonado, sacándole una hermosa sonrisa a mi amor.
-Te ves adorable cuando pones esos ojillos, de verdad pareces un puppy-me dijo besando tiernamente mi nariz. Sonreí: aquellos pequeños momentos eran los que mantenían mi esperanza de que nuestra relación no estuviera del todo perdida. Alcé los brazos esperando ser abrazado y pronto estuve rodeado de sus largos brazos.-Te echo de menos, mucho-me susurró afectado.
-Lo sé, yo a ti también, pero ya queda poco. Llevo un mes con las presentaciones, pronto comenzaremos a ensayar con SHINee y todo volverá a la normalidad-le animé sonriente.
-Eso espero porque no aguanto más esta situación-me puse en alerta; sabía que las cosas entre nosotros no estaban en su mejor momento pero oírlo de sus labios parecía hacerlo más real.
-¿Me quieres?-pregunté con temor. Haber dado el paso de salir con él había sido difícil pero escucharle decir que ya no me quería lo sería mucho más.
-No seas idiota-me reprochó besando mis labios- ¿Crees que desperdiciaría mi tiempo con un dinosaurio enano si no le quisiera?
-¡I-sekia!-le empujé mientras se reía al verme enojado. Mentiría si dijese que no había extrañado nuestros piques, eso era lo más divertido en nuestra relación. Además, después de una gran pelea hay una gran reconciliación y el sexo es infinitamente mejor. Deseaba abalanzarme sobre él pero tenía agenda y no me daba tiempo. Maldije mentalmente a la SM por no darme un poco de respiro, lo suficiente para echar un polvo con Minho y volver a encauzar la relación. Pero, ¡no! Tenía que contentarme con verlo mojado y en toalla mordiéndome el labio deseoso de practicar cada postura del Kamasutra. Definitivamente la abstinencia me estaba volviendo loco.
Bajé a terminarme el desayuno y me vestí rápidamente ya que el mánager vendría a buscarme dentro de poco. Cuando me iba a ir Minho me empujó contra la pared, mirándome profundamente.
-Tú y yo tenemos un polvo pendiente, no lo olvides, que cuando menos te lo esperes te violaré en cualquier rincón-me amenazó en un tono jodidamente sexy.
-Descuida, que no pondré mucha resistencia.
-Que dócil estas últimamente, hyung, me gustabas más cuando te hacías el difícil-me picó.
-Quizás si no llevase un mes sin que me toques te estaría siguiendo el juego, pero como me pase una semana más sin hacerlo contigo voy a acabar masturbándome en los descansos de las grabaciones.
-Cuando te lo hacía entre grabaciones no escuchaba quejarte-siguió molestándome con su típica sonrisa arrogante.
-Como sigas con este jueguecito me vas a calentar, y ya sabes que no debes calentar lo que no te vas a comer-le devolví la pulla, haciendo que riese por mi enojo.
-No te como porque no me dejas-dijo con cierto reproche.
-Si tantas ganas tienes te despertaré cuando llegue a mitad de la madrugada y te obligaré a hacérmelo hasta que me quede satisfecho…
-Ya te pillaré, ya…-me amenazó, dejándome ir al escuchar al mánager llamándome al móvil para que saliese.
-No prometas lo que no vas a cumplir-fue lo último que le dije antes de correr hasta afuera y entrar en la furgoneta.
Un nuevo día, una nueva rutina… pero un rayo de esperanza parecía florecer en nuestra relación. O esa esperaba…
