Rebuscó entre sus cosas algunos cambios de ropa, los guardó en la maleta. Su reproductor, sus audífonos, algunas gorras. No estaba muy de acuerdo en hacer esto, de hecho no estaba nada de acuerdo. No le cabía en la cabeza que un chico tan joven como él estuviera empacando para ir al servicio militar. Cerró la maleta y se sentó en la cama junto a ella. Suspiró y cerró los ojos intentando tranquilizarse. Cuando los abrió, vio en la esquina de la habitación una guitarra
de color rojo y de un aire a los años 60's , su Gibson Custom 345 le estaba diciendo tristemente adiós.
-No sé si pueda llevarte, no puedo arriesgarme a que te rechacen y el chofer te traiga de vuelta a acá ¡Quien sabe cómo te trataría!- dijo tratando de convencerla cómo si pudiera escucharlo,
. Tendría que vivir 21 meses sin tocar un instrumento, eso sí que lo afligía ¿Un capricho de la edad? Esto no podía ser sólo un capricho de la edad, amaba la música con su vida. Su padre estaba terriblemente equivocado si creía que al salir del servicio militar ChanYeol olvidaría este "capricho". Tenía muchas cosas en que pensar que le preocupaban. En primer lugar estaba su padre y su escasa relación que habían perdido desde la muerte de su madre, en segundo estaba el ir al servicio ¡Sabrá Dios como eran los hombres ahí! De alguna manera u otra tendría que buscar algún amigo para no correr riesgos y por último ¡¿Cómo rayos podría pasar 21 meses sin producir música con sus manos?! Eso realmente le estaba aterrando -Tengo que arriesgarme- Le dijo a su guitarra tomándola en sus brazos sonriendo. Con una guitarra tal vez su estadía ahí sería más amena.
En una mano llevaba la funda y la guitarra (fuera de esta) y con la otra arrastraba su maleta. No quería hacer esperar al chofer, el pobre hombre no tenía la culpa de las drásticas decisiones de su padre. Salió de la casa viendo al chofer recargado en el auto, sólo esperándolo a él.
-Lamento haberte hecho esperar.- le dedicó una sonrisa de disculpa.
-No se preocupe, Señor- le dijo ayudándolo a subir su maleta mientras ChanYeol trataba con dificultad de meter su hermosa guitarra en la funda.
-Encárgate de otra cosa, yo lo llevo- escucharon una tercera voz- ¡Anda!- le dijo fríamente el Sr. Park al chofer.
El hombre se retiró después de hacer una reverencia.
-¿Papá?- ChanYeol no entendía el por qué su padre lo llevaría.
-Hoy es un día importante. Hoy es el último día en el que te veré cómo un niño- dijo felizmente terminando de acomodar la maleta, viendo con atención por primera vez a su hijo y lo que traía entre sus manos -¿Que traes ahí?- cambió inmediatamente su tono a uno más autoritario, el que siempre usaba con su hijo.
-Es mi guita...- no había terminado de responder cuando el Sr. Park le había arrebatado el instrumento de sus manos, dejando caer la funda al verde pasto del jardín de la mansión.
-¿Acaso no entiendes, ChanYeol? Esto es lo que quiero alejar de ti.- Escupió con furia al saber que su hijo no lo estaba obedeciendo.
-Pero, papá...
-¡Pero nada!- le interrumpió de nuevo tirando la guitarra al piso con una fuerza impresionante, haciendo que el mástil se separara de la caja y quedaran sólo unidos por las cuerdas seminuevas.
El chico no pudo decir ni hacer nada al ver cómo su guitarra se destruía en el suelo. Pero no era sólo una guitarra, también eran sus ahorros de un año, la prueba de que ChanYeol sí podía hacer algo si se lo proponía. Y ahora todo estaba regado en el suelo.
-De alguna manera tienes que aprender- volteó a ver a su padre y lo enfureció más el que este no mostrará ni una gota de arrepentimiento en su mirada.
-Pero...- Se estaba controlando, no quería llorar, no quería decirle a su padre lo mucho que desafinaba con su manera de pensar y de actuar.
-Sube al auto
-No tenias que hacerlo de esa manera, yo...
-¡Que subas al auto!- dijo el hombre perdiendo su paciencia. Al chico no le quedó de otra más que subir, después de todo era su padre.
Una vez adentro ambos lo único que se podía oír era el leve sonido del motor. ChanYeol tenía la cabeza gacha con su cabello ligeramente largo tapándole los ojos, lo cual agradeció. No quería que su padre lo viera llorar. Su mirada estaba en sus manos que estaban sobre su regazo. Y podía ver alguna que otra lágrima cayendo sobre su pantalón. Habían pasado unos 30 minutos con un silencio sepulcral cuando el auto se detuvo.
-Llegamos.- dijo el Sr. Park tan normalmente como si no hubiera pasado nada. -Suerte- aunque ChanYeol no lo vio pudo sentir cómo sonreía. Y eso fue la gota que derramo el vaso. El sentimiento que hizo que explotaran todos los demás. El sentimiento de un hijo dolido por su madre muerta, el sentimiento de un hijo rechazado por su propio padre, el sentimiento de sus sueños truncados sólo por no dañar la imagen de un burócrata de derecha. Todo mezclado estaba dándole a ChanYeol un gran dolor de cabeza. La rabia se estaba apoderando de él, y se veía reflejado en sus puños cerrados con fuerza.
-Te odio- le escupió a su padre dejando salir toda su frustración y sus sentimientos resumidos en 2 simples palabras. Bajó del auto, tomó su maleta y se fue a paso rápido hasta llegar a la puerta de lo que sería su hogar por casi 2 años.
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