Era sábado. El último del mes. El día en el que los reclutas podían recibir visitas. Todos sus conocidos estaban con sus familiares o amigos que habían ido a verlos, pero nadie había ido a ver a ChanYeol. La hora de visitas estaba por acabarse y nadie había ido a verlo. Se sentía triste. Aunque la relación con su padre no fuera la mejor, esperaba que fuera. Tal vez no había ido porque apenas habían pasado unos días de que se uniera al servicio militar, o tal vez no sabía que podía ir a visitarlo. Pero eso era ridículo, tenía que saberlo, pues en Corea incluso el Sr. Park había tenido que cumplir con el país realizando su servicio militar. Los superiores estaban conviviendo en la cafetería. Y los cadetes estaban en los campos con personas especiales. Todos los edificios estaban vacíos. Solo ChanYeol estaba ahí. Sentado encima de su cama. Encorvando su espalda para que su cabeza no topara con la de JongIn. Se recostó y cerró los ojos ¿Por qué su padre no había ido? ¿Estaría ocupado? ¿Por qué no lo había llamado? ¿Por qué lo había enviado así? ¿Por qué había roto su guitarra? ¿Por qué no lo apoyaba?... ¿Por qué había muerto su madre?
Se levantó. Tenía que entretenerse en algo o entraría en una depresión.
Caminó por los pasillos que ya le resultaban familiares. El aroma a comida que venía de la cafetería le llamaba. Para que su estómago no siguiera sonando, caminó en dirección contraria. Camino con sus piernas largas mientras tarareaba una canción ¡Necesitaba música! Música. Su vida giraba en torno a eso. Sentía sueño, hambre. Malestar físico y emocional. Y era solo por eso, por su abstinencia de música. Quisiera una guitarra. Un reproductor. Unos audífonos. Algo que lo dejara disfrutar de lindas melodías. Pero no había nada. Definitivamente ese lugar no era para ChanYeol, ni para nadie que dependiera de la música. Y su Gibson, sabrá dios dónde había quedado. Pensó en BaekHyun. …l tenía una hermosa voz que combinaba perfecto con su guitarra y una actitud que ayudaba a ChanYeol a sentirse mejor. Un buen amigo. Pero el en ese momento no necesitaba a su amigo, necesitaba música. Se sentía como un adicto en abstinencia. Lo más cercano que había escuchado a música ahí dentro eran las notas que hábilmente tocaba HyukJae, pero cuando llegaba ChanYeol paraba. No quería que lo escuchara. Pareciera como si su sola presencia lo enfadara.
Sin darse cuenta sus pues lo estaban dirigiendo a esa polvosa oficina. Cuando llego esta no emanaba ningún tipo de sonido. La puerta estaba cerrada. ChanYeol se preguntó si HyukJae estaba dentro. Si era así tal vez no debía entrar. Pero tenía que hacerlo. Quería que HyukJae supiera que él sabría apreciar su música, que lo último que quería era acusarlo, y que si iba ahí cuando él estaba a solas con su guitarra, era solo porque le agradaba la forma en que la hacía sonar. Abrió la puerta, la oficina estaba vacía. La recorrió con la vista. No, HyukJae no estaba ahí dentro. Entró y cerró la puerta detrás de él. Se sentó en el escritorio. Más que entristecerlo la situación ya lo estaba enfadando. Incluso el feo y amargado HyukJae había recibido visitas.
Algo llamó su atención. HyukJae no estaba ahí, pero sí su guitarra. Recargada en la pared parecía decirle a ChanYeol que fuera por ella. Sus manos y piernas querían estirarse hacia ella. Sin embargo algo le decía que tendría problemas con HyukJae si lo hacía. Pero HyukJae no estaba ahí. Se levantó del escritorio y fue a por la guitarra. Sentía tan bien el por fin sentir la madera entre sus manos. La acarició lentamente, cualquiera creería que era un pervertido, pero no lo era, solo era un músico que había estado mucho tiempo sin tocar una guitarra. Tampoco había podido escuchar una dulce melodía con autorización. HyukJae tocaba muy bien, pero parecía molestarle que lo vieran, bueno, que ChanYeol lo viera. Deslizó su mano por las cuerdaas sin haber tocado ningún acorde, solo para cerciorarse de que estuviera afinada. Y lo estaba perfectamente. Eso lo lleno de alegría. Y sin pensarlo mucho empezó a tocarla, con sus ojos cerrados inmerso en las notas que él mismo producía. Aún no terminaba una canción cuando ya había empezado a tocar otra. Se sentía realmente feliz, no recordaba haberse sentido tan feliz. Incluso empezó a cantar. Nunca había sido un gran cantante, pero no se le daba mal. Podría pasar toda la vida con una guitarra entre sus manos.
-¿Qué haces?- una voz lo sacó de su ensimismamiento, provocando que de un salto bajara del escritorio, su movimiento había sido tan brusco que de suerte no golpeo la guitarra.
-Yo... Yo...- entonces comprendió que estúpido había sido al tomar la guitarra de HyukJae.
La puerta estaba entreabierta y por ahí se asomaba el hombre que siempre estaba con Lee.
-Mira- suspiró -Yo no diré nada, pero si en lugar de yo hubiera sido HyukJae quien hubiera entrado ya no estarías vivo- ChanYeol tragó saliva.
-Perdón, yo...
-Está bien- le dijo acercándose a él -Soy Siwon- estiró su mano.
-ChanYeol- le sonrió mientras le daba un apretón de manos.
-Un gusto- le sonrió también -Hyuk me ha dicho que eres muy molesto- rio a carcajadas. ChanYeol se sintió incómodo, nunca creyó dar esa impresión -Pero HyukJae es muy impaciente- repuso al notar la expresión del más joven -Incluso yo, siendo su único amigo, le parezco molesto.
Ese hombre era muy amable, nada comparado con HyukJae. Todos ahí parecían disfrutar su estadía.
-¿Sabes tocar?
-Un poco- contestó modestamente.
-Toca algo- lo incitó.
Con una gran sonrisa volvió a tomar la guitarra entre sus manos y con la mayor soltura empezó a tocar unas notas de blues que él mismo había compuesto. Con ellas había ganado un concurso. Volteaba a ver de reojo a Siwon. Estaba disfrutando de la melodía, zapateaba a ritmo de lo que ChanYeol hacía sonar. Cuando terminó volteó a verlo con una gran sonrisa esperando el veredicto, encontrándose con una mirada oscura.
-No eres tan bueno como creí- dijo con frialdad ¿Cuando había llegado HyukJae ahí?
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