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Murmullo del corazón por misaki draganeel

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Notas del capitulo:

Esmi primeravezescribiendo un Yaoi...porfa sean buenos (°_°)

Cap 1: Memorias

No juzguen mi vida sí no saben cómo se siente estar en mi zapatos, no me llamen de forma despectiva, no entienden el dolor que producen tales humillaciones.

De niño se puede decir que fui “normal”, o eso parecía a simple vista, un niño que juega con autos, tanques y figuras de acción, así era yo. “Normal”, sin embargo ninguna persona de mi circulo cercano se daba cuenta de lo que en realidad sucedía con mi persona. Para un ser humano desviado de la tan llamada normalidad, es atractivo un niño de ojos verde oscuro, cabellera rosa y tez trigueña, mi yo niño era el manjar para un ser repugnante y desviado, el monstruo de mis pesadillas no era nada más ni nada menos que mi propio hermano mayor.

 Recordar su nombre me revuelve el estómago, tan sólo recordar las atrocidades que me hacía producen en mi un fuerte sentimiento de acabar con su inmunda existencia, pero no puedo ensuciar mis manos con sangre tan repugnante, me es imposible, el bastardo suertudo está en la cárcel.

Mi mente en ese entonces poseía un interruptor, se apagaba cuando sus manos de adulto tocaban mis tiernas carnes, jugando con mi indefenso cuerpo, en un principio eran toques, pero a medida que crecía sus toques se intensificaron. Mi madre preocupada por mi falta de apetito y mi retraimiento, colocó en mi habitación una cámara oculta, pensando que podía ser la niñera responsable de mi comportamiento, mas se llevó una gran sorpresa cuando reviso la cinta de video en la sala de estar.

Una tarde me encontraba de regreso del patio delantero de la mansión, buscaba a mamá, revisé las habitaciones de la planta baja, cuando estaba por llegar a la última habitación que daba al jardín, era la sala de esta donde todos se reunían de vez en vez; la tarde desaparecía y los pequeños rayos de luz que antes fueron luminosos se iban destiñendo en rojizos tonos que se apoderaban de las nubes abriendo paso al azul oscuro de la noche, en ese momento en que la tarde se convierte en noche, me llamó la atención de la fuerte luz irradiada por un  televisor encendido luminosidad que salía por una rendija de una puerta mal cerrada, mis ojos pudieron ver la clara imagen de lo que mi cerebro por autodefensa ocultó, mi hermano estaba sacándome el pijama, me besaba y tocaba por todas partes, hacía que yo también lo tocara, le tocara su… su miembro. Me colocó lentamente sobre la cama, evitando hacer ruido, tenía en sus manos un frasco de lubricante y una amordaza, subió mi trasero y lo lubricó, una vez hecho eso incrusto su ya desarrollado pene en mí, sollozos era todo lo que hacía, no gritaba, no pateaba, no podía hacer nada más que solo llorar.

Mi madre cae de rodillas al suelo, llorando a mares, desenfrenada; lentamente abrí la puerta nuestros ojos se encontraron; rabia, pena, frustración reflejaban sus luceros, las lagrimas surcaban ambos rostros, en un gesto maternal extiende sus brazos esperando mi llegada, sin dudarlo las piernas que me fallaron antes corren como si tuvieran voluntad propia, aun puedo sentir la ternura y el amor de aquel cálido abrazo que buscaba limpiar mi cuerpo; me abrazó tan fuertemente, acunándome dentro de su seno, se culpaba por mi violación. Violación de un individuo que no superaba los seis años.

Esa misma noche mi madre le relata lo acontecido, no sé si le mostro el video, lo más probable es que así fuera, todo era caos y lamentos, en mis oídos resonaban los gritos de furia de mi padre, su rabia incontrolable casi lo lleva al parricidio, de no ser por mi abuelo mi hermano y violador hubiera muerto, al día siguiente fui llevado al doctor, me examinó con cuidado y descarto lesiones, una vez fuera de la consulta en la sala de espera, pude escuchar como el doctor le decía a mi madre: ”El que acabó con la inocencia de su hijo tenía experiencia, su hijo a mi parecer no fue el primero”, aquellas palabras resonaron en mi mente, persiguiéndome hasta la actualidad, ¿A cuántos niños les hizo lo mismo?. Luego de unas semanas, comenzó el juicio por violación Dragneel versus Dragneel, debido al poder y dinero de mi familia, el caso no fue expuesto a la luz pública, el tiempo fue el responsable de que todo lo ocurrido fuese olvidado. Para todos menos para mí.

A medida que crecía, las palabras del doctor resonaban como campanas de iglesias, fuertes y claras;  el rencor acumulado se incrementaba, pero…no sólo eso, también mis gustos cambiaron, ya no me llamaba la atención jugar con autitos, me hacia recordar lo vivido, prefería jugar con mis primas que venían de visita, mi mentalidad poco a poco cambió.

Un hecho concreto de que ya no podía volver a la “normalidad” fue en la enseñanza media, en un colegio sólo para varones, no recuerdo el día; no me interesa la fecha, es un dato sin importancia que nos gusta ocupar para recordarnos lo miserables que somos y lo despreciables que podemos llegar a ser, tal dato inútil no está en mis prioridades. Aquel día, cuando regresaba de mis clases de música, divisé a dos hombres que se besaban y tocaban desesperados detrás del gimnasio abandonado que está de camino al edificio donde se encuentran las demás salas, uno de ellos era de unos grados mayor y el otro era un joven de la misma edad que yo, de tez blanca como la nieve, cabello oscuro fácilmente se lo podía confundir con el firmamento nocturno, pero sus ojos robaron mi alma, negros con tintes azulados, era la noche jugando con el océano, al verlos no recordé lo sucio de mi pasado, sí no que la pasión que desbordaban acabó por consumirme, un dolor intenso se posó en la parte más intima de mi ser, deseosa por ser saciada. En ese momento descubrí lo que era la excitación, y mi propia definición de normalidad.

El joven de mi grado, me observó mientras besaba el cuello de nuestro superior, sus labios llenos y rojos por la intensidad con la que se besaban con anterioridad, curvándosele en una especie de sonrisa maliciosa, haciendo que mis mejillas se llenaran de calor volviéndolas rojizas, la vergüenza del momento hizo que escapara del lugar, para luego resguardarme en el hielo de la gran mansión. 

Mi familia está compuesta por un padre medio ausente por el trabajo; famoso, aclamado por las revistas de negocios y economía, lo veía más por televisión que en persona. Dueño de la mitad de la ciudad de Tokio, Beijing, New York, de varias islas en el Caribe y grandes petroleras en África, mi padre lidera el ranking de magnates mundiales, sus negocios son siempre acertados, un genio con las finanzas. El genio magnate sólo se enamoró dos veces en su vida, según sus palabras, de una joven latina que falleció y mi madre.

 Mi padre, Igneel Dragneel pese a las canas que tiñen su ya pasada cabellera oscura nunca engaño ni mintió sobre nada, siempre honesto, recto…todo lo contrario a mi pasado yo, que ocultó, engaño, mintió, para no volverse en una estadística más del acoso social que reinaba en mi adolescencia.

El  nombre de la primera esposa de mi padre nunca me lo revelaron, el motivo todavía me es incierto. De aquel matrimonio forzado por la situación desespera que vivía Igneel en aquella época nació Ryu Dragneel, mi hermano; vómito con decir su nombre.

Una de las muchas tardes de mi niñez, cuando tenía la oportunidad de estar al fin con mi padre, él que no estaba en buenas condiciones cómo suele pasar en las tardes de sábado; con un vaso de whisky en la mano, me relató sobre la madre que le dio la vida a la razón de mi doloroso pasado y cómo conoció a mi madre, tendría en ese entonces diez años: “Fue hace más o menos 20 años, herede la pequeña empresa de mi padre, yo no superaba los 18 años cuando el falleció, como aún no poseía la edad suficiente para administrarla, lo haría mi tío. Un vejete horrible, doy gracias a Dios por habérselo llevado y mandado al infierno, donde estoy seguro que está. Una vez cumplido la mayoría de edad para hacerme a cargo de la empresa, y ya habiendo terminado mis estudios en administración, descubro que estamos en banca rota, como pude trate de mantener a flote la herencia de mi venerado padre.

En ese momento de angustia, la solución viene a mí. Sólo debía casarme con alguien más o monos rico, más bien dicho con el capital suficiente para sacar del hoyo a la empresa y la persona indicada era ella.

Ella, era una mujer menuda, con rasgos finos, de tez latina; una adinerada recién llegada de Cuba, de ojos aceitunados y cabellera color miel, hermosa y cautivadora. Al principio fue sólo por necesidad y conveniencia, pero a medida que el tiempo de casados transcurría, su personalidad y alegría por la vida terminó por enamorarme. De eso nació tu hermano, pero ese mismo día perdí a la mujer que amaba, estaba destrozado…sentía odio por la criatura que me quitó la alegría por vivir, lo abandone…. Lo deje al cuidado de mi madre, nunca me nació la curiosidad por saber de él, hasta que mi madre lo trajo a mi despacho, tendría más o menos tu edad… su risa es como era la de su madre, sus ojos…son el fiel retrato de los de ella. Lloré como un bebe, recriminándome por haberlo abandonado, comencé a pasar más tiempo con él. Me sentía lleno, forjaba una relación con mi hijo y mi empresa salió a flote, todo marchaba viento en popa.

 En una de mis típicas salidas al parque, fue que conocí a tu madre Marie, vestía su uniforme escolar, leía un gran libro… se veía hermosa con su larga trenza rosada colgándole por el hombro, las hojas de los árboles estaban amarillas y el viento de ese día hizo estragos en ese lugar, ella quedó cubierta por pequeñas hojitas en forma de estrellas que adornaron hermosamente su cabello largo, levantándose de la banca en que se encontraba sentada, se sacudía la suciedad, una nueva ráfaga surcó el parque, levándole la falda, avergonzada, coloco una mano atrás y la otra por delante  agarrando la falda y lo que encontré hilarante fue que nunca soltó su libro. Me reí de ella muy fuerte, siendo ese el momento en que ella me noto, sus mejillas enrojecieron, dándole un toque dulce, a la blancura de su piel. Salió corriendo, luego de eso no pare de pensar en ella, entonces volví nuevamente al parque, la encontré sentada en el mismo lugar, el verla produjo en mí una enorme felicidad…mas unos tipos de su misma escuela le quitaron su libro, comenzaron a molestarla, diciéndole que si salía con ellos le entregarían su preciado libro, no soporte la desfachatez de esos maleantes y les arrebate el libro, gracias al cielo que mido un metro ochenta y cinco, les dije que no molestaran a mi novia o lo lamentarían. Salieron despavoridos, le devolví su libro, trate de marcharme a la velocidad de la luz, pero me di cuenta que su hermosura era mayor de cerca. Su delgada mano agarró la mía y me dio las gracias tímidamente, mi  corazón estaba a punto de estallar, no pude evitar el impulso de besarle… En fin, el sentimiento que creí haber olvidado con la muerte de mi primera esposa renació con mayor fuerza…superando el amor que pude haber sentido antes. Esperé hasta su salida de enseñanza media para pedirle matrimonio. Nos casamos, ella estudió Traducción de idiomas y luego naciste tú… te ame desde el momento en que te vi, eras el niño más lindo de la tierra, pese a estar lleno de sangre. Sus ojos verdes, en contraste a los de mi madre que son azul zafiro, derramaron unas lánguidas lágrimas que surcaron por su piel trigueña. Me arrastré por el suelo alfombrado donde me había sentado a escucharlo, me acurruqué abrazando su pierna, sintiendo el calor de una pequeña porción de su ser, porción del padre que casi nunca vi.

Esa noche, mi padre me leyó un libro, mi favorito The Old Man and The Sea de Ernest Hemingway, fingí que me quedaba dormido, aún no lograba dormirme sin tener las imágenes del video dando vueltas en mi cabeza cada vez que trataba de llamar  a Morfeo y su arena para el sueño, él me hablo, pidiendo perdón por el actuar de Ryu, escuchaba sus sollozos y palabras entrecortadas que decían y juraban que él nunca me volvería a hacer daño, que me protegería de él…ama a sus dos hijos pero, pese al inmenso amor que pudiera tenerle no puede perdonar su pecado y tampoco puede perdonarse a él mismo. Besándome la frente se marcha de mi habitación, cierra la puerta de roble y desde el pasillo enciende un interruptor que iluminaba delicadamente la alcoba, podía ver la estantería de los libros que poseía, el baúl de los juguetes que nunca más volví a ocupar, el closet de alerce con manillas de aleación de bronce y oro, el cual muchas veces utilice se escondite, el color azul de la pieza me llamaba a soñar con el mar, el océano, el cielo cuando mi cerebro me permitía soñar.

MI madre quedó devastada, y lo siguió estando luego de tantos años, apenas veía a mi padre, y solo en las mañanas si es que tenía suerte veía a mi madre, todos los días iba a terapia por la enorme depresión que le aquejaba, desde que tengo memoria y uso de razón le observe tomando pastillas, la soledad de la mansión la consumía, nunca decía nada para no recriminarle nada a Igneel, pero toda la situación llegó a un punto crítico donde trató de quitarse la vida y abandonarme. Pero dicen que el amor de madre es lo más grande que hay, no estoy tan seguro de eso… ¿una madre trataría de deshollejar a su propio hijo por que lo cree inmundo, pútrido y roto? ¿Eso es lo que haría una madre que quiere a su hijo? Fue mi abuela quien me arrebato de las garras de mi madre, desde entonces va a terapia, para mi cumpleaños número catorce, su regalo fue una carta de disculpas, dónde escribió todo lo que sentía, lloré en mi cuarto…guardé la carta que contaba con diez páginas, aun la conservo.

La relación entre mis padres se tornaba cada vez más distante, los viajes de papá eran más frecuentes y la soledad que sentía mi madre aumento, yo contaba con diecisiete años y estaba arto del paralelismo que existía entre ellos, una noche cuando ambos estaban presentes les dije de la situación que se hacía evidente, que estaba arto de la mudez de ambos; además les di la noticia que les cambió la cara por completo, un golpe a sus estómagos, sus rostros se retorcieron de dolor. Trataron de desviar el tema de su distancia con el tema de mi homosexualidad… no les deje.

Con voz firme les reclame por años de fugases rastros de felicidad, de vanidades innecesarias, cariño y amor que escasamente me brindaron, tardes en las que me dejaban completamente solo y a merced de aquel monstruo, al decirles lo último, rompieron en llanto. Sin querer traje tanto a mi memoria como a la de ellos, los recuerdos infernales que repetidas veces me quitaron el sueño, en ese instante note que había estropeado la ocasión.

Les dije que lo sentía, que no era mi intención recriminarles lo pasado, que mi verdadera intención era que ellos recapacitaran, entendieran que la indiferencia que estaban llevando el uno con el otro no le hace bien ni a ellos ni a quienes les rodean, se miraron el uno al otro, buscando la razón del por qué aun están juntos, si el sentimiento que los había unido aun estaba presente, contemple la respuesta desde mi sillón en la sala de estar.

Días después, el frío que reino por años entre ellos se tornó en mi contra, el padre que juro protegerme me pedía que me marchara de su casa, la madre que lloró por su hijo, volvía su espalda, el amor y cariño que alguna vez me profesaron se convirtió en asco por la condición de su propio hijo, fruto de aquel amor que en alguna época se perdió. Con las maletas hechas, me echaron del lugar que antes llamé hogar, a los dieciocho me vi forzado a trabajar para pagar mis estudios, vivienda, comida…a veces ni siquiera tenía para comer, podía estar en inanición por dos o tres días, pero salí a adelante, aferrándome a mi sueño de ser ingeniero en construcción civil. Me tomó varios años de esfuerzo, pero logré terminar mi carrera; el día de la entrega de títulos, me encontraba solo, nadie estaba ahí para mi, nadie; estaba acostumbrado a la soledad, el dolor que ello causaba la principio ya no estaba, nada ni nadie podía romper el muro que forje para protección. Aún así, la pregunta ¿por qué me tiran a la calle? Ronda en mi cabeza, ¿fue por qué soy homosexual?, estoy seguro de que esa fue la razón, mamá aun es joven y podía tener en su vientre a un niño “normal” sin que sufra lo que yo sufrí, alguien que pudiera casarse y heredar las múltiples compañías sin deshonrar el apellido Dragneel.

Miraba a mi alrededor, observando lo feliz de las demás familias, estaba fuera de lugar quedándome ahí, cuando me dirigía a la salida del salón donde fue la ceremonia, choco hombros sin querer con un hombre de la misma edad que yo; alto tal vez tres centímetros más alto que mi persona, vestido elegantemente, poseía el titulo en su mano, también recién egresado de alguna clase ingeniería,  su cabello era oscuro, no pude ver sus ojos, pero el fuego que transmitió a través de sus lentes de aviador espejados me envolvió en un manto de fulgor, me disculpe inmediatamente, él solo se giro diciendo que no importaba. Sentía que lo conocía, pero no recordaba a nadie como él, para cualquiera sería difícil de olvidar a semejante persona, salí lentamente tratando de recordar a alguna persona con los rasgos finos pero a la vez varoniles, de cabello oscuro, y labios llenos, sí solo hubiera visto sus ojos podría recordar algo, me digo a mi mismo que ya no importa, y continuo mi camino hacia la salida de la universidad, debía tomar el bus y comenzar a buscar n buen trabajo, estaba deseoso de poder encontrar un trabajo de ingeniero.

En la puerta principal de la universidad, estaba el mismo hombre con el que choque antes, no me di cuenta en qué momento llegó hasta allá, pasé por su lado sin darle mayor importancia, no creía que fuera a mí a quien estaba esperando, quizás a su novia, eso era lo probable, lo que debería ser, pero no fue así, me tomo del hombro y me volvió hacia él, se quitó los lentes que llevaba puestos, sus ojos…sus ojos eran los mismos que los de aquel joven que se besaba con el del grado superior, el joven sin nombre que cautivó en ese entonces mi alma.

Me dijo que esperaba que no hullera como la última vez, el calor subió por mi cara, podía ver el reflejo de mi vergüenza en sus lentes, mire a otro lado, diciéndole que no recordaba tal cosa, me dijo mentiroso, que él sabía muy bien que si lo recordaba que podía darse cuenta por el sonrojo de mis mejillas, me aparto bruscamente de él, necesitaba alejarme un poco, este hombre podía leerme, era un libro abierto para el escudriño de su mirar, me sentí desnudo, desprotegido, las paredes que había erguido se estaban desmoronando. Camine para alejarme de él, grito desde la lejanía cobarde…la sangre hirvió en mis venas, regrese lo miré desafiante y furioso, le dije entre dientes que no era ningún cobarde, su respuesta me dejo helado, dijo pruébalo… sin embargo no voy a dejar que nadie me llame cobarde, si tengo que probarlo lo hare, eso es lo que aprendí en los barrios en los que tuve que vivir cuando me echaron de la mansión.

Le dije, anda dime como quieres que lo pruebe; la maldad y sensualidad salió a flote con las palabras que yo mismo había pronunciado, me había jodido, lo sabía… podía sentir que algo malo podía ocurrir, giró a mi alrededor observando, midiendo, calculando, probablemente fantaseando en que podía fastidiarme, se mordía juguetonamente el labio cuando vio mi trasero, paso su mano por mi espalda, llevando una electricidad que erizo todos los cabellos de mi cuerpo, me dijo que habían muchas cosas que pediría para probar las palabras que le pronuncie, su mente trabajaba en algo limpio, que no fuera tan lascivo, al contrario de sus pensamientos, su lengua jugaba con parte de su labio superior, como si estuviera saboreando algo delicioso, el fuego que sentía en las mejillas ya no se encontraba en ese lugar, bajaba progresivamente hacia mi parte baja, el dolor de una inminente erección estaba amenazando mi cordura, se acerco apegándose a mí, las yemas de sus dedos tocaron mi cuello, oreja, lento muy lento sus dedos se posaron en los pezones que se hacían presentes levantando un poquito la camisa que llevaba puesta, podía oír la risa que mi reacción le provocó, siendo frío y cortante le dije si ya había terminado de burlarse y si podía decirme lo que quería que hiciera para probar que no era cobarde, me contesto un poco molesto y haciendo un puchero que era aburrido, su cambio de depredador a un inocente cachorro me congeló el corazón lo paralizó.

Muy bajo, casi susurrando me pide que este quieto por al menos cinco minutos que pese a todo no me moviera, que hiciera todo lo que él me decía por cinco minutos, si de verdad no era un cobarde, me reto…para mí es un reto aceptado. Colocó una alarma silenciosa, que iba a vibrar cuando se llegara a los cinco minutos, me condujo a un parque abandonado de la universidad por estar supuestamente embrujado de esa manera habría un poco de privacidad, me sentó en un banco atrás de unos árboles frondosos, imposible de divisar; un banco que se encuentra sólo si ya sabias su ubicación, coloco a correr el cronometro, se sentó en mi regazo, su cuerpo se restregaba en el mío, la excitación aumento, el también lo pudo sentir, aumento la velocidad, el dolor era insoportable, me dijo que cerrara los ojos y entreabre tu boca, lo hice; su lengua…su legua se introducía en mi boca, en mis veinticinco años, nunca besé a otro hombre, para ocultar mi condición salía con mujeres, nunca me gustó ninguno de los besos que ellas me dieron, sin embargo el beso de él me llenaba de ardor, sus manos se posaron en mi camisa juguetearon con mis erectos pezones, con su mano izquierda baja y se coloca en la pronunciada erección de mi pantalón de tela, hábilmente masajeo mi miembro como si estuviera desnudo, estaba en el limbo que separa al paraíso y al infierno, sin saber cuál era mi destino final.

La alarma vibro, se detuvo… estoy en el infierno, fue lo que pensé, mi mente y mi cuerpo se sintieron decepcionados debido la rapidez con la sentí el pasar del tiempo. Levantándose de mí regazo me dijo que había sido muy valiente, y que reconocía el merito, dándose la media vuelta, dejándome sentado en el banco se marcha… luego de todo eso al menos debía saber cuál era su nombre, han transcurrido  ocho años, finalmente lo vuelvo a ver y aún no sé su nombre... le pregunte por éste, más bien le grite la pregunta, sonriendo me contestó: Gray, Gray Fullbuster.  

Esa fue la última vez que contemple aquella figura, o eso es lo creí.         

 

Notas finales:

¿Cómo estuvo? ¿bueno o malo? espero sus rewius =)


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