Mi primer beso lo guardaba para esa persona especial, aunque esa persona había llegado desde hace mucho tiempo, y esa persona claramente, era él.
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Capítulo lll
Suspiré pesadamente, esos tres no tenían remedio. Me paré del suelo, ya que aún seguía tirado, y me dirigí hasta donde estaban esos tres peleándose.
Me acerque hasta con Ace y lo tomé de la mano para que se parara de encima de Kid. Ace me miró sorprendido, pero no dijo nada cuando tomé su mano. Ayudé a Kid a que se levantara del suelo y los volteé a mirar a los tres que me veían confusos.
- Amm, ¿Qué sucede?- me preguntó Law.- no le respondí, simplemente junte mis piernas para que éstas quedaran derechas.- oh no, sé lo que vas a hacer, perdón.- se disculpó Law mientras que los otros dos nos veían sin entender.- disculpa, disculpa.- ignoré a Law y proseguí con lo que estaba haciendo.
Crucé mis brazos lentamente y volteé la cara sin ver a los tres.- ¡Sanji! Disculpame de verdad, no te enojes.- Law me tomó de los hombros para que lo volteara a ver, mientras que los otros seguían igual.
- ¿Qué pasa?, ¿Qué hace?- preguntó confundido Ace.
- Se ha molestado.
- Owwn Sanji no te molestes. ¡Yo te quiero!- dijo Ace eufóricamente y enseguida se pegó a mí.
Me alejé de él y me fui sin tener prisa mientras que los tres me seguían, los demás que se habían quedado viendo el "pequeño show" que habían dado esos tres, se fueron mientras que yo también me iba.
El camino hasta mi casa no fue tan monótono como siempre ya que Kid, Ace y Law seguían insistiendo en que les hablara. Llegamos a mi casa y saqué las llaves para poder abrir la puerta. En cuanto entré tiré la mochila al sillón y me volteé completamente sonrojado con los tres. Y finalmente exploté.
- ¿¡Qué demonios les pasa a los tres!? ¿¡Por qué demonios intentaste besarme!?- señalé enfadado a Kid.- ¡Y tú! ¿¡Por qué rayos lo tacleaste!? ¡Me lastimaste!- apunté a Ace señalando mi mano y mi brazo raspados.- ¿¡Y por qué maldita sea te les uniste!?- esta vez señalé a Law.
- Sa-Sanji, tranquilo sabes lo que pasa cuando, literalmente, explotas.- me trató de calmar Law.
-¡No me importa!
Unos toques se oyeron en la puerta y todos volteamos hacia esa dirección. Ace, se acercó hasta ella y la abrió.
Realmente éste definitivamente no era mi día; del otro lado se encontraba Zoro, Roronoa Zoro.
- ¿Se puede?
- Mierda...
Fue lo único que susurré antes de que cerrara los ojos y caer desmayado.
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Una risa bastante escandalosa hizo que lentamente abriera mis ojos, observé a mi alrededor y estaba en mi cuarto, realmente no recordaba lo que había pasado, sólo recuerdo que Zoro llegó a mi casa... ¿¡Zoro llegó a mi casa!? ¿¡Aún estaba aquí!?
Tragué saliva y puse mis pies en el suelo, caminé lentamente hasta la puerta y la abrí. Me dirigí escaleras abajo y ahí se encontraban los causantes de que me desmayara y Zoro.
- H-hola...- saludé tan bajito como pude.
- ¡Sanji!, ¿Te encuentras mejor?- me preguntó Ace poniendo su mano en mi frente.
- Es-estoy bien...- volteé a ver a los demás y Zoro me estaba mirando, evité su mirada.- ¿Mi mamá aún no llega?
- Nop, aún no.
Ace me dirigió hasta los sillones para sentarme con ellos, Kid le había quitado el lugar a Law, ya que él quería quedar a un lado mío, suspiré pesadamente, esos dos no tenían remedio, al igual que Ace.
Decidieron jugar al famoso juego de la botella, pero como yo no sabía jugar, me quedé observándolos todo el rato que estuvieron conmigo, pero pronto se fueron yendo uno por uno, el primero en irse fue Law, después fue Kid y Ace, ya que los dos casi vivían al lado; y solamente quedamos él y yo.
Nos sentamos en el sofá sin saber qué decir o tal vez de qué hablar. Estaba sumamente nervioso sentía que mis manos comenzaban a sudar y mi rostro se pintaba de un color carmín. Pero en cambio Zoro se veía tan calmado, siempre con su mismo rostro tan sereno, aún no puedo creer que éste mismísimo Zoro se había acostado con casi todas las de tercero, eso era horrible aunque yo no lo quería creer.
Tomó su celular y observó la hora, y después me observó a mí, me sonrojé ya que nuestras miradas se habían cruzado, y el, como siempre, me sonrió.
- Creo que es hora de que me vaya.
- ¿Ah? Am, cla-claro.
Nos pusimos de pie, y nos dirigimos hasta la puerta. Zoro abrió la puerta para salir.
- Bueno...Nos vemos mañana entonces.- rascó su nuca luciendo incómodo, bueno ya era un progreso, ¿No? Ya estaba viendo más expresiones en su rostro.
- Síp.- di mi mejor sonrisa
- Am, está bien, me voy.- asentí suavemente y él se dio la vuelta para salir.
Cerré de poco en poco la puerta viendo como bajaba los pequeños escalones de la entrada de mi casa. Hasta que dio la vuelta y desapareció.
Cerré la puerta de golpe y me deslicé sobre ella hasta estar completamente sentado, me tapé mi cara y suspiré pesadamente.
Él chico del cual estoy enamorado desde hace cinco años, ¡Ha venido a mi casa por primera vez! Realmente me sentía muy feliz.
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Abrí los ojos de golpe cuando escuché la alarma, no recuerdo la vez que vine hasta la cama. Bostecé sonoramente y me levanté para ducharme, cuando terminé de alistarme fui hasta la cocina, mi mamá no se encontraba cocinando como todas las mañanas.
Con preocupación, subí las escaleras y toqué su puerta, nadie me contestó, así que la abrí.
Un suspiro de alivio salió de mi boca, seguía dormida; me acerque hasta ella y le acaricié una mejilla, cuando sintió mi tacto, abrió sus ojos.
- Ma, ya me voy.
- Ten mucho cuidado bebé, hoy no iré a trabajar.- acarició mi mejilla y la besó.
- Síp, descansa ma.
Salí de casa como todas las típicas mañanas, y tomé el camino de siempre. Deseé encontrarme a Zoro ahora, pero para mi mala suerte hoy no me lo encontré. Suspiré y seguí caminando.
A unas cuadras ya había divisado la entrada de la escuela, así que aceleré mi paso.
En la entrada observé la cabellera peliverde de Zoro, me alegré por un momento, pero esa felicidad se destruyó cuando una chica de pelirrosa se abalanzó a Zoro y éste la tomaba por la cintura.
En ese momento mi pecho dolía horrores.