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What His Birth Month Says About The Way He Kisses por Karasu_Seiko VI II I

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Notas del fanfic:

Autor: Akichuu

Publicación original: What His Birth Month Says About The Way He Kisses

Fecha: Febrero 8, 2011

-Oneshot-

Notas del capitulo:

Voy a copypastear las notas en todos los fics que suba al desafío, así que si ya leíste esto, mejor que te saltes a leer y a las notas finales, que esas sí están diferentes XD

1/8
Los voy a enumerar porque... porque sí, para llenar espacio y para no confundirme, que estoy que me caigo de sueño (?)

UGH
No sabía en el lío que me estaba metiendo cuando prometí ocho fics para el DIK de este año; pero voy a pecar de soberbia y decir que si algo bueno tengo, es palabra. Así que aquí estoy, acabo de revisar todo y vine directo a publicar uwu

Esta vez no puse mi opinión personal porque me dio paja pensar en algo y escribirlo, tampoco puse géneros, ni advertencias, ni nada... Lo lamento, es que era mucho :c

Y pues nada~
Satúrense de Kai♥ que si al niño no le dan suficiente protagonismo, pues mínimo que aquí sea la estrella.

Uruha entró en el cuarto de maquillaje para ser recibido por un tumulto de risas; el sonido era tan fuerte que estuvo seguro de que llegaba hasta el final del pasillo, donde algunos miembros del staff que trabajaban deberían estarse preguntando qué demonios pasaba en ese lugar. Sacudió la cabeza,  deseando que esos hombres supuestamente maduros bajaran la voz sólo un poco, en especial Reita. Nunca había visto al rubio bajista reír tan vigorosamente como lo hacía ahora. Su cara lucía tan roja que Uruha pensó que uno o dos vasos sanguíneos deberían haber estallado dentro de su cabeza. El resto de la banda no se veía mucho mejor que Reita; Aoi, basados en lo que Uruha vio, se había tropezado y caído al suelo de sentón, sólo por haberse estado carcajeando. Ruki estaba riéndose en el sofá, con sus delgadas piernas soltando patadas, dándole el aspecto de alguien que tiene convulsiones. Kai, sentado junto al vocalista, parecía que se ahogaba con su propia respiración.

¿Cuál podría ser la causa de que sus compañeros de banda estuvieran actuando como simios? 

Volviendo la vista al otro lado de la habitación, Uruha frunció el ceño al ver a su maquillista con una mirada de pocos amigos en el rostro. Sus ojos estaban enfocados en Reita, y estaba sacudiendo la cabeza de un lado a otro en un gesto inequívoco de desacuerdo e irritación. Siguiendo la dirección de su mirada, Uruha vio a Reita apretando una revista en sus manos. La reconoció como una revista femenina que a su maquillista le gustaba llevar con ella, incluso algunos métodos de su maquillaje se hacían basados en esas revistas que ella leía. Pero, ¿qué estaba haciendo Reita con esa revista? No podía haber desarrollado una extraña fascinación por la moda femenina de la nada, ¿no? No, eso sería cosa de Ruki, no de Reita. 

Confundido como lo estaba, a Uruha no le tomó mucho tiempo averiguar qué era exactamente lo que la revista tenía que ver con la actitud inusual de sus amigos. Se sentó en una silla vacía mientras Reita leía en voz alta una oración de un artículo en la revista. 

Hombres nacidos en Enero… ¡Oh, como tú, Aoi! —dijo Reita—. Estos hombres primero te mirarán profundamente directo a los ojos, haciéndote temblar, antes de besarte apasionadamente, de una manera ferviente e inolvidable, con una sensación de romance que hasta te hará enroscar los dedos de los pies. ¡Enroscar los dedos! ¡Qué carajo se supone que signifique eso! 

Kai y Reita comenzaron a reír enseguida, Kai sosteniendo su estómago como si se hubiera tragado algo que no debía. Mientras tanto Aoi seguía sentado en el piso, sonriendo como un idiota. Uruha no se perdió la breve, pero obvia, mirada que el otro guitarrista le dirigió a su ruborizado vocalista. 

—El autor de este artículo eligió algunos de los términos más absurdos que he leído —Reita apenas podía contener la risa para hablar, ignorando los berrinches que su maquillista dejaba escapar—. Quiero decir, ¿realmente han visto los dedos de una chica enroscarse cuando un hombre la besa? 

Kai rio. —Personalmente no, pero tampoco es que me fije en los pies de las personas cuando las beso. 

La conmoción comenzó a despertar el interés de Uruha, y apenas notó cuando la maquillista salió de la habitación. Arrastrando la silla junto con él, se acercó a sus amigos y agudizó el oído, escuchando su conversación. El artículo que Reita estaba leyendo en voz alta era algo acerca de la forma en que los hombres besaban con respecto a su mes de nacimiento, lo cual era bastante ridículo para Uruha. ¿Qué tenía que ver el mes de nacimiento de un hombre con la forma en que besaba? No creía que estuviera relacionado de ninguna manera; la forma en que besas depende de cómo aprendiste a hacerlo, de tu pareja y, por supuesto, experiencia. Pero no sabía cómo funcionaba la mente del sexo opuesto y lo que realmente atraía su interés. Había algunas cosas en verdad raras y desconocidas que aprendió mientras hablaba con algunas chicas del staff, como por qué tenían un mal humor peligroso cuando estaban en su periodo, y por qué era tan importante nunca preguntarle a una mujer la edad que realmente tenía. 

—¿Quién sigue? ¿Debería leer el de Ruki? —preguntó Reita, mirando a su alrededor antes de detenerse en Uruha—. ¡Oh, Uru, estás aquí! ¿Quieres que lea la forma en que besas? 

—Eh… No, gracias, creo que paso —Uruha negó con la cabeza, con un calor incómodo en sus mejillas. Escuchar a sus amigos burlarse de sí mismos era una cosa, pero dejarse ser el objeto de humillación era por completo otra. De todos modos, ¿qué importaba la forma en que besaba? Está bien, sí importaba, pero era algo que prefería mantener en privado y no que se convirtiera en material de risa.  

Una mirada malévola apareció en el rostro de Reita, lo que le decía a Uruha que el bajista no lo dejaría fuera así de fácil. —Junio entonces —dijo Reita, sonriendo antes de buscar de nuevo en la revista—. ¿Dónde está Junio? Oh, lo encontré. Escuchen atentamente, chicos. Los hombres que nacieron en Junio son conocidos por su porte tranquilo y apacible, y no es diferente con la forma en que besan. Lo hacen suave, gentilmente, llenando tu cabeza con visiones románticas. Saben con exactitud cómo balancearte con el sentimiento de ser amado realmente. Awww, ¿no es eso tierno? 

Aoi y Ruki imitaron a coro el “awww” de Reita de una forma bastante burlona y ruidosa, luego Uruha los calló rápidamente, sonriendo con cautela e hipocresía. —Me alegra haber conseguido entretenerlos, chicos —dijo de forma sarcástica, seguido de carcajadas por parte de Reita, Ruki y Aoi.  

¿Qué era tan gracioso? Francamente, Uruha pensó que la predicción de su mes de nacimiento sonaba muy ideal. ¿Quién no querría ser besado suave, gentilmente y ser llenado con visiones románticas? A él definitivamente no le molestaría tener tal experiencia. Claro, no había forma de saber si la predicción era correcta, al menos no sin una segunda opinión. No podía besarse a sí mismo y luego decir cómo su propio beso se sentía. 

La atención de Reita había pasado de él al siguiente miembro, un hecho del cual Uruha estaba agradecido. Escuchó a Reita recitando acerca de que Ruki, de acuerdo al artículo y a su mes de nacimiento, daba besos desastrosos. Usualmente había lengua implicada sin importar qué tan breve fuera, haciendo el beso húmedo, pero eran muy centrados al momento de besar a sus parejas, haciéndoles sentir especiales. Mientras Reita leía, Ruki mantenía su rostro oculto detrás de una almohada que parecía haber sacado de la nada, y Kai se reía a carcajadas palmeando el hombro del vocalista en un intento débil de consolarlo. Uruha observó a Aoi reír con nerviosismo, con el rostro notablemente sonrojado mientras parecía estar tratando de hundirse discretamente en el suelo. 

—¡Dame eso! —Un Ruki completamente rojo apareció de repente de detrás de la almohada, arrebatándole la revista de la mano a Reita, pateando al bajista fuera del camino. Reita simplemente gruñó mientras se limitaba a sentarse en el suelo, delante de Aoi. 

Ruki, ahora en total control de la revista, procedió a leer lo que Reita se había saltado. Sin dudar, se fue directo al mes de Mayo. —Los hombres nacidos en Mayo son muy espontáneos… hmm, no es un mal comienzo, ¿eh, Reita? —Ruki habló con un tono burlón—. Este rasgo puede sentirse también en sus besos, ya que no dudarán en hacer la primera cosa que su mente les diga que hagan. Pueden ser muy apasionados, pero también descuidados de cierta forma. Descuidado, ¿escuchaste eso? Bueno, ¿qué más se puede esperar de un tipo que lanza su bajo por el escenario y casi se parte su propio cráneo con él?  

—¡Pues mejor ser descuidado que desastroso! —Se defendió Reita, ganándose una mirada de advertencia por parte del vocalista y una amenaza de muerte por parte del guitarrista pelinegro. Se retiró inmediatamente, pareciendo entender que sería mejor no tentar a dos hombres a la vez. 

Y el siguiente era el turno de Kai, ya que era evidente que ni Ruki ni Reita dejarían a nadie fuera del juego. Uruha se encontró escuchando con más atención que antes, mirando de vez en cuando hacia el líder que sonreía radiante sentado en el sofá. 

Los hombres que nacieron en Octubre son conocidos por ser salvajes —comenzó Ruki, recibiendo una respuesta inmediata de Reita en forma de un aullido infantil—. No conocen la incertidumbre o la timidez en el romance, lideran todo el camino y van directo al grano, lo cual siempre hará que su pareja desee más. Vaya, líder, esto suena exactamente como tú- 

—¿Disculpa? —interrumpió Aoi, con un tono medio indignado. 

—¡Me refiero a la parte de que lidera todo el camino! —Ruki se apresuró a explicar, sonrojándose tanto que bien podría haber salido de un horno—. ¡Y lo de ir directamente al grano! Kai es así, ¿no es cierto? La forma en que se comporta. No es como si… Sabes que nunca… 

Kai rio. —Tranquilo, cariño —dijo, dirigiéndose a Aoi—. Nunca he tocado a tu novio. Y creo que eres atractivo, Ruki, pero lo siento. Simplemente no eres mi tipo —El comentario de Kai logró no sólo cerrar la boca de Aoi, sino también que Ruki volviera a esconderse detrás de la almohada, olvidando la revista y optando por tratar de hacerse invisible. Reita tomó la revista, pasando las páginas para encontrar otro artículo que atrajera su interés, y se detuvo en una página con un tutorial de maquillaje. 

—Oigan, ¿existe tal cosa como el pegamento para párpados? ¿Significa eso que te pones pegamento en los párpados? Eso es en verdad estúpido —dijo. 

Uruha, mientras tanto, estaba vagando dentro de su mundo de pensamientos. Todo lo que sus amigos habían leído en voz alta del artículo estaba atrapado en el interior de su cabeza. Un hombre en particular y la predicción de su estilo de besar estaban molestando a Uruha más de lo que quisiera admitir. Imágenes que no deberían haber aparecido por muchas razones aparecieron en su cabeza y las estaba viendo cada vez que cerraba los ojos. Cuando una oleada más trémula de sensaciones se apoderó de él, se apresuró a levantarse de su asiento. Mientras empezaba a buscar su cambio de ropa, se esforzó por pensar en otra cosa, cualquier cosa diferente al pensamiento que acababa de invadir su cerebro. 


=== 


Resultó que limpiar su cara y tratar de encontrar su teléfono al mismo tiempo era más difícil de lo que Uruha anteriormente pensó. Para empezar nunca había sido bueno al momento de realizar varias cosas a la vez, y hasta el momento, lo único que había logrado hacer era picarse el ojo con el algodón. ¿Dónde demonios estaba su teléfono? Recordaba haberlo dejado dentro de su bolsa justo antes de que la sesión de fotos comenzara, pero ya había vaciado la bolsa y no estaba allí. 

Como siguiente intento desesperado por encontrar su teléfono, se agachó bajo el tocador, preguntándose si de algún modo habría ido a terminar en ese lugar. Alargando la mano hasta donde podía, no encontró nada más que capas y capas de polvo. —¿Cuándo fue la última vez que barrieron el piso? —refunfuño, estornudando cuando el polvo se le metió en la nariz. 

—¿Uruha? ¿Sigues aquí?  

La voz lo sorprendió; saltó en su lugar y de inmediato se golpeó la cabeza fuertemente contra el borde del tocador. Soltó un quejido de dolor, agachado en el suelo, frotándose su lesionada cabeza con la mano.  

—¡Dios mío! —La voz se acercó, y muy pronto Uruha sintió un par de manos que lo ayudaban a levantarse de su patética posición en el suelo—. ¿Estás bien? 

El rostro de Kai lucía preocupado cuando Uruha abrió los ojos y vio quién había acudido en su ayuda. Uruha asintió, e inmediatamente se arrepintió de haberlo hecho porque el dolor en la parte posterior de su cabeza se intensificó, sintió como si hubiese saltado desde muy alto y ahora estuviera colgado boca abajo; la sangre de todo su cuerpo parecía estar agrupada dentro de su cabeza, haciéndolo sentirse mareado. 

—¡Vaya! Oye, necesitas sentarte, vamos —Kai atrapó a Uruha justo a tiempo antes de que lograra hacerse daño alguno por caer de cara y golpearse en el suelo. Conducido por Kai, Uruha llegó a la silla más cercana y se sentó sobre ella. 

—Gracias —Uruha murmuró su gratitud, observando el rostro de Kai iluminarse cuando sonrió. Se sintió bastante avergonzado. Podría haber sido encontrado en cualquier otra posición menos escandalosa, ¿pero cuándo el destino le había hecho una jugada justa? 

—¿Y qué hacías ahí abajo? —preguntó Kai mientras examinaba a Uruha, probablemente en busca de lesiones graves. Pareciendo satisfecho de no haber encontrado ninguna herida sangrante, le revolvió el cabello. 

Uruha, mientras tanto, luchaba muy duro para no dejar que su corazón se saliera de su torso; estaba latiendo tan fuerte que se sorprendió de no haber sufrido un ataque todavía. El dolor en su cabeza parecía haberse desvanecido en el aire, sustituido por el nerviosismo enloquecedor que ahora sentía. Tragó saliva y trató de explicar lo que había causado su anterior incidente. 

—Estaba buscando mi teléfono —dijo—. Recuerdo haberlo puesto en mi bolsa antes de la sesión, pero cuando revisé, ya no estaba.  

—¿Tu teléfono? Hmm… Espera un segundo —dijo Kai, sacando su propio teléfono de su bolsillo y comenzando a marcar.  

En el segundo siguiente, Uruha se sintió muy agradecido por el hecho de que nunca ponía su teléfono en modo silencioso. El tono de llamada sonó bastante alto, y aunque el sonido estaba un poco amortiguado, fue suficiente para dar a conocer su escondite. Kai se puso de pie y caminó hacia el sofá, de donde provenía el sonido. 

Pronto regresó a sentarse al lado de Uruha, sosteniendo dos objetos en sus manos. El primero era el teléfono de Uruha, el cual ya no sonaba. Con deleite, Uruha lo recibió de Kai. Más tarde trataría de averiguar cómo el aparato podría haberse movido por su propia cuenta desde dentro de su bolsa hasta el sofá (pero estaba muy seguro de que tenía que ver con Ruki, algo que éste había dicho el otro día acerca de una aplicación que necesitaba  le hizo pensar en el vocalista como sospechoso número uno). El segundo objeto, en el cual Uruha reparó con los ojos muy abiertos, era la revista que había causado el alboroto.  

Kai estaba sonriendo cuando abrió la revista, hojeándola hasta que encontró el artículo que los había entretenido, ese acerca de los meses de nacimiento y estilos de besar. Uruha se removió en su lugar, preguntándose lo que Kai estaría pensando en ese momento. Aunque todo lo que él podía pensar, honestamente, era lo que Ruki había leído en voz alta, la predicción de los que nacieron en el mes de Octubre. No era lo más apropiado estar pensando en eso en particular, ya que el hombre en cuestión estaba sentado al lado suyo justo ahora. Uruha se sonrojó, tratando de distraerse revisando  su teléfono para ver si Ruki había hecho algo que no debía con él. 

—¿Puedes creer lo que esta revista dice? —dijo Kai, riendo—. Quiero decir, ¿en verdad Ruki besa de forma desastrosa? Debería preguntarle a Aoi. Pero pensándolo bien, tal vez no, puede que me arranque la cabeza si me atrevo a preguntarle cómo besa su novio… 

No pasó mucho antes de que Uruha se diera cuenta de que nada ni ninguna aplicación en su teléfono parecía lo suficientemente interesante para distraerlo. Era imposible ignorar por completo a Kai cuando estaba justo a su lado, leyendo en voz alta lo que Reita y Ruki habían leído antes. ¿Era necesario? Uruha creía haber memorizado cada palabra, o al menos la predicción de un mes en particular. De verdad no necesitaba que le releyeran el artículo completo una vez más. Pero Kai parecía ajeno de su incomodidad y continuó con lo que estaba haciendo. 

—El tuyo es muy interesante, Uruha —dijo Kai, con su voz llena de alegría—. Creo que encaja perfectamente con tu personalidad. Quiero decir, eres calmado, sereno y reflexivo. Tiene sentido que beses… ¿cómo dice la revista? Lo hacen suave, gentilmente, llenando tu cabeza con visiones románticas. Saben con exactitud cómo balancearte con el sentimiento de ser amado realmente. Eso suena muy bonito.  

Uruha se quedó perplejo; poniéndole atención a Kai, vio que el batero tenía una brillante sonrisa con sus famosos hoyuelos y lo miraba fijamente. Una vez más, la voz de Ruki estaba haciendo eco dentro de su cabeza, recitando cómo los hombres nacidos en Octubre besaban a sus parejas. Al igual que una oleada de agua caliente, la sangre le corría por las venas muy rápido, bombeada por su frenético corazón.  

—Me pregunto si es verdad —dijo Kai, guiñándole un ojo.  

Uruha sintió como si alguien le hubiese dado un golpe en la cabeza, justo en el lugar donde se había lastimado hace un rato. —¿Que si es verdad qué? —preguntó casi a punto de tartamudear, aunque muy en el fondo sabía a lo que Kai se refería. 

—Lo que este artículo dice —Kai levantó la revista para enfatizar lo que estaba diciendo—. La forma en que besas. Me pregunto si la predicción es correcta. 

La respuesta de Kai dejó a Uruha incapaz de formar una sola frase decente. Se limitó a mirarlo, sin saber qué hacer. No podía decirle a Kai que también se había estado preguntando la misma cosa sobre él, ¿cierto? El hecho de que estuvo pensando en si el artículo era verdad o no tampoco era algo que podría compartir con otra persona, especialmente con la única persona cuyos besos inquietaban su mente al máximo. 

—¿No te lo has estado preguntando también, Uruha? —Kai lo impulsó otra vez, y Uruha se puso tenso cuando notó que se estaba acercando lentamente a él. 

—Yo- ¿Qué cosa? —Uruha ahora sí tartamudeaba—. Oh, ¿sigues refiriéndote al artículo? Bueno, ni idea… Quiero decir, ¿cómo se supone que voy a saber la forma en que beso? 

—No cómo besas tú, tonto —Kai se rio—. Me refiero a cómo besamos el resto de nosotros. Como Aoi, Reita, Ruki o yo besamos. 

—Oh… bueno, sí, tal vez… un poco —Uruha miró sus rodillas. ¿A qué quería llegar Kai con esta conversación? No estaba seguro de querer saber… 

Pero todas sus preocupaciones fueron interrumpidas y reemplazadas por pánico absoluto cuando Kai repentinamente lo tomó de los brazos y lo volteó para encararlo.  

—Lo haré corto, Uruha. A estas alturas ya deberías saber que yo no me ando con rodeos —dijo Kai, con voz severa—. Quiero besarte, y sé que esto te puede parecer una imprudencia y puedes alejarme si no quieres que lo haga, ¿pero podrías por favor pensar en ello y tal vez intentarlo?  

Probablemente pasaron al menos cinco minutos hasta que Uruha consiguió dejar salir un estúpido «¿eh…?». Nada de lo que Kai dijo tenía sentido (y no sólo estaba conmocionado, de hecho se sentía como si alguien lo hubiera embestido con un camión si haberlo prevenido de antemano; eso definitivamente debería describir cómo se sentía Uruha en ese momento), parecía como si todo hubiera salido de su propia imaginación, pero el tono severo con el que Kai habló lo convencía de lo contrario. No había ni rastro de risa en la cara de Kai, su mandíbula estaba tensa, indicando su seriedad. 

La comprensión de lo que Kai le había pedido hizo que Uruha se pusiera extremadamente nervioso. Pero a pesar del pánico que latía dentro de su cabeza, algo lo estaba incitando a aceptar, diciéndole que era lo que siempre había querido, que él también se había estado preguntando (probablemente incluso más que Kai) cómo se sentiría besarlo. Así que decidió seguir, asintió y murmuró: —Está bien. 

Y sólo un segundo después, los labios de Kai estaban presionados contra los de Uruha, suavemente al principio. Parecía estárselo tomando con calma, pero al igual que como el artículo había predicho, a Kai no le tomó demasiado tiempo mostrar su verdadera naturaleza. Sus movimientos se volvieron muy persistentes; sus manos estaban sobre la espalda de Uruha, acercándolo mientras sus labios se conectaban una y otra vez, con fervor, con pasión. Uruha dejó a Kai tomar el control (sabiendo que éste lideraba muy bien incluso en cualquier aspecto), entregándose cuando Kai inclinó la cabeza hacia un lado, profundizando el beso. Uruha sintió su lengua frotarse contra la suya; la sensación era como ser electrocutado, pero no de una forma dolorosa. Más bien era maravilloso, alucinante. Uruha habría intentado describirlo con algunos adjetivos más apropiados, pero en ese momento era casi imposible de hacer ya que su mente estaba demasiado ocupada con Kai y su beso increíblemente fantástico. 

Los fuertes brazos de Kai envolvieron a Uruha, manteniéndolo en su lugar, mientras sus labios se presionaban insistentemente contra los suyos. Uruha hizo todo lo posible para seguirle el paso, preguntándose si el líder se habría olvidado de su necesidad de respirar. No es que se estuviera quejando. No, ¿de qué podría quejarse en esta situación? Esto era todo lo que había estado soñando. De hecho, esto superaba por completo su imaginación. A lo largo de su vida como parte de the GazettE, Kai era la última persona en la lista de los miembros con los que había hecho fanservice. Claro que había una muy buena razón para ello, y se debía a que en el escenario Kai siempre había estado confinado detrás de su batería, y esa batería era enorme. Sería excepcionalmente difícil tratar de llegar a él, por no hablar de besarlo como lo había hecho con Ruki o Aoi. Así que besar a Kai siempre había sido una idea al fondo de su mente; siempre estaba ahí, pero nunca había tenido la oportunidad de llevarlo a cabo… hasta esa noche.  

Si tan sólo hubiera sabido que besar a Kai se sentiría así de bien, habría tomado cada oportunidad que tuvo en el escenario. Todos los fans podrían ver y quedarse pasmados, y tal vez incluso desmayarse; no le podía importar menos. 

Uruha no supo cuánto duró el beso, pero cuando Kai finalmente se separó, estaba jadeando para recuperar el aliento. Kai no se veía mejor que él; su rostro estaba ruborizado, sus labios rojos y húmedos, y sus ojos… Digamos que Uruha nunca había sabido que alguien pudiera hacerlo sentir como si estuviera siendo despojado de todo lo que llevaba puesto con una sola mirada. 

—Probablemente deberíamos, eh… ¿continuar esto en alguna otra parte…? —susurró Kai, con su voz enviando escalofríos por la espalda de Uruha. 

Uruha sólo pudo asentir, su garganta repentinamente se sentía muy seca y su voz se había ido a algún lugar, Dios sabe dónde exactamente. 

Y justo cuando estaban a punto de levantarse, el sonido de una tos seguido de un conjunto de risitas hizo que ambos se sobresaltaran. Uruha giró su cabeza hacia un lado tan rápido que pensó que se había fracturado el cuello, y allí, en la entrada de la habitación estaban sus compañeros de banda, sonriendo, y los ojos brillantes con una diversión horriblemente similar. Aoi, que estaba recargado en el marco de la puerta, les hizo un guiño. 

—Supongo que ustedes dos ya se han convencido de que el artículo es preciso —dijo el guitarrista de cabello oscuro con descaro—. O será que aún necesitan… cómo debería decirlo, ¿experimentar un poco más? 

Notas finales:

ES LA MALDITA SEGUNDA VEZ QUE SUBO ESTO. En la primera me tardé tanto en preparar todo que cuando apreté el botón de agregar fanfic, me redireccionó a la página esa que dice que no puedo acceder o algo así. Casi me doy un tiro XD

Y bueno, amo los fics en donde todos son idiotas :'D

Teniente, usted disculpe el Aoiki, nada más fue poquito (?)

Gracias por leer, agradecería mucho que pasaran a ver lo demás~

@KarasuSeiko


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