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What is Love? por Karasu_Seiko VI II I

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Notas del fanfic:

Autor: cadkitten

Publicación original: What is Love?

Fecha: Febrero 8, 2009

-Oneshot-

Notas del capitulo:

Voy a copypastear las notas en todos los fics que suba al desafío, así que si ya leíste esto, mejor que te saltes a leer y a las notas finales, que esas sí están diferentes XD

7/8
Los voy a enumerar porque... porque sí, para llenar espacio y para no confundirme, que estoy que me caigo de sueño (?)

UGH
No sabía en el lío que me estaba metiendo cuando prometí ocho fics para el DIK de este año; pero voy a pecar de soberbia y decir que si algo bueno tengo, es palabra. Así que aquí estoy, acabo de revisar todo y vine directo a publicar uwu

Esta vez no puse mi opinión personal porque me dio paja pensar en algo y escribirlo, tampoco puse géneros, ni advertencias, ni nada... Lo lamento, es que era mucho :c

Y pues nada~
Satúrense de Kai♥ que si al niño no le dan suficiente protagonismo, pues mínimo que aquí sea la estrella.

¿Qué es el amar a alguien con todo tu corazón y alma? ¿Es un sufrimiento que se instala muy profundo en tu interior y no te deja estar en paz? ¿Es el dolor palpitante de saber que nunca eres suficiente, sin importar cuánto te esfuerces? ¿O es algo más? Tal vez es ese escalofrío que te traspasa cada vez que te tocan, incluso cuando sabes que no significa más que algo tan básico como la amistad para ellos. Pero tal vez… tal vez el amor es saber que harías lo que fuera por esa otra persona, sin importar lo que la vida pueda traer.  

Esta noche, estoy sentado aquí solo, con una única vela parpadeando en el centro de la mesa en mi departamento. La miro mientras la flama baila por una brisa que no puedo percibir. Mis párpados se sienten pesados, pero sé que no es por estar cansado. La lluvia de afuera golpea con fuerza contra mi ventana, cada gota suena más y más fuerte en mis oídos mientras la noche transcurre.  

Es tarde. Pasadas las diez, de hecho. Y estoy sentado aquí, esperando en mi mesa. ¿Esperando qué? Nunca estoy seguro. Pero me encuentro haciéndolo más y más a menudo estos días. Simplemente vengo a casa… y espero. Un ritual de lo absurdo, estoy seguro. Pero, ¿por qué? Supongo que estoy seguro de eso también. Lo espero a él. Espero al hombre que anhelo tener al otro lado de esta mesa frente a mí. Y a la vez, sé que él no vendrá, porque no le pedí que lo hiciera. Pero uno no debería tener que pedir por amor. Éste existe o no.  

Mis dedos bailan a través de la madera de la mesa, mis ojos les siguen el rastro. Si hay un punto de todo esto, yo no sé cuál es. Sólo sé que cuando mis pensamientos están centrados en él, no puedo simplemente dejarlo ir y olvidar. Habito… habito como si fuera mi último aliento y éstas las reflexiones de mi vida. 

Una parte de mí se pregunta si siempre será de esta forma. Él en otro lugar, feliz y en los brazos de alguien más… y yo, sentado aquí en una mesa para dos, habiendo olvidado incluso ordenar la cena que tuve intención de comer hace horas. Supongo que, al menos, no estoy sollozando como un niño que no consigue lo que quiere. Más bien, existo dentro de mi propio mundo mientras estoy aquí, dejando que los pensamientos entren y luego decaigan como una marea. Podría consumirme de esta forma. Podría… pero no lo haré. 

Mi aliento me abandona en un gentil suspiro mientras dejo que mis brazos se deslicen a través de la mesa, seguido de mi cuerpo. Con mi mejilla presionada contra la madera, y la presencia de mi aliento en la superficie, dejo que mis ojos se cierren. Mi propio latido me extingue, llevándome más y más cerca de otro orbe, uno donde él y yo somos uno y mi corazón no duele. La lluvia palmea contra la ventana, y la flama de la vela parpadea y muere en el mismo momento en que mis ojos terminan de cerrarse. 

Los minutos se escabullen, cargados con las cosas bellas que mi mente me presenta; la melodía de un amor agridulce y una agonía subyacente. Pero poco a poco mi mente me muestra las partes que preferiría no ver; una confesión desechada, lágrimas de ira y palabras de odio. Incluso en mi sueño, ya no puedo encontrar mi paz. El dolor interno se ha convertido en mi todo y se niega a dejarme ir. 

No más de media hora pasa y mis sueños se desvanecen, forzándome a abrir los ojos y regresar a una realidad menos cruel que la del lugar dentro de mi mente. La lluvia seguía acribillando la ventana, pero la oscuridad me había envuelto en sus dulces brazos. Estiro una mano a lo largo de la mesa, el suave sonido de las yemas de mis dedos arrastrándose sobre la superficie, un gentil tono para el agua brotando de los cielos. 

Un ligero golpe en mi puerta me provoca girar la cabeza y mirar. Es tan tarde. Mis ojos  enfocan el microondas y sus números rojo brillante. Me dice que son casi las once de la noche. Tranquilamente, me levantó de la silla, mi espalda protesta por el movimiento y el trato de haberme quedado allí tomando una siesta. Ahora mis ojos están cargados con la pesadez de mi somnolencia, los restos de un sueño que preferiría no haber tenido se han aferrado a los bordes de mi cordura. 

Mis pies me dirigen a la puerta y me inclino en ella con un suspiro, mis manos alzándose para sostenerme de la madera pintada de blanco mientras me asomo a través del pequeño agujero para ver quién es. Kai. Kai. Mi corazón se detiene en mi pecho y por un momento, simplemente me olvido de respirar. Se mueve para irse, girando su espalda y retirándose por el pasillo, a paso lento y con su cuerpo irradiando algo tan cercano a la angustia que es casi tangible, incluso a través de la pesada madera.  

Deslizo las cerraduras y abro la puerta, parándome en el corredor. Cuando me escucho hablar, ni siquiera suena como mi propia voz; tan insegura y un poco asustada. —¿Kai? 

Se detiene, cabizbajo y con los hombros aún encorvados. Es casi como si estuviera en guerra consigo mismo. Incluso aquí en la luz artificial del pasillo, puedo escuchar el sonido de la lluvia cayendo afuera y me recuerda su presencia, me recuerda buscar rastros de su existencia. Es sólo entonces que me doy cuenta de que Kai está empapado hasta los huesos, con el cabello y la ropa chorreando, cada gota cayendo desde su manga hasta la alfombra como cristal reluciente. Lo intento de nuevo, con mi voz más alta ahora, más decidida. —Kai.  

Esta vez voltea, con sus ojos negros estudiándome por un momento antes de regresar a donde estoy parado. Lo guío a mi departamento, cerrando la puerta detrás de nosotros; desvinculándonos del resto del mundo. Preguntas infestan mi mente, rogando por ser formuladas. Pero las ignoro a favor de ser más atento a sus necesidades. Él no se merece la carga de mi alma pesando sobre sus hombros. 

Lo alcanzo, quitándole el abrigo y colgándolo para que gotee sobre el linóleo. Él sólo se queda ahí parado, con los ojos tristes y todo su ser irradiando algo que nunca antes había sentido en su presencia, a pesar de que estoy demasiado acostumbrado a él en la mía. Mi respiración se acelera, oprimiéndome el pecho. Simplemente elijo reaccionar en lugar de pensar. Si pienso… no puedo pensar.  

Mis dedos alejan el cabello húmedo de su mejilla, rozando sobre su suave piel. Me estremezco al primer contacto, incluso mis labios tiemblan por el esfuerzo de retener lo que realmente quiero hacer. Su mano se levanta para cubrir la mía y mi aliento se escapa de mis labios mientras él se acaricia contra mi mano.  

—Reita —La forma en que lo dice; la inflexión casi amable de mi nombre, atrae mi cuerpo más cerca del suyo, como si fuera arrastrado por una fuerza invisible. En el momento en que sus ojos encuentran los míos, lo entiendo. Está tan lastimado como yo… Le duele exactamente de la misma forma. No lo dudo. Ni siquiera me permito pensar en ello mientras desaparezco esa última pequeña distancia entre nosotros, amoldando mi cuerpo con el suyo. La humedad de la ropa mojada se extiende sobre mi brazo mientras lo deslizo alrededor de su cintura y lo sostengo cerca. Encaja muy bien aquí... como si estuviera construido sólo para mí. 

Mis labios se cierran sobre los suyos, la acción es lenta; casi dolorosa. La caricia más ligera de piel contra piel da paso a algo más mientras él responde. Sus manos se deslizan hasta la extensión de mi pecho, llegando a descansar justo debajo de la clavícula, acomodándose allí mientras su cuerpo tiembla en mis brazos. Mi pulgar acaricia su mejilla mientras mi lengua recorre su labio inferior. Podría ser algo más áspero, más caliente, si lo quisiera de esa manera. Pero eso no es lo que estoy buscando esta noche. Quiero poseer ese corazón así como él sostiene el mío.  

Los momentos avanzan, el reloj de la sala suena más fuerte de lo que nunca ha hecho antes. Nuestros corazones laten como uno solo y la lluvia golpea la ventana, es un torrente incesante… lo mismo que el golpeteo de la sangre contra las paredes de mi corazón. Cuando me alejo, estoy casi seguro de sentir el escozor del rechazo; temeroso de un odio justificado. Pero, en cambio, todo lo que encuentro es una luz de comprensión en sus ojos, algo más ligero que antes.

—Me amas —No es una pregunta… nunca lo ha sido. Más bien, es una exposición de la verdad.   

Mi cabeza se inclina en lo más mínimo, mi mano se aleja de su mejilla mientras me acuerdo de respirar. —Siempre lo he hecho —Simplemente parece la respuesta adecuada a una pregunta que nunca se formuló.  

—Creo… —Su aliento parece inestable, pero se vuelve más fuerte al momento de liberarlo. Una nueva luz le llega a los ojos—, que siento lo mismo.  

Y es entonces que sé, que siento, la expansión de una verdad finita. 

Notas finales:

Este fic me llegó No, realmente sí se me hizo bonito, no sé uwu

Gracias por leer, agradecería mucho que pasaran a ver lo demás~

@KarasuSeiko


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