Luhan revisa su lista de compras, asegurándose de que tiene todo lo que necesita del pasillo en el que actualmente se encuentra antes de avanzar con su carro. Kyungsoo le sigue detrás, sosteniéndose de su pantalón mientras mira los alrededores curiosamente, como sólo un niño de cinco años lo haría.
Sus grandes ojos hacen su aparición emocionados en el siguiente pasillo, brillando de alegría, porque es su pasillo favorito. El de las galletas.
Antes de que Luhan pueda procesar lo que está pasando Kyungsoo está corriendo delante de él lo más rápido que sus pequeñas piernas pueden llevarlo y suspira, dejándolo hacer lo que se le plazca mientras él busca esas galletas con chispas de chocolate que Minseok le dijo que comprara para la fiesta de la clase de Kyungsoo que será el siguiente martes.
Pero Kyungsoo tiene cinco, ama el azúcar tanto como él y Minseok aman el café, y estar en un pasillo dedicado, podría decirse, a uno de los mejores postres conocidos por el hombre, es abrumador y él quiere todas las galletas. Sin embargo sus manos son muy pequeñas y frunce el ceño cuando solo puede cargar tres cajas de oreos de chocolate.
Quiere cinco.
“Papi!”
La voz estridente de Kyungsoo llama la atención de Luhan y levanta la mirada de la lista de compras para ver a su pequeño de cinco años caminado hacia él, tres paquetes de galletas apiladas en sus brazos haciendo que su nariz no se pueda ver.
“Quiero todas estas!” le informa Kyungsoo, parando justo frente a él en el carro y esperando expectante a que las recoja de sus manos para ponerlas en el carro. Suspira mientras toma la de más arriba, la sonrisa de Kyungsoo volviéndose visible mientras pone el paquete dentro del carro.
“Ve a poner las otras de vuelta, sólo necesitamos una,” informa al pequeño y la sonrisa tierna desaparece de su cara instantáneamente, sus ojos abriéndose en sorpresa.
“Pero las quiero todas!” se queja Kyungsoo en voz alta, atrayendo miradas de otras personas en el pasillo y Luhan se ruboriza avergonzado.
“Kyungie, no necesitas todas esas galletas, ahora ponlas en su lugar,” afirma de nuevo dándole una mirada severa, pero Kyungsoo sólo le mira y pisa el pie fuerte en desafío.
“No! Las quiero todas!”
“Kyungsoo,” suspira agachándose a su nivel con el plan de quitarle las galletas pero el pequeño las tiene apretadas fuertemente. “No necesitas esas galletas, ve a ponerlas en su lugar ahora,” repite, sus propios ojos formando una mirada dura y la cara de Kyungsoo decae.
“P-pero las quiero,” sorbe su nariz, su labio inferior temblando y Luhan casi chilla cuando comienza a llorar fuertemente ganando así miradas de más personas.
Es oficialmente esa persona molesta con un niño llorando en la tienda.
“Eres un mal papi!” chilla Kyungsoo tirando las galletas al piso para poder frotar sus ojos con sus pequeños puños.
Esta acción causa que más personas lo miren. Un señor de mediana edad rodando sus ojos y regañando sobre padres que no pueden controlar a sus propios hijos, mira al hombre antes de atender a su niño llorando.
“Qué te parece si llevamos zanahorias en su lugar?” le pregunta suavemente tratando de que pare de llorar, pero Kyungsoo solo chilla aún más fuerte que no quiere zanahorias, él quiere galletas.
“Kyungsoo, deja de llorar,” lloriquea tratando de pensar una manera de hacerlo parar, pero no se le ocurre nada.
Mirando hacia abajo ve dos paquetes de oreos y sabe que Minseok le va a dar una charla cuando llegue a casa.
“Okay, llevaremos las galletas,” suspira y Kyungsoo deja de llorar instantáneamente, animándose y dándole una sonrisa tierna mientras Luhan pone los paquetes en el carro, sonriendo y aplaudiendo sus manos emocionado.
Y lo mira como un Halcón cuando van a pagar, los ojos grandes de Kyungsoo asegurándose de que sus adoradas oreos sean contadas antes de que se dirijan al auto.
Luhan necesita aprender a decir que no, Minseok estará de acuerdo.
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