-¿Podemos… hacerlo la siguiente vez, en tu casa?- preguntó Nicolás susurrando, con miedo de la respuesta pues ésta podría confirmarle lo que tanto le decían.
Diego alzó las cejas y miró a Nicolás, ambos estaban acostados en el sofá, abrazados.
-Claro.- contestó. –No te había querido mencionar mi casa para que no sintieras compromiso.-
-¿Compromiso?-
-Sí, algo como “ya fui a su casa, ya he dormido con él, entonces tendré que corresponder” no quiero que te agobies pensado en ello.- ¿entonces no debería de sentir compromiso con él?
¿Qué no estaban saliendo?
-¿Tú sientes compromiso conmigo?- preguntó sentándose en el sofá, de repente ya no quería que lo abrazara. –¿Por eso estamos en mi casa?-
-Estamos en tu casa por tu comodidad.- contestó sentándose igual que Nicolás. –Pero cuando quieras ir a la mía, serás bienvenido.-
-¿Estamos saliendo?- miró a Diego por encima de su hombro. –¿Te sientes comprometido por venir a mi casa?-
Entonces Diego bajó del sofá para estar entre las piernas de Nicolás, hincado frente a él, tomando sus manos para mirarlo a los ojos.
-Nicolás.- susurró. –Para mí esto es más de lo que crees, no quiero decir que eres mi pareja porque quizá tú no esperas eso y te asustarías. Es decir, yo ya te dije que te quiero y eso es lo que te tiene que importar. Si no me quedo a dormir no es porque huya del compromiso sino que a la oficina entro temprano, y sé que tienes escuela así que no quiero interferir con tus horarios.- lo miró negando, haciendo que Nicolás asintiera lentamente.
-Los que te vieron hoy en la escuela, cuando me llevaste, comenzaron a decir muchas cosas, pero les dije que ellos no sabían. Yo te quiero mucho y eso ellos no lo entenderán.- susurró poniendo sus manos en las mejillas de Diego para hacer que se levantara. –Gracias por estar a mi lado.- antes de que se sentara, mientras seguía de pie Nicolás lo abrazó.
-No te preocupes.- susurró Diego correspondiendo el abrazo. –Por eso aun no te he llevado a mi casa. Pero te daré la dirección para que vayas cuando quieras, eres bien recibido.- buscó los labios de Nicolás para besarlo y al hacerlo, no quiso profundizar por miedo a que se separara y nada de lo que dijo lo tomara en cuenta.
-¿Entonces nosotros somos pareja?- se separó de los labios de Diego para mirarlo a los ojos.
-No decidas por mí.- contestó sin romper el contacto. Y en el mismo momento que notó la sorpresa y tristeza en el rosto de Nicolás se golpeó mentalmente. –Quiero decir, no me gusta decir “pareja” es muy formal, ¿qué te parece “novios”?-
-¿Novios?-
-Eso suena hasta más bonito.-
-Sí, tienes razón.- susurró nervioso. –Somos novios.- rió levemente.
-¿Y sabes qué hacen los novios?- preguntó sonriendo, acostando a Nicolás de nuevo en el sofá. –Los novios se aman, ¿no es así?- sonrió, tomando de su pene, masajeando sus testículos.
No confíes en mi interior, soy un depredador.