-¿Triste?- un jugo de cartón apareció frente a Nicolás, haciendo que su vista se posara en ello.
Kevin se sentó enfrente, miraba lo deprimido que se leía su amigo.
-Un poco.- susurró tomando el jugo para abrirlo. –Pero me dijo que estaba trabajando en un caso muy complicado.- tomó la pajilla y la clavó en el orificio cubierto de plástico para comenzar a beberlo. –Se trata de un doble homicidio.-
-No importa, si de verdad te quiere debería de encontrar espacio para charlar contigo.- dijo recordando lo que ya le habían dicho, que ese criminólogo sólo lo quería por el sexo.
-Sí hemos charlado.- contestó rápido. –Ayer también cenamos juntos pero no te lo dije.- porque era mejor no decirle nada a sus amigos, pues ya sabía lo que ellos opinaban.
-¿Cenaron juntos?- preguntó sorprendido.
-También me ayudó a hacer mi tarea, como siempre lo hace.- contestó sonriendo, bajando el jugo a la mesa. –Y después de cenar me contó en lo que estaba trabajando, se quedó a dormir y muy temprano se fue a su oficina para continuar con ese caso.- dijo sonriendo levemente.
-¿Entonces por qué estás triste?- si sí lo había visto y hasta cenado juntos, ¿a qué se debía el estado anímico de Nicolás?
-Vi el expediente y de cómo fueron asesinados.- contestó bajando la mirada. –Me asustó.- susurró. –Sólo eso.- porque había visto las fotografías de los forenses de cómo habían quedado los cuerpos y la crueldad en la que fueron asesinados.
-¿Por eso estás triste?- volvió a cuestionar, mirando fijamente cada movimiento de Nicolás.
-Sí.- suspiró. –La gente a veces es muy cruel.-
-Hablando de crueles, tenemos una síntesis del libro de texto, ¿lo recuerdas? Pues la maestra se le ocurrió que sería mejor si hacemos una paráfrasis del capítulo que más nos haya gustado, de al menos, quince hojas. Así que tenemos mucha tarea.- se levantó de la silla delantera, espero a que Nicolás también lo hiciera pero al no ver respuesta suspiró. –Iré a comenzar a leer ese libro. Si quieres puedes decirle a Diego que te ayude con la paráfrasis.-
-No te preocupes.- sonrió mirándolo. –Seguramente Diego me ayudará, como lo ha estado haciendo estos últimos días.-
-Me alegro por ti. Y también te envidio.- rió por eso. –¿Ya te vas?- ya que vivían por el rumbo, sería bueno irse juntos.
-No.- contestó rápido. –Me quedaré otro momento más, no tengo apuro ¿recuerdas? Diego me ayudará.- sonrió haciendo que Kevin rodara los ojos, ¡maldita la suerte de Nicolás!
-Está bien, adiós.- se despidió con la mano y sólo lo vio alejarse.
Sacó rápidamente una hoja de papel de su mochila.
“Puedo soñar que veo y tengo todo de ti. Y es que si tú no me lo das, me lo tengo que inventar… No me quieres ver ni en broma, en broma te digo ‘quiéreme’. ¿Qué puedo yo hacer? Mi cabeza cree que vendrás a mis pies.”
Sonrió pero ésta se curveó hacia abajo y una lágrima cayó por su mejilla.