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Rum rum por 5kn_akatsuki

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Notas del capitulo:

Holi n.n

A leer!

Dejó que Diego saliera de su cuerpo y lo girara sobre la mesa, dejándolo bocarriba.

Estiró sus manos para tomar las mejillas ajenas y atraerlo a un beso, uno que si lo miraran sus amigos se darían cuenta del amor que existe entre ambos.

Movía sus labios tan rápido como los de Diego, rozaba su pequeña lengua, respiraba agitadamente, y mordió el labio inferior del mayor cuando volvió a entrar a su cuerpo.

Diego tomó las rodillas de Nicolás para separarlas, le gustaba ver al menor totalmente entregado, con su pecho subiendo y bajando, los labios entreabiertos igual que sus ojos. Con un ligero hilo de saliva que salía de entre las comisuras deliciosas que ese poeta se cargaba.

Siguió embistiendo cada vez más fuerte su cuerpo. Escuchaba los chasquidos húmedos producto del lubricante que había usado, sus testículos chocando contra las pompis de Nicolás eran simplemente, excitantes.

Pero no había poema ni rima más hermosa que saliera de sus labios, que esos gemidos hermosos que llevaban el ritmo de las embestidas.

Diego apoyó los nudillos de sus manos en la mesa, las pantorrillas de Nicolás fueron hasta sus hombros y sus manos se enroscaron en las muñecas más grandes.

Quería tomarlas, quería entrelazar sus dedos cuando el orgasmo llenara su cuerpo.

Pero la pelvis de Diego era lo único que se hacia lo que esperaba, seguía marcando un ritmo firme y rápido.

El esfínter anal de Nicolás se contraía tan sutilmente que buscaba experimentar más esa sensación. Echó su cabeza hacia atrás suspirando mientras su esperma era disparado dentro del cuerpo de Nicolás, este contrajo sus piernas y arqueó la espalda, expulsando su semen sobre su abdomen.

Ambos se quedaron inmóviles, disfrutando del post orgasmo.

Nicolás abrió sus ojos y notó la hermosa silueta que Diego le ofrecía, su pecho totalmente trabajado junto con la espalda, la línea de la quijada se marcaba tan varonil igual que los brazos sosteniendo sus piernas.

Diego abrió los ojos y de nuevo Nicolás se sobresaltó.

Es que esos ojos… esos profundos y negros ojos era el arma más poderosa que tenía ese criminólogo.

Pasó saliva ansioso, quería decirle “algo” pero sólo no tenía confianza para hacerlo.

Se dejó manipular por las manos de Diego, estás lo tomaron para levantarlo de la mesa, lo abrazó pegándolo a su pecho y llevó hasta el sofá más cercano.

-Tengo que irme.- susurró Diego recostándolo cuidadosamente.

-Pero habías dicho que me ayudarías con el poema.- ¡No podía irse!

-“Pero cuando zarpa el barco, se me pone el alma pirata. Me crecen cuernos y rabo en vez de un par de alas blancas”.- susurró mirando los ojos de Nicolás.

-Pirata.- susurró nervioso. –Gracias, lo anotaré.- sonrió.

Diego también lo hizo, se levantó del sofá, fue por su ropa y continúo a ponérsela.

-Tengo que irme.- abrochó su corbata y se puso el saco. Caminó hacia Nicolás que seguía recostado en el sofá. –Mañana nos vemos.- tomó su barbilla para elevarla, así le pudo dar un último beso. 

Notas finales:

Pirata <- Pereza

Gracias por leer :D


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