Capítulo 1: "Amor del Destino"
Las calles poco a poco habían comenzado a cambiar su atractivo a medida de que pasaban los minutos caminando, guiado únicamente por una dirección escrita a la rápida en un papel rasgado a la mitad, haciendo que se encontrara con cada vez casas más grandes y llamativas que la anterior que, a su pesar, diferían bastante de la propia.
Al alzar la mirada una vez más, pudo comprobar que aquella numeración coincidía con la de su destino. Ante sus ojos se abría un jardín de un verde imponente que parecía incluso resaltar entre los de sus vecinos de los cuales se separaba por altos muros de enredaderas, manchando aquel verde únicamente con los colores brillantes de las flores que parecían haber sido colocadas en una armonía indescifrable.
Justo allí, alzándose dos centenarios cerezos, se podía descubrir la puerta de entrada de la mansión alzada en un marco que fácilmente podía ser de roble. Imaginó de inmediato que al acercarse encontraría que estaba tallada a mano, al final parecía que para esa gente, el dinero era algo que se plantaba en sus jardines.
- El lujo empieza donde la necesidad acaba
Susurro para sí mismo, resignado y a la vez anonadado por cada detalle descubierto tan solo tras esa reja torneada. Aquel lugar no necesitaba letrero que anunciase su nombre, todo en el aportaba el lujo y la elegancia que le había hecho posicionarse entre las casas de citas más renombradas mundialmente inclusive pese a su género.
Se encontró a si mismo tocando el citófono en espera de una dulce voz femenina que le atendiera, por lo mismo, sorpresa fue cuando una voz ligeramente ronca le respondió del otro lado
- “Mon Amour” ¿En qué podemos servirle?
El cuerpo se le volvió pesado y la boca parecía habérsele secado en apenas un segundo haciendo que su mente se nublara, confusa entre los pensamientos que se le venían a la mente como una cascada. Sabía a qué venía, de todos modos no hubiese llegado hasta allí sin tener un plan antes y la misma seguridad había hecho que hasta el momento no sintiera duda alguna, porque ¿Qué otra alternativa tenía?
Opciones poco viables aparecían a su paso que, al tener recién la mayoría de edad y sin estudios superiores o experiencia, contaban con la única esperanza de pasar el mes sin hambre antes de volver a recibir su sueldo. Pero él necesitaba más que solo eso.
Quería asegurar los estudios de su hermano menor y poder pagar el alquiler, de donde vivían los tres, a tiempo, sin tener que rogarle al dueño por unos días más para poder juntarle el dinero que pedía por cada mes viviendo allí. Si bien su madre trabajaba, ambos requerían más de lo que podía ella cubrir.
Simplemente esta era su mejor opción.
Arrendarían el cuarto en donde dormía, siempre habían jóvenes en busca de un cuarto para vivir mientras asistían a la universidad así que no sería difícil encontrar a alguien que pagase por el. Con el dinero que ganara podía empezar a ahorrar para una casa y vivir todos cómodamente, mientras tanto, vería como comprarle la guitarra a su hermano, que miraba con anhelo cada mañana camino a la escuela. Por eso al volver a escuchar la voz salir del citófono, salió de su trance colocándose erguido como si este pudiese verlo por el micrófono decidido a continuar con su plan
- Busco trabajo, oí que necesitaban empleados
- ¿Eres mayor de edad?
“Sólo por dos meses” pensó decir, pero esto no importaba. Tenía sus dieciocho años marcados en su identificación y era todo lo que importaba
- Si
Escuchó como colgaban del otro lado, lanzando un suspiro, frustrado completamente. Quizás había sentido la vacilación al responderle y ya no le volvería a contestar. Entonces, la puerta sonó, como si le hubiera pasado corriente por la chapa haciendo que se abriera solo un poco, invitándole a pasar