Habían muchas cosas que Tao no entendía, por ejemplo ¿por qué debían tener las clases tan temprano en la mañana? ¿por qué su cabello no se dejaba manejar y tenía un razonamiento propio? ¿por qué si Kyungsoo era tan pequeño era tan aterrador? ¿por qué el completo de diva de Baekhyun? Y sobre todo… ¿Por qué cada vez que Wu YiFan quería, él era arrastrado a su presencia? Y no, no estaba exagerando, literalmente era arrastrado, no importaba cuanto se aferrara a una columna, no interesaba cuando se abrazara a un hermoso y conocido amigo vegetal –comúnmente llamado árbol-, una fuerza desconocida le jalaba, como si aquella serpiente que ahora llevaba en su muñeca buscara al tan temido dragón. Él, había brindado bonitos espectáculos a través de toda la institución, mientras levitaba con rapidez por aquí y por allá solo para ser el encargado de decirle “No”, a una de las admiradoras del susodicho.
Y es que, nunca había sido testigo de las penosas declaraciones de amor por parte de sus compañeros hacía YiFan pero ahora, después de adivinar porqué y a qué había sido llamado le daba cierto sentimiento de lastima: El individuo en cuestión se presentaba ante un trío de chicos populares, exponiendo sus sentimientos y luego llegaba un remolino de panda, con ropa desarreglada y siendo casi arrastrado por los suelos para decir. —No, no te quiere, lo siento mucho.— Porque eso era lo único que estaba autorizado a decir, dejándole un sentimiento amargo y el recuerdo de esos rostros llenos de dolor. La primera vez que le llamó, se horrorizó, porque vamos, era arrastrado de un lado a otro por algo que le tiraba de la muñeca, gritaba y llamaba a sus amigos, que pronto dejó de ver porque la velocidad a la que se movía era exagerada; cuando todo se aclaró estaba de frente a un pequeño de doce años que le miraba igual de sorprendido que él, pero lo más terrorífico era que sentía a alguien justo atrás suyo.
—Dile que no.— Sí, era Wu YiFan, el loco que lo había proclamado como suyo y luego le había dicho “Puedes irte”; en ese momento, no le importó, mucho menos una semana después cuando no encontró represaría contra su agresión con el balón, exceptuando que no podía quitarse esa serpiente que le miraba con rubíes en vez de ojos abrazando su piel con una sutil tibieza.
—¿Uhg?—. Tao estuvo orgulloso de su elocuencia, cosa que ChanYeol secundó con una sonora carcajada.
El chico a su espalda no volvió a pronunciar palabra, pero el famoso JongIn decidió apiadarse de su falta de conocimientos ante el pedido de su líder. —Al niño, debes decirle que Kris no lo desea, dile que se vaya.— El chico mencionado, abrió ampliamente sus ojos cristalizándose en segundos, claramente rechazado no se movió de allí, buscando en la mirada de aquel panda que conocía como un mayor amable, de sonrisas amplias y ojeras curiosas.
—¿Qué? ¡Yo no haré tal cosa!— De nuevo, no entendía nada de lo que sucedía, era tan confusa toda la situación y más aún cuando el mayor de todos volvió a hablar; Hazlo, eso fue lo que dijo y la serpiente en su muñeca comenzó a apretarse dolorosamente, asustado centró su atención en ella balbuceando lo que había pedido. —Lo siento, no… él es mayor para ti.— Habló rápido, nervioso, deseando alejar aquella esclava de oro que comenzaba a quemarle. El niño, apretó sus manos y se alejó corriendo. Tao, se sintió como la persona más cruel sobre la tierra y en ese momento, odió a Wu YiFan.
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Movió su tenedor, bufando y apuñalando la salchicha de lo que era su comida, estaba enojado, demasiado ¿Quién o qué se creía el jodido YiFan para hacerlo ir de un lado a otro? ¿Ah? ¡¿Ah?! Él tenía deberes por cumplir, las tareas del internado no eran fáciles y mucho menos sus entrenamientos; además, estaba haciendo un esfuerzo sobre-humano para que SeHun no se enterara de la situación. Era conocido por todos la rivalidad entre esos dos, el odio irracional y desmedido que se tenían, no sabía que podía a suceder si se llegaba a enterar de lo que le estaba haciendo. No, no, no. No iba a ser el responsable de una nueva confrontación entre los dos.
—La comida no tiene la culpa, panda—. Burla y gozo fue lo que escuchó en la voz de KyungSoo, BaekHyun le apoyó con un asentimiento mientras comía su fruta. Ellos sabían lo que pasaba, no por nada corrió hasta Baek para contarle, tan pronto Dragón-Cabello-Perfecto-Fan le dejó libre, entre los tres llegaron a la conclusión que lo mejor era no decirle nada a su mejor amigo, las advertencias de parte del director expresamente dirigidas a él era demasiado graves como para agregarle un ataque directo al favorito de la institución.
—¡Estoy cansado, ge! Siento que él lo hace por diversión.— Replicó con su voz lastimera y no, él definitivamente no hacía un puchero… solo abultaba los labios, sí, eso. —Además, Sehun comienza a sospechar.— Les miró preocupado, bajando la voz un poco para pronunciar aquellas palabras, demasiado paranoico y es que, por algún motivo en el momento en que se disponía a discutir el tema con sus amigos, al que le ocultaban todo aparecía. Como ahora, se sentó derecho y amplió su sonrisa todo lo que sus pómulos le permitían, ganándose la mirada incomoda de su mejor amigo y las risas para nada discretas de los otros dos ¿Quién había dicho que los pandas sabían disimular? Pues él se había perdido esa clase, gracias.
SeHun se sentó, preocupado por la salud mental de su pandoso mejor amigo y, ¿eso que se movía en su ojo era un tic? Llevaba un rato pensando que él le ocultaba algo, lo conocía y cuando sus labios temblaban al hablar era porque estaba mintiendo, cosa que comenzó a suceder en ese mismo instante. Un apurado “Nos vemos en clase…”, fue lo que pronunció antes de salir corriendo como si huyera del mismo demonio; las facciones en su rostro se endurecieron mirando el camino de polvo que había dejado en esa frenética huida, un aura negra se formó a su alrededor sin notar como sus otros amigos le miraban con cierto tinte de miedo, al igual que todos en el comedor del internado; pronto una ráfaga de viento volcó la estancia, platos no terminados y el bufet resultaron en el suelo con un estruendoso sonido mientras el chico, dueño de tan magnifico despliegue de poder y poco control temperamental salía sin ser consciente de nada de lo que había provocado. Acaso… acaso Tao ¿le estaba evitando? ¿Su mejor amigo estaba huyendo de él? Porque no podía encontrar otra explicación a que cada vez que se acercara, el chico se fuera sin decirle nada.