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El Príncipe Feliz por champiipandy

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Los personajes de Free! no me pertenecen 

Notas del capitulo:

Esta es una adaptación del cuento "El Principe Feliz" de Oscar Wilde 

Hace mucho se decía que existió una tribu en las montañas la cual tenía la capacidad de transformarse a voluntad en animales. Un grupo de personas se encontró con alguien de esa misteriosa tribu, temerosos por lo que les pudiera hacer decidieron asesinarlo.

 

Tiempo después ese grupo de personas empezó a experimentar una fortuna incomparable y así surgió la leyenda de la tribu Samezuka "Al encontrarte cara a cara con un miembro de la tribu, para ser afortunado toda tu vida deberás asesinarlo y quedarte su corazón." La leyenda se esparció por toda la región, la tribu Samezuka se vio obligada a dejar la montaña y migrar de ciudad en ciudad cada invierno para evitar a los cazadores.

 

Dominando las afueras de la ciudad Iwatobi, sobre una alta columna, descansaba la estatua del Príncipe Feliz. Cubierta por una capa de oro magnífico, tenía por ojos dos zafiros brillantes y un gran rubí centelleaba en el puño de su espada. Era admirada por todos:

 

-"Es tan hermoso como un delfín en el mar"- afirmaba un hombre que se creía conocedor de las bellas artes-" Nada más que no resulta tan útil"- añadió, temiendo que la gente le juzgará; cosa que en realidad no era.

 

-¿Por qué no puedes ser como el príncipe feliz?- decía una madre a su pequeño que lloraba por alcanzar la luna-Al príncipe feliz no se le ocurre llorar por nada-

 

-Me alegra que haya alguien en el mundo que sea tan feliz-murmuraba un pobre hombre contemplando la estatua-

 

-¡Es igual que un Ángel!- comentaban los niños del club de natación-

 

-¿Cómo lo saben?- replicaba el entrenador- si nunca han visto uno-

 

-¡Ah! porque los he visto en mis sueños-contestaba el muchacho.

 

Una noche rondando por las afueras de la ciudad se encontraba un gato pinto de ojos carmín. Su tribu había partido hacia otra ciudad seis semanas antes, pero él se retrasó porque estaba enamorado de un cerezo el cual había conocido a principio de la primavera cuando rondaba sobre la orilla de un río siguiendo una mariposa violeta, y se sintió atraído por sus hermosos botones de tal manera que se detuvo a hablarle.

 

-¿Aceptas mi amor?- le preguntó el gato que nunca se andaba con rodeos y el cerezo como respuesta sacudió armoniosamente sus ramas, y así el gato permaneció junto al cerezo durante todo el verano-

 

-Son unas relaciones tontas- murmuró un gran perro color ébano y orbes aguamarina-

 

-Cállate Sousuke nadie pidió tu opinión- gruño el gato-

 

-Rin, Sousuke es hora de irnos, el invierno llegara pronto- Se acercó un Zorro de orbes ámbar-

 

-Seijuro, Rin no quiere separarse de su amado cerezo- Tras varios intentos fallidos de separarlo, se rindieron. Cuando ya se había alejado el gato se sintió solo, y comenzó a cansarse de su amante.

 

-No habla mucho-se decía- además creo que es casquivano, porque constantemente coquetea con la brisa- Era verdad, cuando la brisa comenzaba, el cerezo movía sus ramas con mas gracia-pensándolo bien a mi me gusta viajar, y a mi compañero por lo tanto, debería gustarle viajar conmigo, ¿Te vendrías conmigo?- le preguntó al fin, pero el cerezo le dijo que no, se sentía tan ligado a su hogar-¡Te has estado burlando de mi!- le gritó el gato-Me marcho ¡Adiós!- y comenzó a caminar.

 

Camino durante todo el día, y ya de noche llegó a la ciudad

 

-¿Donde me alojare?- se preguntó- espero que en la ciudad haya algún lugar para mi-Entonces divisó la gran columna- pasaré la noche ahí- y así se detuvo justamente entre los pies del Príncipe feliz- ¡Tengo una habitación dorada!- se dijo después de mirar en torno suyo y preparándose para dormir, pero en el momento en el que iba a cerrar sus ojos una gran gota de  agua le cayó encima-¡¿Que raro?! No hay una sola nube en el cielo, las estrellas son claras y brillantes, y sin embargo esta lloviendo -Entonces le cayó otra gota-¡¿De qué me sirve una estatua si no me protege de la lluvia?! -pensó- Voy a buscar otro lugar- cuando iba a comenzar a caminar le cayó una tercera gota.Entonces miró hacia arriba y vio...-¡Ah!- ¿qué es lo que vio?

 

Los ojos del príncipe estaban bañados en lágrimas, y las lágrimas corrían por sus mejillas doradas. Su cara era tan hermosa bajo la luz de la luna que el gato se sintió lleno de lástima.

 

-¿Quién eres?-le preguntó el gato-

 

-Soy el Príncipe Feliz ¿ y tú?- contestó-

 

-Yo me llamo Rin; si eres el Príncipe Feliz, entonces ¿Por qué lloras? -dijo el gato- Me has estado empapando.

 

-Hace mucho tiempo yo era un humano, pero caí víctima de un hechizo a causa de mi arrogancia -contestó la estatua- porque vivía en un palacio donde a la tristeza no se le permite entrar, durante el día me la pasaba en la piscina y en la noche organizaba grandes banquetes de caballa. Alrededor del jardín se alzaba una tapia altísima, pero nunca me preocupé por preguntar lo que había tras ella; todo lo que me rodeaba era tan bello. Mis sirvientes me llamaban "El Príncipe Feliz", y en realidad lo era, si es que el placer es la felicidad y asi vivi, hasta que un día un hombre demonio me hechizó por burlarme de su desgracia, condenandome a ver toda la fealdad y miseria de mi ciudad, y aunque mi corazón ahora es de plomo, no me queda mas remedio que llorar; Allá lejos -continuó la estatua en voz baja y melódica- Allá lejos en una callejuela, hay una casa muy pobre. Una de las ventanas permanece abierta y por ella puedo ver un joven rubio sentado ante una mesa, su cara se ve demacrada y sus ojos rosados reflejan tristeza, tiene las manos enrojecidas y las yemas de sus dedos picadas por la aguja, porque es costurero.Está bordando un vestido de seda que lucirá la más encantadora de las damas de honor de la reina, en el próximo gran baile de la corte. Sobre una cama, en un rincón de la misma habitación yace su pequeña hermana enferma, con fiebre, y pide naranjas. El no tiene nada para darle y por eso la pequeña llora. ¡RIN! ¿ No quisieras llevarle el rubí del puño de mi espada? mis pies están sujetos a este pedestal, y no me puedo mover.

 

-Me están esperando en la ciudad vecina- contesto Rin- Mis compañeros ya están a salvo de la caza.

 

-¿De la caza?-cuestionó- Acaso ¿eres un hombre demonio?- el gato se sorprendió, sonrió de medio lado y de un momento a otro su apariencia era la de un humano, tenía tez pálida, una cabellera rojiza al igual que sus orbes, su dentadura era anormalmente afilada, sus ropas estaban sucias y desgastadas pero a pesar de eso logró cautivar al Príncipe Feliz-

 

-Si, soy un hombre demonio de la tribu Samezuka-

 

-Rin- dijo el príncipe- ¿No podrías quedarte conmigo una noche más, y ser mi mensajero? ¡La niña tiene tanta sed, y su hermano está tan triste!

 

-No creo que me gusten los niños- contesto Rin, pero el Príncipe Feliz se veía tan triste, que Rin se sintió compadecido- Aquí hace mucho frío- dijo al fin- pero me quedaré contigo por una noche y seré tu mensajero, a cambio dime tu verdadero nombre.

 

-Haruka- respondió el príncipe-

 

-¡Que lindo nombre Haru!- le sonrió, mostrando su blanca y afilada dentadura-

 

-Gracias Rin-

 

Entonces Rin arrancó el gran rubí de la espada del príncipe, transformándose de nuevo en gato llevó el rubí en su hocico andando por los techos de la ciudad, por fin llegó a la pobre vivienda y miró dentro. La niña se agitaba febrilmente sobre su cama, y el hermano se había dormido...¡Estaba tan cansado!... Se deslizó en la habitación y depositó el rubí sobre la mesa, junto al dedal del costurero.

 

Entonces el gato regresó hacia el Príncipe feliz y le narró lo que había hecho.

 

-Es curioso- comentó- pero ahora me siento con bastante calor, a pesar de que hace tanto frío-

 

-Es por que has realizado una buena acción-dijo Haru, Rin comenzó a reflexionar, y se quedó dormido. El pensar siempre le daba sueño-

 

Cuándo comenzaba a amanecer una persona iba entrando a la ciudad y notó al gato dormido a los pies de la estatua- ¡Que fenómeno tan más extraordinario, un gato en invierno!-

 

-Esta noche me voy de la ciudad-se dijo a si mismo sintiéndose entusiasmado, visitó todos los monumentos públicos y descanso en la banca de un parque; Cuando salió la luna, regresó con Haru-¿No tienes ningún encargo para la ciudad?- Le dijo- ya me voy-

 

-¡Rin!- contesto Haru- ¿No podrías quedarte conmigo una noche más?-

 

-Me esperan en la otra ciudad-fue la respuesta- Mañana mi tribu buscará el refugio para el invierno, los cazadores comenzaran a acecharnos-

 

-¡Rin!-dijo- Lejos más allá de la ciudad veo un joven en una habitación. Esta inclinado sobre su mesa llena de papeles, y enfrente tiene un vaso con un ramito de violetas marchitas. Su cabello es castaño y sus  ojos son verdes. Esta tratando de concluir una obra para el director del teatro; pero tiene un frío tan terrible que ya no puede escribir más. No hay fuego en la habitación y el hambre ha hecho que se desmaye.

 

-Esperare una noche más y me quedaré contigo-contesto Rin, que en verdad tenía muy buen corazón-¿Le llevare otro rubí?-   

 

-¡Ay, ya no tengo otro rubí!- dijo Haru- Mis ojos son todo lo que me queda, están hechos con zafiros rarisimos. Sácame uno y llévaselo a él. Lo venderá a un joyero, y comprará leña, y podrá terminar su obra-

 

-Haru-Replicó- No puedo hacer eso- y comenzó a llorar-

 

-¡Rin! No llores- insistió- Has lo que te ordeno

 

Así Rin le saco el ojo a Haru y lo llevó hasta la habitación del estudiante, fue fácil entrar pues había un agujero en el techo. El joven tenía la cabeza hundida entre las manos. No pudo percatarse de la presencia del gato, y cuando levantó la cabeza, descubrió el hermoso zafiro descansando sobre las violetas marchitas

 

-¡Empiezo a ser apreciado!- Exclamó el castaño- Esto debe venir de algún gran admirador, ahora podré terminar mi obra- estaba verdaderamente feliz -

 

Al día siguiente Rin regresó a las afueras de la ciudad y se detuvo frente a la estatua.

 

-He vuelto para despedirme de ti, para decirte adiós-

 

-¡Rin! -contesto Haru-¿No te quedarías una noche mas conmigo?

 

-Ya es invierno- dijo Rin- y la caza no tarda en empezar. Querido Príncipe tengo que abandonarte, pero nunca te podré olvidar, y en la próxima primavera, te traeré 2 magníficas piedras preciosas, en lugar de las que has regalado. El rubí será más rojo que una rosa, y el zafiro será tan azul como el ancho mar -

 

-Allá abajo en la plaza- siguió diciendo Haru- esta en pie una niña de cabello rojizo, vendedora de cerillos. Se le han caído todos al arroyo, y ya no sirven. Su padre la maltratara, le pegará, si no trae algo de dinero a la casa, y por eso llora. No tiene ni zapatos, ni medias, y su cabeza está descubierta. Estoy cubierto de oro fino me lo debes quitar hoja por hoja y dárselo a ella así su padre no le pegara.

 

-Me quedaré una noche más contigo- Respondió Rin, arrancó hoja tras hoja del oro fino, hasta que el príncipe quedó gris y deslucido y se lo dio a ella-

 

-¡Que hoja tan mas brillante! ¡Gracias gatito!- Gritó la niña y fue corriendo hacia su casa-

 

Esa noche Rin le contó muchas cosas de todo lo que había visto en países extraños, le hizo relatos del Rey de las montañas, sobre la hermosura del inmenso mar.

 

-¡Oh! ¡Como me gustaría nadar en el mar!-

 

-Algún día te llevare- le dijo con una inmensa sonrisa-

 

-¡Rin! No puedo, estoy condenado a permanecer aquí eternamente-  

 

-Si tu hechizo se rompiera ¿Irías conmigo?-

 

- ¡Claro!- contestó sin dudar-

 

-Entonces vendré por ti la próxima primavera-

 

-¡Rin!- dijo Haru- Dices cosas maravillosas, pero más maravilloso que todo esto, es el sufrimiento de hombres y mujeres. No existe misterio más grande que el de la miseria. Allá bajo un puente se encuentra un pequeño de cabellos azulados, tratando de calentarse y dormir un poco.

 

-¡Tengo mucha hambre!- dijo el pliazul-

 

-¡Aquí no puedes estar tumbado!- le gritó un vigilante, y este se alejó bajo la lluvia-  

 

-Sácame el otro ojo, y dáselo para que pueda comprar un poco de pan- dijo Haru-

 

-Pero no puedo sacarte el otro ojo, te quedaras completamente ciego- respondió -

 

-¡Rin! Haz lo que te digo- y así le saco el otro ojo y lo llevó consigo a donde se encontraba el pequeño-

 

-Toma, te doy este zafiro, con el podrás comprar algo de pan- le extendió la piedra y el niño la tomó -

 

-Le agradezco mucho señor- dijo mientras acomodaba su gafas rojizas-

 

Rin volvió con Haru.

 

-Ahora estás ciego- dijo- así es que me quedaré contigo para siempre-

 

-¡No Rin!- replicó Haru- debes irte, si te atrapan te mataran-

 

-No me iré, me quedaré a tu lado- contestó-

 

Y entonces llegó la nieve, y después de la nieve vino la helada. Las calles parecían cubiertas de plata, toda la gente iba envuelta en pieles, y los niños llevaban gorros y patinaban sobre el hielo. Rin tenía frío, cada vez más frío, pero no quería abandonar a Haru ¡Era muy grande su amor por él!

 

-¡Rin! Tienes que irte, pronto te descubrirán-

 

-¿Y dejarte como estas? ¡No lo hare!- replicaba-

 

-Pero ¿qué harás si te descubren?- su tono era preocupado-

 

-No lo harán, porque ya no estaré aquí para ese momento- dijo-

 

-Me alegra que por fin hayas decidido irte a otra ciudad, ya has estado demasiado tiempo aquí-

 

-No es a otra ciudad a donde iré- dijo- Prefiero morir a tu lado y es por eso que te daré mi corazón, si la leyenda es cierta serás feliz para siempre, ¡Mi querido Príncipe Feliz!-

 

-No tienes que hacerlo por mi, Rin-

 

-No te preocupes, lo hago porque te amo-

 

-Si lo haces porque me amas, vive, ya que mi felicidad no estaría completa sin ti- Rin sonrió y algunas lágrimas brotaban de sus orbes carmín-

 

-¡Adiós, Haru! ¿Me permites besar tu mano?-

 

-¡No! Besame en los labios, porque te amo- Rin se acercó al príncipe cerrando los ojos y posó de manera suave sus labios en los fríos y grises labios de metal, cuál  fue su sorpresa al sentir como esa sensación metálica era sustituida por un cálido roce, al abrir los ojos se encontró con un muchacho de cabellera azabache y piel tan pálida como la nieve, al separarse por completo, Haru abrió los ojos y le dejó ver a Rin unos ojos color zafiro, tan azules como el ancho mar-

 

-¡Ha-Haru!- Exclamó- Tu hechizo se rompió- Haru se miró, y por primera vez en tanto tiempo pudo moverse libre-

 

-¡Rin! La leyenda era cierta-

 

-¿Por qué?- cuestionó-

 

-Si obtienes el corazón de alguien de la tribu de Samezuka serás afortunado toda la vida- Rin comenzó a llorar, y abrazó a Haru-

 

-¡Rin! No llores-le abrazó-

 

-No estoy llorando-

 

-¡Rin! Ahora podremos ir juntos al mar - decía con regocijo, Rin se separó de Haru y le sonrió-

 

-¡Si! Vamos Haru...Te mostraré una vista que nunca antes hayas visto.



Fin.

 

Notas finales:

Muchas gracias por leer :3 espero les haya gustado :D 


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