Habían pasado ya semanas, desde que Midorima se había salido de su habitación para acomodarse en la de Akashi, Takao se sentía más solo que nunca, pese a que aun estaba Atsushi, este ya no le prestaba atención como antes, ya no salía casi de su habitación, comía, dormía y pasaba todo el tiempo dentro de su *pieza, no salía ni a sol ni a sombra, y ya no lo dejaba entrar, ni a él ni a Kuroko.
Por esta razón ambos chicos se habían convertido ahora en confidentes, preguntándose y especulando por que el afán de mantener oculto al perro, todos ya sabían de su existencia, es mas cuando aún estaba inconsciente lo habían visto, hasta le habían acariciado, pero un día simplemente Atsushi se encerró con él y no salía de ahí más que para recibir los alimentos del animal, ya ni siquiera iba a comprar sus golosinas, mandaba traerlas y sobretodo ya no recibía ni a Kuroko que no solo era su hermano, su amigo, era sobre todo su amante, y ahora al también se le tenía negada la entrada.
Takao le había contado a Kuroko su reciente dilema, y Kuroko le había contestado que debía ser masoquista, Midorima casi le viola, le ignora, se aleja de él como si se tratara de peste y aun así Takao se preocupaba por eso, se suponía que él iba a hacer algo ahí, pero no había hecho nada y pensaba que si no comenzaba a ejercer como menester, lo matarían o se desharían de el de alguna manera cruel, esta era la calma antes de la tormenta pensaba Takao.
-SI no es por las buenas deberías forzar las cosas- Dijo Kuroko sacando a Takao de su trance.
-¿¿Cómo??... ¿que dijiste?-
-Tengo algo que hacer…-
Kuroko salió de su propia habitación y dejo a Takao ahí, pensando en lo que había creído escuchar… “Forzar las cosas”. Pero como… ¿forzar qué? –
Takao regreso a su habitación a falta de Kuroko, quien pareció que no regresaría pronto y en cuanto entro , vio a Midorima, de cuclillas frente a la biblioteca que enmarcaba cada pared de la enorme habitación ahora de Takao, Midorima sintió la presencia del lobo, que al verlo se quedo de pie frente a la puerta.
- solo he venido por un libro- se justificaba Midorima mostrándole el libro en sus manos dispuesto a salir
-Solo vienes por un libro claro- ¿Por qué otra cosa vendría? pensó el de cabellos azabache.
-Solo tomaré un par de mis camisas y te dejo solo-
Midorima abrió su closet y comenzó a buscar dichas camisas, mientras Takao sin pensarlo en absoluto se acerco a la cama, las palabras de Kuroko se hacían más intensas en su cabeza “Forzar las cosas”, “Forzar”, “Forzar lo que se tenga que forzar pensó”, y en el momento en que casi Midorima deja la habitación, saco de debajo de la almohada un cuchillo que había guardado de una de las primeras comidas que se le habían llevado, lo había guardado para utilizarlo en su defensa, si llegaba a necesitarlo, nunca imagino que le daría tal uso totalmente contrario a la idea original.
No pudo evitarlo, su mente se puso en blanco al verlo tocar la perilla de la puerta, sabía que si no era en ese momento, tal vez nunca lo haría, así que tomo el cuchillo y rasgo una de sus muñecas, captando la atención del vampiro al segundo de que broto la primera gota de la clandestina incisión.
-Joder Takao… ¿qué demonios te piensas que haces?- Midorima no tardo en acercarse al cuerpo de pie tras él, viéndolo por primera vez en muchos, muchos días directamente a los ojos.
Midorima parecía confuso y muy molesto, más bien parecía ansioso y asustado a la vez.
-Estás loco…¿por qué haces esto?- Midorima rasgo una de las sabanas de la cama e intento sellar la herida para detener el sangrado, pero Takao se deshizo del agarre de Midorima, y le mostro su muñeca delgada y chorreante de esa deliciosa bebida que solo saciaba a los de su especie.
Midorima sostuvo nuevamente la muñeca de Takao, buscando hacer algo con el sangrado de nuevo, pero Takao parecía reacio a ser curado, su comportamiento era una incógnita para el vampiro, que ahora solo lo miraba en busca de una explicación, cuando este nuevamente le mostro su muñeca
-¿Por qué no bebes de mi?- Pregunto el muchacho con la mirada al piso, pero con la mano aun extendida hacia el vampiro.
-Tssk- gruño Midorima, -¡No te importa!- respondió frio y nuevamente con su rostro frio e inmutable.
-entonces, ¿te vas a deshacer de mi? – El pequeño lobo parecía asustado, y Midorima aprecio las gotas de agua que caían de sus ojos al suelo.
-¿Por qué preguntas eso?-
-Soy tu menester de sangre ¿no?, se supone que para eso estoy aquí, soy el sacrificio de mi clan, y si tu no haces uso de mí, lo probable es que me maten ¿no es así? –
-Tssk… que clase de animales crees que somos?, no me compares con nadie imbécil…no tengo por qué deshacerme de ti, fue mi culpa el haber escogido un idiota como tú, como sacrificio, pero ese es mi problema, te traje para que sirvieras de algo, pero no es así..Así que simplemente tengo que cargar con eso, ahora eres mi cruz comprendes… no somos unos monstruos como ustedes piensan, las bestias aquí son ustedes literalmente.
Takao soltó una pequeña risilla, y dejo que Midorima presionara su herida con el trozo de sabana, lo empujo con su cuerpo a la cama, hasta que sus rodillas toparon con el filo de esta, y callo sentado en el mueble.
-Tengo que ir por mi maletín…quédate aquí, regreso de inmediato- Midorima estuvo a punto de salir de nuevo de la habitación, Pero el agarre de Takao en la manga de su mano izquierda le hizo detenerse.
-¿Por qué no quieres alimentarte de mí? – pregunto Takao con latente tristeza en su voz, dolor, decepción… Midorima permaneció en silencio, se soltó de un jalón del agarre de Takao y quiso proseguir con su andar, pero Takao si algo tenía en su cuerpo era terquedad y volvió a preguntar.
-¿tan desagradable es mi sangre?, ¿porque no te alimentas de mi?... ¿por que soy un lobo? – Takao soltó lágrimas de frustración y Midorima suspiro, no dejo de darle la espalda, acomodo sus lentes y con tono suave pero seguro le respondió.
-Por que… tú no quieres que lo haga!-
Takao abrió los ojos de par en par con sorpresa, soltó del agarre que ejercía sobre Midorima y Se quedo pensativo.
En realidad no quería alimentar al vampiro… ¿o sí? le sorprendió la idea de tan solo pensar en que estaba decepcionado de que el vampiro no se abalanzara sobre él y le bebiera todo el líquido rojo. Esa idea le erizo los bellos y una sensación extraña se acumulaba en su estomago, en verdad no entendía nada y de nuevo se vio preguntándose a si mismo ¿Qué me está pasando?.
Por otro lado el vampiro había salido y en cuanto cerró la puerta de la habitación, se recargo en esta y llevo una de sus manos a la boca.
-Joder Takao… ¿que estás haciendo…? ¿Que estas haciéndome!?-
----- TO BE CONTINUE----