-Takao deja de temblar- Decía Kagami a un chico pequeño de cabellos morenos y tez blanca, muy blanca en comparación del resto.
-Daiki…tengo miedo- el moreno tomo el rostro del pequeño y le dio un beso en los labios, dulce y tranquilizador.
-No te preocupes… no dejare que te pase nada vale!-Takao asintió y a su vez sintió un puño golpear su cabeza
-Aparte, crees que te escogerían a ti en vez de a Alex?…mira ese par que tiene en frente!-Decía el pelirrojo haciendo reír al más pequeño, bajándole el nerviosismo.
-Llegamos!- Decía el pelirrojo apareciendo de la nada, con un montón de vampiros tras él, eran mucho menos que los Lycans pero aun así eran los vampiros más importantes, como habían acordado.
-Bien, terminemos con esto…- El moreno se acerco al emperador
-Correcto, mi hijo Shintarou fue al que tu clan a Ofendido, robando su menester de sangre, Por lo tanto el será quien escoja el sacrificio de su raza, la persona que escoja le pertenecerá a él, dispondrá de su cuerpo y su alma a capricho y deseo; Así que Shintarou elige a quien nos llevaremos a casa…
-El Peli verde, quito sus gafas y se dispuso a observar a cada uno de los presentes a los más de 150, si bien el chico padecía un poco de vista cansada, desde que había sido convertido en vampiro su vista era buena, pero aun así el prefería usar anteojos. Sus ojos se posaron en las hembras, hermosas había una chica de tez blanca y cabellos rubios, senos grandes y que a la distancia se podía ver lo suave que eran, otra chica más delicada, sus cabellos castaños y busto escaso eran hermosas, salvajes para su gusto pero hermosas al fin, pero siguió buscando, nada lo convencía del todo, la mayoría eran varones morenos y con buen cuerpo, el que más había llamado su atención era ese pelirrojo al lado del líder, pero le pareció un poco brusco y sus cejas eran extrañas a su parecer, siguió buscando todo le parecía igual, comenzaba a desesperar cuando, sus ojos lo encontraron lo escaneo de pies a cabeza, era él lo que estaba buscando.
-Lo quiero a él- El peli verde señalo al chico escondido tras Aomine, quien solo fijo su mirada en la del peli verde sin decir nada.
-Noo!- exclamo el moreno con autoridad, comenzaba a hervirle la sangre, ese chiquillo había llegado hace poco tiempo a la manada, era hijo de su padre y antes de morir la madre había contactado con manada, la ex manada de su padre y que ahora pertenecía a Aomine, y desde entonces Aomine había cuidado del pequeño, como un hermano mayor, o… talvez algo más.
-El es a quien quiero!- se negaba a cambiar de opinión, el peli verde era especial y quería un esclavo igual de especial.
-Ese lobo pertenece a mi hermano, el líder de la manada, ha sido marcado y le pertenece- Decía el pelirrojo haciendo a Takao mas atrás.
-No me interesa… lo quiero a él o no hay trato, a tu lobo no pareció importarle mi marca en Hyuga, no entiendo porque a mi deba molestarme la marca de tu raza… lo quiero a él y punto.-
-Pero dijiste que si estaba marcado, no te serviría para alimento…tu lo dijiste!-Decía Aomine con desesperación
-Claro, pero intentas engañarme, no percibo ninguna marca de pertenencia en el chico, si lo follaste no debió ser en luna llena, por que el aun huele bien!, y aun que fuese marcado por un Lycan, pondré mi marca mil veces sobre la tuya si es necesario, solo lo quiero al- insistía Midorima.
-Que decides Aomine…estamos todos aquí, o aceptas o empezamos la guerra?-
-Si es lo que quieres Guerra…- Aomine fue interrumpido…
-Iré con ellos- decía un inexpresivo Takao
-QUEE?? ESTAS LOCO?- decían los dos hermanos a la par.
-Es lo mejor para la manada, la manada ha hecho tanto por mí.. y tú también…- Takao acaricio el rostro de Aomine, y le dio un último beso en los labios- los echaré de menos- El pelinegro beso los labios del pelirrojo para despedirse, estaba a punto de partir pero Aomine lo detuvo nuevamente
-No lo hagas… Kazunari no lo hagas- El pelinegro soltó el agarre del mayor y le sonrió forzadamente –Es lo mejor-
El peli verde le extendió la mano al pequeño lobo y este la tomo, para colocarse a un lado de él y darle paso a lo siguiente…
-Es su turno- Akashi se hacía a un lado para que mirase todo lo que llevaban
Hermosas chicas con cabellos largos, delgadas y con curvas pronunciadas, tal como le gustaban al moreno, sintió un leve codazo, cuando su hermano se acerco para susurrarle
– La chica de cabellos rosas, escógela a ella!- El chico analizo la sugerencia de su hermano, era preciosa cabello sedoso y de un rosa encantador, ojos preciosos y cuerpo extravagante, con un aire de inocencia y seguridad al mismo tiempo, Estaba a punto de aceptar y decir que se llevaban a la peli rosa cuando, sus ojos se posaron en el, ese cabello rubio, ojos dorados, piel de porcelana y encantadora sonrisa.
-Quiero al rubio!- No tuvo tiempo de pensarlo, más bien ni siquiera lo pensó, en el momento que lo vio, no dudo en que era el a quien quería.
Akashi se quedo sin habla y por primera vez su cara de póker se vio aturdida. Kise era uno de sus tesoros junto al Shintarou, Atsushi y Tetsuya.
-Puedes elegir a cualquier otro, porque a él?-
-Porque es a quien quiero-
Kise retrocedió un par de pasos y sus piernas se aflojaron y casi cae, pero los enormes brazos de su hermano de ojos lila lo sostuvieron
- Tranquilo Kisechin, todo saldrá bien!-
-Oha asa predijo “Un mal día para génesis, que llevara a un cambio para bien o para mal” Es confuso, sabía que tenía que haberte comprado un unicornio de colores ayer..-
-Unicornio de colores?-Preguntaba Kise sin quitar el pánico en su rostro
-El objeto de la suerte para Géminis este día!- Decía Midorima con total seriedad, intentando guardar sus emociones. Aunque no quería aceptarlo amaba a Kise, a cada uno de sus hermanos y la idea de perderlo lo estaba perturbando.
-Midorimachi idiota!... ahora seré un salvaje! por tu culpa- Decia el rubio con un puchero no tan fingido, pero de todas maneras totalmente tierno y abrazando mas fuerte a su enorme hermano.
-Podemos hablarlo? vamos a mi mansión- Era la única carta que le quedaba por jugar, negociar, le daría dinero, autos,5 de sus hermosas vampiresas o 3 de sus vampiros perfectamente esculpidos, claro 3 que no fueran sus hijos, estaba dispuesto a ofrecer cualquier cosa con tal de que dejara a Kise en paz-
-Noo!, no hay nada que quiera que me puedas ofrecer, no quiero dinero, no me interesa nadie más… lo quiero a él, tómalo o devuélveme a mi chico y matémonos si es lo que quieres-
Aomine se escuchaba seguro de sí mismo, sabía que su decisión podría traer de vuelta a su pelinegro o quedarse con ese rubio de ojos dorados, cualquiera de las 2 opciones era arriesgada, por un lado quedarse con el pelinegro y comenzar la guerra ò quedarse con el rubio uno de los hijos predilectos de Akashi y bien esto podría desencadenar la furia del emperador si este decidía romper el pacto, pero a como lo había escuchado hablar estaba cansado de pelear, quería vivir y dejar vivir y eso era algo que Aomine había admirado de el vampiro.
-Vale!... iré!- Decía Kise saliendo del abrazo de su enorme hermano, quien a un lo sostenía con fuerza, esperando que nadie se lo arrebatara.
-Kisechi!... que estás diciendo- Atsushi tomaba la muñeca del rubio
-Ryouta…ellos no pueden vencernos, lo sabes… aparte traigo mi objeto de la suerte para este día (decía mostrando un pequeño hueso de hule, un juguete para perro ese era el artículo de la suerte para ese día) y eso retribuye que estaremos bien con lo que venga.
Kise con mayor razón soltó unas lagrimas, ver a sus hermanos dispuestos a pelear por el así, a arriesgarlo todo solo por él, lo conmovió y con mayor razón su determinación se inflo, ahora él quería hacer algo por ellos, si ellos estaban dispuestos a tanto, el podría darles la paz que estaban buscando, esa tregua era lo mejor para todos y si para eso debía ir con ellos, que es lo peor que le podría pasar que le encajaran una estaca en el corazón o que lo hicieran cenizas a la luz del sol, cualquiera parecía trágica pero al final moriría y eso sería todo.
-Estoy listo.. Iré con ellos!- Decía Kise caminando frente a Akashi
-Estas seguro? no tienes que probarnos nada Ryouta!- Trataba de convencerlo el emperador
-Lo sé!, lo hago por todos nosotros… aparte ese chiquillo se vio genial, no dejare que parezca más genial y valiente que yo verdad!- Kise soltó una risilla, esas que contagiaban a todos, y todos le miraron con admiración; lo echarían mucho de menos, Kise era una especie de base entre los ácidos, siempre estaba en medio de los pleitos del peli lila y el peli verde, siempre resolviendo todo con una sonrisa, amenizando la pesada atmosfera que se veía de repente ante las ordenes absolutas del emperador y siempre iluminando todo con su belleza. Definitivamente era una gran pérdida.
-Los extrañare mucho a todos!... solo lo diré una vez aguántenlo…!... LOS QUIERO!-
-y nosotros a ti Kise –kun!- Kuroko hacia su aparición de la nada, el chico carecía de presencia cosa que tal vez fue lo mejor en el momento de que los Lycans eligieran, ya que el también era Hermoso, delicado e inexpresivo al contrario de Kise.
-Kurokochi!!!- El chico estallo en llanto y lo abrazo fuertemente unos minutos… después sonrió y les dio la espalda, dejando un semblante completamente distinto al que tenia con los vampiros, un seño fruncido, una mirada retadora, y sin sonrisa. Definitivamente era un chico peligroso.
-Ahora lo que prometiste Akashi...-Decia Aomine sin quitarle la vista al Rubio
-Claro, solo tú tendrás influencia sobre Kise, nadie más… me has escuchado-
-Vale, Vale hazlo ya!-
Kise sabía lo que se avecinaba , Akashi les había comentado que ellos querían tener el control de el sacrificio, ya que al ser una raza solemnemente fuerte, se veían problemas a los lobos, así que Akashi les ofreció hacer el ritual de control sobre el vampiro, un control que solo el creador del vampiro podría, Así que el chico se quito la chaqueta de cuero en café oscuro que llevaba puesta, mostrando una camisa en beige y cuello en uve, dejando ver su hermosa piel del cuello, y sus clavículas tentadoras, ladeo un poco su cabeza dejando ver la vulnerable piel de esa zona.
-Lo siento mucho Ryouta!- Decía Akashi con una pena en el rostro que nunca antes le habían visto.
-No te preocupes Akashichi, todo está bien… recuerda lo que nos dijiste antes de venir aquí, recordare eso por siempre…- Akashi beso los labios de Kise y en un movimiento casi imperceptible se coloco tras él y le mordió el cuello, su cara denotaba rabia, dolor una pena que se notaba en los rostros de cada uno de sus milagros, como él llamaba a sus hijos.
Mordió el cuello del rubio y se apresuro a morder al moreno, cosa que desconcertó a todos, que en un instante habían pasado de estar tranquilos a estar a la defensiva; Aomine los tranquilizó con una seña de manos y todos obedecieron; Akashi suspiro hondo y beso los labios de Aomine primero deslizando un poco de la mezcla sanguínea que yacía en su boca, para después besar los de Kise haciendo lo mismo con el resto del liquido rojo, y por ultimo Akashi se había cortado la muñeca y le había pedido a Aomine beber de él. Con eso había concluido el ritual, era simple, sencilla la manera de ceder algo tan poderoso, el control total de su hijo a los hombres lobos, precisamente a ese Lycan de piel canela y ojos azul profundo.
-Entonces, aquí termina todo!- Decía el peli verde tomando en brazos al pequeño lobo.
-Vivir y dejar vivir lobos…Adios!- Eso fue lo último que dijo Akashi antes de que desaparecieran, como por arte de magia.
-Ya oyeron! a casa que nos queda poca Luz de la luna….aprovéchenla- Aomine pronuncio su pequeño discurso y todos los ahí presentes se volvieron lobos aullando a la luna antes de correr adentrándose en el bosque.
to be continue