Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Y Gracias a dios Roma no los tuvo a ellos. por Mary Kirkland Jones

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Aclaraciones y advertencias: Twincest, Humor, posible uso de malas palabras, ligero “lenguaje técnico, sarcasmos y uso de doble sentido.

 

Todas las reacciones y mezclas químicas utilizadas en este fanfiction son ficticias/inventadas/imaginaras pero el nombre de los componentes son reales así que no hagan esto en casa ni en ningún lado si no quieren morir mis niños y si eres un experto en el tema, por favor no me pegues(???)

Notas del capitulo:

¡Hola!

Si esta aquí es que les ha interesado mi súper sexy y horrible resumen, espero que igual les guste y les interesa esta historia, tengo que advertir que será un Two-shot, no más que eso (aunque no creo que vayan a sufrir mucho con que no escriba más xD) aunque estoy considerando un extra uwu y también que soy mala para los títulos y que quizás no tenga mucho que ver con el titulo de los capítulos pero a mí me gusto y pues…pfff, así que por favor no crean que lo escribí con sueño pero les aseguro que lo demás no puede ser tan malo (¿?)    Bueno,  a leer, nos vemos abajo~ <3

La gran conquista del César.

 

 

 

–       ¿Que ves en esta mancha?

 

–       El universo, todo lo que nos rodea, es algo infinito que rebasa mas allá de las barreras que nosotros podamos imaginar gracias a que la humanidad solo se cree digna de ser estudiada.

 

–       ¿En esta?

 

–       Veo la unión del poder y la sumisión de la sociedad haciéndose uno, en resumen el infierno.

 

–       ¿Aquí?

 

–       una multitud viendo el cielo, algo que es meramente un reflejo del vacío del espacio y los rayos que proyecta el sol.

 

–       Si, lo que me temía, sigues siendo tú –alzó una ceja viendo a su estoico mejor amigo mientras colocaba sobre sus piernas cruzadas el cuadernillo donde escribía las pequeñas notas de sus pacientes junto con las tablas que antes había mostrado.

 

–       No creo que estas...cosas sean de mucha ayuda Augusto –bufo cruzándose de brazos tomando una de esas tablas de cartulina blanca con una mancha negra indefinida en el centro– ¿Esta cosa en que me va a ayudar en lo que te estoy diciendo?

 

–       Nada, solo quería asegurarme que eras tú –rió viendo como su amigo rodaba los ojos.

 

–       Lo que te estoy diciendo es algo muy serio.

 

–       No lo dudo Bro, pero tienes que entenderme, alguien que describe una tabla del Test de Rorschach como el infierno que venga y te llegue diciendo que esta "perdidamente enamorado", es muy raro de ver.

 

–       ¿Qué clase de profesional eres? ¿Recuérdame porque recurro a ti para esto?

 

–       Julio Cesar –dijo en un fingido tono conciliador mirando a su amigo– soy la única persona que te aguanta desde hace casi 28 años aparte de los gemelos, el único psicólogo que no te transferiría a "un profesional para tu caso"...claro y que no te cobro.

 

–       Definitivamente es porque no me cobras -miro mal al joven frente a él ganándose una risa divertida.

 

 

Augusto, Julio César y los gemelos Rómulo y Remo se conocieron el mismo día de su nacimiento siendo sus madres compañeras de cuarto después de haber dado a luz. Las tres mujeres divertidas por el hecho de que hubieran nacido los bebes el mismo día en un pequeño hospital a las afueras de Roma mientras estaban de vacaciones decidieron que sería de lo mas chistoso -palabras textuales de las tres- llamarlos como grandes figuras romanas.

 

Rómulo y Remo eran mayores por 30 minutos a los demás -Rómulo mayor que su gemelo por 10-, seguidos por Julio Cesar y Augusto -aunque nunca se notara que el pobre psicólogo fuera el menor-.

 

La amistad de los cuatro a vista de todos era la cosa más rara que se pudiese ver, los cuatro eran completamente diferentes uno del otro -hasta los propios gemelos-, vivían peleando y nunca coincidían en tan siquiera lo que iban a comer de cena.

 

Rómulo era alguien que amaba el deporte, el ejercicio, sudar, tener el pulso a millón, ser el vencedor eran su mayor pasión y la ejercía con mucho orgullo siendo un gran atleta profesional y profesor de deportes, Remo en cambio todo lo que tuviera que ver con mover un pie muy lejos del otro y a una rápida velocidad le causaba vértigo, darle balón implicaba una bomba de tiempo y ni se dijera de la natación o hasta el insípido golf, pero eso a él no le importaba, prefería estar leyendo alguna novela o acompañando desde un punto alejado las gradas a su hermano, se graduó con honores en literatura y se convirtió en profesor de literatura y castellano a mucha honra.

 

 Julio César era adorador de la ciencia, la física y la química eran su único delirio –cosa que genero en su tierna infancia, adolescencia y hasta la actualidad muchas idas al hospital gracias a que le encantaba “experimentar” con sus pobres amigos- y aunque tenía un IQ más alto que el promedio tenía una personalidad de mierda, su idioma materno era el sarcasmo, todo lo que él decía se tenía que hacer y punto y si algo no le gustaba mejor que se escondieran por lo que era muy temido por sus alumnos y colegas, Augusto podría jurar que tenia tendencias sádicas.

 

Por último Augusto amaba ayudar a la gente con sus problemas y mejorar su estilo de vida, conocer la mente humana y su reacción ante la sociedad hacían que profesara la psicología como una religión y ser el psicólogo de la escuela donde los cuatro trabajaban lo hacia el hombre más feliz de todos, estaba con sus amigos plus ayudaba a toda esa pila de adolescentes que un futuro para ellos incierto.

 

Volviendo a la actualidad, una mañana como cualquier otra, después de haber tenido su cita con el típico matón de 3ero y que este le hubiera confesado casi hiperventilado que en realidad estaba enamorado del nerd y por eso lo molestaba -cosa que él ya sabía pero igual se hizo el sorprendido y dio palabras de aliento al final- vio entrar a uno de sus mejores amigos, todavía con su bata de laboratorio y lentes protectores sentarse al frente suyo diciéndole que estaba enamorado y que quería una medicina para deshacerlo.

 

 

–       El caso ahora no es el hecho de que estás conmigo por mis consultas gratis o no, el caso es que tú crees estar e...ena...e-enamora-ado –trato de aguantar lo mas que pudo la risa– Te-engo que decirle a los gemelos.

 

–       Solo quiero una jodida pastilla para que se deshaga –rodo de nueva cuenta los ojos mirando como su amigo hacia lo mismo ante lo dicho.

 

–       Tú bien deberías saber que eso no existe, eso es algo del corazón y...

 

–       El corazón no se enamora, el sentimiento de estar enamorado es una reacción del cuerpo al sentir grandes cantidades de feromonas –alzó una ceja.

 

–       Si no quieres escuchar mis opiniones para que... ¿Sabes qué? Olvídalo, ¿No tienes una clase que dar?

 

–       Si –comenzó a caminar hacia la puerta.

 

–       De paso le dices a Rómulo y a Remo que nos vemos aquí los cuatro a la hora de la salida.

 

–       Ok.

 

 

 

****

 

 

 

Se encontraba acomodando las carpetas de los casos que le habían llegado hoy cuando sus tres amigos entraron a su oficina sin siquiera tocar la puerta, típico de ellos.

 

Remo fue a abrazarlo fraternalmente mientras Rómulo solo le dio unas palmaditas en la espalda a modo de saludo.

 

 

–       Hola chicos ¿Como han estado?

 

–       Hoy Remo decidió que sería genial ir a darme una información personalmente mientras hacía pruebas para el baloncesto, resumen: quedo noqueado como por 20 minutos por idiota –sentándose en un sofá pequeño halando a su gemelo para que se sentara a su lado comenzando a sobarle la cabeza donde suponía estar el golpe.

 

–       ¡Ya te dije que no sabía que estabas dando pruebas! –Bufo cruzándose de brazos y dejándose hacer.

 

–       ¡Pues pregunta antes de entrar al gimnasio!

 

–       No veo porque tengo que preguntar para entrar al gimnasio de la escuela donde trabajo y que de paso mi hermano sea el profesor.

 

 

Alzó una ceja viéndolos mientras que Julio César leía algunos expedientes confidenciales que claramente no podía leer–En eso tiene razón Remo, no creo que sea normal ver eso de un profesor.

 

 

–       ¡Pues a él le toca! –bufo el deportista mientras él solo atinaba a masajearse la sien.

 

 

A Augusto el comportamiento de sus gemelos amigos siempre le hacía pensar que tenían la palabra incesto y complejo de hermano pegada a la frente, su imaginación siempre caía en un Rómulo padre, un Remo madre y pequeños bebes "Romas" –Si, muy ridícula broma mental- pero estaba seguro que eso ocurriría si no fuera porque el mayor de los gemelos fuera el ser "más heterosexual y homofóbico con una novia de toda la vida" que hubiera existido jamás  «Aunque bien dicen que los que más de resisten caen primero».

 

Pero bueno, ya sabía vivir viendo esas demostraciones de cariño de sus amigos, ahora la prioridad era esa idea loca que se le había metido en la cabeza a Julio César de estar profundamente enamorado -según palabras textuales de él-.

 

 

–       Bueno ya no peleen por tonterías como esas, Remo ya está acostumbrado a los pelotazos; ahora tengo que contarles algo de lo más divertido~.

 

–       Y allí vamos -paso la página del expediente de una niña de su clase con problemas de personalidad ganándose una mirada desaprobatoria del menor de todos que le quito el expediente.

 

–       El asunto es este...Julio César alega estar enamorado –se colocó la mano en el pecho enfatizando lo antes dicho.

 

–       Profundamente –se encogió de hombros hablando con gran naturalidad.

 

–       ¿Enamorado...

 

–       ...profundamente?

 

–       Efectivamente –sonrió con la autosuficiencia de alguien que ha entendido un problema de matemáticas a la primera.

 

 

Los gemelos parpadearon repetidamente en total sincronía para luego explotar en una risa fuerte y del fondo de su corazón. Oír hablar así de amor a alguien como Julio César era lo mismo que oír a un científico decir que el mundo estaba soportado por cuatro elefantes; su amigo siempre seria un misterio para todos.

 

Después de diez minutos de carcajadas dejando un gran dolor de barriga a los gemelos lograron calmar limpiando una lágrima imaginaria en un idéntico gesto – No creí que fueras tan gracioso Julie~.

 

–       No me llames así, me llamo Julio César.

–       Pfff y tú lo dices como si nosotros te hiciéramos caso –rodo los ojos Rómulo.

–       Bueno, yo no es como si no le hiciera caso…

–       Ssh Remo, usted silencio.

–       Bueno, Bueno ya déjense de niñerías que solo los estaba esperando ustedes para hacer la pregunta de rigor… ¿Quién es la chica? –rió Augusto mirando fijo a su científico amigo ganando el interés de los gemelos.

–       Si, Si que lo diga –exclamo uno de los gemelos obteniendo el ceño fruncido del rubio.

–       No pienso decírselos todavía, no crean que soy tan estúpido como para hacerlo…por lo menos ahora–dejo de prestarles atención comenzando a limpiar los lentes de laboratorio de forma distraída.

–       ¿Y cuando planeas decírnoslo?, sabes que como psicólogo no me gusta forzar a mis pacientes con sus problemas pero eres tu así que si te puedo obligar –sonrió con perversidad el pelinegro hincándose un poco hacia adelante.

–       Y sabes perfectamente que cuando a Augus se le mete algo en la cabeza no hay persona que lo saque –pullo Rómulo con sorda consiguiendo que su rubio amigo sonriera de lado.

–       Claro, ya veremos que más se le mete a nuestro “querido” psicólogo…

–       ¿Eh?

–       …En la cabeza claro está. –siguió mirando a todos a sus tres amigos con esa típica mirada de “Yo sé algo que ustedes no” que siempre les otorgaba en momentos como este.

 

 

 

****

 

 

 

Estaba colocando unas dos gotas de un liquido azul dentro de un tubo de ensayo con un liquido amarillento cuando sonó en timbre indicando que los alumnos ya se podría retirar al recreo, bufo viéndose interrumpido de su explicación dejándole unos cuantos deberes a sus alumnos antes de que estos salieran corriendo por la puerta como almas que lleva al diablo.

 

Vio a sus alumnas, esas que siempre se sentaban en la mesa de adelante despidiéndose de él batiendo sus largas pestañas, siempre era así, jovencitas de entre 14 a 17 años (Quizás 18 si eran un poco faltas de intelecto) coqueteándole descaradamente sin importarles el hecho de que él era su profesor de Física y Química.

 

Suspiro terminando de colocar las gotas necesarias para que el liquido cambiara a una combinación rara entre el purpura y el azul, el día anterior les había soltado la bomba a sus amigos de lo que sufría su corazón desde hacía algún tiempo, había tenido un plan pero todo se le había ido a al caño cuando cierto pelinegro de ojos verdes se había echado a reír en medio de lo que él denominaba “una consulta de locos”, ¿Qué clase de psicólogo era ese para reírse en medio de una confesión de amor verdadero?, claro el no era la mata del romanticismo y quizás no se hubiera notado que era una confesión pero Augusto como amigo de la infancia de él había tenido que comprender las señales. Pero claro, no recordaba que su amigo era un idiota.

 

Pensó en pedirle a los gemelos que lo ayudaran pero sabiendo que Rómulo iba a querer nombres y Remo iba a preparar una escena digan de esos libros románticos que a al pelirrojo tanto le gustaban decidió desechar esa idea, pensó en preguntarle a su madre o en su padre que podría hacer pero no estaba tan desesperado, pensó hasta en alguna de sus tías pero una como digna madre de lo Rómulo iba a querer nombres y la otra era su casi suegra así que lo descarto, sus abuelos estaban muertos y sus demás familiares siempre le hacían doler la cabeza con las estupideces que decían así que le que quedo claro que tendría que pensarlo y también le hizo recapacitar que necesitaba más amigos.

 

Coloco el tubo de ensayo en un pequeño fogón comenzando a ver como iniciaba a salir humo gris que impregnaba el lugar. Oh el olor a ácidos altamente corrosivos, eso sí que lograba calmar su principiante corazón.

 

La ciencia era su primer amor y debió haberse quedado como el único.

 

 

 

 

 

****

 

 

 

 

Ya por fin era viernes, no era como que a él no le gustara dar clases pero esos niñatos sí que lo estresaban, nunca entendían a la primera, nunca entregaban los trabajos a tiempo y muchas otras típicas de adolescente aparando el que ahora tenía el peso de cómo hacer para declarársele a Augusto.

 

Camino por los pasillos sobándose la nuca entrando a la sala de profesores por algo de desayunar cuando los vio. A Augusto y a Elliot O'Conner –el profesor de biología– acomodándose sus bata blancas mientras hablaban y se sonreían como si fuera los más normal de mundo y lo era pero no en el mundo de Julio Cesar, o no, claro que no, para él era infidelidad, traición, perfidia, alevosía,  ¡adulterio! y lo que completaba todo, ¡delante de su bata!.

 

«Insulso, limitado y obtuso O'Conner, como si alguien aparte de tu esqueleto de plástico te fuera a querer» pensó pasando entre uno de sus mejores amigos y su colega tomando y sobando así su tan preciada bata. «Ya pequeña, no seguirás presenciando este artificio de tu madre»

 

 

–       Wood, amigo, ¿Te encuentras bien? –dijo Elliot aturdido al ver como su colega y compañero de trabajo los miraba desde una esquina del perchero sobando cuan gato a su bata de laboratorio.

–       Julio espero que hayas dejado esos experimentos tóxicos –alzo una ceja el psicólogo viendo a su amigo con incredulidad.

–       Estoy perfectamente bien, no veo porque tales preguntas tan tontas –bufo el científico comenzando a colocarse sus batas y sus lentes protectores sobre su cabeza.

–       Pero estabas sobando tu bata…

–       Ignora ese tipo de actitudes Elliot, Julio es raro de por sí y lo es más cuando huele esas cosas toxicas que tanto ama mezclar –rodo los ojos viendo a su amigo­.

–       Y no son experimentos tóxicos, son ácidos sulfúrico con algunas gotas de acido clorhídrico y un mililitro de toxina botulínica que pueden generar…

–       César, en serio, no me importa –tomo una taza de café negro despidiéndose del biólogo dirigiéndose hacia su consultorio.

–       ¿Cómo puedes hacer todo eso sin siquiera intoxicarte? –dijo fascinado Elliot sirviéndose su café en un pequeño vasito de plástico.

–       Que te importa O'Conner –gruño dándole un manotazo al pobre hombre tumbando su café y regándolo por todo el suelo para luego irse a su primera clase de química de 3ero.

 

Maldito, vería como hacer que su esqueleto de plástico barato fuera de él como venganza.

 

****

 

Estaba harto, hastiado, importunado… ¡Mucho más que eso!...Sus alumnos del 9no año le habían roto uno de sus preciados instrumentos de laboratorio, tirado un químico sobre la mesa y para colmo nadie había entregado la tarea que había pedido hace una semana, sus gemelos amigos habían estado actuando muy extraño últimamente y no los conseguía por ningún lado y el punto final de todo es que el gran psicólogo de la institución donde trabajaba no salió de su consultorio en todo el día…seguramente estaba con el “bigote de paja ” –como llamaba a partir de este mismo día al pobre profesor de biología–.

Entro a la sala de profesores como Pedro por su casa, sin importarle si estaba ocupado o no sentándose así en uno de los sofás frente a la mesa de reuniones.

Augusto subió la mirada para luego alzar una ceja dejando de lado unos expedientes que revisaba – ¿Sucede algo querido emperador?

 

–       Ja…Ja…Ja muy risible, linda bromita la tuya  –miro por todos lados a ver si encontraba algún indicio de “infidelidad” pero al parecer todo seguía como siempre.

–       ¿Viniste a preguntarme algo o a criticar mi sentido del humor?, te recuerdo que tu no es que tengas el mejor de todos.

–       Vengo a decirme a quien amo –cruzo los brazos mirando fijamente a su pelinegro amigo tras los protectoras de los ojos que se olvido quitar.

–       ¿Me lo dirás? ¿Por fin? –lo mira emocionado como solo él podía reclinándose hacia adelante– ¿Quién es?

–       Tú y exijo que te hagas responsable –lo miro con toda la calma del mundo viendo como su amigo solo atinaba a quedar en un gran shock.

 

Se quedaron en silencio, Julio César mirándolo seriamente mientras Augusto no salía de su shock– ¿Eh?

 

–       Así que espero que no vuelvas a ver al idiota del folla plástico de O'Conner.

–        Tú realmente crees que yo me voy a creer eso…

–       Pues es la verdad.

–       …eso es ridículo…

–       Yo nunca miento Augusto.

–       No pero…

–       Pero nada, ¡Hasta responsable!

–       ¡No me pienso hacer responsable de algo que yo no he hecho!

–       ¡Fue tu culpa!

–       ¡No!

–       ¡Sí!

–       ¡No!

–       ¡Sí!

–       ¡No!

–       ¡Sí! –lo tomo de las mejillas del psicólogo –que se había estado acercando en la pelea verbal sin darse cuenta– para comenzar a darle un beso completamente inexperto.

El beso no duro más que unos minutos gracias a lo a la inexperiencia de ambos que generaba una rápida falta de oxigeno.

Se miraron a los ojos mientras el psicólogo solo pudo ponerse rojo como una manzana– Me-Me hare responsable pe-pero tú te vas a tener que hacerlo también.

 

–       Hecho –sonrió de lado pero con una gran dulzura en sus ojos para luego pasarse a su lado y volver a besarle cuando se oyó un fuerte ruido de la puerta abrirse dejando ver a sus gemelos amigos completamente agitados, Rómulo cargando a Remo mientras este rodeaba las cinturas de sus hermanos con las ropas completamente desarregladas.

 

Los  cuatro se vieron completamente rojos…las reuniones de amigos a partir de ahora iban a ser muy divertidas.

Notas finales:

Julio César: Militar y político cuya dictadura puso fin a la República en Roma (Roma, 100 - 44 a. C.).

Augusto: Fue el primer emperador del Imperio romano. Gobernó entre 27 a. C. y 14 d. C., año de su muerte, convirtiéndose así en el emperador romano con el reinado más prolongado de la Historia.

Rómulo y Remo: Según la tradición romana, los hermanos gemelos Rómulo (771-717 a. C.)1 y Remo (771-753 a. C.) fueron los encargados de fundar Roma. Finalmente sería solo Rómulo quien la fundaría, convirtiéndose en su primer rey.

Test de Rorschach: En resumidas cuentas son las tablas con manchas que los psicólogos muestran que ayudan a “clasificar” la personalidad de acuerdo a las respuestas.

IQ: Coeficiente intelectual

 

Sé que hay cosas que son muy redundantes pero no matan a nadie estando allí :D. Si llegaron aquí es que por lo menos les ha medio interesado o gustado esto, gracias por leer de ante mano. Esta idea ha surgido gracias a que mi madrina ha pensado que sería interesante hacerme el test de Rorschach mientras he ido a buscar algo en su consultorio (Porque si, esas han sido mis respuestas), el ver un documental de el nacimiento de Roma y Big Bang Theory  el mismo día, si así de raro es mi cerebro.

El siguiente capítulo será la misma cronología de tiempo pero visto desde el punto de vista de los gemelos, ya tengo una parte escrito y espero poder bajarlo pronto.   

Muchas gracias, Bye~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).