Dos semanas habían pasado desde ese tortuoso día. Deidara ya no era el mismo, todos lo notaban. Ni siquiera hablaba con Gaara.
Ese día, era el matrimonio de Sasori, esto había hecho a Deidara colapsar física y emocionalmente.
Deidara’s POV.
Tal vez es mi hora… Debo dejar este mundo… Mi tiempo se agotó aquí.
Pero no se iría sin explicación, así que con la poca fuerza que le quedaba logró hacer una carta.
“Antes de irme de aquí, tengo un par de cosas que decirles.
Primero, Mamá, gracias por cuidarme estos 18 años, incluso cuando ni yo podía aguantarme, tú estabas ahí, siempre lo has estado.
Konan, mi bonita, eres la hermana que no pude tener, eres la mujer perfecta, si te soy sincero. Espero que encuentres a tu persona especial, y que no sufras como yo.
Hidan, canoso idiota, eres el mejor, perdón si a veces soy un imbécil, y no te tomo en cuenta, o no soy tan buen amigo como debería serlo contigo. Gracias por ser el mejor amigo del mundo, y espero que tú y Kakuzu sean felices. (Quédate con todas mis cosas de MSI pero compártelas con Gaara).
Gaara, fui un idiota los últimos días, no debí ser tan orgulloso y terco, solo quería que nada te pasara, tú eras mi hermano. Cuídate y no hagas tonterías.
Y por último, pero no menos importante, Sasori. Lo más importante que tengo que decirte, es que a pesar de todo, te amo. No te sientas culpable por lo que haré, fue mi decisión.
No me extrañen, estaré en un lugar mejor, los vigilare y protegeré desde donde sea que esté.
-Deidara, o la rubia.”
Terminó de escribir, ahora pretendía terminar con todo esto, pero algo lo detuvo. El teléfono sonó, tuvo la reacción de contestarlo, ni él supo porque.
-Deidara, perdóname, fui un idiota.
-Gaara, yo tuve toda la culpa aquí. Perdóname.
-No tengo nada que perdonarte.
-No es por eso, es por lo que voy a hacer ahora.-La voz de Deidara era tan extraña. Aunque, cualquiera que apenas habla, no duerme, y llora la mayoría del tiempo, es normal que su voz cambie.
-Deidara… no te atrevas.
-Gaara, gracias por todo.-Cortó el teléfono.
Gaara se escapó como pudo de ahí, después de todo, en unas horas sería el matrimonio de Sasori, no podía no estar ahí. Corrió, como nunca en su vida, con traje y todo.
Al llegar se dio cuenta que la puerta estaba cerrada, pero sabía perfectamente entrar por la ventana de arriba.
Alcanzó a llegar, para su suerte. Deidara estaba colgado, si, no se le pudo ocurrir una mejor forma.
El pelirrojo logró bajarlo de ahí, haciendo que los dos cayeran. Deidara cayó en el regazo de Gaara.
-¿Qué crees que estabas haciendo?-Gaara lloraba como nunca en su vida. No podía imaginar a su amigo sin vida, o peor, no podía imaginarse la vida sin él.
-Gaara, déjame morir.-Esa voz destruiría el alma de cualquiera, era algo impresionante, como una persona puede cambiar tanto a otra, como el amor te puede hacer la mejor persona, o te puede destruir para siempre.
-No te voy a dejar solo… Deidara, mírame.
Como pudo, el rubio levanto la mirada, chocando con los ojos de Gaara, que aún lloraba.
-Solamente mira lo que provoco. Gaara, mírate. Tú, llorando, ni en mis peores pesadillas lo imaginé.
-¿Cómo quieres que no llore? Estuve a punto de perder a la persona que más quiero en el mundo.
Deidara con su poca fuerza, abrazó a Gaara. El pelirrojo hizo lo mismo. Esto lo sobrepasaba de muchas maneras.
-Deidara, tengo que decirte algo.
-Dilo…
-Sasori te ama.
-Gaara, no hagas esto más difícil…
-¿Te he mentido alguna vez?
-No.
-Sasori te ama. El idiota de Rasa lo amenazó con matarlos si no se alejaba de ti.
-¿Tu papá?
-No es mi papá. No es nada. Deidara, créeme, él te ama. Hizo todo eso para protegerte.
-Ya no tiene caso de todas formas, hoy se casa.
-¡Aún hay tiempo! Ahora cámbiate de ropa, tenemos un matrimonio que arruinar.
Gaara se paró, y le extendió la mano a Deidara, el cual con una sonrisa la tomo.
-Gracias.-Abrazo al pelirrojo.
-¡CORRE MIERDA, QUE NO HAY TIEMPO!
-VOY, VOY.
Deidara, ducho, peino, y vistió en 10 minutos, no pregunten como.
Gaara se quedó abajo, leyendo la carta, cuando terminó de leerla, la quemó, si, la quemó. No iba a soportar que eso existiera.
-Pero mírate…-Gaara sonrió.
Deidara venía por las escaleras con un traje formal, camisa roja, y corbata negra. Digno de él.
-Te ves bien, eh.
Probablemente si a Deidara no le gustara Sasori, y a Gaara le gustara… la gente. Estarían juntos.
-Gaara, ¿cómo se supone que nos vamos a ir?
-Tengo eso completamente arreglado.
De repente se sintió una bocina.
-¡RUBIA, SALE DE AHÍ O TE SACO A PATADAS!
En realidad, Gaara pretendía ir a buscar a Deidara de todas formas. El hecho de que haya tenido que llegar antes por el intento de suicidio del rubio, es otra cosa.
Deidara sacó su celular, lo guardó y se fue.
Subieron al auto y partieron de una buena vez.
-Ustedes dos... ¿Ya se toleran?
-Sí, incluso un poco más que tolerarnos, después de todo el canoso no es tan ignorante como esperaba.
-Y tú no eres tan antipático, rojito.
-Te dije que no me dijeras así.
-¡WAAAAAA! ¡HIDAN, CONDUCE MÁS RÁPIDOOO! ¡NO VAMOS A LLEGAR!
-Rubia, cálmate, vamos a llegar.
Dos horas de un largo y tortuoso viaje, llegaron a Akatsuki, precisamente unas calles más atrás de la iglesia. Estaba repleto de autos. Gaara prefirió irse caminando, después de todo, quedaba aun una hora, y si no estaba ahí en ese instante, lo matarían.
Hidan y Deidara se quedaron ahí.
-Deidara, díselo todo.
-¿CÓMO QUE RUBIA CANOSO ESTU… Me dijiste Deidara.
-Estoy hablándote en serio. Esta es tu última posibilidad. Si la arruinas, no habrá vuelta atrás.
-Lo tengo más que claro. Gracias Hidan.
-¡ABRAZAME RUBIA!
Se abrazaron, Deidara realmente lo necesitaba.
-Canoso, júrame que si pasa algo, como buen amigo, no me vas a dejar solo.
-Cómo crees eso. Nunca te he dejado solo, menos lo haré ahora.
-HIDAN, LOS PUTOS AUTOS NO AVANZAN, QUEDAN 5 MINUTOS.
Sasori por otro lado, en una parte de su corazón deseaba que Deidara llegara y todo se arreglara. Aunque su mente le decía lo contrario. Miro el reloj, menos de 5 minutos. “No va a llegar”.
Sasori, como nunca antes, vestido elegante, con un traje blanco, y camisa negra.
-Rubia, vas a tener que entrar a correr.
-¿Y TU?
-Yo no estoy invitado.
-Yo menos.
-¡CORRE, YA VA A EMPEZAR! ¡DESPUÉS TE ALCANZO!
-¡VOOY!
-¡SUERTE!
Deidara corrió y corrió, faltaban un par de cuadras para llegar. Cuando no pudo más simplemente se tiró de rodillas al piso. Cuando reacciono, vio cuanto faltaba para llegar ahí. Se veía exactamente como la distancia del instituto y su casa. “100 pasos…” Sentía que iba a morirse ahí mismo, el aire le faltaba, pero de no sé dónde, saco fuerzas.
Después de todo, 100 pasos para estar con la persona que amas, no es nada.
-SI HAY ALGUIEN QUE SE OPONGA, QUE HABLE AHORA, O CALLE PARA SIEMPRE.- Retumbaba en la iglesia. “Estoy perdido” Pensó Sasori.
En ese preciso segundo, llego Deidara y vociferó:
-¡YO ME OPONGO!
Gaara lo miro y sonrió.
Sasori no lo podía creer, no podía ser él, debía estar soñando.
-Sasori, escúchame, ya sé toda la verdad. No me importa que el señor Rasa me mate, si puedo estar contigo un día más, si puedo besarte otra vez. No me importa tener que dar la vida para tener tu amor.
Rasa se paró de su asiento y empezó a aplaudir.
-Bravo, bravo, llego el asqueroso. Mira niñito, no sé cómo te enteraste, pero no te acerques a mi hijo.
El lugar estaba lleno de autoridades y prensa. Era el matrimonio del primogénito del cuarto Kazekage, esto no se podía pasar a la ligera.
-USTED NO ME HABLE, ¡PRIMERO LO HACE CASARSE CON ALGUIEN POR OBLIGACIÓN! ¡Y AHORA QUIERE MATARLO!
-No precisamente matarlo… más bien, matar… TE.
En eso Rasa saca la pistola de su chaqueta, y le apunta a Deidara, el disparo resonó por todos lados. Estaban todos atónitos.
Deidara cerró los ojos, esperando morir, pero algo, más bien alguien se cruzó. A alguien más le había llegado el impacto de la bala.
Yacía un cuerpo sangrante en el suelo, y ese cuerpo era de:
GAARA.
CONTINUARÁ…