Sus ojos no lo engañaban, esos dos se estaban tragando. Pero, ¿Qué iba a hacer? ¿Separarlos? No, esa no era una opción… Ignorarlos, si, eso. Aunque bien sabía que Sasori estaba consciente…
Siguió conduciendo como si nada pasara. Pero vio algo raro. Deidara quitándole la camisa a Sasori. “Hidan, no puedes detenerlos, ignóralos, piensa en Jashin-sama, PIENSA EN JASHIN-SAMA”
Las cosas estaban subiéndose de tono allá atrás. No saben lo incomodo que era para Hidan ver a sus dos amigos a punto de tener relaciones sexuales. Para su suerte llegó al hotel de su “amigo”.
Hidan le envió un whatsapp: “Oye… necesito un favor”
-“Te estoy viendo… Qué lindo auto tienes, ja.”
“No es mío. Pero ya sabes que quiero, solo es por esta noche, no puedo dejar a estos idiotas en sus casas”
“Entren, no le digan nada a nadie, solamente pasen y suban al último piso”
“Gracias, Kakuzu”
El mundo es muy pequeño, el nuevo profesor de arte, vería a su alumno en el peor estado de ebriedad. Pero eso no le importaba con tal de ver a Hidan… su “amigo”.
Hidan como pudo, los saco del auto, Deidara en realidad no reaccionaba mucho…
Hicieron lo que Kakuzu dijo.
Cuando bajaron del ascensor, Kakuzu los estaba esperando. Su cara fue simplemente… impactante. En realidad se sorprendió que Hidan no fuera el que estaba completamente ebrio.
-Mejor deja a esos dos adentro.
-Ayúdame mierda. ¡COMO PESAS, BARBIE!
Deidara en su estado no pudo contestar nada, pero si lo hubiera hecho, posiblemente le hubiera dicho Canoso inútil, o algo por el estilo.
Kakuzu se llevó a Deidara, que después de todo no era tan grande, ni pesado.
Sasori podía caminar algo, así que Hidan lo dejo solo. GRAN ERROR. Sasori casi se parte la cara en el piso. Para su suerte el canoso tenía buenos reflejos.
Tiraron a la parejita en una cama y cerraron la puerta.
Con el golpe despertaron un poco. Se miraron por largos minutos. La luz de la luna los iluminaba levemente. Era el ambiente perfecto.
-Sasori… me gustas.
Dicen que los niños y los borrachos son los únicos que dicen la verdad.
-Tú también me gustas Deidara, mucho.
El espacio se fue acortando entre ellos. Poco a poco iban cerrando los ojos. Sus respiraciones chocaban.
Todo transcurría tan lento… Pero por fin llego el beso. El beso que tanto esperaban. Hay personas que no valoran un beso, que lo toman a la ligera. Pero para ellos, ese beso, era el inicio de todo, o tal vez el fin…
La ropa fue sobrando en ese tiempo. Pero ira a saber Jashin como, se quedaron dormidos.
Por otro lado Kakuzu y Hidan no lo hacían nada mal allá afuera. A ellos el término “amigos” les quedaba mal… eran algo así como “sex-friends”.
Se conocieron por casualidad y terminaron teniendo sexo en la casa de Hidan. Desde ahí todo fue diferente.
Hidan nunca creyó en el amor, todas eran putas, y todos putos. Pero llego Kakuzu, y cambio todo. Aunque sabía perfectamente que no podía enamorarse de él. Kakuzu estaba casado y tenía 2 hijos.
Kakuzu no quería perder su status, ni a sus hijos, su esposa le importaba un rábano. Se enamoró de Hidan desde que lo vio por primera vez.
Estaban perdidamente enamorados el uno del otro, pero su orgullo no les permitía aceptarlo.
Y así se mantenían, fingiendo que estaban bien con esa relación tan frívola.
Al otro día el rubio despertó por los rayos del sol, que chocaban en su cara. “¿Dónde estoy? Esto no es mi casa… ¿Quién me está abrazando?” No se demoró mucho en ver que era Sasori, eso no le preocupo, pero al ver que los dos estaban sin ropa, no puedo evitar ahogar un grito.
Empezó a mover a Sasori para que este despertara. Y pudo hacerlo.
-Buenos días-Dijo Sasori mientras se estiraba.
-¿CÓMO QUE BUENOS DIAS? ¿DÓNDE ESTAMOS?
El pelirrojo miró a todos lados- No tengo idea.
Deidara por un momento olvidó que estaba sin ropa y empezó a pasearse.
-NO SÉ DONDE ESTOY, COMO LLEGUÉ AQUÍ, ¿QUÉ HICIMOS ANOCHE?
Sasori lo tomó de un brazo y lo acerco a él.
-Cálmate, todo va a estar bien.
Sasori se separó un poco para apreciar el cuerpo del rubio.
-El basquetbol te tiene bastante bien.
Deidara al ver la mirada lasciva de Sasori no pudo evitar ruborizarse. Odiaba eso.
-Y tú no estás nada mal, jm.
-Hola, hola, buenos días, ya salió el sol.
Hidan y sus comentarios.
-¿DÓNDE COÑO ESTAMOS?-Deidara lo miró con cara de odio.
-En el hotel de un amigo. Anoche hicieron mucho ruido, modérense un poco.
-¿Q-qué?
Sasori y Deidara se miraron sin saber que decir… Habían tenido sexo… y no lo recordaban.
-Creo que deberían vestirse…-Hidan salió de la habitación.
Buscaron su ropa, que estaba tirada por el piso. Aunque la camisa de Sasori no estaba.
-S-sasori, eso estuvo mal.
-¿Mal? ¿Por qué?
-P-porque tú te vas a casar, y yo soy menor de edad, no, no puede ser.
-Deidara, me voy a casar, pero no por amor. Me gustas tú.
-R-repítelo.
-ME GUSTAS, y mucho.
Deidara sin pensarlo dos veces se abalanzó hacia Sasori para sellar esto con un beso. El beso que si recordarían.
-No nos volveremos a ver…
-Dei, haré todo lo que tenga en mis manos para estar cerca de ti.
-Gracias.-Deidara abrazó a Sasori. Y se besaron nuevamente.
Todo esto era muy rápido… Pero qué más da, si eran felices.
Salieron del hotel, y fueron a casa de Deidara, ese día la madre de Deidara no estaba, así que podían estar ahí como si nada.
Entraron directo a la habitación del rubio.
-Oye rubia, tú tenías que contarme algo.
-Sí, en realidad era que me enamoré a primera vista de Sasori, pero creo que ya lo notaste.
Sasori sonrió, nunca se había sentido tan feliz. Tal vez Deidara era su real alma gemela, ¿Quién sabe?
El resto del día Sasori, Hidan y Deidara se dedicaron nada más que a escuchar música y contar anécdotas. Hidan les contó lo de Kakuzu. Los tres quedaron un poco aturdidos, el mundo era bastante pequeño. Kakuzu es el profesor de Deidara, ex compañero de Sasori. Sasori es amigo de Hidan hace dos años, y Deidara ahora es su… ¿amante?
En realidad ya nada podía ser mejor para Deidara. Excepto porque… Sasori se iría en la noche, a Akatsuki, con su novia.
Ya era la hora de que Sasori se fuera. Intercambiaron Skype.
Habían pasado ya dos meses y medio, su relación seguía igual, pero sin verse. Hablaban todo el día por Skype, incluso a veces Deidara se dormía hablando con él.
El sentimiento mutuo seguía creciendo día a día, pero los dos sabían que faltaban solo dos semanas para el matrimonio de Sasori, y hasta ahí llegaría su historia de amor.
Según ellos, se conocían lo suficientemente bien. Y era cierto, Sasori sabía cosas de Deidara que ni siquiera el mismo sabía. Como que tiene una necesidad enfermiza porque todo esté en pareja. O que todo termine en un número par. Eran pequeñas cosas, pero esas pequeñas cosas, eran grandes detalles.
CONTINUARA…