Y como siempre, Konan tenía razón, ya era hora de que Deidara fuera feliz, pero nadie dijo que lo sería realmente.
La mañana transcurrió igual que el día de ayer. Como ya no era el cumpleaños de Deidara, Sasori no pudo entrar al instituto, por más que intento.
Deidara ya había entrado a clases, Gaara y Sasori se habían quedado en la entrada un rato, para hablar. El timbré sonó, por lo tanto Gaara tenía que irse.
Sasori iba de vuelta a casa de Deidara, pero vio algo. Un hombre se bajaba de un Audi blanco, a su lado. Nada más ni nada menos que el cuarto Kazekage, Sabaku no Rasa.
-Tú, vas a venir conmigo.
-¿Y si no quiero? Te recuerdo que ya no dependo de ti.
-Vas a venir conmigo Sasori.
-Déjame en paz, mierda.
Los dos guardaespaldas de Rasa se bajaron del auto y golpearon a Sasori hasta dejarlo inconsciente.
Nuestro pelirrojo despertó en un lugar oscuro. Le dolía todo.
-Despertaste…
Podía reconocer perfectamente la voz de su padre. Estaba atado de pies, manos, y por supuesto, le taparon la boca.
-Yo te dije que vinieras conmigo. Si no era a la buena sería a la mala.-Le sacó la venda de la boca a Sasori.
-Sácame de aquí, asqueroso.
-El único asqueroso aquí eres tú. Estás enfermo, los hombres no se besan entre sí. Eres un homosexual, me das asco. Eres la vergüenza de la familia.
-¡TU ERES LA VERGÜENZA DE LA FAMILIA! ¡TRATANDO A MI MADRE COMO A UN PERRO, Y A NOSOTROS 4 PEOR TODAVIA!
Rasa sacó toda su fuerza y patio a Sasori como pudo. En eso llegaron los guardaespaldas, (que ha todo esto eran dos afroamericanos de por lo menos 1.95) tenían una caja, Rasa metió las manos y sacó un revólver. Le apunto a Sasori con este y dijo:
-Tú eliges, o te alejas del mocoso, o te mato a ti, y de pasada a él.
-¿¡QUÉ TE HIZO EL!? NO TIENE NADA QUE VER, DEJALO TRANQUILO.-Sasori se desgarraba gritando, como si alguien lo fuera a escuchar.
-Ya te lo advertí.
Rasa salió del lugar, ahora sus guardaespaldas le taparon los ojos a Sasori, y fueron a dejarlo en frente de la casa de Deidara.
Sasori’s POV.
¿Saben cómo me siento? No, no tienen ni la menor idea. No puedo, no puedo alejarme de mi Deidara, MIO. ¿Cómo se supone que lo deje solo? Yo se lo prometí, le prometí que siempre me iba a quedar a su lado. Deidara, perdóname, pero prefiero sufrir que morir.
¿Y cómo se supone que el diría todo eso? Tampoco es algo que se pueda decir así como así, aunque fuera una vil mentira, para satisfacer una mente aún más vil.
Deidara en tanto, solamente pensaba en lo perfecto que estaba siendo todo, en lo perfecto que era Sasori. Estaba tan feliz, ni siquiera se dio cuenta como pasaron las horas, solamente quería ver de nuevo a su amado.
Al llegar a su casa notó que Sasori estaba ahí.
-¡Llegué!
No tuvo respuesta. Decidió subir a su habitación.
-¿Sasori?
-Hola.-Ese tono era más tétrico que Gaara enojado.
-¿Pasa algo?
-¿Y por qué tendría que decírtelo, mocoso?
-Oye, en serio, para.
-¿Y SI NO QUIERO QUÉ?-Sasori que estaba mirando hacia la ventana, dio la vuelta para enfrentar a Deidara, con el dolor de su alma.
-Sasori, cálmate.
-¡NO ERES MÁS QUE UN IDIOTA! ¿SABES? SOLAMENTE TE TENIA PARA UN RATO, AHORA ME ABURRI DE TI. NO VOLVERÉ A VERTE EN MI VIDA.
-¿Q-Qué?
-Lo que escuchaste, mocoso, no te molestes en buscarme. YO NUNCA TE AMÉ.-Sasori se fue, antes que las lágrimas brotaran de sus ojos.
Deidara cayó de rodillas al piso. ¿Cómo se había dejado manipular así de fácil?
Deidara’s POV.
¿De quién me enamoré? ¿DE QUIEN MIERDA ME HE ENAMORADO? Ese no era el Sasori que yo conozco. O tal vez nunca lo conocí. Solamente fui una víctima del amor, una víctima de sus ojos.
¿Por qué soy tan terco? Si le hubiera hecho caso a Gaara desde un principio…
Las lágrimas no dejaban de caer por la cara del rubio, el dolor no se iba a extinguir de ninguna forma.
Y si creían que a Sasori no le había dolido decir todo eso.
Sasori’s POV.
Mierda, mierda, mierda. Soy un hijo de puta insensible. ¿Cómo le hice eso al amor de mi vida? Ahora estaré condenado a amarlo, aunque él me odie. Y está bien que me odie, después de todo…le rompí el corazón en mil pedazos.
Sasori iba en su auto, llorando como nunca en su vida, ni siquiera el veía por donde iba. Casi choca un par de veces.
Deidara no supo que hacer, más que llamar a Gaara.
-¿G-Gaara?
-¿Por qué estás llorando?
-N-necesito que vengas, ahora, por favor.
Para su suerte Gaara no se había ido del instituto aun. Corrió a la casa de Deidara con toda su fuerza. “Si el idiota de Sasori le hizo algo, juro que lo mato con mis propias manos”
El auto de Sasori no estaba.
La puerta seguía abierta. A lo lejos el pelirrojo escucho los sollozos de su amigo.
-Deidara, estoy aquí…
Gaara como nunca en su vida, abrazó a Deidara.
-T-tenías razón… yo…el…el me odia.
-¿Qué te hizo ese desgraciado?
-Me…me… dejó.-Deidara no podía hablar bien, se ahogaba en llanto.
-¡VOY A MATAR A ESE HIJO DE LA GRAN PERRA!
Gaara sin pensarlo dos veces salió de ahí corriendo, no es que quisiera dejar solo a Deidara, pero tenía que matar a ese estúpido, nadie dañaría a su hermano, porque si, Deidara no era solo su amigo, era su hermano.
Le envió un mensaje a Hidan. Gaara sabía que el aún estaba en Suna. “Ve a ver a Deidara, ahora, ¡te necesita!”
El pelirrojo, como pudo, llego a su casa, corriendo. La adrenalina que le causaba toda esta situación era más grande que todo.
El auto de Sasori si estaba ahí, así que no dudo en entrar y tirar todo lejos.
Subió las escaleras, había un silencio impresionante, a lo lejos solamente escuchaba un leve llanto, pero no sabía bien de donde venía. Trato de seguir el sonido, había alguien en el baño, llorando. Pero no había nadie en la casa, más que Sasori… Abrió la puerta sin pensarlo ni una vez.
-¡TU, MALDITO! ¿¡QUÉ LE HICISTE A DEIDARA!?-Su primer impulso fue golpear a Sasori, que ya bastante maltratado estaba.
-Golpéame, lo merezco.
-¡MERECES ESTO Y MUCHO MÁS!-Gaara estaba envuelto en la rabia. Pero esto no era normal. En un segundo dejó de golpear a su hermano, se dio cuenta que Sasori no dejaría que lo golpearan, por nada del mundo.
-Rasa… me obligó a dejarlo.
-Repítelo.
-El me obligo, dijo que lo mataría si estábamos juntos.-La voz de Sasori era casi inaudible.
-¡JURALO!
-Es como si no conocieras a ese desquiciado. Sabes perfectamente que… él es capaz de todo.
-Sasori… perdóname… En la mañana vi todo, pero pensé que era por otra cosa…
-Me secuestraron, me amenazaron, y golpearon. Gaara, no le digas nada a Deidara.
-¿CÓMO QUIERES QUE NO LE DIGA? Está sufriendo, por ti, porque cree que no lo amas, ¿Y NO QUIERES QUE LE DIGA LA VERDAD? ¿TU ESTÁS LOCO?
-Así va a ser mejor. Tendremos que vivir con el dolor. Pero su vida es más importante que todo esto. Si algún día te enamoras, vas a entender todo esto. No es un acto por capricho, es…
-Es por amor, el más puro amor- Ese comentario no parecía ser de Gaara, pero lo era. Ese muchacho era muy sabio.
Al otro día. Sábado por la mañana.
Deidara estaba solo, Hidan se había ido hace unos 30 minutos. Probablemente nunca había visto a su amigo tan enojado como ese día.
Entre sus pensamientos, escuchó algo a lo lejos, el timbre. No tenía ganas de pararse, ni de caminar, quería dejar de sentir, y de vivir.
-¡Deidaraaaaa!
Era la voz de Gaara. Como pudo se levantó y fue a abrir la puerta.
-TENGO QUE DECIRTE ALGO, AHORA.
Pero Deidara no lo escuchó, solamente vio su brazo. Que no estaba cubierto, dejaba ver todas sus heridas y cicatrices.
-G-Gaara… tu brazo… lo prometiste. ¡TU LO PROMETISTE!
Esa promesa, hace dos años. Gaara hace dos años, era un alma solitaria, con su triste pasado y presente. ¿Qué sentido tenía vivir? Pensaba él. Se mataba poco a poco, cortando su piel. Pero llego ese chico con cabellera rubia. Que se convertiría en su mejor amigo, en su hermano, en su todo básicamente.
Deidara curó cada una de sus heridas, y desde ese día le prometió nunca más hacerlo. Pero todo esto lo colapsó.
-TU… TU ERES UN MONSTRUO. ¡ME MENTISTE! ¡ERES IGUAL A SASORI!
Deidara le cerró la puerta en la cara, ya no podía soportar más todo esto. Primero Sasori rompe su promesa de estar siempre con él, y ahora Gaara rompía la promesa de no volver a auto flagelarse.
Simplemente ya nada tenía sentido, esas dos promesas eran las dos cosas más importantes para él. Y que en un día las dos se rompan, lo destruyó.
¿Tenía sentido seguir viviendo así?
CONTINUARÁ…