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La Tercera es la Vencida por Son Niki

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Tadatoshi Fujimaki.

 

Notas del capitulo:

Primero que nada: Hola a todos, hace un buen tiempo que no subo nada, jeje. Hoy les traigo este One-shot para la Convocatoria AoKaga, está dedicado a Mayra Micaela Alvarado, espero que te guste.

Segundo: Un saludo a una amiga mí, Rocío muchas gracias me salvaste.

Tercero: Perdón por las posibles faltas ortogáficas, ya me conocen, soy un desastre. 

No los entretengo más, a leer.

Primer Intento de Confesión:

 

“Esto no es lo que tenía planeado.”

-Tsk, da igual.

“Definitivamente esto es un desastre.”

-ah?! Solo dilo!

“¿Cómo llegué  esto?”

-Cierra la boca, Bakagami.

Esa mañana:

Esa mañana el chico tenía más ánimo que de costumbre,  después de todo este es un día especial. Hoy será el día. Por fin Aomine le dirá a Kagami que está enamorado de él.

Cuando terminó de arreglar su cabello se miró en el espejo.

-¡Bien! Está todo preparado, luego de la escuela iremos a jugar un 1 a 1 en el lugar de siempre, cuando terminemos de jugar se lo diré y luego…..

(En la imaginación de Aomine)

-Taiga, hay algo que quiero decirte –su profunda voz llenó el aire mientras la luz del sol hacia resaltar los brillos a su alrededor.

-¿S-Si, A-Aomine-kun? –sin atreverse a levantar la cabeza mantuvo su mirada centrada en sus pies, sus manos estaba sobre su pecho tratando de calmar su corazón que latía salvajemente.

-Mírame, Taiga-dijo acercándose a él y poniendo sus dedos índice y pulgar en su barbilla, obligándolo a levantar la cabeza y mirarlo a los ojos. El rostro de Kagami se transformó violentamente, pasando de aquel blanco delicado a un rojo carmín.-Me gustas, Taiga.

-A-Aomine-kun…. Yo….- los ojos de Kagami se abrieron de par en par.

-no me llames así, te lo ruego, no me llames “Aomine”- el peliazul comenzó a acercarse cada vez más hasta que sus labios casi se tocaban.

-Da-Daiki-kun…- murmuró el pelirojo. Una pequeña sonrisa apareció en el rostro de Aomine.

-Eso, está mejor- susurró antes de besarlo.

(De regreso en la realidad)

-Todo saldrá bien, todo saldrá bien- se repetía intentando calmarse.

Desde hace un buen tiempo que sus sentimientos por Kagami Taiga eran algo… “distintos” a los de un rival o incluso un amigo. Al principio solo estaba enfadado, ¿por qué no lograba sacarlo de su cabeza?, no podía comprender como este tipo llegó a convertirse en el centro de su universo, ¡No tenía sentido!

En la mente de Aomine, Kagami era el único responsable, “todo es su culpa” esta frase se transformó en algo común para el peli azul, porque si Kagami no sonriera como lo hace, no tuviese la voz que tiene, y no fuese tan… Tan perfecto, él no se habría enamorado tan perdidamente como lo está.

 

Aun no era hora de su primera clase pero él ya estaba en la escuela, decidió pasar el tiempo como siempre. Llegó hasta el techo de la escuela para dormir pero...

-No puedo…- murmuró para si mismo.

Llegar temprano a la escuela ya era algo extraño en él, pero ¿no poder dormir?, él sabía lo que estaba pasando: estaba nervioso (aunque nunca lo diría en voz alta)

El día transcurrió igual, sin dormir, acudiendo a todas las clases que le tocaban, incluso poniendo atención de vez en cuando  y también se pasó gran parte del día en la enfermería gracias a la insistencia de sus preocupados compañeros de equipo (y algunos profesores también)

La campana sonó anunciando el final de las clases, y dentro de 30 minutos se encontraría con Kagami en la cancha del parque cerca de  un local de comida rápida.

Aomine siguió caminando hasta llegar al lugar acordado, para su mala suerte llegó 15 minutos antes y para emplear su tiempo en algo productivo comenzó a repasar mentalmente (y por millonésima vez en el día) su plan:

1-Jugar un 1 a 1 con Kagami.

2-Ganarle a Kagami.

3-Confesarle sus sentimientos a Kagami.

4-Besar a Kagami.

5-Invitar a salir a Kagami.

-¡Bien! Todo está listo…a ver que hora es…-sacó su móvil y al ver la hora su nerviosismo aumentó.

“¿y si no viene? ¿lo olvidó? ¿o solo no quiere venir? ¿O SOLO NO QUIERE VERME?, tranquilo piensa racionalmente, tal vez solo se retrasó, tal vez esté con … alguien… más…¿una chica? ¿en una cita? ¿su novia? ¡¡DEMONIOS!!, no estoy seguro de poder juntar el valor suficiente como para declararme otro día. Bakagami más vale que-“

-¡Oh! ¿Aomine?- “esa voz”

-Bakagami- dijo girándose- ¡llegas tarde!

-¡Más importante que eso! Aomine… ¡llegaste a la hora que acordamos! ¿Te sientes bien? ¿Estas enfermo?- con autentica preocupación apoyó su mano en la frente del moreno para verificar su temperatura.

-Tsk, estoy bien, pero no importa que llegue a tiempo su tu llegas tarde- respondió con evidente molestia.

-No son ni 5 minutos de retraso, no se va a acabar el mundo, además, siempre soy y el que tiene que esperarte como mínimo 1 hora cada vez que quedamos- se defendió.

-esto es diferente – dijo sin pensar.

-¿diferente? ¿Por qué?

“Porque esta vez te pediré que salgas conmigo”, claro que no dijo eso, en su lugar sonrió con suficiencia y dijo –porque esta vez pretendo romper mi propio record y vencerte por el doble de puntos- fue lo primero que pudo pensar.

 

El partido terminó con la victoria de Aomine, y si no fuese por un par de puntos habría logrado cumplir con la excusa que había inventado.

El moreno esta jadeando con la mirada perdida.

“Ok, repasemos:

1-Jugar un 1 a 1 con Kagami.  

Listo

2-Ganarle a Kagami.

Listo

3-Confesarle sus sentimientos a Kagami.”

Levantando la vista miro directamente al peli rojo, se había quitado la camiseta blanca que usó durante el juego, estaba empapado en sudor, ligeramente sonrojado y jadeando. Aomine se fijó en una gota de sudor que bajo por el rostro del chico hasta su cuello y luego continuó su camino por el plano y pálido pecho de Kagami hasta sus abdominales marcados…

“Estoy celoso de una gota de sudor… soy un tonto” se lamentó el moreno.

Cuando Kagami se percató de que su contrincante lo estaba mirando se giró y preguntó -¿Qué pasa?

-Yo…- “esta es mi oportunidad”- yo…-“¡No puedo!”

-Habla ya Ahomine.

“Esto no es lo que tenía planeado.”

-Tsk, da igual.

“Definitivamente esto es un desastre.”

-ah?! Solo dilo!

“¿Cómo llegué  esto?”

-No importa, solo cierra la boca, Bakagami. – y diciendo esto, tomó sus cosas y se largó del lugar.

 

Primer Intento de Confesión: Fallido.

 

Segundo Intento de Confesión:

Ya han pasado casi 2 meses desde el fracaso de Aomine, y desde entonces nada a cambiado, excepto por un pequeño detalle.

Gracias al mal humor intensificado de Aomine todos podían darse cuenta de que algo no andaba bien. Momoi, impulsada por la preocupación y las desesperadas suplicas del equipo de baloncesto, se propuso a investigar que era lo que le ocurría al as de Tōō, y con investigar me refiero a un “Aomine-kun, ¿Qué te tiene de tan mal humor?”. Cualquiera pensaría que el chico la mandaría a volar pero, contra todo pronostico, Aomine Daiki le contó su problema.

El hecho de tener ese secreto guardado lo atormentaba, además, luego de ese rotundo fracaso tal vez Satsuki podría darle un algún tipo de consejo, ¿no?

-Ya veo…- dijo la muchacha una vez que su malhumorado amigo terminó su explicación- y, ¿Cuándo lo volverás a intentar?

-Nunca… supongo- respondió fingiendo desinterés… bueno, más bien sonó como si estuviese desanimado.

-hm? ¿Por qué?- preguntó Momoi, recibiendo como única respuesta un encogimiento de hombros, como diciendo “¿Qué importa? De seguro seré rechazado” -…mmm, Trata otra vez Aomine-kun

-Pero…-

-¡Te ayudaré!-exclamó decidida la pelirosa

-¿Ah? ¿Cómo?, no me digas que usarás el típico “conozco a alguien a quien le gustas y quiero saber si tu también sientes lo mismo”, eso siempre termina mal- dijo Aomine, recordando todas las comedias románticas en las que usaron el mismo truco: el protagonista  le pide a un amigo que le pregunte a la persona que le gusta si siente lo mismo, y al final resulta que esa persona termina saliendo con el amigo del protagonista; y no hay ninguna posibilidad de que él soporte que su Taiga salga con Satsuki. Ni loco.

-Nop, haré algo mejor- respondió ella en un tono que no presagiaba nada bueno para el moreno.

Al día siguiente, Momoi les informó que la semana próxima tendrían un juego de práctica con Seirin.

-¿Qué estas planeando?- preguntó, entre asustado y curioso, Aomine.

-ya lo verás- fue la criptica respuesta de la chica.

 

Acababa de terminar el “juego amistoso/nunca-perderemos-ante-ustedes”, y el moreno ya se hacia una idea de lo que planeaba su entrenadora; al parecer Momoi se había puesto de acuerdo con la entrenadora de Seirin, Riko, para que una vez terminaran la practica, los jugadores de ambos equipos fuesen enviados directo a sus casas, aunque usaron pretextos estúpido, viniendo de las entrenadoras eran imposibles de contradecir. Cuando Aomine se acerco para hablar con su entrenadora, ésta le dijo en un susurro “inventa algo para acompañar a Kagami-kun”, lo que hizo que todo tuviese sentido.

Una vez que ya todos se habían despedido cada cual se fue por su lado, Momoi era la más feliz de todos ya que, para evitar que Kuroko y Kagami decidieran irse juntos (arruinando el plan), convenció a la sombra de que la acompañase a casa.

-Oi, Bakagami- llamó Aomine, logrando que el pelirojo se detuviera, girándose para ver que demonios quería. Con un “¿Qué?” pintado en la cara, Kagami esperó a que el otro continuase- me voy contigo.

-¿y eso?- no es como si le molestara, solo era… inesperado.

-yo… tengo que pasar a otro lugar antes de ir a mi casa- fue la pobre excusa del as de Tōō.

La calle estaba casi vacía, y los chicos caminaban en silencio mientras el sol proyectaba sus sombras alargadas en el pavimento.

El nerviosismo que había invadido a Aomine en un principio se había esfumado casi por completo, dando paso a una sensación de calidez, por el simple hecho de estar junto a Kagami. Caminar en silencio junto al pelirojo era bastante cómodo, como si fuese algo natural, algo que hicieran a diario.

De pronto, Aomine se dio cuenta de que, en las sombras, sus manos estabas muy cerca, casi tocándose, y una idea extraña invadió al moreno: “si me acerco, solo un poco, nuestras manos… nosotros…”. Con cuidado de no parecer muy evidente, Aomine extendió su brazo un par de centímetros, sin realmente tocar a Kagami, pero sus sombras, estaban tomadas de la mano.

“Maldición… solo acércate y dilo…o solo… solo toma realmente su mano…”

Siguió caminando de esa forma, con su brazo ligeramente extendido a un lado, fingiendo tomar la mano del chico a su lado, hasta que un pequeño jadeo ahogado lo sacó de sus ensoñaciones. Mirando disimuladamente al as de Seirin, pudo reconocer un ligero sonrojo y, siguiendo la dirección de sus ojos, lo comprendió.

Se dio cuenta”

Se apresuro a mover su brazo, rompiendo así la conexión de las alargadas sombras frente a ellos, pero algo curioso pasó en ese momento, Kagami, al fijarse en eso, movió su brazo, acercándolo un poco al de la sombra de Aomine, quien decidió tomar todo el valor que pudo y acercar el suyo, pero no a la sombra.

La mano de piel oscura como el chocolate se atrevió a tocar tentativamente a la mano blanca como porcelana del contrario, quien correspondió a su toque, y lentamente entrelazaron sus dedos.

Por un pequeño momento, el mundo se detuvo, nada más importaba, ni sonidos, ni formas, ni colores, solo su tacto, su piel tersa, suave y cálida. Todo carecía de importancia comparado con eso. Comparado con él.

Aquél hermoso momento no duró demasiado, ya que un automóvil que pasaba a toda velocidad los trajo de regreso a la realidad, haciendo que separaran sus manos como si el tacto ajeno les quemase la piel.

Nervioso y con el corazón latiendo al cien por cien, Aomine tragó saliva y se removió incomodo, sintiendo como su rostro ardía por la vergüenza, agradeciendo que su piel fuese oscura, ya que lograba disimular su sonrojo.

Al verse solos otra vez, los chicos lo intentaron nuevamente. Acercaron sus manos lentamente hasta que sus dedos meñiques se tocaron, pero no siguieron, se quedaron así, unidos solo por sus meñiques, tal vez parezca estúpido, pero incluso ese pequeño avance era suficiente. Por ahora.

Caminaron el tramo que les quedaba de esta forma, cuando faltaba menos de una cuadra para llegar a la casa de Kagami, Aomine dijo: -Bueno yo…um, me tengo que ir por acá- y señaló el camino de la izquierda.

-Si, bueno, yo sigo derecho- respondió algo incómodo Kagami.

-Si, bien…-respondió a su vez el otro

-…si…bueno, hasta la próxima- se despidió el de cabello rojo. Con un asentimiento Aomine siguió caminando, para su mala suerte, estaba muy lejos de su casa y no existía aquel lugar al que debía pasar antes de volver a su hogar.

Luego de tomar el metro y un autobús al fin logro llegar a su casa, para entonces el cielo ya estaba oscuro, pero eso no importaba, ¿Por qué?, porque había tomado la mano de Kagami Taiga. No había nada que pudiese amargarlo.

Su móvil sonó, avisándole de un nuevo mensaje de texto.

Con una sonrisa boba en la cara tomó su celular y comenzó a revisar: una llamada perdida de su madre y 3 mensajes de Satsuki.

Mensaje 1: (enviado luego de que Momoi se fuera)

Satsuki:

Asunto: ¡Buena suerte!

Te estaré animando Aomine-kun!

 

Mensaje 2: (enviado mientras Aomine estaba en el vagón del metro)

Satsuki:

Asunto: Idiota!!

Tu mamá está preocupada, me llamó preguntando por ti

Si vas a volver tarde recuerda avisarle a tu madre que luego soy yo la que se mete en problemas por cubrirte 

 

Mensaje 3: (el que acaba de recibir)

Satsuki:

Asunto: RESPONDE

Recuerda que fui yo la que te ayudó con esto, merezco respuestas     no seas malo!!

 

Con una pequeña sonrisa torcida en el rostro la llamó.

-¡AL FIN!- fue el saludo de la chica- ¡No lo puedo creer! ¿Qué te tenía tan ocupado?- preguntó con un toque de enfado en la voz.

-Tsk, ya cállate, me arruinas el buen humor- dijo en un fingido tono de aburrimiento.

-Entonces, ¿qué pasó? ¿se lo dijiste? ¿Cómo reaccionó? ¿Qué dijo?- lanzó todas las preguntas una tras otra, era obvio que estaba mas que emocionada.

En ese momento, Aomine se dio cuenta de que finalmente no se había declarado, por lo cual quiso golpearse la frente con la palma de la mano, pero, había conseguido algo bueno. Tomarle de la mano.

-…No…No se lo dije-

-¡¿QUÉ?!- lo interrumpió la chica

-¡Que no se lo dije!- le repitió casi gritando.

-pero, ¿por qué?, ¿Qué pasó?- preguntó incrédula la pelirosa.

-pues solo no se lo dije, pero, nos tomamos de la mano- y con lo último, la pequeña y torcida sonrisa que tenía se ensanchó hasta formar una sonrisa real, con todas sus letras.

-KYAAA- fue la respuesta de la chica, el sonoro grito por poco deja sordo al moreno.

Siguieron hablando un rato, o más bien, Momoi siguió hablando un rato, ya que Aomine perdió el interés en el monólogo de la muchacha pensando una y otra vez en Kagami. En sus ojos. En su sonrisa. En su piel. Y en su trasero, para que mentir.

 

Segundo Intento de Confesión: Fallido.

 

Tercer Intento de Confesión:

Aomine estaba sentado entre la ruidosa multitud de espectadores, no estaba especialmente concentrado en el juego, era claro quien ganaría, lo que en realidad llamaba su atención era cierto pelirojo.

El juego acabó con una clara victoria de Seirin, mientras la gente vaciaba el gimnasio el moreno se quedó esperando a que los jugadores terminasen de ducharse  cambiarse de ropa.

Entre risas y bromas el equipo de Seirin se dirigía a la salida, planeaban ir a comer a alguna parte para celebrar.

-Oi, Kagami- llamó Aomine, su expresión seria no dejaba ver lo nervioso que estaba. El rostro de Kagami era de completa confusión cuando se alejó de sus compañeros para hablar con el moreno.

-…Aomine, ¿Qué haces aquí?- le preguntó con curiosidad.

-yo…nada en realidad, bueno, yo… ¿Podemos…Podemos hablar?

-Estamos hablando…

El peliazul soltó un bufido, y respirando profundamente, lo intentó otra vez- Quiero decir, si podemos hablar en otro lugar… ¿Qué te parece si vamos a comer algo?

-Yo, creo…- Kagami miró hacia sus compañeros de equipo, la verdad es que él también tenía que hablar con Aomine – Chicos, vayan ustedes, yo voy…voy a comer con Aomine- La respuesta fue un asentimiento por parte de Kuroko y una sonrisa de la entrenadora, después de eso ambos chicos comenzaron a caminar.

Luego de un rato llegaron hasta un restaurant familiar frente a un parque, Aomine estaba tirando de la puerta cuando se dio cuenta de algo.

-oi, ¿a donde vas?- le preguntó a Kagami, quien había pasado de largo y seguía caminando rumbo a quien sabe donde.

-hmm?- fue la respuesta del chico, quien al levantar la vista entendió de que hablaba su acompañante- Oh, yo, la verdad es que no tengo muchas ganas de comer...- murmuró. Al escuchar eso Aomine lo miro incrédulo; ante tal reacción Kagami no pudo hacer mas que sonrojarse y desviar la mirada, se fijó en unos asientos libres del parque- ¿por qué no...?- dijo apuntando en esa dirección, Aomine, captando el mensaje se limitó a asentir y seguir al otro.

Una vez que se sentaron calló entre ellos un silencio horriblemente incómodo. Aomine miraba sus manos como si fuesen lo mas interesante del mundo, intentando encontrar la forma de iniciar la conversación, “Me gustas” era lo obvio por decir, el problema era como hacerlo, las ideas no paraban de amontonarse en su cabeza, cada una mas vergonzosa que la anterior, hasta que Kagami habló.

-Aomine, yo creo que…no, yo estoy seguro, Aomine, me gustas- su voz era firme, aunque no estaban mirándose a la cara, Aomine estaba seguro de que el pelirojo tenía los ojos fuertemente cerrados – hace un tiempo, me di cuenta de que me gustas, no es solo tu forma de jugar, es… eres tú, yo entiendo que-

-A mi… también… me gustas…- respondió lentamente, sin poder creerlo, no podía creerlo.

¡Todo lo que le costó a Él poder decirlo, y Kagami solo…solo…LO SOLTABA DE ESA FORMA!

No hay manera, no, él no se siente como un cobarde ni como un perdedor, de ninguna forma, no.

Tal vez un poco.

Algo lo sacó de sus pensamientos, algo que lo llenó de felicidad. Kagami le sonreía. Una sonrisa magnifica y completamente hermosa, en especial junto son ese leve too de rojo que cubría sus mejillas.

No pudo evitarlo, esa sonrisa era contagiosa, así que también le sonrió.

 

Tercer Intento de Confesión: Completado.

 

La forma en la que sus amigos se enteraron de que estaban saliendo no fue la mejor en opinión de Kagami.

Habían estaban saliendo durante dos semanas (dos increíbles semanas) y se había hecho una costumbre encontrarse después de la escuela, ese día Aomine estaba esperándolo a la salida de la escuela ya que irían a comer, y en cuanto puso un pie en la calle junto con algunos compañeros de clase y de equipo, Aomine (de la nada y sin motivo aparente) se acercó a ellos con su cara de “corre o te mato”.

-Oi, escuchen bien montón de pendejos- le habló a los acompañantes del pelirrojo- Kagami. Es. Mío. ¿Entendido?- dijo al mismo tiempo que lo tomaba de la mano. Los muchachos lo miraron entre asustados y curiosos, pero lo único que hicieron fue asentir. Estando conforme con la respuesta, el moreno comenzó a alejarse, llevando consigo a un perplejo Kagami.

Claro que luego de eso Taiga le pidió explicaciones al idiota con el que estaba saliendo, y su respuesta fu simple: “No me gusta que le muestres tu sonrisa a todos, quiero que esa sonrisa sea solo para mi”

Okay, ese tipo es un idiota, pero es el idiota más tierno que conoce, y su idiota.

Notas finales:

Espero que le aya gustado.

Bye.


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