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Secret of Balcony [Oneshot SeSoo] por SoolSan

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Notas del fanfic:

Después de un tiempo he vuelto ¡yey! Este Oneshot consta de 3 partes, las iré subiendo gradualmente dependiendo cómo sea recibido por ustedes :) Este fic es de tematica nueva ya que está escrito en primera persona (mi debilidad) y por primera vez escribo algo de "shota" por si puede decir así. Espero que les guste y dejen sus comentarios, nunca está demas saber su opinión ~

También quiero aprobechar de dar un aviso, o más bien un temario de algunos fics que tengo pensado subir para este año; 

- La última entrega de "Papel Fotográfico" llegaría a fines de Marzo a más tardar. 

- 2 KaiSoo medio escritos, un Oneshot también dividido en 3 partes, y otro oneshot pero de no más de 5k. 

-Un probable BaekYeol que tengo casi listo (Oneshot) y un BaekSoo que ya estoy planificando. 

Dejando claro algunas cosas, espero les guste mi nuevo proyecto :)♥

Notas del capitulo:

Creo que ya he aclarado todo (?) aviso de ante mano que el escribir en primera persona se me hizo MUY difícil y que si hay errores en espacio tiempo diganme, necesito consejos para mejorar >.< 

Cualquier duda o consulta pueden hablarme por twitter , perdón por las faltas otográficas y espero les guste ♥ 

#1

 

Jueves 18  de febrero

 

Qué complicado es el tiempo. Siempre me he preguntado ¿Por qué medimos el tiempo? ¿Contamos los años, y re-contamos los meses? No hay nada más detestable que ser dependiente de algo, o de alguien. O simplemente ser esclavo de un aparato metálico, con manecillas desgastadas y polvorientas,  que se mueven en un monótono compas  y es tan triste como él propio.

Desde pequeño he odiado los relojes, calendarios, cronómetros, o en teoría,  cualquier barbaridad que represente y dictamine un espacio tiempo. Esos objetos me recuerdan,  casi demasiado desdichadamente,  lo poco o nada que papá pasaba en casa. Lo triste que era que mi madre se tuviera que ir por todo el día a su trabajo para llegar completamente agotada y agobiada, y luego  preparara la cena, y una hora después se lanzara a su cama, completamente derrotada por la fatiga corporal. Para que en seis horas y treinta cinco minutos más tarde tuviera que levantarse para irse a romper la espalda nuevamente. Lamentable.

Una vez, a mis cortos nueve años, le propuse a papá que quitáramos los calendarios y los relojes de la casa, así mamá no tendría que ir a trabajar y él no tendría que ir a China por dos meses, o como ahora último, por casi tres. Que inocente y felices son los niños a veces.

Siempre recuerdo cómo acarició mi cabello mi padre esa vez.  A veces cierro los ojos y siento su mano sobre mi cabeza quitando todo los males de mi pequeño, pero doloroso problema. Se puso de cuclillas frente a mí, ya que era un mocoso enano aún, y me sonrió de forma cálida. Desde esa distancia pude apreciar su mirada gastada y las arrugas ya formadas en la comisura de sus ojos. Qué mayor se veía.

 

—Sehunnie. Algún día, ya no tendremos que ver los calendarios ni los relojes, y yo pasaré todo el día con tu madre y contigo ¿Puedes esperar hasta ese entonces?

 

Aquella vez le creí. Recuerdo su voz desgastada y la amargura retenida en su cabello. No brillaba. Su cabello no relucía ni siquiera un poco. Ese recuerdo está impregnado; huele a tabaco y a miel.

Algunos pocos años más tarde reafirme que el calendario era una mierda y que el reloj es el enemigo más cruel y venenoso del ser humano. Papá nunca se quedó todo el día conmigo y mi madre a no mirar los números entintados en papel. Simplemente ese discurso se resumió a más viajes al extranjero, a más dinero en la casa; a una madre presente en el hogar, pero una mujer sin marido.

Una vez mi madre me confesó que prefería trabajar todo el día y acurrucarse con mi padre y conmigo en la cama las pocas horas que quedaban, antes de que papá desapareciera por extensos meses, casi demasiado melancólicos para ambos.

Desde esa vez, a mis trece años de edad, nunca más volví a creer en la promesa de papá.

Simplemente porque el tiempo es una mierda. Estamos más encerrados que un hámster en una jaula y es terriblemente triste. Estamos manejados y manipulados por algo tan difuso y subjetivo, tan horriblemente poco creíble y tangible que es patético el cómo no vomitamos en nuestra propia miseria.

Estoy seguro que algún día los años no serán 365 días si no que 400, porque van a faltar días para trabajar o celebrar alguna cosa irrelevante. El día tendrá 28 horas y los minutos ya no tendrán 60 segundos. Qué poco valoramos nuestras vidas.

Si alguna vez pudiera pedir algo a sabiendas que se cumplirá, sería que me devolvieran mi libertad. Que yo estableciera mis horas, mis segundos y mis años. O ni siquiera establecería algo. No lo sé muy bien. Sólo quiero volver atrás y decirle a mi yo del pasado que  algún día queme el despertador de mamá.

De todos modos siempre hay que hablar en algún espacio tiempo ¿o no? Digo, aún vivo con esa limitante autoimpuesta por una manga de gente que jugó a ser un ser superior y delimitar a la humanidad. Habrá que acostumbrarse, supongo.

 

Viernes 19 de febrero 

El día estuvo realmente lindo. Hoy mientras empacaba mi maleta con ropa y mamá metía libros, lápices, gorros y una montonera de cosas mías en algunas cajas al lado mío, noté por la ventana cómo el sol brillaba exquisitamente. Si tomamos en cuenta claro, que es mediado de invierno y que queda muy poco tiempo de vacaciones.

Mientras cerraba con cinta adhesiva la última caja de objetos personales que me quedaba, mamá se sentó en la orilla de mi cama, ahora resumida a un colchón solitario encima de la marquesa, y me sonrió de manera maternal. Un reluciente espasmo de tristeza rayaba la sonrisa, pero al final, termino en concluir en una sonrisa de orgullo.

 

— ¿Estás seguro que estarás bien solo en la ciudad? Allá hay mucha gente, exceso de bulla y delincuentes —hizo un puchero mi madre bastante infantil para alguien de su edad. Yo sólo me burle en silencio.

 

—Yo estaré bien Mamá. Tengo diecinueve, ya soy un hombre ¿recuerdas?

 

—Aún eres mi niñito —canturreó de manera exagerada —. Voy a estar muy sola—finalizó con un tono triste. Me acerqué a donde ella y coloqué su cara en mi abdomen, abracé su cabeza con mis brazos y boté un suspiro. Sentí de inmediato mi polera húmeda.

 

—Estarás bien —le susurré en forma de consuelo —. Papá llega en la noche, estará por un largo periodo en Corea.

 

— ¿Y después Sehun ah? —lloriqueó dolorosamente. Una lágrima amenazó por salir de mis ojos, pero me contuve, debía mantener la calma —. ¿Después qué haré?

 

—Me esperaras sentada tranquilamente en tu sofá tejiendo y con buena comida para cenar. 

 

— ¿Por qué las buenas universidades no están acá Sehun ah?

 

—Volverás al trabajo Mamá. Después que papá se valla lo harás —agarré su cara con mis mano y sonreí de medio lado al ver su aspecto; sus ojos hinchados, rojos y cansados. Su rostro enrojecido y húmedo—. ¿Me lo prometes? —casi imploré.

 

—Te lo prometo amor mío.

 

—Buena chica —le di un pequeño beso en su mejilla y le sonreí. Yo no sonrió fácilmente, pero mi madre siempre se la merece —. ¿Vamos a cenar? —ella asintió y quitó los rastros de lágrimas en su rostro.

 

Esa noche papá llegó de su viaje, dejó su maleta a un lado de la puerta y miró mis cajas cerca de la entrada; botó un suspiro  que sabía a tristeza pura. Yo sólo quería llorar y decirle que todo estaría bien, que yo estaba bien, que mamá estaría bien. Pero no dije nada, no me gusta mentir, y menos quería dejarles el último recuerdo amargo en sus memorias conmigo llorando como un crío.

Yo ya no soy un crío.

 

*

 

El bus parte temprano por la mañana. Seúl es ajetreado y bullicioso, o algo así resumió Kai en su mensaje cuando le pregunté a qué hora era mejor llegar a la tan aclamada metrópolis de metal. Mi buen amigo Jongin dice que jamás tome un bus después de las ocho treinta si deseo llegar sonriente a mi destino.

Estoy algo nervioso, no veo a JongIn hace algunos años, desde que su familia se trasladó a Seúl por trabajo. Mantuvimos el contacto, y en tres ocasiones él vino a visitarme por cortos periodos, puede que por esa razón seamos aún muy buenos amigos. Jongin siempre creyó en nuestra amistad.

Llegaré a su casa éste fin de semana. Cuando le conté que mis cosas llegarían recién el lunes a mi departamento y que dormiría miserablemente en el suelo encima de una toalla, porque los vagos de la mudanza no trabajan ni los sábados ni domingos, y la ajumma dueña del departamento no tiene otro día para entregarme las llaves del lugar más que el sábado, él me ofreció amablemente su hogar. Para adaptarme a la ciudad y así hiciéramos el vago juntos. Me dijo que había una habitación para huéspedes que su hermanito usaba para hacer las tareas y que podía usarla para dormir.

Tiene un hermano tres años menor que nosotros.  Recuerdo muy poco de él la verdad, tenía como ocho años o quizás más cuando lo conocí. Sólo se me viene a la memoria  que tenía ojos grandes y era pálido. Siempre me burlaba de Jongin de que él era adoptado ya que su hermanito era demasiado mono y blanco para ser de su propia sangre. 

 

Siendo sincero, cuando Kai me ofreció estadía en su hogar me sentí muy feliz.  Al fin podría volver a los buenos tiempos con él. Poder bailar y hacer el tonto. Graciosamente, sin pensar en tiempo ni estaciones. Simplemente hacer el tonto.   

 

Sábado 20 de febrero

 

Como Jongin dijo, Seúl es jodidamente ajetreado y bullicioso. Luego de venir escuchando música por casi tres horas en el bus (ya que era un manojo de nervios y el sueño simplemente no llegaba a mi cuerpo) cuando llegué al terminal de buses di un largo y placentero estirón de brazos, respiré del áspero aire de Seúl y saque mis auriculares de mis oídos mientras  bajaba por las escaleras del bus para apreciar en su totalidad la enormidad del terminal. Sinceramente, lo único comparable a ese lugar con mi humilde ciudad, era un gallinero; uno demasiado repleto. 

Mientras esperaba que me pasaran mis maletas a un lado de la enorme máquina, y el horrible sonido del lugar ya me estaba haciendo entrar en un colapso mental, localicé a Kai. Estaba parado  al frente del bus mirando a algunos pasajeros que bajaban aún  y llevaba su cara adormilada tan típica de él.

Jongin sigue igual. Malditamente alto y atractivo, pero aún mantiene esa sonrisa infantil y esa actitud despampanante a la vista; una especie de contraste entre su personalidad varonil y su niño interno. Quizás seamos los mismos niños aún, pero con notorias diferencias; mis hombros están más ancho; sus caderas están más formadas; él está más alto; mi mandíbula más afilada. Él ya no es virgen, yo tampoco. Pero aún podemos ser los niños de antes. 

Cruzamos miradas y él saltó de la alegría, o al menos así lo sentí mientras sus blancos dientes salían a la luz en una enorme sonrisa. Corrió a abrazarme, de manera no tan exagerada como quizá lo estén imaginando, pero fue lindo. Nostálgico.

 

— ¿Qué carajos tiene la comida allá? ¡Creciste como dos metros!—me dijo alegremente mientras palmeaba mi espalda muy enérgico con su tan característica risa de fondo.

 

—Preguntaría lo mismo respecto al sol de acá—torcí mis labios de forma burlona. Kai hizo un Mohín.

 

— ¿Algún día dejaras de joderme por mi piel?

 

— ¡Jamás!—hizo un chasquido con su lengua y yo me carcajee—. Entonces… ¿Nos vamos?

 

— ¡Oh sí! Mi casa no está muy lejos de acá. Tú departamento está muy cerca de mi casa. Bueno, quizás treinta minutos en bus, pero alcanzamos a llegar después de la cena —hablaba casi sin respirar, se notaba emocionado, y su amarre en mi brazo dolía por su emoción.

 

—Supongo que tendré que seguirte—dije fingiendo desgano.

 

—Seré tu guía turístico —giró su rostro muy sonrientemente y yo le respondí con una media sonrisa. Aún me arrastraba entre medio de la gente demasiado firmemente.

 

El vecindario donde vive Jongin no es para nada parecido al centro. Qué alegría. Hay demasiadas luces, propagandas y autos en exceso que dañarían mi cabeza, o alguna parte de mi organismo de seguro.  Era un tanto parecido a mi ciudad natal, a diferencia de que aquí había buses todo el jodido día transitando bulliciosamente por las calles y existía una sobrepoblación notable. Pero nada que no se pudiera manejar, hasta ahora.

Su casa es amplia, demasiado para no ser de una familia acomodada. Paredes enormes pintadas de un azul brillante, suelo de madera tallada, un amplio salón principal muy bien amueblado con estantes traídos de Europa y una deslumbrante cocina.  Al parecer a la familia Kim le ha ido muy bien este último tiempo.

Dejé mi maleta en la entrada de la casa, ya que Jongin me obligó a que fuera a saludar a su familia antes de instalarme, y yo por supuesto, como la persona de buenos modales que soy, accedí rápidamente.

En la cocina estaba su madre; con un delantal rosa bien amarrado a la cintura cocinando, y en la mesa del centro estaba su hermano menor tomando su desayuno, ya que eran las diez de la mañana. Kai hizo aviso de mi llegada y ambos fijaron sus ojos en mí. La madre de Jongin me brindó una pequeña reverencia, la cual doblegue anticipadamente y ella se carcajeó por lo ruborizado que estaba.

Me sentía el novio de Jongin, fue terriblemente vergonzoso y patético.

 

—Sehun ah, él es Kyungsoo, el hermano menor de Jongin ¿Lo recuerdas? —la mujer tomó al chico por los hombros y le brindo una sonrisa algo ¿sádica? Por así decirlo —. Kyungsoo saluda al amigo de tú hermano.

 

—Hola —se ruborizó por completo cuando cruzamos miradas y mordió su labio inferior violentamente —.  Kim Kyungsoo, mucho gusto—suspiró notoriamente al finalizar y su madre le dio una palmadita de felicitaciones, o algo así. 

 

—Eh… Oh Sehun —tartamudee nervioso. De alguna manera su nerviosismo me lo contagió –. El gusto es mío—lo miré descuidadamente y sonrió.

 

Mierda, decir que mi estómago se revolvió es poco. Casi vomite mi estómago por la boca al ver sus gloriosos labios carnosos color rosa pastel enarcarse en aquella perfecta forma.

 

No tenía sentido.  

 

— ¿Ah que no es una monada? —saltó Jongin donde su hermano y lo tomó por las mejillas demasiado abruptamente, para mi gusto —. Kyung, Kyung, Kyung deja de ser tan lindo —canturreó como un bebé. Yo casi vomité, nuevamente.

 

— ¡Saca tus manos imbécil! —Replicó de manera violenta su hermano—. ¡Me estas lastimando!

 

— ¡Qué bonito hermano tengo! —dijo Jongin de forma sarcástica, ya que vi como susurro algo al frente del rostro de su hermano con un semblante tétrico, y éste lo golpeo con fuerza en sus manos para alejarlo.

 

Sí tan sólo supiera qué le dijo Jongin a su hermano para quitarle ese bello sonrojo de su rostro. Se veía tan inocente con el rubor, me recordó buenos tiempos… Un momento  ¿Bello qué? Bueno olvídenlo, el mocoso está mono; ojos grandes, mejillas regordetas, labios condenadamente comestibles, piel blanca perla perfecta. Y lo más importante del relato, es un crío. 

 

— ¡Ya! Ustedes dos, no ahuyenten a la visita —gritó la mamá de Jongin. Miré un poco asustado la escena, que me había perdido gracias a que los ojos de Kyungsoo se quedaron incrustados en mi cabeza, y doblegué mis ojos al ver  a los dos rasguñándose en el suelo —¡Jongin madura por favor! ¡Tu hermano tiene dieciséis por dios!

 

— ¡El enano empezó! —gritó Kai. Yo aún no entendía qué carajos pasaba.

 

Y bueno, tampoco me dio tiempo para saber qué pasaba. KyungSoo le dio una patada memorable en la entrepierna a Jongin y se paró victorioso del suelo, agarró su tazón con leche de chocolate —no es que la haya olido cuando paso cerca mío — se sacudió un poco su ropa y le brindó una burlona sonrisa a mi amigo, alias bulto regado en el suelo llorando de dolor, mientras la madre de Kai gritaba “anda a arreglar el estudio antes de que te encuentre mocoso malcriado” o algo parecido. La verdad, me distraje burlándome de Jongin porque su hermano menor le había ganado en una lucha.               

 

*

 

Incómodo. No existe otra definición para la situación que viví después del desayuno que llegue a interrumpir. Luego de la brillante pelea de bienvenida, nos dispusimos a arreglar mi cama en  la habitación de huéspedes. Quitábamos cosas y yo ubicaba mi bolso en el armario  mientras Jongin hablaba y hablaba sobre la universidad, lo bueno que era que estuviéramos juntos, el taller de danza y la buena comida de los días miércoles en un café no muy caro en el centro. Todo iba relativamente bien. Hasta que algo me distrajo.

El hermano de JongIn ingresó silenciosamente a la habitación, casi como una sombra. Lo miré de reojo y observé como quitaba sus libros y su portátil que estaban en el escritorio en una esquina. Estaba escuchando música por sus audífonos. Colocaba sus cosas en una caja no muy grande y la tomó entre sus brazos miserablemente, a duras penas logró tomar todas sus pertenencias con sus brazos.  Casi impulsivamente corrí tras él y  lo tomé por un hombro, Jongin me quedó mirando con una ceja alzada desde el suelo (donde estábamos sentados colocándole la funda a los almohadones) por mi abrupta corrida, y su hermano me miró con sus enormes ojos llenos de intriga. Atravesaban mi cabeza.

 

—N-no tienes que sacar tus cosas —balbucee. Él alzó una ceja en respuesta —. Digo, me iré el lunes por la mañana. No es necesario que reubiques todo por mí —finalicé casi sin aire en mis pulmones.

 

—Qué incomodo —musitó mirando mi mano apoyada en su hombro. Al notar mi poco tacto con su espacio personal quité la mano de golpe y me coloqué totalmente rojo—. ¡Disculpa! me refería a incómodo para los dos…Que venga a leer o usar la computadora acá —sus mejillas se ruborizaron de inmediato ¿Por qué?

 

— ¡Oh no hay problema! —Grité nervioso, él se carcajeó. JongIn lucia entretenido a mis espaldas —.  De todos modos estaré más con Kai que acá.

 

— ¿No te molesta entonces?

 

—Claro que no.

 

—El enano ve anime por las noches, te advierto. No te asustes si lo escuchas llorar Sehun ah —se carcajeó Jongin mientras se levantaba y se apoyaba en mi hombro para mirar a su hermano pequeño con sorna.

 

—Eres detestable hyung —dejó la caja sonoramente en el escritorio y salió del lugar, sin antes levantarle un dedo ofensivo a Jongin de espaldas —. Muérdeme el culo.

 

Yo abrí los ojos como platos. El niño mono y sonriente se había esfumado en tan sólo dos micros segundos  ¿Dónde metió su nerviosismo? En serio me gustaba que fuera tímido, pero parece que no es nada de lo que yo creía. O quiero creer, es confuso. Nunca me han gustados los niñatos, de hecho odio todo lo que tenga que ver con adolescentes  y sus problemas.

Pero él se ve diferente; callado, misterioso, guapísimo y encantador  (a su modo, creo, aún no lo conozco) y lo más importante, le da palizas a Jongin. Quizá nos llevemos bien.   

 

Domingo 21 de Febrero 

Al fin tengo la llave del departamento. Mi departamento.  Que mayor me siento diciendo eso, aunque la verdad, de maduro tengo sólo el cuerpo. Soy un crío dentro del cuerpo de un hombre. O eso dice mi madre desde hace unos tres meses atrás  cuando  hablábamos del tema de irme a vivir solo. Yo a veces  también lo pienso así.

Jongin me llevó al edificio donde viviré por el resto del año, y me ayudó con la locomoción y con todo lo que estaba alrededor. Quedan tres semanas para entrar a clases y Kai dice que seré un capitalino bajo su tuición. Me asusta un poco eso de “tutorías exclusivas con Kim Jongin” pero al menos tengo a alguien que me ayude con todo el ajetreo de Seúl y su bullicio. Por desgracia mi departamento no es como el vecindario de Kai e intersecta con una avenida casi principal del centro. Espero poder concretarme desde ahí, soy pésimo con eso de la bulla y estudiar.

Kyungsoo parece que no tiene problema con eso, porque lee libros y escucha música a la vez. Quizá mañana le pregunte cómo lo logra ¿O será muy invasivo? Quizá se sienta un poco presionado porque lo he estado observando desde el sofá con demasiada atención cómo se ríe mientras lee sus tiras cómicas.

Siempre me he definido como una persona sociable. No rayo  para nada en lo vulgarmente sociable ya que me cuesta un poco crear lazos con la gente,  pero hablarles no es un gran problema. Y así intenté hacerlo con Kyungsoo la noche anterior  ¿Qué tan malo podía ser hablar con él?

Bueno, al parecer lo intimidé un poco porqué cuando estábamos en la pieza; él en su computadora y yo tirado en la cama agrupando música en mi celular mientras esperaba a Jongin. Le pregunté qué música le gustaba. Al escucharme saltó en su puesto y me miró con sus enormes ojos algo asustado « ¿En serio soy tan terrible? » fue lo que pensé mientras veía su cara de trauma.  Solté una pequeña risita, para apaciguar su temor y se relajó, creo. Unos segundos después me contestó que de todo; blues, jazz, pop. Le encanta la música y leer.

Luego de cinco minutos de silencio él preguntó si me gustaba leer, yo le sonreí y contesté que no lo amaba, pero uno que otro comic estaba bien. Se acercó tímidamente y me pasó en las manos una tira cómica. Rozamos dedos en la entrega y vi su rubor aparecer.

Estoy seguro que esto no es una línea normal de conocer al hermano menor de mi amigo.

 

Lunes 22 de febrero

Fue un fin de semana entretenido, la familia de Jongin es genial. Me atendieron amablemente y me sentí muy a gusto. Kyungsoo es muy agradable, la noche del día domingo nos quedamos los tres conversando y charlando de idioteces.

He descubierto que Kai tiene un complejo con su hermanito. Lo mima en exceso pero a la vez lo maltrata, como hermanos claro, no crean cosas raras. Jongin quiere mucho a Kyungsoo, pero al parecer no puede expresar su cariño como él desea y simplemente termina molestándolo. A KyungSoo ya le da igual. Creo que él también tiene un complejo con su hermano.

Estaba acostumbrado a vivir con mucha gente a mí alrededor. Extraño el calor familiar de mis padres, y ahora último de la familia de Jongin. Me han ofrecido quedarme los días que quedaban de  las vacaciones en la casa, pero no quiero abusar. Además tengo muchas cosas que hacer, cientos de cajas que desempacar, y un departamento completo que redecorar.

Por otro lado el departamento es genial; Tiene una cocina, un baño, y un salón conectado a la cocina. Perfecto para una sola persona. Qué frio se ve todo repleto con cajas y sin nada de color, pero me recuerda lo mucho que hay que hacer para ser alguien independiente. Tengo demasiado que hacer. Quizá llame a Jongin para que me ayude.

 

Martes 23  de Febrero

 

— ¡Sehun! —escuché que alguien gritaba demasiado temprano por la mañana. Estoy casi seguro que es Jongin, pero puede que aún esté demasiado adormilado—.  ¡Sehun por la mierda son las doce, abre la puerta! —sí, es Kai.

 

Me levanté a ahíncos de mi cama, que por ahora es un colchón con sábanas y frazadas sueltas (Jongin viene a ayudarme a armar la marquesa de la cama) y llegue a paso lento a abrirle la puerta. Mientras abría, recapacitaba que estaba con sólo mis pantalones puestos y sin camisa de dormir, en la noche me dio un poco de calor así que decidí sacármela, pero a Jongin no le molestará. Somos mayores, mejores amigos y hombres. 

 

— ¡Menos mal que despertaste! —chilló JongIn. A su lado estaba Kyungsoo, que luego de brindarme un torpe saludo con su mano fijó sus ojos  en mí torso. « Mierda» —. Sabes que me cuesta levantarme temprano en vacaciones y osas dejarme afuera de tu departamento.

 

—E-eh… lo siento —abrí la puerta para que pasaran libremente —. Pasen, siéntanse como en su casa.

 

—Mamá me obligo a traer a Kyungsoo. Dijo algo de que dos cerebros piensan mejor que uno, refiriéndose a que soy inservible—gruñó con escándalo. Yo me carcajee, y juraría que Kyungsoo resopló en forma de afirmación.

 

—No hay problema, Kyunggie será de ayuda —le sonreí de forma cálida. Él quitó la mirada espantado,  ya que un psicópata desnudo le estaba sonriendo, y empezó a mover su manos nerviosamente.

 

—Supongo. Tiene cerebro, lo que le falta de altura lo tiene de inteligente —Jongin comenzó a reírse burlonamente, pero Kyungsoo lo detuvo piñizcandole el brazo y mirándolo tétricamente.

 

—Me iré a vestir, el instructivo está sobre la encimera, comiencen ustedes —agarré unas prendas que estaban encima de una silla y me metí a mi baño. En todo el trayecto Kyungsoo no quito su mirada sobre mí, fue reconfortante saber que tengo su atención, pero me siento sucio de alguna u otra manera.  Creo que estoy enfermo.

 

Ya vestido, empezamos a armar la marquesa. Kyungsoo daba las ideas y nosotros la armábamos. Él era el cerebro, y nosotros los esclavos musculosos  que le trabajábamos a la corona por un poco de dinero. Kyungsoo tiene ese aire de tirano que lo hace lucir jodidamente atractivo, para tener dieciséis años le gusta tener el control y le va excelente. 

Me pregunto si tendrá novia. Digo, sería jodidamente mandón y posesivo ¿O será la clase de persona que deja que su novia haga lo que quiera?  No, de seguro el tomaría el control de todo, hasta de cuándo follan o no.

 

«Oh por dios Sehun, qué mierda estás pensando. Si quiera él debe saber follar, o saber qué es eso»

 

Aunque yo la perdí a los diecisiete. Pero Kyungsoo luce totalmente diferente a mi yo de dieciséis. Él es ciertamente un poco más tímido y dulce. Bastante tirano, pero no quita que luzca inocente.

 

« Debe ser virgen »

 

— ¡Sehun hyung! —gritó Kyungsoo con el ceño fruncido mientras yo babeaba pensando en cualquier estupidez —. Estás estropeando esa pieza.

 

— ¡Oh! Lo siento—me disculpé avergonzado, ya que estaba colocando una baranda en cualquier parte de la marquesa.

 

Qué lindo se ve con el ceño fruncido. Y que bien suena el hyung con su voz y en sus labios.

 

—Creo que terminamos—dijo triunfal Jongin levantando sus brazos en forma de estiramiento. Kyungsoo recorrió la estructura con sus pálidas manos encima de sus caderas. Sus enormes ojos revisaban meticulosamente todo, haciendo que se me erizaran los vellos de la nuca.

 

—Quedo bien. No son unos fracasados como creía —dijo sonriente.

 

Debo estar perdiendo la maldita cordura  «No sonrías así mocoso del demonio, estás haciendo que me sienta perdido en tus malditos ojos en forma de medias lunas. »

 

— ¿Tienes algo de comer  Sehun ah? —preguntó Jongin mientras se lanzaba a mi colchón.

 

—Oh claro. Creo que hay una soda de naranja en el refrigerador.

 

—Qué miserable estás amigo. Iré a comprar algo al minimarcket de abajo, necesito comida —dijo dramatizando sobando su estómago como crío.

 

— ¡Hyung! —Gritó Kyungsoo —. Yo voy, no te preocupes, ustedes dos están cansados.

 

—Ni de broma—frunció el ceño Jongin mientras se levantaba y le revolvía el cabello a Kyungsoo —. Los tipos tienen cara de depravados. Quizá qué guarradas te digan si vas solo.

 

—Se defenderme solo —dijo en un tono extremadamente adorable.

 

«Jongin no me dejes solo con él»

 

—Sí, claro—rodó los ojos y agarró su billetera que estaba en una mesa al lado del colchón—. Vuelvo en diez minutos, no me extrañen.

 

— ¡No vuelvas!—gritamos en conjunto con Kyungsoo, nos miramos con los ojos sorprendidos y luego nos sonreímos. 

 

—Idiotas—refunfuño dando un portazo a la puerta.     

 

En la vida he tenido dos momentos jodidamente incomodos; mi primera vez, y la discusión que tuve con un maestro en secundaria.

La primera, es completamente normal que fuera incomoda y un poco torpe. Eso de las vaginas y los pechos, uno no sabe de las proporciones hasta que tiene una al frente.  La segunda me desequilibra un poco. Ese maestro abusaba verbalmente de los alumnos y nadie le decía nada. Un día me las di de hombre grande y lo encaré. Terminé en la enfermería, pero al menos al sujeto lo echaron del colegio.

A lo que quería llegar, es que quiero incluir otro momento jodidamente incomodo a mi lista; estar a solas en mi apartamento con el hermano menor de mi mejor amigo.

Es todo tan asfixiante y agobiante. Malditamente abrumador. La forma en que se sienta de piernas cruzadas y mira por el ventanal hacia el cielo, sus pestañas curvándose de forma tierna. Sus labios abultados y resecos. Llevaba una polera blanca y unos jeans clásicos desteñidos demasiado ajustados; a mis ojos era demencialmente atractivo. Luego de que relamiera mis labios casi por octava vez, atine a hablar, o a balbucear la verdad.

 

— ¿Quieres soda Kyunggie? —le ofrecí mientras me levantaba torpemente del suelo. Él me miró y asintió.

 

—Hyung —habló con su suave voz. Yo tragué saliva y trate de no botar la bebida en la mesa —. ¿A ti te gusta mi hermano?

 

¿Qué? Digo ¡¿QUÉ DEMONIOS?!  A mí ni siquiera me gustan los hombres. Momento ¿no? digo Kyungsoo es muy lindo, pero él no me gusta. Y por supuesto que Kai menos. Por dios no.

 

— ¿Qué estás diciendo Kyungsoo? —me carcajee algo nervioso. Me acerque con el vaso en la mano a donde estaba sentado y se lo aproximé—. Claro que no. Es sólo un buen amigo.

 

— ¿Seguro?

 

— ¡Por supuesto! ¿De dónde sacaste eso?

 

—Se ven muy cercanos —se encogió de hombros y bebió del vaso, sin quitarme la mirada un maldito segundo —. A hyung le gustan los tipos como tú.

 

—A Kai le gustan todos Kyungsoo —dije en tono de broma. Su mirada se opacó notoriamente —. Espera—entre cerré los ojos, él tensó la mandíbula —. ¿No te gusta compartir a Jongin, eh? —le pique una mejilla en forma burlesca. Aún estaba parado a su lado, él se volvía cada vez más rojo.

 

— ¡Ya!

 

—Qué celoso eres —me burle de nuevo, pero ahora me aproximé un poco más y me puse de cuclillas frente  a él para tomarlo por las mejillas. Al parecer odiaba aquello porque empezó a patalear y a mirarme feo —. ¡Sabía que lo ignorabas por algo! —relajé el amarre y nos quedamos mirando fijamente.

 

—No le digas a hyung que me cae bien—hizo un puchero.

 

Yo caí en un abismo profundo, tan profundo que quería lanzarme al vacío, o a sus labios de preferencia. En mi inconsciencia empecé a sobar sus mejillas con cariño, y su rostro subió al menos veinte grados de temperatura.

 

—Eres muy mono —sonreí. Él también, pero bastante más tímido de lo normal.

 

«Esta mierda se puso bizarra»

 

—Hyung… deja mis mejillas —musitó.

 

«SeHun ¡carajo! Contrólate»

 

Incliné un poco mi cabeza y agarré con más confianza su rostro. No se apartó, es más, coloco sus manos en mis hombros y cerró los ojos demasiado fuertemente. Adorable. Cuando estábamos  dos centímetros de distancia, y ya sentía la respiración de Kyungsoo sobre mis labios, un timbre demasiado escandaloso nos separó. Kyungsoo me empujó hacia atrás, dejándome tirado en el piso de espaldas, y corrió a abrirle la puerta a Jongin.  

 

—Iba bajando por el ascensor y noté que no tenía demasiado efectivo ¿Kyungsoo tienes dinero que m- —. Jongin miró a un sonrojado Kyungsoo que estaba mirando al suelo avergonzado, y luego me miró a mí extrañado —. ¿Qué pasó?

 

—Ugh—enfoqué mi vista en la frente de Kai — Nada, Kyungsoo me estaba hablando de algo eso es todo —sonreí  muy fingidamente y me levanté del suelo.

 

— ¿Estás bien Soo?

 

—Sí hyung… No pasó nada. 

 

«Puto JongIn.»   

Notas finales:

Ugh, extrañaba subir cosas a amor yaoi >.< 


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