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Infinite Power por Moonie

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Notas del capitulo:

“El amor es el poder más duradero del mundo”


 Martin Luther King

El experimento #090 reflexionaba solo en su habitación, observando atentamente sus manos. Estaba reuniendo toda la concentración posible para que la locura que estaba a punto de hacer no terminara tan mal. Dongwoo inhaló todo el aire posible, llenando completamente sus pulmones y comenzó a acercar sus manos a su rostro. Cubrió completamente sus mejillas y parte de su frente y párpados. Tomó otro poco de aire y sonrió, llenando su cabeza de imágenes que lo ayudarían en ese momento. Bailes y sonrisas surcaban su mente de manera rápida para tomar valor. Finalmente,  de sus manos un brillo rojo comenzó a extenderse, haciendo que de su rostro comenzara rápidamente a salir humo, en señal de que la piel se estaba quemando exitosamente. Resistió  unos segundos hasta que ambos brazos se desplomaron a los costados de su cuerpo, para luego caer de frente al piso. No es que sintiera completamente el dolor de ser quemado vivo, pero ese uso tan controlado de su poder lo había desgastado gravemente. Al menos no tendría que montar un show para llamar la atención de aquellas malditas cámaras que se encargaban de visualizar su miseria desde que había ingresado a ese lugar.

 

Quedó tendido en el suelo varios minutos, en los que sentía que su fuerza se apagaba, como las llamas de fuego que ahora eran parte de su cuerpo. Su visión se tornó borrosa pero distinguió unos pies que ingresaban a la habitación y corrían hacia él. Al ser levantado supo perfectamente a quién pertenecía  aquella cara, mirándolo seguramente con una expresión de suma preocupación al juzgar el estado de su rostro, cubierta con dos manchas negras en formas de manos. Probablemente,  lo miraría con cara de reproche  y luego lo tendería sobre la cama.

 

El suave colchón lo recibió de lleno y para su completa felicidad, sintió aquel contacto que esperaba desde hacía tanto: nuevas manos se posicionaban sobre su rostro, sobre aquellas quemaduras que se había auto infringido, pero estas eran suaves y lo acariciaban lentamente. Vio un brillo sobre su rostro que salía de las manos de Hoya mientras lo curaba, comenzando a sentirse mejor. Al ir recuperando su vista vio ante el a Hoya, a punto de llorar, y se sintió un monstruo al ser el culpable de la tristeza de su amigo. Pero lo valía, todo valía por sentir aquellas manos bendecidas con un poder tan puro como el de la curación, aquellas manos que desprendían vida en forma de luz blanca. Dongwoo, al sentirse mejor, fue levantándose de la cama, sentándose sobre ella y quedando frente a frente a Hoya. No solo había curado las heridas de su rostro, estaba transmitiéndole nueva energía. Sentía que podía quemar un bosque entero, literalmente.

 

El #90 sabía que no podía desaprovechar ese momento, al notar que nadie había entrado con el menor. Sus ojos se posaron en las cuatro cámaras que había en cada esquina de la habitación. No dudó mucho al elevar sus dedos haciendo el símbolo de paz, ante la mirada atónita de Hoya que aún seguía con sus manos en su rostro. Estuvo unos segundos realizando aquel acto, para luego lograr que de cada dedo unas pequeñas esferas de fuego se dispararan, impactando las cámaras y destruyéndolas. Luego, con su mano derecha lanzó una llamarada de fuego hacia la puerta, logrando que esta comenzara a incendiarse en segundos, para evitar que alguien entrara, de momento.

 

Hoya miró aquellas acciones sin decir palabra, para luego gritarle:

 

-¡Dongwoo! ¿Acaso te volviste en serio loco? ¿Qué estás haciendo?- El menor lo miraba con pánico en su rostro, pero sin soltarlo ya que estaba a mitad de sanarlo por completo.

 

-Aprovechando las circunstancias- respondió Dongwoo, con una sonrisa brillante.

 

El pelirrojo tomó la cara de Hoya con sumo cuidado y lo acercó hacia la suya, para unir sus labios en un ansiado beso, esperado probablemente por ambos. Esos segundos en que ambas bocas estuvieron unidas, sin moverse siquiera, Dongwoo sintió como una oleada de vitalidad ingresaba a su cuerpo, aparte de unas intensas cosquillas en su estómago. No tardó en comprender la razón de ambas sensaciones. Al separarse, el mayor vio las mejillas de Hoya tan rojas que por un momento creyó que las había quemado sin querer. Pero entendió su color al notar que el menor rehuía su mirada.

 

-Dime que los científicos que te analizan no se dieron cuenta que con tus labios también puedes curar…- dijo Dongwoo, con un tono de curiosidad y algo de miedo.

 

-¿Qué? ¿Acaso puedo hacer eso?- Hoya volvió la mirada ante aquellas palabras, interesado.

 

-Parece ser que no lo han hecho, entonces…ni se te les ocurra decirles ¿De acuerdo? Estos labios me pertenecen- dijo Dongwoo, causando que el menor  evitara de nuevo sus ojos-. ¿Soy un romántico, cierto?- preguntó con una sonrisa de satisfacción ante la reacción de Hoya.

 

-Sí…la puerta en llamas es un lindo detalle-dijo Hoya, señalando aquella columna cubierta por mares de fuegos.

 

-No quiero que nadie nos interrumpa. Quiero terminar aquello que no pudimos la noche que nos secuestraron-dijo el mayor, besándolo nuevamente.

 

Este nuevo contacto entre ambos fue mucho más profundo que el anterior. Sus bocas no estaban ciertamente quietas, sino que se movían tranquilamente, sintiendo y descubriendo el sabor del otro. Dongwoo estaba aún sentado sobre su cama y Hoya lentamente fue levantándose del piso, para sentarse sobre las piernas del pelirrojo que por nada del mundo se atrevía a romper el beso. Dongwoo sabía que no podría llegar más lejos, porque ya escuchaba a los guardias del otro lado de la puerta, seguramente buscando algo que apagara el fuego, pero necesitaba probar al menor en su totalidad. Quería sentir lo máximo que se pudiera.

 

Para su sorpresa, Hoya se separó primero, manteniendo sus rostros cercas pero sin mirarlo a los ojos. Ambas manos descansaban sobre los hombros de Dongwoo, y este sintió la tensión del menor por su camiseta siendo arrugada como si intentara desgarrarla.

 

-No quiero…que vuelvas a hacer esto-dijo, tragando costosamente saliva. El mayor estaba consternado.

 

-Ni siquiera intentes engañarme nuevamente diciéndome que no sentiste nada. Suficiente, Howon. Yo te necesito y tú me necesitas. Y te prometo que haré lo que sea por sacarnos a ambos de aquí ¿Entiendes? Lo que sea.

 

Hoya lo miró sorprendido. El usual tono suave de Dongwoo había desaparecido, era la primera vez que lo escuchaba con ¿Odio? en sus palabras. Por un  momento sintió miedo, sabía que Dongwoo era peligroso inocentemente ¿Y si intentaba serlo adrede? La imagen de su amigo lastimando personas por su bien se cruzó por su mente. Asustado, se levantó de su lugar y miró unos segundos a los ojos de Dongwoo, repentinamente decididos a algo.

 

Ambos escucharon el sonido de un matafuego apagando el creado por Dongwoo de la puerta. Varios guardias entraron, tomando al #090 y tirándolo al suelo, mientras que otro se llevaba a Hoya que no sabía cómo reaccionar a todo lo sucedido. Sabía que algo no muy bueno pasaría dentro de muy poco.

 

 

-Listo. Ya está seco- dijo Sungkyu retirando una cuadrado de plástico de la muñeca de Woohyun, que miraba con desagradado aquellos números que le habían grabado en la piel: #144.

 

Se había negado una y otra vez, pero Sungkyu le había prometido revelarle  lo que quisiera en cuanto terminara. Aunque la oferta fue tentadora, se sintió terriblemente arrepentido después de ver el resultado. Se sentía una vaca que fue marcada. No comprendía la razón de ser tratado así, como un número. Sin mencionar que era un razón extra para comprender que su vida ya no volvería a ser normal. Lo único bueno es que no habían tenido que tatuarlo con una aguja taladrando su piel, sino con alguna tinta permanente que se colocaba en un plástico especial sobre la piel, dejando un grabado en la piel de manera irreversible.

 

Miró a Sungkyu, que ahora se entretenía realizándole exámenes para verificar que todos sus sistemas fueran correctos. Pero si su ADN mismo había sido reformado ¿Cómo saber cuáles serían los valores normales de un ser como él?  Aunque visiblemente era aún un humano, solo mirando de cerca su piel ya podría empezar a compararse con un monstruo.

 

Era extraño, sin duda, que sorpresa le había deparado el destino. Siempre pensó que su vida sería normal hasta el día de su muerte. Pasar infancia, adolescencia, adultez y vejez actuando correctamente, sin hacer daño a los demás y evitando ser dañado al mismo tiempo. Su carrera hecha y en un futuro una familia eran los objetivos que se había planteado. Pero había acabado siendo un experimento. Ahora tenía un “poder” ¿Cómo se supone que debía reaccionar a eso? Aunque parecía resignado, sabía que la manera más fácil de salir de allí era hacer lo que le pidieran, por eso había aceptado por las buenas. Del otro modo las cosas habían sido más complicadas desde que había llegado.

 

Mientras Sungkyu tecleaba sin parar sobre las distintas máquinas, Woohyun decidió usar su pase libre, comenzando con una pregunta que no podía quitarse de la cabeza.

 

-Tú también tienes un poder ¿Cierto?

 

Algún dedo se le resbaló a Sungkyu porque las máquinas se pusieron locas de un momento a otro en el momento exacto que la pregunta fue hecha. Súbitamente nervioso, el joven doctor fue capaz de solucionarlo en unos instantes, pero su reacción fue igual a delatarse solo, como pensó Woohyun.

 

 El universitario sonrió interiormente, no por nada estaba a punto de graduarse de psicólogo. Ahora que estaba tranquilo, sabía que preguntas hacerle y cómo actuar ante ellas si quería una respuesta, aunque esta había sido lo suficientemente obvia. Se sentó un poco más derecho para mostrarse confiado y atacó de nuevo.

 

-La primera vez que sujetaste mi cuello… sentí una descarga eléctrica, sin mencionar que dos veces pareció que me dormiste con un simple toque de tus dedos. Además, cuando estaba pasando por la última fase, las luces iban y venían, y tú te veías bastante alterado.

 

A pesar de estar visiblemente más preocupado por sus problemas, a Woohyun esos detalles no se le habían pasado por alto. Sonrió al ver como el joven doctor evitaba mirarle, al mismo tiempo que sus orejas pasaban a ser rojas. Pero el menor estaba seguro de que este no era tonto, como pudo comprobar con su respuesta.

 

-Si ya sacaste todas las conclusiones por ti mismo ¿Para qué preguntas?-  contraatacó el joven doctor con expresión molesta. Woohyun supo que a pesar de su apariencia nerviosa, había un ser bastante gruñón debajo de aquella bata.

 

El menor cambió de tema, le había quedado más que claro que no podía preguntar más sobre eso. Ya aprovecharía en otro momento.

 

-Bien, me has dicho lo que esa fórmula extraña hizo conmigo. Mi cadena de ADN cambió, ahora soy una especie de pez humano blablablá…-  Woohyun quiso reír al ver la expresión de Sungkyu mientras lo escuchaba ya que parecía que estuviera diciendo un chiste al hablar sobre esa situación tan seria.- Pero aún no sé para qué ¿Acostumbran a secuestrar personas para ver que poder recibirían al reformar y fortalecer sus sistemas?

 

Sungkyu detuvo lo que estaba haciendo, se dio vuelta y se acercó a Woohyun para hablarle directamente.

 

-Supuse que esa sería tu pregunta en un principio…- comentó, suspirando ya que Woohyun ciertamente lo había tomado con la guardia baja.- El hombre mayor que viste antes es mi jefe. Él es un experto en genética y hace muchos años que la estudia. Hace bastante tiempo que se le ocurrió una idea revolucionaria: a pesar de que, por sobre los animales, tenemos uso de razón y conciencia, somos de la especie más débil. Enfermedades y desastres naturales son mortales para nosotros. Debido a eso, él sabía que nuestras condiciones están regidas por las características de nuestro ADN, que es la que almacena información y contiene la necesaria para construir proteínas, moléculas, etc. Ahora, si tan solo nuestro ADN fuera más fuerte ¿No seríamos nosotros también más poderosos? Esa idea lo llevó a dedicar este laboratorio a sus estudios por años hasta que finalmente crear la droga de reestructuración, como la bautizó debido a su uso. Por suerte nuestro primer experimento fue voluntario pero sabíamos con certeza que no sería así con todos. Primero que nada, se necesita a un tipo específico de sangre, y no hablo del tipo sanguíneo, sino a un conjunto específico de glóbulos rojos y blancos, ya que, como te explicado anteriormente, estos son los encargados de transmitir el líquido por el cuerpo, deben ser resistentes. Y lo segundo, ya tú mismo viviste todos los cambios por los  que hay que pasar ¿Crees que alguien se ofrecería sabiendo eso?

 

-Así que su mejor opción es hacerse pasar por cuerpos de salud, analizar la sangre de la gente y luego secuestrarla, pudiendo que salga viva o no de todo esto, porque desde ya puedo estar seguro que aunque tenga el #144, evidentemente no hay otras 143 personas dando vueltas por aquí con algún poder. Y no, evidentemente nadie se ofrecería, respondiendo a tu pregunta.

 

-Sé que suena terrible, pero es para una buena causa. Tú y todos los que están aquí están re-escribiendo la historia. Es para un futuro mejor.

 

Woohyun observó unos minutos más a Sungkyu. Obviamente no tendría sentido discutir con él por algo así. Por lo que decidió seguir preguntando:

 

-¿Entonces esto es por el bien de la gente? ¿Todos podrán obtener un poder como el mío?

 

-¡Claro que sí! El doctor Lee siempre dice que le encantaría poder repartirlo gratis, pero como obviamente cuesta bastante hacerlo, buscaremos ayuda, ya sea de entidades públicas o privadas. Somos completamente una organización sin fines de lucro.

 

Woohyun solo bajó su cabeza para seguir procesando toda esa nueva información. Lograba comprender un poco más las cosas, pero aún no estaba seguro de tantas otras. Algo en ese lugar seguía sin gustarle. Aunque por lejos Sungkyu había sido lo más amable posible desde el principio, no podía decir lo mismo de las otras personas que había visto mientras. Y que haya sido víctima de un secuestro ya era lo suficientemente malo para empezar. Además, aunque fuera a “ayudar” al mundo por hacer lo que estaba haciendo, nadie le había preguntado si quería hacerlo. Y mal que mal, el mundo ya estaba lo suficientemente loco como para agregarle gente por las calles con poderes de agua.

 

O eléctricos…

 

-¿Y esto de poder controlar el poder? ¿Darán clases o algo por el estilo?- preguntó, un tanto irónico.

 

-La fórmula está en constante cambio. Depende de los resultados que nos dé con determinados sujetos se vuelve a cambiar sus patrones y mezclas. Es más, ¿Recuerdas que te dije que no todos podían  utilizarlo debido a su sangre? Pues antes las condiciones sanguíneas eran  más restringidas. Todos los experimentos antes del #100 eran de lo más único y selecto que se podía encontrar. Luego pudimos crear uno que no sea tan fuerte, por lo que el rango de uso se agrandó, por eso iniciamos una nueva búsqueda y allí caíste tú. Seguiremos a este ritmo hasta que cualquier cuerpo admita y no rechace la fórmula, y luego trabajaremos en que sea automática una vez ingresado al cuerpo, que el poder sea completamente adaptable y que el sujeto puedo utilizarlo sin necesidad de que se le enseñe. Pero antes necesitamos saber cuáles son las características de cada poder, por lo que los experimentos deben pasar todo el entrenamiento y las pruebas para que nosotros podamos estudiarlo.

 

Sungkyu seguía explicando todo con precisión. En realidad a poco sujetos le había dado esa oportunidad de saber tanto. Sus pacientes simplemente guardaban silencio con odio contenido cuando estaban junto a él. Luego se ganaba su confianza de pero ninguno era tan curioso como el chico que tenía a un lado. Y tampoco creía que le hubiera contestado tanto a otro. Este paciente era ligeramente más especial. Le hacía recordar a alguien.

 

-Bien, contestado todo. Ahora, tengo que llevarte a un cuarto.

 

-Espera…una última pregunta…- Woohyun pareció repentinamente cohibido, a lo cual a Sungkyu le pareció extraño, pero asintió esperando una última duda.

 

-Esto… ¿Cuántos años tienes? Para estar seguro antes de llamarte “hyung”.- Algo dentro del doctor se movió bruscamente al escucharlo decir esas palabras. Pero mantuvo la compostura.

 

-Veintiséis…- respondió, mostrando serenidad.

 

-¿En serio? ¡Entonces solo nos llevamos un año! Pareces un poco más grande, a decir verdad- Woohyun rio un largo rato, y aunque a Sungkyu no le dio gracia en un principio, terminó uniéndose al menor.

 

Luego de que acabaran, Woohyun dio un salto de la camilla y siguió al joven doctor. Por el momento no haría nada fuera de lugar, era necesario mantener la calma y mostrarse tranquilo. Sungkyu le extendió una muda de ropa blanca y le indicó que lo siguiera. Ambos salieron de aquel cuarto donde Woohyun había estado encerrado días. Sus músculos lloraban de la agonía que era moverse de repente, pero lo soportó, siguiendo a Sungkyu por los blancos pasillos, pasando de tanto en tanto algunos guardias con uniforme y armas ¿Eran necesarias en un laboratorio? Otro punto que le parecía extraño pero que se guardaría para sí.

 

El menor miraba todo con detenimiento, a pesar de a ratos se tropezaba debido al cansancio y probablemente por la adaptación a su nuevo organismo. Notó que en cada esquina había cámaras, que en los largos pasillos había mínimo diez puertas, y que estas tenían en la parte delantera números grabados. No tardaron mucho en detenerse delante de una con los números #58, #76 y #91. Sungkyu se giró un momento hacia Woohyun:

 

-Luego tendremos que agregar el tuyo.

 

Woohyun miró de reojo su muñeca: ahora era el experimento #144. Costaría adaptarse a eso. Sintió pena por sus padres que se habían desvenado los sesos para encontrarle su nombre tan bonito y que luego este fuera cambiado por un número.

 

Dejó de pensar en ellos cuando vio que Sungkyu abría la puerta, invitándolo a pasar a él primero. A pesar de que aún tenía muchas dudas, con valentía cruzó el umbral de la puerta, sorprendiéndose con lo que encontró.

 

Un chico seguramente más joven que él, de pelo muy corto y oscuro, se encontraba muy concentrado creando fuego de sus manos;  con solo un chasquido de sus dedos, una pequeña flama se extendía de ellos. El nuevo experimento lo miró asombrado unos segundos, antes de que una joven rubia de cabello hasta los hombros apareciera, creando una mini lluvia a partir de su mano, apagando el fuego del chico. Este se levantó con mala cara y pareció a punto de hacerle algo malo, pero se dio cuenta de que había invitados con ellos. Miró a Woohyun de arriba abajo, y luego a Sungkyu, que se mantuvo detrás todo el tiempo.

 

-¿Uno nuevo, ah? Ahora entiendo porque hacía días no aparecías. Nos aburríamos un poco aquí, sabes.

 

El joven de pelo oscuro se acercó hasta estar al lado de Woohyun, rodeándolo mientras lo escaneaba con los ojos. La chica solo se mantenía en el mismo lugar, observando con atención con unos grandes ojos azules. Ella no era coreana, por lo que Woohyun se confundió aún más al respecto ¿No habría problemas internacionales por secuestros a otros países? Pero se concentró más en el chico que aún seguía a su lado husmeándolo como un perro.

 

-¿Y qué hace este? ¿Fuego, hielo, agua, viento o luz? ¿Curación, quizás? Hoya estaría contento de no ser el único- dijo al fin el muchacho, dirigiéndose a Sungkyu.

 

-Pues sería el agua, como Annie, aunque sospecho de que puede hacer algo más- respondió Sungkyu, sorprendiendo a Woohyun. A él no le había comentado eso de “algo más”.

 

-Genial, ahora tendré dos aguafiestas junto a mí- dijo el chico bufando y alejándose por fin del espacio vital de Woohyun-.  Me llamo Yongdae, soy el #58, y mi poder es el del fuego. Ella es Annie, la #76, su poder es el agua.

 

La chica hizo una reverencia torpe al escuchar su nombre.- H-hi… eh… ho-hola- Primero saludó en inglés y luego en un torpe coreano. Definitivamente no era ni siquiera una residente en Corea.

 

-Ah, es inglesa. Estaba de vacaciones aquí  y por un accidente de auto fue llevada al hospital. Allí le hicieron unos estudios de sangre y luego terminó aquí. Bueno, como todos en realidad. Está en nuestro cuarto porque puedo hablar con ella. Soy profesor de inglés.

 

Woohyun asentía algo atontado debido a la sorpresa que todo le causaba. Miró hacia atrás, para que Sungkyu le dijera algo pero este solo se limitó a decir:

 

-¿Y Hoya?

 

-Se lo llevaron por un problema con el #90, creo. No sería la primera vez - En el momento que Yongdae respondió a la pregunta, un guardia apareció en la puerta escoltando a un chico joven, también coreano, de pelo castaño oscuro, con expresión cansada.

 

-Doctor Kim, aquí el experimento #91. El doctor Lee ordenó que se acercara a su oficina, con urgencia, tiene que discutir dos cosas con usted- dijo el guardia con voz neutra empujando al muchacho que venía con él dentro del cuarto, para luego retirarse.

 

Sungkyu pareció tensarse un momento, sabiendo de antemano cual era la primera cosa que tendría que discutir con el doctor Kim, pero se acercó primero al chico para palmearle la espalda.

 

-¿Todo bien?- preguntó, con una sonrisa cálida.

 

-Normal, supongo- respondió el chico, notando la presencia de Woohyun en el cuarto-. ¿Quién es él?

 

El doctor se acercó entonces a Woohyun y, tomando su mano, les mostró su muñeca a los otros tres.

 

-Su nuevo compañero. Woohyun, el #144. Hace dos días recibió la droga de reestructuración y hace unas horas se activó. Puede crear agua pero aún hay tengo que encargarme de hacerle otras pruebas para asegurarme de sus habilidades. Woohyun, ellos son, como ya te han dicho, Yongdae, Annie y este chico de aquí es Hoya, el #91, con el poder de curar.

 

-¿En serio? ¡Ese poder es genial!- exclamó Woohyun, más entusiasmado por ver ese poder en uso que otra cosa.

 

El chico llamado Hoya lo miró unos segundos pero no se le veía tan entusiasmado con él. Luego soltó una pequeña risa sarcástica.

 

-Si tan solo supieras…- dijo en un susurro que llegó a los oídos de Woohyun, tensándolo por el dolor que sintió al escuchar esa oración.

 

-Bien, hechas las presentaciones, tengo que irme. Woohyun, cámbiate con la ropa que te di, en aquella puerta está el baño. Como verás, no hay mucho que hacer aquí- El menor miró a su alrededor, solo había cuatro camas blancas, una en cada esquina y en la pared izquierda estaba la susodicha puerta.- Así que recomiendo que socialices un poco, y si te animas, a probar un poco tu poder. Luego vendré ¿De acuerdo?

 

Woohyun asintió y el doctor comenzó a alejarse a la puerta, pero Hoya lo detuvo por el brazo.

 

-¿Te… enteraste de lo de Dongw…de lo del #90?- Sungkyu negó, repentinamente preocupado por la expresión de Hoya, pero luego algo se encendió en su interior.

 

-Creo que ya sé que es lo segundo que tendré que discutir con el doctor Lee.

Notas finales:

Yey, sigo al día ?) Como siempre espero que les haya gustado y que me dejen su comentario para saber que les pareció ^-^ ¡Hay lectores fantasmas por allí, yo lo sé! Denle amor al fic y a la página de face: https://www.facebook.com/pages/Moonie-Fics/633954459977643?ref=hl

Recuerden que aviso por allí n.n Nos vemos la semana que viene.

 

 


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