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Infinite Power por Moonie

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Notas del capitulo:

“Cuidado con el hombre que habla de poner las cosas en orden. Poner las cosas en orden siempre significa poner las cosas bajo su control.”


Denis Diderot

Sungkyu caminaba apresurado por los pasillos del laboratorio. Tenía que llegar rápido con el doctor Lee, más aun sabiendo que era lo que le esperaba. Había provocado una falla en la corriente eléctrica por no saber controlarse, y además acababa de enterarse que uno de los experimentos de los que se encargaba personalmente había incendiado la puerta de su habitación. Las cosas no se veían bien para el doctor Kim, definitivamente no lo eran.

 

No le preocupaba tanto su problema, solo tendría que dar alguna justificación y el doctor Lee simplemente tendría que olvidarlo; el despedirlo no era y nunca había sido una opción para  el anciano científico. No era por presumir, pero sería muy complicado encontrar alguien como él, con las habilidades y la disposición de llevar adelante ese proyecto. El que lo tenía con los nervios electrificados era Dongwoo. Hacía menos de tres meses que tanto él y Hoya habían ingresado al “centro de investigación”; pero, mientras Hoya tenía unos avances enormes (considerando que su poder era completamente nuevo en los registros), Dongwoo no parecía dar signos de poder controlarlo, siempre quemándose a sí mismo o cometiendo locuras realmente estúpidas como la que había hecho ese día.

 

Había dos situaciones en las que se debía dar la pastilla de desconexión, sin excepción: si la obtención del poder fallaba, o si el experimento era un peligro para todos. Evidentemente Dongwoo había entrado en la segunda categoría desde el momento en que se activó un minuto exacto luego de dada la droga de reestructuración, pero Sungkyu consideró que sería bueno que se ayudara a controlarlo, para poder revisar los comportamientos de un experimento de ese tipo. Con esa milagrosa idea había logrado salvar al #090, convenciendo al doctor Lee y asegurándole de que se haría cargo personalmente sin ningún problema. Pero ya eran casi tres meses y nada.

 

Había hecho lo imposible para ayudar a Dongwoo. Había doblado la atención en él, el doble de vitaminas, el doble de entrenamiento, hasta había usado más horas de las que normalmente se usaban para las “charlas terapéuticas” con él. Revisaba todos los días su estado, sus condiciones; todas parecían normales, por lo que aún no comprendía la razón de que aún no haya mejorado en lo más mínimo. Le daba rabia la mayoría de las veces, y no lo ocultaba de Dongwoo. Si alguien en ese edificio había sufrido sus ataques de cólera-eléctricos, efectivamente había sido él.

 

Sentía que su tiempo se acababa, que los meses pasaban y que aún no presentaba ningún informe de avances. Tenía miedo de que el doctor Lee se haya arrepentido de seguir adelante con el #090. Y no iba a negarlo, no podría aceptar que Dongwoo sea eliminado, le tenía, aunque no visiblemente,  un profundo cariño. Si tan solo no se hubiera dedicado tanto a Woohyun en lo últimos días.

 

La imagen del chico nuevo se cruzó por su mente, distrayéndolo de su principal preocupación. Habían sido días locos, pero finalmente estaba asignado a una habitación y habría que enseñarle sobre su poder. Se sentía profundamente aliviado, la sensación que había tenido cuando creyó perderlo aún flotaba en su pecho, ahora instalado allí como un nuevo miedo. No era como si nunca hubiera perdido a nadie, pero esta vez había sido diferente, casi un poco más que la de  aquella fatídica  vez.

 

Alejó sus cavilaciones al quedar delante de la puerta del doctor Lee. Nuevamente Dongwoo volvió a aparecer en su mente, y sus preocupaciones volvieron.  Tenía miedo, lo que el doctor Lee dispone, es lo que se hace. Aunque ya había salvado a Woohyun del mismo final, podría hacerlo también por el #90. Con esa esperanza ingresó al cuarto luego de ingresar el código.

 

Ya adentro, fue recibido por la retaguardia del doctor Lee, que estaba sentado sobre su escritorio mirando a la pared de enfrente, donde habían colgados distintos diplomas, entre ellos las de neurólogo y biogenético como las principales. Era un hombre inteligente, Sungkyu siempre lo supo, desde que había sido su profesor en la universidad le tenía un profundo respeto y en general siempre había accedido a lo que le fue pedido por él. Por eso había entrado directamente al laboratorio luego de graduarse y había dedicado todo por ese proyecto. Pero luego de algunas complicaciones, y el incidente que provocó que obtuviera un poder para sí, su relación había mermado en la de un simple jefe y el subordinado que cumple órdenes, cuando antes eran prácticamente socios y la mayoría de las decisiones se tomaban entre ambos.

 

Se detuvo en el medio del cuarto, esperado que el doctor fuera el primero en hablar. No podría empezar, sabiendo que sería regañado. Dejó que pasara el tiempo hasta que su mayor comenzara.

 

-Sungkyu… ¿Alguna vez pensaste que te dedicarías a esto?

 

El veinteañero no le pareció extraña la pregunta, el viejo siempre iniciaba con temas diferentes al importante.

 

-La verdad es que no… bueno, sabía que quería trabajar en un laboratorio investigando y con suerte creando fórmulas de provecho para la sociedad, pero evidentemente no pensé que fueran de las que trabajamos aquí- contestó con sinceridad.

 

-¿Estás de acuerdo con lo que hacemos?- el tono de su jefe sonó más profunda, más dura.

 

Si se lo hubieran preguntado hacía medio año, cuando aún no tenía poderes, habría contestado sin dudar que sí, pero ahora…

 

-Siempre he apoyado el proyecto, señor. Y dedicaré mi vida misma en ello.

 

-Que lo apoyes no significa que estés de acuerdo…- puntualizó el doctor, sagazmente.- ¿Y lo que yo te ordeno? ¿Estás de acuerdo con ello?

 

-Claro que sí, señor…

 

-Pues por tu escenita de hace unas horas veo que no. Sé que ya has llevado al experimento nuevo a una habitación ¿Pensabas contarme de tu desobediencia? Porque yo recuerdo haberte dicho que ya sabías que hacer, y eso incluía darle la pastilla de desconexión, Sungkyu. No puedes decirme que comprendiste mal mis palabras, menos cuando provocaste un cortocircuito en la corriente por no poder controlar tu furia.

 

El joven doctor bajó la mirada, avergonzado, sin saber que decir. No tenía excusas, todo era cierto. Solo podía recibir el regaño con la cabeza gacha. Así con suerte terminaría más rápido.

 

-Igual eso no es lo importante ahora ¿Te enteraste de lo que pasó con el #090? Te dije que era una amenaza, Sungkyu, y con esto ha quedado más que comprobado. Dijiste que te harías caro de su progreso pero  el tiempo ha transcurrido, y yo no veo progreso alguno- dijo el doctor-. Me temo que habrá que tomar nuevas medidas…

 

-Señor…-empezó Sungkyu-, le aseguro que a partir de ahora me encargaré plenamente del #090. Le pido un mes, solo un mes y se dará cuenta que estábamos equivocados y que podremos sacar provecho de este experimento tan poderoso. Solo se necesita paciencia.

 

-Mi paciencia se ha agotado, me temo…- dijo en tono oscuro el mayor, lo que tensó al joven doctor. Sungkyu esperó el veredicto final, temiendo lo peor- A partir de ahora me haré cargo personalmente de los experimentos #090 y #121, ya que no has podido hacer útil nada con ellos.

 

Sungkyu levantó la cabeza, con expresión completamente perpleja. Definitivamente no esperaba tal resolución. El doctor Lee siempre había tenido la misma política: eliminar a los que no eran útiles a la investigación. Nunca antes se había encargado personalmente de ninguno, solo presenciaba cuando se daba la droga y revisaba generalmente el estado de todos a partir de los informes que le daban los demás científicos generales.

 

 Sungkyu no llegaba a comprender cuál podía ser el motivo de cambio tan drástico ¿Había visto algo en los experimentos? Más allá de que había prometido hacerlos mejorar, la realidad es que Dongwoo no podía controlarse a sí mismo, por lo tanto menos a su poder;  y Sungyeol siempre se había mostrado indiferente a todos sus intentos de persuasión. No sonaba bien viniendo de él, pero las esperanzas iniciales que tuvo con ambos fueron mermando conforme el tiempo fue pasando.  Ya había decidido qué hacer con Sungyeol unos días antes. Aunque no era su método preferido, obligarlo en una batalla era la única opción que le quedaba. Esa o morir, pero no sabía a qué grado podría llegar el joven si le daba a elegir entre una y otra.

 

-No quiero contradecirlo señor, pero no creo que sea necesario que se haga cargo. Prometo no dedicar ni un solo segundo en otros experimentos que no fueran ellos dos.

 

Y por alguna razón, esa promesa le dejó un mal sabor en la boca.

 

El doctor Lee lo miró fijamente, buscando tal vez algún signo de duda o de verdadera convicción en su rostro. Sungkyu de verdad esperaba convencerlo, por alguna razón la idea de que Dongwoo y Sungyeol pasaran a un entrenamiento especial con su jefe no le daba buena espina. El mayor comenzó a negar con la cabeza mientras chistaba con la boca repetidas veces.

 

-Siento que ya no eres tan capaz como antes, Sungkyu… te has vuelto débil, curioso porque ahora en realidad deberías ser más poderoso gracias a nuestro experimento, pero en tu interior solo denoto debilidad. Y esa debilidad es lo que ha causado que no puedas controlar tu poder, no el tipo de tu sangre. ­Es tiempo de que comprendas eso, poder es querer. Ahora vete a hacerte cargo de tu nueva sirena.

 

Esas palabras cayeron sobre Sungkyu como tierra mojada, y sin decir ni una palabra más, salió con gesto perturbado de la habitación. Quería haber podido hacer algo más para impedir que Dongwoo y Sungyeol le fueran “arrebatados”, pero no pudo ignorar el peso que sentía dentro de sí luego de escuchar al doctor Lee. Había sido calificado como débil e inútil. No era que dudara de sus habilidades, sabía que gran parte de los experimentos y mezclas eran obra de él, pero su carácter no había sido el mismo de hacía tiempo, y lo sabía… porque nunca podría olvidar lo sucedido antes de obtener su poder.

 

Descendió por las escaleras hasta la planta baja, quedándose en medio del pasillo por varios minutos sin decidir qué hacer. Ya no podía ir a ver a Dongwoo para que le contara por qué había hecho lo que había hecho  (aunque por sentido común sabía que era debido a Hoya). Con eso en mente, decidió entonces ir a ver a Hoya, y aprovechar también para iniciar el entrenamiento con Woohyun.

 

Le tomó tan solo unos instantes en llegar a la habitación de la que había salido tan solo pocas horas antes. Era bastante tarde por la noche pero eso los experimentos no lo sabían así que era probable que siguieran despiertos. Lo único que les daba cierta idea de la hora era por el desayuno, almuerzo y cena, los cuales tampoco tenían un horario sumamente específico. Trataban de que los experimentos no se concentraran en nada que no fuera su poder (por eso también dormían en habitaciones provistas solo de cama y baño, y totalmente blancas), asegurándoles que serían liberados una vez que hayan podido controlarlo completamente. Hasta ahora no había sucedido, pero era una buena manera de que obedecieran.

 

Tocó la puerta por educación pero entró sin reparos. Pudo ver a Woohyun acompañado de Annie, ambos sentados en el piso en medio de la habitación, con él tratando de formar una bola de agua con sus manos. Parecía tener éxito en un principio, pero esta se deshacía segundos luego de elevarse en el aire. Annie parecía divertida con la situación, seguramente porque ella había pasado por los mismos problemas en un principio. Ahora jugaba con ella como si fuera una niña arrojando globos de agua. Y literalmente es lo que hacía cuando se aburría.

 

Los dos poseedores de la habilidad del agua se percataron de su presencia, girando hacia él y levantándose de su lugar. Woohyun llevaba ya puesto el aburrido conjunto de pantalón y camiseta blanco de algodón que todos allí usaban, pero Sungkyu no pudo evitar pensar que aun así le sentaba magnífico al nuevo experimento. Yongdae los observaba tranquilamente desde su cama, y Hoya se incorporó de un salto desde la suya, seguramente esperando alguna novedad sobre su amigo.

 

-Veo que practicaste- dijo Sungkyu, dirigiéndose primero a Woohyun con una pequeña sonrisa. Se sentía más animado que minutos atrás.

 

Woohyun asintió- No es como si tuviera algo mejor que hacer, y a decir verdad, es asombroso. Me esforzaré en controlarlo, en serio.

 

EL #144 se veía entusiasmado. Sungkyu esperaba que esas ganas no se desvanecieran tan pronto.

 

-Perfecto, dentro de un rato te llevaré a hacer algunas pruebas entonces- dijo, para luego dirigirse al #091-. Hoya, sal conmigo un segundo.

 

El nombrado no dudó un segundo y se dirigió hacia afuera con Sungkyu. Estaba ansioso por saber que había sucedido con Dongwoo, temía que decidieran algún castigo para él.

 

-¿No le sucederá nada, verdad? Fue un accidente, Dongwoo no controla lo que hace- comenzó Hoya, defendiendo aun sin saber si era necesario hacerlo.

 

Tenía expresión cansada, probablemente no había podido calmar sus pensamientos desde lo sucedido.

 

-Tranquilo, estará bien. Pero desde ahora empezará otro entrenamiento, con el doctor Lee- explicó Sungkyu.

 

Hoya tragó en seco, dedicándole a Sungkyu una mirada perpleja, sin saber que pensar de esa decisión.

 

-¿Eso es bueno o malo?

 

No conocía mucho al viejo doctor, la primera vez que lo vio fue cuando tanto como a él como a Dongwoo les dieron la píldora con el poder, y no había parecido entusiasmado por la rápida activación de su amigo.  Caso contrario había sido él, lo había visto en la mayoría de sus entrenamientos, mirando fijamente sus progresos. Nunca se había acercado, pero tampoco lo hacía con los demás, pensaba.

 

-No le hará nada malo, créeme. Tal vez solo le exija más de lo que yo le he estado exigiendo- contestó Sungkyu, sintiéndose gravemente responsable.

 

Hoya no parecía muy convencido, ya era lo suficiente malo lo que le había dicho Dongwoo antes de que lo atraparan. No sintió que era buena idea contárselo a Sungkyu (no sin revelar otros asuntos), por lo que solo formuló una última pregunta, sin poder sacar su vista del suelo:

 

-¿No seré capaz de verlo por un tiempo, cierto?-

 

El silencio de Sungkyu le contestó, haciendo que entrara  de nuevo a la habitación, seguido por una apenado doctor. Ya adentro lo único que pudo hacer el #091 fue arrojarse sobre su cama, sin decir una palabra a nadie. Si pudiera elegir un poder en ese momento, sería el de ser invisible. Luego de su pequeña conversación con el doctor y lo ocurrido ese día quería estar solo, o mejor, desaparecer.

 

Sungkyu lo observó unos segundos,  apenado, considerando la idea de llevarlo al laboratorio para que se espabilara un poco, pero dudaba seriamente que Hoya quisiera entrenar en un momento así, además de que ya se lo había prometido a Woohyun. Le indicó a este que lo siguiera y ambos salieron del cuarto.

 

Caminaron por sendos pasillos nuevamente, Woohyun mirando todo con atención, tratando de descubrir más cosas de ese extraño lugar, tarea más bien difícil, considerando que todo era blanco, lleno de cámaras de seguridad y con guardias apostados en cada esquina. Al parecer si quería enterarse de más cosas debería valerse por sí mismo.

 

En el tiempo que Sungkyu se había retirado, solo había podido entablar conversación con Yongdae, ya que con Annie no podía debido su inglés nulo –aunque luego congeniaron debidos a sus similares poderes- y el chico que había entrado último, Hoya, no había dicho palabra alguna desde que el doctor se retirara. Yongdae le había comentado que era un chico completamente divertido y usualmente agradable la mayoría del tiempo pero siempre que volvía de la habitación de otro experimento, el cual era su amigo, no interactuaba con nadie por varias a menos que fuera estrictamente necesario.

 

Intentar probar su poder había sido agotador. Observó como Annie movía sus manos y parecía sumamente concentrada en lo que hacía, y luego trató de imitarla, pero sus diversos intentos no habían sido exitosos. Yongdae le había explicado que a todos les llevaba su tiempo controlarlo, y que para hacerlo pasaría por diversos entrenamientos, los cuáles podían ser en cualquier momento del día, ya que no tenían un cierta idea del horario, y porque que había llegado a la conclusión junto a otros experimentos, de que Sungkyu no dormía nunca.

 

El #144 miró de reojo al doctor que caminaba decidido delante de él. Estaba completamente curioso de ese hecho, y estaba ligeramente convencido de que su insomnio estaba conectado con su poder, del cual trataría de averiguar también. Le había preguntado a Yongdae sobre Sungkyu, y este le había dicho que era una excelente persona, a pesar de haberlos usado a todos como ratas de laboratorio; era por mucho el más atento de todos los científicos allí, y en su opinión, el más competente, siendo el que había creado la Droga de Reestructuración y el único que la suministra a los experimentos, por lo que había averiguado. Todos allí dentro le habían tomado cariño, a pesar de que su temperamento en ocasiones no era muy bueno. También le había dicho que era un objetivo fácil para bromear, usualmente terminaba quebrando algunas lámparas del cuarto.

 

De repente Sungkyu se detuvo ante una puerta y la abrió. Era bastante similar al cuarto donde había estado en un principio, solo que la camilla en vez de en el centro estaba contra la pared junto a unas grandes máquinas a un lado, haciendo que pareciera que era más grande el espacio. El joven doctor le indicó que se sentara en la camilla mientras se disponía a encender algunos de los aparatos. Luego le colocó –de manera bastante incómoda-  unos cables sobre distintas zonas de su cuerpo. El gran dilema del doctor fue posicionar un par sobre el pecho descubierto del experimento, a lo que Woohyun le hizo el favor antes de que entrara en crisis. El #144 pensó que si tenía ese problema con él, no quería saber cómo se ponía cuando revisaba a una mujer.

 

Sungkyu volvió a la máquina y estuvo varios minutos tecleando y tocando sendos botones y teclas. Woohyun notó que cuando hacía su trabajo, el joven doctor se encontraba sumamente concentraba, nada rompía su atención. Por lo que decidió hacerlo el mismo.

 

-Así que tu poder es la electricidad ¿Puedes mostrarme algo?

 

La lámpara de luz que estaba sobre una mesita se quebró instantáneamente al decir esa frase. Sungkyu lo miró, visiblemente irritado.

 

-No es algo de tu incumbencia-respondió sin importarle los pequeños vidrios rotos en el piso y volviendo a su tarea.

 

Woohyun resopló- Igual ya me demostraste algo, por lo que veo. Pareciera que tus emociones son tu talón de Aquiles. No puedes controlarlo cada vez que te enojas…

 

Otro pequeño estallido se escuchó, esta vez de un tubo de luz de la habitación. El joven doctor terminó de revisar lo que sea que hacía y se volvió al experimento, retirándole los cables con poca paciencia y luego obligando a Woohyun que lo mirara.

 

-Concéntrate en controlar tu poder ¿Sí?-  Sungkyu lo miraba directamente a los ojos, lo que hizo que Woohyun se pusiera nervioso, pero no lo demostró. Asintió pero le sostuvo  la mirada sin titubear hasta que el joven doctor se alejó.

 

Fue hasta un pequeño mueble y sacó de dentro de ella una maceta, que colocó delante de Woohyun. Dentro había una pequeña flor blanca pero no completamente abierta.

 

-Quiero que pienses que tienes que darle vida a esta flor. Necesita agua, y tú puedes dársela. Por tu atención en eso e irás formando el agua.

 

Woohyun  no se sintió tan seguro pero lo intentó. Observó detenidamente a la flor, cerrada, pero probablemente con agua –y luz solar, pero eso no venía al caso- podría volver a florecer. Colocó ambas manos encima de la maceta, pensó en el agua, fuertemente una y otra vez pensó en ella.

 

Algo húmedo recorrió su palma. Sonrió sintiéndose victorioso, pero cuando el agua que había reunido se despegó de la mano se evaporó en el aire como si nunca hubiera existido. Miró a Sungkyu apenado, esperando que este le corrigiera algo, pero este solo se sentó en una silla y asintió con la cabeza.

 

-Sigue intentando. Tenemos toda la noche.

 

 

Alrededor de dos semanas transcurrieron y todo seguía igual. No había muchos avances en Woohyun aún, y se sentía frustrado por ello. Decidió tomarlo con calma y se dirigió a la oficina del doctor Lee a pasarle los últimos informes, además de asegurarse de cómo iban las cosas con Sungyeol y Dongwoo.

 

Nada más entrar percibió el buen humor de su jefe. Su expresión se veía relajada, sin el ceño fruncido o los labios apretados. Observaba, como de costumbre, papelerío del laboratorio.

 

Sungkyu se acercó hasta él, tranquilo de que el clima no estuviera tenso por algún problema, y procedió a comentar  la situación de los experimentos, pero el doctor lo interrumpió a la mitad:

 

-¿Cómo va el nuevo? El que me agrada, el del agua- dijo, con una expresión de sumo interés

 

-El experimento #144 no ha tenido un cierto progreso aún, parece que es los de metabolismo lento.

 

-Esas cosas ya no deberían suceder, nuestra píldora es prácticamente perfecta, el control debería ser asumido una vez activado- dijo el doctor, sin perder la compostura a pesar del tono de desaprobación.

 

-Eso aún no es 100% seguro, señor. Además, este experimento no completó su activación de la manera tradicional. Probablemente eso haya afectado en su rendimiento.

 

Sungkyu temió que el doctor decidiera no seguir adelante con Woohyun al escuchar eso, y se maldijo internamente. Pero el doctor se recostó sobre su silla y juntó sus manos bajo su mentón, considerando algo.  Segundos después su rostro se iluminó.

 

-Tengo una excelente idea para que ese chico progrese.

 

Sungkyu vaciló un momento antes de decir: -Lo que usted diga, señor.

 

La sonrisa en el rostro del doctor no le gustó nada a Sungkyu.

 

-Creo que es tiempo de que veas el progreso de Dongwoo…

Notas finales:

PD: disculpen la demora. Estuve enfermucha y hoy recién pude entrar.

 

Denle amor al fic y nos vemos en la próxima!


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