Todo pareció correr a un ritmo más lento. El tiempo no se movía en los pensamientos de Sungkyu. Los recuerdos del pasado lo arremolinaron en el momento en que vio aquellas escamas que crecían en la piel de Woohyun. No podía creerlo, no quería creerlo. No podía volver a sucederle algo así. Volvió a taparlas y se sujetó la cabeza. No podía actuar ante algo así por su cuenta. Corrió hacia afuera de la habitación y se dirigió rápidamente hacia unas escaleras que llevaban al primer piso.
En ese nivel no había mucha luz y solo se encontraban pocas puertas. En una se encontraban el equipo de cámaras, en otra el laboratorio y por último la oficina del doctor Lee. Se dirigió hasta esta última y tecleó el código para poder ingresar. Estaba agitado cuando logró entrar, respiraba fuertemente y el hombre mayor que estaba sentado allí dentro delante de un gran escritorio revisando algunos papeles distinguió esa agitación.
-¿Qué sucede, Sungkyu?- dijo, dejando de lado lo que estaba haciendo.
El joven doctor se frotó las manos, como siempre hacía cuando se encontraba nervioso y relajó el ritmo de su respiración.
-Doctor…el último experimento que fue traído…ha tenido una reacción inesperada…-le comentó, tratando de no perder el control de sus palabras.
Aquel hombre de pelo canoso y mirada oscura se irguió un poco, con renovado interés.
- Oh ¿Es así? ¿Algo que no hemos visto antes?- preguntó, dejando su silla, comenzando a acercarse a Sungkyu, que aún luchaba para no alterarse.
-En realidad es algo que sólo hemos observado en un experimento únicamente, y no con buenos resultados- dijo, frotando sus manos más deprisa. Sabía que no lo estaba manejando bien. La fricción entre sus manos no acabaría logrando nada bueno.
-¿De qué número me hablas?- le preguntó al mismo tiempo que sacaba un dispositivo y abría una lista con los números de todos los experimentos revisados hasta el momento.
-Del…-Tomó una gran bocanada de aire y cerró los ojos, aterrado por el recuerdo-… #002, señor.
Un minuto entero transcurrió en silencio. Parecía que hasta habían dejado de respirar los dos. El doctor no buscó la entrada del segundo en la lista para ver de quien hablaba Sungkyu. Ya lo conocía perfectamente, por algo había sido borrado de sus datos. Guardó el aparato en su bolsillo y volvió a su escritorio.
-No sé porque has venido aquí. Ya sabes que hacer- le dijo en un tono frío mientras se sentaba y volvía a tomar los papeles que había dejado a un lado.
-Pero, señor…ya ha pasado mucho tiempo…debe haber otra solución- le respondió el menor conteniendo la ira que amenazaba con explotar desde su sistema nervioso.
-No hay solución. El cambio ocurrirá en la activación y no habrá manera de detenerlo. Es una lástima porque me agradaba ese muchacho, pero tienes que hacerlo.
-Señor…- Sungkyu lo sentía, dentro de él, chispazos saltando en sus sistemas.
- Sungkyu- El doctor Lee lo miró, con ojos amenazadores-, ya te dicho esto una vez: no me sirve si hay que tenerlo todo el día dentro de un tanque.
Con esas palabras, Sungkyu no pudo controlarlo más y de sus manos unas descargas eléctricas se dispararon, atacando a los dispositivos y desconectando la electricidad. El doctor Lee se levantó enfurecido, golpeando la mesa y gritándole al menor, pero este ya se había ido.
Sungkyu corría en una oscuridad total, al parecer había cortado la energía eléctrica de toda la planta. Por suerte tenían un equipo electrógeno y algunas luces se encendieron y pudo bajar las escaleras sin riesgo a un accidente fatal. Al llegar a la planta baja no dudó en entrar a la habitación donde estaba Woohyun, la cual estaba en plena oscuridad, excepto la camilla con él, iluminada únicamente con una luz de emergencia que estaba colocada encima de ella.
Notó que Woohyun había despertado, reflejando en su cara dolor y confusión. Sungkyu se acercó y el joven lo miró.
-¿Qué sucedió…? Las luces se fueron…- habló forzosamente, con la voz raspada, de tan seca que estaba. Sungkyu no respondió al ver que ahora había escamas en sus brazos. No quedaba mucho tiempo.
Se alejó de la camilla y fue directo a la vitrina llena de distintos productos. Sacó la misma que le había inyectado al experimento el día anterior, pero puso la mitad en un pequeño frasco distinto y vacío. Revolvió un poco el interior de la vitrina hasta encontrar dos cajas de píldoras distintas: en una había un total de cinco pastillas blancas; en la otra, una única pastilla de color negra. Un quejido lo desconcentró de repente.
-Ah-ah, n-no puedo re-respirar. M-mi cuello.
El joven doctor vio como en uno de los costados de Woohyun comenzaban a formarse tres aberturas a lo largo. Abrió los ojos, alarmado.
¨Las branquias¨ pensó, y rápidamente volvió a su tarea. Molió una pastilla blanca y un cuarto de la negra y colocó el polvo en el frasco para luego agitarlo y formar un único y nuevo líquido. No estaba seguro de qué había hecho, ni de si serviría, pero era lo único que podía probar en ese momento. Colocó el líquido en una inyección y corrió al lado de Woohyun, el cual ya no respiraba por su nariz, sino de las aberturas en su cuello, que se movían buscando otro tipo de oxígeno del que había en el aire.
-De verdad lamento todo esto. Desearía que no fuera así.
Sungkyu miró unos milisegundos esos ojos que solo pedían cualquier tipo de ayuda y decidió dejarlo inconsciente nuevamente con una pequeña descarga eléctrica, para luego clavar la aguja en su cuello con algo de sobre fuerza.
Unos minutos transcurrieron en los que Sungkyu sintió el agotamiento, debido a la tensión. Se dejó caer sobre el cuerpo de Woohyun, con una mano sosteniendo fuertemente la jeringa y con la otra acariciando los cabellos de ese muchacho.
Las ¨branquias¨ que se habían formado en su cuello, habían dejado de moverse. Ya no buscaban oxígeno. Las fosas nasales de Woohyun tampoco inhalaban y exhalaban. Se había equivocado. Lo había matado con ese patético invento de último minuto.
Se levantó y lo observó atentamente. Su mayor pesadilla volvía a repetirse. No era la primera vez que había sido obligado a ¨dormir¨ a alguien, pero las sensaciones que recorrían su cuerpo en ese momento solo eran comparables con la de la primera persona que tuvo que hacerle eso. En su interior la furia, la decepción y el dolor se mezclaban oscureciendo su ser ¿Cómo se había equivocado de tal manera? Solo con pensarlo parecía realmente estúpido mezclar la droga de reestructuración, la de re estabilización y la de desconexión, aunque hayan sido pequeñas dosis. La de desconexión era mortal, no importaba la dosis, y eso lo sabía perfectamente. Al fin y al cabo él había sido el inventor de aquella fórmula.
Apretó los puños y comenzó a gritar de la furia. Aquel estado en el que se encontraban su mente y cuerpo provocaba que de sus manos salieran diversos rayos, que volvieron a darle energía a la electricidad del lugar, pero ahora subía la corriente, haciendo que las luces fueran tan blancas que cegaban los ojos de cualquiera.
Probablemente, después de tanto tiempo, finalmente se había vuelto loco.
Se giró hacia Woohyun, sin poder rendirse definitivamente. Abrió la camisa del experimento y colocó sus manos sobre el pecho descubierto. Se tranquilizó lo más que pudo, para no terminar electrocutándolo de en serio. Nunca había logrado controlar al 100% su poder pero en ese estado intentaría cualquier cosa. Lo más calmo que pudo, comenzó a dar pequeñas descargas eléctricas, simulando los choques eléctricos de un hospital. Al ver que no ocurría nada, decidió aumentar la energía de las corrientes eléctricas. El cuerpo de Woohyun se elevaba en cada descarga, pero nada más sucedía. Agotado, se desplomó sobre una silla.
Se sentía derrotado, ya no había nada que pudiera hacer. No había nada por intentar. Ni siquiera el pensamiento de que finalmente había progresado un poco en el manejo de su poder servía en un momento así.
Sungkyu levantó la mirada, y en su campo de visión encontró la mesa donde había hecho la mezcla que no había sido útil. Sobre ella aún quedaban tres cuartos de la pastilla negra. La idea de utilizarla lo tentó de sobremanera. Hacía tiempo en realidad que lo pensaba. Ya no era solamente por ese muchacho que estaba tendido, sin vida, a su lado. Ya no sentía que le quedara cordura, que su moral fuera digna o que se sintiera un poco bien por las cosas que había hecho en los últimos meses. Pero él ya había intentado terminar su vida ¿Podría el destino volver a burlarse de él para no dejarlo una segunda vez? ¿No podía tener ni la propia decisión de acabar con su ciclo vital?
Dejó de pensar, solo se incorporó de su silla y se acercó lentamente a la mesa. Tomó el resto de la píldora negra. Masticarla y sentirle el sabor, probablemente agrio, no le agradaba. Si iba a morir, al menos que fuera cómodo. Se giró para buscar un vaso de agua cuando escuchó que su zapato salpicó algo. Bajó su mirada y, efectivamente, había agua en el piso ¿Era posible que sí se había vuelto loco y comenzaba a ver ilusiones un tanto irónicas?
Siguió el recorrido de agua y esta provenía de debajo de la camilla. Se acercó con cautela y descubrió que, de la mano de Woohyun, unas gotas de agua se formaban en el centro de su palma y descendían de su mano hasta caer al suelo. Sungkyu se tapó la boca con las manos, dejando caer la pastilla al piso mojado. Había funcionado. Su fórmula había funcionado. Se movió rápidamente hacia el cuerpo y colocó su oreja sobre el pecho aún descubierto de Woohyun, tratando de escuchar aunque sea un pequeño latido. Un débil golpeteo que su oído logró captar le formó una gran sonrisa en el rostro, olvidando completamente el impulso que había tenido minutos atrás.
Se dirigió hasta las máquinas y procedió a arreglar los circuitos, ya que la mayoría habían explotado en la subida de corriente que él mismo había provocado. No tardó mucho y rápidamente las máquinas volvían a funcionar. Conectó algunos cables de la computadora principal a los puntos vitales de Woohyun. Necesitaba saber que había ocurrido en su sistema.
Apretó algunos botones y giró otros interruptores hasta que delante de sus ojos aparecieron los valores, en curso, del estado de Woohyun y con sus oídos pudo escuchar los latidos del corazón del paciente. Sintió sus ojos llenarse de lágrimas. No tenía ni idea de cómo, pero lo había salvado. La felicidad no cabía en él. Lo veía todo delante de él pero no podía creerlo.
-Dios… ¿Qué ha sucedido?- Aquella voz le puso los pelos de punta. Se giró y pudo ver como Woohyun estaba sentado, al parecer sin ningún dolor ni nada que le afectara. Ambos se miraron unos segundos en los que Sungkyu aún no lograba entender la situación- Esto… ¿Puedo sacármelo?- Woohyun señaló a la máscara que aún estaba en su rostro.
Sungkyu se levantó rápidamente. Las aberturas en su cuello, las ¨branquias¨ habían disminuido un poco en su tamaño, pero aún estaban allí. Si podía respirar normalmente con su nariz no era necesario que las tenga… le pareció extraño, pero aprobó que pudiera retirar la máscara y él mismo se encargó de hacerlo. Sus manos temblaban al tomar aquel objeto entre manos y sacarlo del rostro del experimento. Lo colocó a un lado y volvió su mirada a Woohyun, que parecía completamente restablecido.
El joven se veía sereno, como si toda la crisis emocional de Sungkyu hubiera sido un mal sueño para el mayor. Con determinación en sus ojos le transmitió que estaba preparado para saber la verdad.
-¿Me contarás todo, entonces? Supongo que ya puedes decírmelo…- se mantuvo callado unos segundos mientras parecía recordar algo, manteniendo los ojos entrecerrados-. Lo de hace un rato… ¿Fue la activación? ¿Me lo explicarás?
Sungkyu lo miró, satisfecho por la conclusión-¿Por qué piensas que fue eso? ¿Sientes algo nuevo ahora?
-No lo sé…es extraño. Me siento mucho mejor, como si fuera más fuerte. Todas las sensaciones de antes desaparecieron- Woohyun trataba de explicarlo cuando vio sus piernas, que estaban cubiertas parcialmente por escamas, notando que sus brazos también estaban en ese estado. Miró a Sungkyu con la mandíbula desencajada, a lo cual este rio divertido. -¿D-de qué te ríes? ¡Esto es serio! ¡Miras mis brazos y piernas! ¡Esto no es normal!
-Espera a ver el agua.
-¿E-el agua? ¡AH!- Woohyun pegó un grito en el momento que, al agitar sus manos, un pequeño chorro de agua pareció salir de ellas- Oh por Dios…
Abrió su palma y la miró atentamente. Parecía que pequeñas gotitas se juntaban en el centro formando uno más grande.
-Esto definitivamente no es normal.
Miró a Sungkyu esperando una explicación, por lo que el doctor, ya relajado, tomó aire para comenzar el relato:
-Bien, como ya sabes, hemos analizado la sangre que te fue extraída el viernes por la tarde en tú universidad antes de que entraras a clase. Los resultados concordaron en que eras apto para recibir la fórmula que te apliqué el sábado. Esta tiene un efecto impactante en el sistema de un hombre: reestructura el código genético de un humano para hacerla más fuerte, para darle una ¨fortaleza¨ con la que logre adaptarse al medio ambiente natural. Por eso esta fórmula se llama Droga de Reestructuración. Lo primero que hace al ingresar al cuerpo es recorrerlo enteramente hasta haber cubierto su totalidad, por eso se necesita un tipo específico de sangre, ya que no todas las células resisten el recorrido que realiza este líquido una vez dentro. Luego, al estar esparcida totalmente, es cuando toma la cadena de ADN y la cambia de manera que deja una reformada y potenciada. Allí es cuando ocurre la activación, luego de haber sufrido los diversos cambios y síntomas que surgen durante el proceso. Ahora, bien, tu cambio es uno de los más singulares que hemos observado: tu temperatura bajó, tu sistema respiratorio falló, comenzaron a aparecer escamas en tu cuerpo y tienes branquias en tu cuello-. Woohyun, que durante toda la historia no había cerrado los ojos ni movido un músculo, elevó uno de sus brazos para tocar con sus manos aquella abertura que había en su cuello, impactándose en seguida-. Lamento decir que es muy probable que no se vayan ni esas ni aquellas. Cuando un ADN se reestructura, lo hace sobre algo que tenga semejanza, y en este caso el tuyo se asemejó al de un pez, con todo lo que eso conlleva-.
Woohyun pareció haber visto un fantasma-¡¿Estás diciéndome que me convertí en un pez humano?!
-No exactamente, o no completamente, mejor dicho. Hace unos instantes volví a darte una nueva mezcla para que el cambio no fuera extremo. Si la activación hubiera sido completada al 100%, ahora no podrías respirar si no estuvieras metido en un estanque de agua-. Sungkyu tragó saliva, recordando la crisis emocional que había tenido solo hacía minutos-. Por suerte pude evitarlo y parece que ahora tienes un bonus: tienes el poder de crear y controlar agua a tu voluntad.
Woohyun se mantuvo unos segundos en silencio procesando toda la información. Solo habló luego de unos instantes, seguido de una risa forzada.
-Esto tiene que ser una mala broma. Claro que sí, unos cuantos efectos y buenos actores pueden ser capaces de crear algo…así…
Sus palabras quedaron atascadas al ver como las gotas que se habían juntado en medio de su palma habían creado una bola de agua de tamaño considerable y ahora esta levitaba sobre su mano, como esperando a ser lanzada. En cuanto la movió con intención de arrojarla, esta perdió la aparente consistencia que tenía y cayó como una pequeña lluvia sobre su cabeza, empapándolo por completo. Refunfuñó, más al ver como Sungkyu parecía divertido con su situación.
-Considerando que no fuese una broma… no es tan real que puedo controlarlo completamente.
-Ah, sí. Para eso…- dijo Sungkyu ofreciéndole su mano-, deberás aceptar a comenzar un entrenamiento especial.
Woohyun miró aquella mano tendida en frente de él y dudó considerablemente en tomarla. Aún había varias cosas que no le habían contado: ¿Cuál era el propósito de darle aquella ¨fortaleza¨ a las personas? ¿Cómo es que iban a ayudarle a controlar ese poder que le había sido otorgado? ¿Cuánto eran lo que habían revelado y cuánto no? Observó los pequeños ojos del joven doctor e ingenuamente se le ocurrió que una persona con esos ojos podría ser confiable.
Se sacudió la mano llena de agua y con firmeza tomó la que estaba delante de él, apretándola con seguridad.
Habían pasado dos semanas desde que Myungsoo había vuelto de aquella arriesgada misión en la que había corrido grave peligro. Sungjong aún seguía regañándolo por ser tan inconsciente, pero por un lado era bueno que el mayor ya haya podido penetrar en los laboratorios una vez, ya que sólo quedaban dos pastillas de re estabilización, por lo que pronto habría que volver, y juntos, aunque Myungsoo se negara.
Aun así, sabía que podía obligarlo en contra de su voluntad aunque el mayor no quisiera. No le gustaría hacerlo pero no tendría otra opción.
Luego de lo que había ocurrido cuando Myungsoo escapaba de los policías, comprendieron que si dejaban de tomar aquella droga lo más probable era que no sólo perdieran sus poderes, sino que además perdieran la vida. Por eso Myungsoo había trastabillado cuando huía, su cuerpo estaba usando sus últimas fuerzas y ya no podía ni siquiera caminar. Fue un milagro que pudiera teletransportarse en ese momento, por lo que era entendible por qué ya no podía respirar cuando Sungjong se le acercó.
El más joven miraba tranquilo la pequeña televisión que habían conseguido en un basurero hacía unos días. Por suerte Myungsoo comprendía de esas cosas, por lo que arreglarla no fue un problema. Sungjong se sentía feliz al tenerlo a su lado, haberse arriesgado a escaparse de los laboratorios I con él había sido la mejor decisión. A saber qué cosas horribles le estarían obligando a hacer si aún estuviera allí adentro. Miró su muñeca y al número tatuado en tinta permanente, para su desgracia: #007. Le traía malos recuerdos mirarla así que sacudió su cabeza y decidió distraerse con algo de comer. Recordó que en la cocina Myungsoo había dejado un paquete de papas fritas. Se concentró en ellas y unos segundos después estas aparecieron volando en el aire. Las abrió sin siquiera tocarlas y una a una, las papitas salían del paquete y se acercaban a su boca, sin que él moviera un solo músculo.
Myungsoo apareció por el umbral de la puerta y vio aquella escena.
-Ya te he dicho que no juegues con tu poder.
-Eres muy aburrido Myung… solo quería evitar el levantarme ¿Sí? Sabes que no estoy muy orgulloso con mi poder…- el menor se vio arrepentido, agachando su cabeza. Myungsoo suspiró.
-Y tú sabes que lo estás gastando inútilmente. Hazme el favor de hacer el enorme esfuerzo de comer con tus manos ¿Sí?- ironizó pasando a un lado de él, tomando las papas que estaban en el aire y comiéndolas ante la mirada de enojo del menor.
El paquete de papas se soltó de las manos de Myungsoo, y luego de golpearlo levemente en la mejilla, flotó hasta las manos de Sungjong, que alegre comenzó a comerlas con las manos. Myungsoo elevó ligeramente las comisuras de sus labios.
-Mejor así. Sólo nos quedan dos pastillas, por lo que en dos semanas probablemente, tengamos que salir a buscar más.
Sungjong tragó y lo miró, sorprendido- ¿Eso quiere decir que iremos los dos?
-Aunque es más arriesgado que vayamos juntos, contigo es más probable que consigamos las suficientes para olvidarnos del tema por al menos un año. Así que si, iremos los dos. Ya te explicaré como lo haremos. Probablemente necesite de tu cerebro.
El mayor se acercó y le revolvió el pelo a Sungjong, el cual sonrió, contento por la idea. Ya no tendría que usar su mente para obligarlo.
Definitivamente, era feliz al tener a Myungsoo a su lado.