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Vestigia in mendacio por BellatrixBlack25

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Notas del capitulo:

Los personajes de Harry Potter no me pertenecen son de J.K Rowling.

Summary: Harry es un niño con una inteligencia, astucia y actitud que muchas personas no esperaban en el, además de que poco a poco se va dando cuenta que los hechos y las personas no son como se dan a conocer, dejando detrás de ellos rastros de mentiras que Harry va descubriendo. Luchando también contra las personas que quieren controlarlo y matarlo solo por ser quien es.

Parsel- “Hola”

Hechizos- Accio

Recuerdos- [Hola]

Pensamientos “Hola”

Capitulo 4 Hogwarts

Después de que estuve seguro de que Hagrid se había ido, fui a mi habitación para guardar mis cosas solo me quede con la varita, camine hacia el parque que hay cerca de la casa, pensaba tomar el autobús noctambulo para ir a ver a mi abuelo, hoy cumplía un año de muerto. Apunte con mi varita al frente, cuando el autobús apareció me subí pague lo requerido y pedí que me llevaran al cementerio del Valle de Godric. Al bajar me dirigí a la tumba que ya era familiar para mi, después de todo he venido todos los meses.

—Hola abuelito, hoy se cumplió un año desde que te fuiste, dentro de un mes iré a Hogwarts, espero quedar en la misma casa que tu. Hoy conocí a un hombre llamado Hagrid es fiel a Dumbledore, pero sé que es una persona de buen corazón, solo que muy confiado, agradecido y completamente manipulado, estoy seguro que ese vejete debió de haber hecho algo por él. También conocí a un chico, creo que fui frio y un poco grosero pero sabes, no lo hice a propósito es solo que Hagrid tardo tanto en aparecer y temía que no podía poder venir a verte, estuve de mal humor todo el dia, pero espero poder verlo de nuevo, no se su nombre ni le di el mío, pero eso me demuestra que quiso ser mi amigo de verdad y no solo por mi fama ¿cierto?, me entere de algo interesante y que me tiene completamente intrigado mi varita es la hermana de la de Voldemort, pienso buscar entre los libros que me dejaste, tal vez hay una información especial sobre esto.

Sabes odio tener memoria eidética, antes no me molestaba porque podía recordar todo con solo verlo o escucharlo una vez. Pero he tenido pesadillas muy realistas del dia en que moriste, recuerdo hasta el más mínimo detalle, es algo que se que nunca podre olvidar. Supongo que es una bendición como maldición — sonreí con tristeza porque sabía que no me contestaría desde que murió he estado viniendo todos los meses a contarle todo lo que he hecho.

—"Él lo escucha maestro, aunque no conteste" —dijo Callidus reconfortándome.

—"Lo sé, el siempre me ha escuchado" —dije mientras acariciaba su cabeza, tome una roca que había cerca y las transforme en un hermoso ramo de rosas negras y azules, las negras significan separación, tristeza, muerte y nocturnidad. Las azules significan confianza, reserva, amor, armonía y afecto, son las preferidas del abuelo porque dice que es como la vida misma. Recuerdo que la primera vez que intente hacer esto nunca me salía ya que era magia sin varita, pero el abuelo siempre me decía que solo tenía que tener paciencia y dejar mi magia fluir.

—Ya me tengo que ir abuelo te vendré a ver de nuevo antes de irme a Hogwarts, prometo seguir tus consejos, te quiero—me levante y me dirigí a dos tumbas, fue una sorpresa para mí, verlas la primera vez que vine a ver al abuelo, James Potter y Lily Evans.

—Hola mamá, papá—me senté y me puse a contarles lo mismo que al abuelo, no siento tristeza por su muerte, pero empecé amarlos y quererlos por lo que hicieron por mí.

—No sé si les molestara que quede en Slytherin o Ravenclaw, ya que según los libros ustedes fueron Gryffindor pero sé que yo no encajaría en esa casa, solo espero que aprueben todas mis decisiones y acciones aunque no sean las mejores, los quiero aunque no los haya conocidos se que ustedes me amaron y dieron la vida por mi— no siento tristeza cuando otras personas me hablan de ellos o me ando lamentando pero es como una pared que cree, no confió en nadie por más que digan que conocieron a mis padres. Recuerdo que un dia cuando se me ocurrió hablar con ellos como lo hago con mi abuelo, llore tanto deseando que estuvieran vivos que fuéramos una familia. Ellos, el abuelo, Callidus y yo, aunque fuera un deseo irracional ya que no sabía qué hubiera pasado si estuvieran vivos, me di cuenta que al incluirlos en mi vida de esta forma los empecé amar, aunque no conozca nada de ellos.

—Saben no sé porque, pero creo que Hagrid me imagino de otra forma, porque me miro confuso y sorprendido, pero igual dijo que me parezco a ustedes, me gustaría tanto tener una foto suya. Así como las que tengo con el abuelo— cuando Hagrid me conto lo que les paso empecé a recordar, supongo que recibir el Avada en mi frente debió de interferir de alguna forma, ya que a pesar de tener memoria eidética no podía recordar nada y sé que hubiera podido incluso recordar sus rostros ya que recuerdo mi vida con lo Dursley desde que llegue, lo que viví antes de eso es borroso. Aun así, es algo lento por el momento solo recuerdo el grito de mi madre y logro ver su cabello es rojo sangre parecido a los mechones que tengo, una risa maniaca y una luz verde. Una vez cuando le pedí fotos de mi madre a Petunia, ese dia comprendí que tratar con esa familia seria en vano.

—Petunia es una maldita perra, cuando le pedí una foto tuya dijo que las quemo todas porque no quería tener fotos de anormales—Callidus siseo y me dio un colazo.

—"Esa lengua, has olvidado tus modales"—no pude evitar ruborizarme, a veces olvido lo estricta que es Callidus con los modales y llamar perra a Petunia, aunque se lo merezca es inaceptable. Hice un puchero, tome la roca que había cerca y la transforme en rosas azules y negras, eran los que ellos significaban para mí.

—Los vendré a visitar antes de que entre a Hogwarts, los quiero—me levante y me fui de regreso a mi "hogar".

El último mes pasaron muchos acontecimientos, debido a que ya había cumplido los requisitos de Gringotts y descongelar mis cuentas, ellos me mandaron una carta citándome. Al llegar me entregaron dos anillos el de la familia Gamp que es la de mi abuelo, a pesar de no tener patrimonio solo lo que se me entrego. Al ser una familia sangre pura y ya que mi abuelo era el ultimo de esa familia al nombrarme su heredero tengo derecho de recibir el anillo, cuando sea mayor de edad me entregaran el que usaba mi abuelo, el otro que recibí fue el de los Potter, ambos eran hermosos y los porte con orgullo, el del abuelo en el dedo medio y el de los Potter en el dedo anular de mi mano derecha.

Me quede en mi habitación, con mi nueva lechuza por compañía. Decidí llamarla Hedwig, un nombre que encontré en Una historia de la magia. Los libros del colegio los leí cuando era pequeño en la librería del callejón de diagon así que no tenía que volver a leerlos ya que me los sabía todos. Por la noche leía los que mi abuelo me dejo en la cama hasta tarde, mientras Hedwig entraba y salía a su antojo por la ventana abierta. Un maestro en la escuela quiso confirmar si yo tenía memoria fotográfica así que me puso a leer un libro de bioquímica complicado que solo se usa en la universidad para después hacerme una prueba sobre eso, la cual conteste sin problema ya que podía recordar todo lo leído.

El último día de agosto pensé que era mejor hablar con mis tíos para poder ir a la estación de King Cross al día siguiente, ya que sería raro ir en el autobús noctambulo cuando se supone que no conozco nada del mundo mágico. Así que baje al salón, donde estaban viendo la televisión. Me aclare la garganta, para que supieran que estaba allí, Dudley gritó y salió corriendo.

— ¿Vernon? —dije con frialdad, el cual gruñó, para demostrar que me escuchaba.

—Necesito estar mañana en King Cross para ir a Hogwarts, te lo informo para que ya lo sepas —dije en el mismo tono, como toda respuesta Vernon gruñó otra vez, debe tener complejo de perro.

—Muchas gracias—dije con sarcasmo iba a subir las escaleras cuando hablo.

—Qué forma curiosa de ir a una escuela de magos, en tren. ¿Las alfombras mágicas estarán todas pinchadas? —no dije nada estaba de mas tratar de razonar con él.

— ¿Y dónde queda ese colegio, de todos modos? —dijo curioso, aunque trataba de ocultarlo.

—No lo sé —dije secamente para que dejara de preguntarme.

— ¿Y cómo llegaras ahí entonces? —solté un suspiro exasperado.

—Tengo que coger el tren que sale del andén nueve y tres cuartos, a las once de la mañana —dije con aburrimiento, sabía que para ellos era ilógico ya que ni siquiera "existe" me miraron asombrados.

— ¿Andén qué? —pregunto Vernon viéndome como idiota no sé porque me molesto siquiera en decirles.

—Nueve y tres cuartos. —dije tranquilamente.

—No digas estupideces —gruño Vernon furioso.

—No hay ningún andén nueve y tres cuartos—continúo mirándome molesto.

—Eso dice mi billete. —no sé porque ahora se le antojo saber sobre algo que aborrecen.

—Equivocados —dijo Vernon nervioso al ver a Callidus mirarlo.

—Totalmente locos, todos ellos. Ya lo verás. Tú espera. Muy bien, te llevaremos a King Cross. De todos modos, tenemos que ir a Londres mañana —dijo como queriendo tener control.

— ¿Por qué van a Londres? —pregunte en un tono amistoso.

—Llevamos a Dudley al hospital —dijo con frialdad Petunia mirándome con fijeza.

—Para que le quiten esa maldita cola antes de que vaya a Smeltings —dijo molesto Vernon no pude evitar sonreír, esa cola se la puse hace una semana cuando se metió a mi cuarto sin permiso a desordenarlo todo, me tomo dos semanas enteras dejar ese cuarto decente para que el idiota de Dudley viniera y lo revolviera todo.

A la mañana siguiente, me desperté a las cinco, emocionado e ilusionado que no pude volver a dormir. Me levante tome una ducha larga para relajarme, me puse un pantalón de vestir negro, una camisa cuello alto verde: no quería andar por la estación con mi túnica de mago, ya me cambiaría en el tren. Metí a Hedwig en su jaula y Callidus se encogió y enrollo en mi muñeca pareciendo una pulsera de serpiente, el baúl estaba en mi bolsillo. Dos horas más tarde, Petunia había hecho que Dudley se sentara conmigo, para poder marcharnos.

Llegamos a King Cross a las diez y media. Vernon me llevo por la estación lo cual me pareció rara su amabilidad, hasta que Vernon se detuvo, mirando los andenes con una sonrisa perversa.

—Bueno, aquí estás, muchacho. Andén nueve, andén diez... Tú andén debería estar en el medio, pero parece que aún no lo han construido, ¿no? —dijo sonriendo con malicia.

— ¡Oh Vernon, tu preocupación es tan conmovedora que se me derrite el corazón! —exclame arrastrando las palabras sarcásticamente, poniendo una mano en mi corazón. Se marchó sin decir una palabra más. Vi que los Dursley se alejaban. Los tres parecían ir exclamando con rabia. Estaba llamando la atención, a causa de Hedwig. Tengo que apresurarme, debí de mandarla directo a Hogwarts. Un grupo de gente pasó a mi lado, capte unas pocas palabras, las cuales llamaron mi atención.

—... lleno de muggles, por supuesto... — volví a verlos solo por curiosidad. La que hablaba era una mujer regordeta, que se dirigía a cuatro muchachos, todos con pelo de llameante color rojo. Cada uno empujaba un baúl, y llevaban una lechuza.

—Y ahora, ¿cuál es el número del andén? —dijo la madre.

— ¡Nueve y tres cuartos! —Dijo la voz aguda de una niña, también pelirroja, que iba de la mano de la madre

—Mamá, ¿no puedo ir...? —dijo la niña.

—No tienes edad suficiente, Ginny Ahora estáte quieta. Muy bien, Percy, tú primero—El que parecía el mayor de los chicos se dirigió hacia los andenes nueve y diez. Observe, porque a pesar de que el abuelo me dijo como pasar no estaba seguro. Pero justo cuando el muchacho llegó a la división de los dos andenes, una larga caravana de turistas pasó frente a mí y cuando se alejaron, el muchacho había desaparecido. No pude evitar gruñir molesto, no pensaba preguntar, pero con la lentitud con la que pasan el tren partirá.

—Fred, eres el siguiente —dijo la mujer regordeta.

—No soy Fred, soy George —dijo el muchacho.

— ¿De veras, mujer, puedes llamarte nuestra madre? ¿No te das cuenta de que yo soy George? —como podían ser tantos, Merlín llegare tarde.

—Lo siento, George, cariño —dijo la mujer aun molesta.

—Estaba bromeando, soy Fred —dijo el muchacho, y se alejó. Debió pasar, porque un segundo más tarde ya no estaba. Debe de haber un hechizo, Pero ¿cómo lo habían hecho? Su hermano gemelo fue tras él. El tercer hermano iba rápidamente hacia la taquilla estaba casi allí y luego, súbitamente, no estaba en ninguna parte

—Discúlpeme —dijo con cortesía a la mujer regordeta.

—Hola, querido —dijo con amabilidad, pero en sus ojos había molestia.

—Primer año en Hogwarts, ¿no? Ron también es nuevo. — Señaló al último y menor de sus hijos varones. Era alto, flacucho y pecoso, con manos y pies grandes y una larga nariz.

—Madame, me preguntaba si no le molesta que pasé primero—dije con encanto.

—Por supuesto que no querido, pasa—asentí, coloque a Hedwig frente a mí y camine con tranquilidad cuando cruce vi una locomotora de vapor, de color escarlata, esperaba en el andén lleno de gente. Un rótulo decía: «Expreso de Hogwarts, 11 h». Miré hacia atrás y vi una arcada de hierro donde debía estar la taquilla, con las palabras «Andén Nueve y Tres Cuartos».

El humo de la locomotora se elevaba sobre las cabezas de la ruidosa multitud, mientras que gatos de todos los colores iban y venían entre las piernas de la gente. Las lechuzas se llamaban unas a otras, con un malhumorado ulular, por encima del ruido de las charlas y el movimiento de los pesados baúles.

Los primeros vagones ya estaban repletos de estudiantes, algunos asomados por las ventanillas para hablar con sus familiares, otros discutiendo sobre los asientos que iban a ocupar. Por suerte solo llevo a Hedwig por lo que no me costó pasar y buscar un asiento vacío. Pase al lado de un chico de cara redonda que decía:

—Abuelita, he vuelto a perder mi sapo —dijo con preocupación.

—Oh, Neville —oí que suspiraba la anciana. Un muchacho de pelos tiesos estaba rodeado por un grupo.

—Déjanos mirar, Lee, vamos —El muchacho levantó la tapa de la caja que llevaba en los brazos, y los que lo rodeaban gritaron cuando del interior salió una larga cola peluda.

Me abrí paso hasta que encontré un compartimiento vacío, cerca del final del tren. Primero puse a Hedwig y luego agrande el baúl ya que sería extraño que no tuviera uno.

— ¿Quieres que te eche una mano? —Era uno de los gemelos pelirrojos, a los que había seguido a través de la barrera de los andenes. De todas formas, tenía que dejarlo así, un poco de ayuda no estaría mal.

—Sí, por favor —dije tranquilamente.

— ¡Eh, Fred! ¡Ven a ayudar! — Con la ayuda de los gemelos, el baúl finalmente quedó en un rincón del compartimiento.

—Gracias —dije quitándome de los ojos el pelo húmedo.

— ¿Qué es eso? —dijo de pronto uno de los gemelos, señalando mi cicatriz, me contuve de hacer una mueca olvidé por completo que era "famoso".

—Vaya, ¿Eres tú...? —pregunto uno de los gemelo.

—Es él, Eres tú, ¿no? —dijo el primero, esto ya me está molestando, para la próxima recordare no levantarme el cabello, así me evito escenas como esta, aunque ellos me agradan y no tienen la culpa de que todo el maldito mundo mágico haya decidido hacerme famoso.

—Harry Potter —respondieron a coro, solo asentí. Los dos muchachos me miraron boquiabiertos, ya me estaban incomodando. Con alivio, una voz llegó a través de la puerta abierta del compartimiento.

— ¿Fred? ¿George? ¿Están ahí? —gracias a Merlín.

—Ya vamos, mamá. —Con una última mirada los gemelos saltaron del vagón.

Me senté al lado de la ventanilla. Desde allí, podía observar todas las personas y alumnos, la familia de pelirrojos hablaba tan alto que podía oír lo que decían. La madre acababa de sacar un pañuelo.

—Ron, tienes algo en la nariz. — El menor de los varones trató de esquivarla, pero la madre lo sujetó y comenzó a frotarle la punta de la nariz.

—Mamá, déjame —exclamó apartándose.

— ¿Ah, el pequeñito Ronnie tiene algo en su naricita? —dijo uno de los gemelos.

—Cállate —dijo el chico.

— ¿Ron? ¿Dónde está Percy? —preguntó la madre.

—Ahí viene—El mayor de los muchachos se acercaba a ellos. Ya se había puesto la ondulante túnica negra de Hogwarts, note que tenía una insignia plateada en el pecho, con la letra P.

—No me puedo quedar mucho, mamá —dijo el chico tranquilo se veía que era del tipo responsable.

—Estoy delante, los prefectos tenemos dos compartimientos... —dijo con orgullo, prefecto, si no me equivoco lo dan a alumnos responsables y estudiosos.

—Oh, ¿tú eres un prefecto, Percy? —Dijo uno de los gemelos, con aire de gran sorpresa.

—Tendrías que habérnoslo dicho, no teníamos idea. —continuo.

—Espera, creo que recuerdo que nos dijo algo —dijo el otro gemelo

—Una vez... O dos... —continuaron bromeando.

—Un minuto... Todo el verano... — siguió el otro gemelo.

—Oh, cállense —dijo Percy.

—Y, de todos modos, ¿por qué Percy tiene túnica nueva? —dijo uno de los gemelos.

—Porque él es un prefecto—dijo afectuosamente la madre.

—Muy bien, cariño, que tengas un buen año. Envíame una lechuza cuando llegues allá —. Besó a Percy en la mejilla y el muchacho se fue. Luego se volvió hacia los gemelos.

—Ahora, ustedes dos... Este año se tienen que portar bien. Si recibo una lechuza, los castigare todo el verano—dijo señalándolo con su dedo regordete y mirándolos con frialdad.

—Eh, mamá, ¿adivinas a quién acabamos de ver en el tren? —dijo uno de los gemelos cambiando de tema, baje mi cabeza para que no me vieran.

— ¿Se acuerdan de ese muchacho de pelo negro que estaba cerca de nosotros, en la estación? ¿Saben quién es? —dijo con misterio uno de ellos.

— ¿Quién? —pregunto su madre curiosa.

— ¡Harry Potter! —dijeron a la vez, oí a la niña su voz era demasiado chillona para pasar desapercibida.

—Mamá, ¿puedo subir al tren para verlo? ¡Oh, mamá, por favor...! —dijo rogando, yo solo me voltee y selle el compartimento para evitar que cualquiera de ellos me molestara, quiero hacer amigos, pero no de esa forma. Se oyó un silbido. Yo solo pude suspirar aliviado.

—Dense prisa —dijo la madre, y los tres chicos subieron al tren. Se asomaron por la ventanilla para que los besara y la hermanita menor comenzó a llorar.

—No llores, Ginny, lo conocerás en verano ya verás como tu hermano se hace amigo de él. Se supone que sería un chico indefenso, pero cuando se acerco no me lo pareció, espero que esto no cambie lo planeado—dijo la madre viendo a la niña con seriedad, yo la mire molesto y con sospecha, quien se cree para decidir de quien me hare amigo, ya decía que sentía que no era de confianza. El tren comenzó a moverse escuche como golpeaban, pero lo ignore, así como los chillidos de una niña diciendo si había visto un sapo, no pensaba abrirle a nadie, aun estoy molesto por lo que escuche y no quería ser grosero. Me puse a leer era uno de los pocos que escribió Lycoris Black, Callidus regreso a su verdadero tamaño y se coloco en mis hombros, dándome caricias con su cabeza para que me calmara para luego colocarse en uno de los asientos vacios y dormir, cuando paso la señora del dulce compre unas cuantas chucherías y volví a sellarla. Saqué la túnica del colegio y me la puse encima.

El tren aminoró la marcha, hasta que finalmente se detuvo. Todos se empujaban para salir al pequeño y oscuro andén. Me estremecí bajo el frío aire de la noche. Entonces apareció una lámpara moviéndose sobre las cabezas de los alumnos, y oí una voz conocida:

— ¡Primer año! ¡Los de primer año por aquí! ¿Todo bien por ahí, Harry? — La gran cara peluda de Hagrid rebosaba alegría sobre el mar de cabezas, solo asentí.

—Vengan, síganme... ¿Hay más de primer año? Miren bien dónde pisan. ¡Los de primer año, síganme! — seguimos a Hagrid a tientas por lo que parecía un estrecho sendero estaba oscuro, había un chico que lloriqueaba de vez en cuando.

—En un segundo, tendrán la primera visión de Hogwarts —exclamó Hagrid por encima del hombro justo al doblar esta curva se produjo un fuerte ¡ooooooh!

El sendero estrecho se abría súbitamente al borde de un gran lago negro. En la punta de una alta montaña, al otro lado, con sus ventanas brillando bajo el cielo estrellado, había un impresionante castillo con muchas torres y torrecillas.

— ¡No más de cuatro por bote! —gritó Hagrid, señalando a una flota de botecitos alineados en el agua, al lado de la orilla. Me subí al primer voté que vi, y da la casualidad que el chico rubio que vi en la tienda subió también.

—Hola de nuevo—dije tranquilamente, vi como me reconocía a pesar de la oscuridad.

—Hola, me di cuenta que cuando nos conocimos fui maleducado y no me presente, Draco Malfoy—dijo estirando su mano, no pude evitar sonreír por lo dicho.

—No te preocupes yo tampoco fui muy educado que digamos, Harry Potter—dije tomando su mano vi como sus ojos se abrían por un segundo para luego sonreír.

—Ellos son Vincent Crabbe y Gregory Goyle—solo asintieron por lo que yo hice lo mismo.

— ¿Todos subieron? —continuó Hagrid, que tenía un bote para él solo.

— ¡Venga! ¡Adelante! — la pequeña flota de botes se movió al mismo tiempo, deslizándose por el lago, que era tan liso como el cristal. No pude evitar contemplar el gran castillo que se elevaba sobre nuestras cabezas mientras nos acercábamos cada vez más al risco donde se erigía.

— ¡Bajen las cabezas! —exclamó Hagrid, mientras los primeros botes alcanzaban el peñasco. Todos agachamos la cabeza y los botecitos nos llevaron a través de una cortina de hiedra, que escondía una ancha abertura en la parte delantera del peñasco. Fuimos por un túnel oscuro que parecía conducirnos justo por debajo del castillo, hasta que llegamos a una especie de muelle subterráneo, donde trepamos por entre las rocas y los guijarros.

— ¡Eh, tú, el de allí! ¿Es éste tu sapo? —dijo Hagrid, mientras vigilaba los botes y la gente que bajaba de ellos.

— ¡Trevor!—gritó un niño regordete, muy contento, extendiendo las manos. Luego subimos por un pasadizo en la roca, detrás de la lámpara de Hagrid, saliendo finalmente a un césped suave y húmedo, a la sombra del castillo.

Subimos por unos escalones de piedra y nos reunimos ante la gran puerta de roble.

— ¿Están todos aquí? Tú, ¿todavía tienes tu sapo? —Hagrid levantó un gigantesco puño y llamó tres veces a la puerta del castillo.

La puerta se abrió de inmediato. Una bruja alta, de cabello negro y túnica verde esmeralda, esperaba allí. Tenía un rostro muy severo.

—Los de primer año, profesora McGonagall —dijo Hagrid.

—Muchas gracias, Hagrid. Yo los llevaré desde aquí—Abrió bien la puerta. El vestíbulo de entrada era tan grande que hubieran podido meter toda la casa de los Dursley en él. Las paredes de piedra estaban iluminadas con resplandecientes antorchas como las de Gringotts, el techo era tan alto que no se veía y una magnífica escalera de mármol, frente a nosotros, conducía a los pisos superiores.

Seguimos a la profesora McGonagall a través de un camino señalado en el suelo de piedra. Podía oír el ruido de cientos de voces, que salían de un portal situado a la derecha, supongo que el resto del colegio debía de estar allí, pero la profesora McGonagall nos llevó a los de primer año a una pequeña habitación vacía, fuera del vestíbulo. Nos reunieron allí, más cerca unos de otros lo cual detestaba no estaba acostumbrado y estar rodeado de tantos niños nerviosos, no ayudaba.

—Bienvenidos a Hogwarts —dijo la profesora McGonagall—. El banquete de comienzo de año se celebrará dentro de poco, pero antes de que ocupen sus lugares en el Gran Comedor deberán ser seleccionados para sus casas. La Selección es una ceremonia muy importante porque, mientras estén aquí, sus casas serán como su familia en Hogwarts. Tendrán clases con el resto de la casa que les toque, dormirán en los dormitorios de sus casas y pasaran el tiempo libre en la sala común de la casa.

Las cuatro casas se llaman Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw y Slytherin. Cada casa tiene su propia noble historia y cada una ha producido notables brujas y magos. Mientras estén en Hogwarts, sus triunfos conseguirán que las casas ganen puntos, mientras que cualquier infracción de las reglas hará que los pierdan. Al finalizar el año, la casa que obtenga más puntos será premiada con la copa de la casa, un gran honor. Espero que todos ustedes sean un orgullo para la casa que les toque.

La Ceremonia de Selección tendrá lugar dentro de pocos minutos, frente al resto del colegio. Les sugiero que, mientras esperan, se arreglen lo mejor posible. Los ojos de la profesora se detuvieron un momento en la capa del chico del sapo, que estaba atada bajo su oreja izquierda, y en la nariz manchada de Ron.

—Volveré cuando lo tengamos todo listo para la ceremonia —dijo la profesora McGonagall

— Por favor, esperen tranquilos —. Salió de la habitación. Me puse a estudiar a los que serian mis futuros compañeros sin importar la casa, compartiría clases con algunos de ellos.

—Así que es probable que seamos compañeros de casa, Potter—dijo Draco con una sonrisa.

— ¿Harry Potter?, debe de estar bromeando el quedara en Gryffindor como sus padres y sera mi amigo—dijo con arrogancia Ron viéndome fijamente.

— ¿Eres tú realmente? Entonces es seguro que quedes en Gryffindor. Lo sé todo sobre ti, por supuesto, conseguí unos pocos libros extra para prepararme más y tú figuras en Historia de la magia moderna, Defensa contra las Artes Oscuras y Grandes eventos mágicos del siglo XX —Tenía voz de mandona, mucho pelo color castaño y ojos del mismo color, los dientes de delante bastante largos.

—Dudo mucho que sepas todo de mí, no te han dicho que no todo lo que salen en los libros es cierto—dije tranquilamente a pesar de estar molesto con ambos. Tenía una expresión de horror y ultraje, en serio cree todo lo que los libros dicen.

La profesora McGonagall había vuelto. Por lo que no pudo responder.

—Ahora formen una hilera y síganme—dijo la profesora mirándonos fijamente

Me puse detrás de un chico de pelo claro, con Draco tras de mí. Salimos de la habitación, volvimos a cruzar el vestíbulo, pasamos por unas puertas dobles y entramos en el Gran Comedor.

Nunca habría imaginado un lugar tan extraño y espléndido. Estaba iluminado por miles y miles de velas, que flotaban en el aire sobre cuatro grandes mesas, donde los demás estudiantes ya estaban sentados. En las mesas había platos, cubiertos y copas de oro. En una tarima, en la cabecera del comedor, había otra gran mesa, donde se sentaban los profesores. La profesora McGonagall nos condujo allí y nos hizo detener y formar una fila delante de los otros alumnos, con los profesores a nuestras espaldas. Los cientos de rostros que nos miraban parecían pálidas linternas bajo la luz brillante de las velas. Situados entre los estudiantes, los fantasmas tenían un neblinoso brillo plateado. Mientras la profesora McGonagall ponía en silencio un taburete de cuatro patas frente de nosotros. Encima del taburete puso un sombrero puntiagudo de mago. El sombrero estaba remendado, raído y muy sucio.

Vi que todos los del comedor contemplaban el sombrero, por lo que también lo hice. El abuelo no me quiso decir como seria la selección quería que fuera una sorpresa. Durante unos pocos segundos, se hizo un silencio completo. Entonces el sombrero se movió. Una rasgadura cerca del borde se abrió, ancha como una boca, y el sombrero comenzó a cantar:

Oh, podrás pensar que no soy bonito,

pero no juzgues por lo que ves.

Me comeré a mí mismo si puedes encontrar

un sombrero más inteligente que yo.

Puedes tener bombines negros,

sombreros altos y elegantes.

Pero yo soy el Sombrero Seleccionador de Hogwarts

y puedo superar a todos.

No hay nada escondido en tu cabeza

que el Sombrero Seleccionador no pueda ver.

Así que pruébame y te diré

dónde debes estar.

Puedes pertenecer a Gryffindor,

donde habitan los valientes.

Su osadía, temple y caballerosidad

ponen aparte a los de Gryffindor.

Puedes pertenecer a Hufflepuff

donde son justos y leales.

Esos perseverantes Hufflepuff

de verdad no temen el trabajo pesado.

O tal vez a la antigua sabiduría de Ravenclaw,

Si tienes una mente dispuesta,

porque los de inteligencia y erudición

siempre encontrarán allí a sus semejantes.

O tal vez en Slytherin

harás tus verdaderos amigos.

Esa gente astuta utiliza cualquier medio

para lograr sus fines.

¡Así que pruébame! ¡No tengas miedo!

¡Y no recibirás una bofetada!

Estás en buenas manos (aunque yo no las tenga).

Porque soy el Sombrero Pensante.

Todo el gran comedor aplaudió emocionado, pero yo me quede pensativo, como imagine mis posibles opciones son Ravenclaw o Slytherin, pero lo que me preocupa es lo que dijo el sombrero que puede verlo todo, me pregunto si puedo persuadirlo de que no diga nada de lo que se.

La profesora McGonagall se adelanto con un gran rollo de pergamino.

—Cuando yo los llame, deben ponerse el sombrero y sentarse en el taburete para que los seleccionen —dijo seriamente.

— ¡Abbott, Hannah! — Una niña de rostro rosado y trenzas rubias salió de la fila, se puso el sombrero, que la tapó hasta los ojos, y se sentó. Un momento de pausa.

— ¡Hufflepuff! —gritó el sombrero.

La mesa de la derecha aplaudió mientras Hannah iba a sentarse con los de Hufflepuff. Vi al fantasma saludando con alegría a la niña.

— ¡Bones, Susan! —dijo llamando a la siguiente en la lista.

— ¡Hufflepuff! —gritó otra vez el sombrero, y Susan se apresuró a sentarse al lado de Hannah.

— ¡Boot, Terry! —un niño subió.

— ¡Ravenclaw! —La segunda mesa a la izquierda aplaudió esta vez. Varios Ravenclaws se levantaron para estrechar la mano de Terry, mientras se reunía con ellos.

Brocklehurst, Mandy también fue a Ravenclaw, pero Brown, Lavender resultó la primera nueva Gryffindor, en la mesa más alejada de la izquierda, que estalló en vivas. pude ver a los hermanos gemelos de Ron, silbando. Bulstrode Millicent fue a Slytherin.

Comencé a sentirme decididamente mal. Ya que, si se enteraban de todo lo que se, estaría en problemas.

— ¡Finch-Fletchley, Justin! —dijo la profesora McGonagall.

— ¡Hufflepuff! —me di cuenta que el sombrero en ocasiones dilataba en seleccionar hoy en otras lo hacía rápidamente.

—Finnigan, Seamus. —El muchacho de cabello arenoso, que estaba a mi lado en la fila, estuvo sentado un minuto entero, antes de que el sombrero lo declarara un Gryffindor.

—Granger, Hermione. —la niña molesta que decía saber todo de mi casi corrió hasta el taburete y se puso el sombrero, muy nerviosa.

— ¡Gryffindor! —gritó el sombrero.

—Greengrass Daphne—una niña rubia con rulos se sentó en el taburete.

—Slytherin— Cuando Neville Longbottom, el chico que perdía su sapo, fue llamado, se tropezó con el taburete. El sombrero tardó un largo rato en decidirse. Cuando finalmente gritó: ¡Gryffindor!, Neville salió corriendo, todavía con el sombrero puesto y tuvo que devolverlo, entre las risas de todos, a McDougal Morag.

Malfoy se adelantó al oír su nombre y de inmediato obtuvo su deseo: el sombrero apenas tocó su cabeza y gritó: ¡Slytherin!, no pude evitar bufar, en serio no duro ni cinco segundos. Malfoy fue a reunirse con sus amigos Crabbe y Goyle, con aire de satisfacción.

Ya no quedaba mucha gente. Moon... Nott... Parkinson... Después unas gemelas, Patil y Patil... Más tarde Perks, Sally-Anne... y, finalmente yo.

— ¡Potter; Harry! —Mientras me adelantaba, los murmullos se extendieron súbitamente como fuegos artificiales.

— ¿Ha dicho Potter? —escuche preguntar.

— ¿Ese Harry Potter? — Lo último que vi, antes de que el sombrero me tapara los ojos, fue el comedor lleno de gente que trataba de verme bien. Al momento siguiente, miraba el oscuro interior del sombrero. Espere.

—Mm —dijo una vocecita en mi oreja—. Difícil. Muy difícil, tienes una mente extraordinaria pero también una astucia que supera a muchos. Has tenido una vida interesante Harry Potter, pero lo que veo en ella es manipulación, inteligencia, astucia, dolor, amor, tristeza, perdida. Quién diría que te enterarías de esa forma quien eres y la compañera que tienes una criatura sobreprotectora y única. Me aferre a los bordes del taburete y pensé con tanta pasión, pero también nerviosismo "por favor no le digas a nadie lo que ves en mi mente, se que sabes lo que he hecho y vivido; si alguien se entera lo que he aprendido y descubierto podría estar en peligro".

—No diré nada pequeño, tienes razón al temerle a Dumbledore no confíes en él, no pude hacer nada para proteger a un alumno que como tu tenía una mente impresionante, era un chico que si se le hubiera guiado correctamente no seguiría haciendo lo que hizo antes de entrar aquí, pero el viejo lo quebró y lo transformo en un ser perverso y cruel. Como te darás cuenta la única forma que tengo de ayudarte es darte información, cuando acabe la selección le pediré al viejo que me deje contigo, sospechara pero al menos lograre darte la información necesaria para que no te agarre con la guardia baja y Lady Hogwarts te protegerá si sabes cómo comunicarte con ella, tienes dos opciones Ravenclaw o Slytherin, te pondré en la casa que te ayudara en el camino de la grandeza, por cierto mi nombre es Excalibur como la espada que una vez Merlín protegió y entrego al rey Arturo —dijo la vocecita se que solo yo puedo oír y eso me tranquiliza, pero me dejo intrigado lo que dijo. "Gracias, confió en ti".

—Slytherin—grito, me saque el sombrero y observe que todos en el gran comedor estaba en silencio, en la mesa alta todos estaban sorprendido y Dumbledore al parecer en shock, pero quienes más me llamaron la atención fueron el profesor Quirrell quien prácticamente tenia la boca abierta y el hombre que viste todo de negro que estaba a su lado que parecía haber visto un fantasma. Al instante la mesa de Slytherin aplaudió y me dirigí tranquilamente a sentarme junto a Draco quien tenía una sonrisa maliciosa en su rostro.

—Tú sí que sabes cómo impactar a las personas—dijo Draco señalando a los profesores, solo pude sonreír.

—Si quieres un dia de estos te enseño —mientras sonreía al ver como la profesora McGonagall carraspeaba y llamaba a los que faltaban, Turpin Lisa fue a Ravenclaw. Llego el turno de Ronald Weasley quien tenía una palidez verdosa me pregunto si vomitara, le mandaron a Gryffindor, el ultimo chico Zabini Blaise fue seleccionado en Slytherin. La profesora McGonagall enrollo el pergamino e iba a llevarse el sombrero cuando este hablo.

—Albus, me quedare con el joven Potter—dijo seriamente Excalibur, vi como Dumbledore fruncía el seño.

—Lo lamento viejo amigo, pero sabes que eso no es posible—dijo el vejete con seriedad, todos estaban impresionados y cuchicheaban entre ellos.

—No te estaba preguntando, solo informando. Así que profesora McGonagall lléveme donde Potter, te advierto Albus que si lo prohíbes tendrás que buscar otra forma de seleccionar porque yo no lo hare—dijo con fríamente.

— ¿Qué le hiciste al sombrero? —pregunto Zabini un chico moreno ojos miel, impresionado por la discusión que presenciaba.

—No le hice nada, solo platicamos—dije tranquilamente.

—Escuche de mi padre que si querías podías elegir, solo tenias que pedírselo al sombrero ¿hiciste eso? —pregunto Daphne, la niña rubia de ojos azules, una excelente cuartada de porque dilate tanto, después de todo soy el único que tardo tanto en ser seleccionado.

—Tenía dos opciones Ravenclaw o Slytherin, el sombrero pensó que aquí era mi lugar—dije dando a entender que hice lo que ella dijo.

— ¿Y para que quiere estar contigo? —pregunto Draco curioso.

—Supongo que quiere platicar—dije sonriendo.

—Dejaras que ese viejo sombrero este husmeando en tu mente—exclamo horrorizada Pansy una niña de cabello negro corto de ojos verde oscuro, es compresible a nadie le gusta tener a otra persona o ¿cosa? En su cabeza, pero la información que me ofreció es algo que no puedo rechazar.

—Tranquilo no es necesario amenazar, profesora McGonagall llévelo con el señor Potter—vi como lo miro sorprendida para luego acercarse a nuestra mesa, lo puso justo frente a mí, me miro con severidad para luego dirigirse a la mesa de los profesores. Todos me observaban incluidos los Slytherin. Lo tome y coloque en mi cabeza.

Albus Dumbledore se había puesto de pie. Miraba con expresión radiante a los alumnos, con los brazos muy abiertos, como si la discusión no hubiera pasado.

— ¡Bienvenidos! —dijo—. ¡Bienvenidos a un año nuevo en Hogwarts! Antes de comenzar nuestro banquete, quiero deciros unas pocas palabras. Y aquí están, ¡Papanatas! ¡Llorones! ¡Baratijas! ¡Pellizco!... ¡Muchas gracias! —no pude evitar levantar una ceja por su actitud tan extravagante. Los platos que había frente a mí de pronto estuvieron llenos de comida. Nunca había visto tantas cosas que me gustaran comer sobre una mesa: carne asada, pollo asado, chuletas de cerdo y de ternera, salchichas, tocino y filetes, patatas cocidas, asadas y fritas, pudín, guisantes, zanahorias, salsa de carne, salsa de tomate y, por alguna extraña razón, bombones de menta. A pesar de que ahora comía de manera saludable, compraba solo lo necesario para saciarme no quería abusar del dinero que el abuelo me dejo. Llene mi plato de un poco de todo.

—Bien pequeño mientras comes, escucha. Albus Dumbledore al ser director tiene acceso a todas las habitaciones en Hogwarts incluyendo la que sera tu habitación exceptuando por unas pocas que no conoce—empezó Excalibur, lo que quiere decir que mi baúl debe de tener siempre seguridad "crees que entre en la noche" pregunte con cautela y temor pensé que me sentiría seguro y tranquilo ahora que estaba en Hogwarts.

—Si así es, otra cosa del viejo es que sabe Legeremancia, debes de aprender Oclumancia, sino está de más que yo no diga nada, ya que el viejo lo averiguara el mismo—dijo con seriedad "se Oclumancia, pero no sé si mis barreras son los suficientemente fuertes para bloquear su invasión" tendré que buscar otra forma de proteger mi mente. Después de todo solo se lo necesario, pero Dumbledore es un mago poderoso.

—No verlo a los ojos servirá, también tiene a los cuadros que espían para él, ten cuidado donde tienes tus conversaciones es así como se entera de todo, "entiendo no hablar de cosas importantes donde haya cuadros", Como pasa con las casas de los sangre puras que tienen barrera y si estas son perturbadas avisan al cabeza de la familia, lo mismo pasa en Hogwarts si sus barreras son perturbadas avisaran a Dumbledore pero existe excepciones, unos pasadizo que a pesar de que el viejo sabe de su existencia no ha hecho nada para bloquearlos, si le pides ayuda a Lady Hogwarts ella te guiara solo conecta su magia con la tuya y conocerás todos sus secretos. Una última cosa el viejo posee un fénix puede que lo use a el para espiarte, investiga todas las habilidades de estas míticas criaturas "Entiendo, gracias en verdad por todo lo que haces por mí, tendré en cuenta todos tus consejos"—pensé, termine mi postre y preste atención a lo que Dumbledore decía ahora.

—Ejem... sólo unas pocas palabras más, ahora que todos hemos comido y bebido. Tengo unos pocos anuncios que haceros para el comienzo del año.

» Los de primer año debéis tener en cuenta que los bosques del área del castillo están prohibidos para todos los alumnos. Y unos pocos de nuestros antiguos alumnos también deberán recordarlo —Los ojos relucientes de Dumbledore apuntaron en dirección a los gemelos Weasley.

—El señor Filch, el celador, me ha pedido que os recuerde que no debéis hacer magia en los recreos ni en los pasillos.

» Las pruebas de quidditchtendrán lugar en la segunda semana del curso. Los que estén interesados en jugar para los equipos de sus casas, deben ponerse en contacto con la señora Hooch.

» Y por último, quiero decirles que este año el pasillo del tercer piso, del lado derecho, está fuera de los límites permitidos para todos los que no deseen una muerte muy dolorosa—lo vi con duda no sabía si habla en serio o esta bromeando.

— ¿Esta bromeando? —le pregunte a Draco quien miraba a Dumbledore como si se le hubiera zafado un tornillo.

— ¡Oh pero que sorpresa! el gran Harry Potter salió de su mutismo—exclamo con burla Draco.

—Que gracioso, es difícil conversar con ustedes y con él al mismo tiempo, así que discúlpame si no lo intente—dije sonriendo.

—Está loco, así que es mejor que ni siquiera nos acerquemos no vaya ser y no topemos con una sorpresita dejémosle las aventuras a los "valientes" de Gryffindor que es seguro que vayan a meter sus narices donde no deben—contesto Theodore Nott un chico de cabello negro y ojos grises más oscuros que los de Draco.

Dumbledore agitó su varita, como si tratara de atrapar una mosca, y una larga tira dorada apareció, se elevó sobre las mesas, se agitó como una serpiente y se transformó en palabras.

— ¡Que cada uno elija su melodía favorita! —Dijo Dumbledore—. ¡Y allá vamos!

Y todo el colegio vociferó:

Hogwarts, Hogwarts, Hogwarts,

Enséñanos algo, por favor.

Aun que seamos viejos y calvos

o jóvenes con rodillas sucias,

nuestras mentes pueden ser llenadas

con algunas materias interesantes.

Porque ahora están vacías y llenas de aire,

pulgas muertas y un poco de pelusa.

Así que enséñanos cosas que valga la pena saber,

haz que recordemos lo que olvidamos,

hazlo lo mejor que puedas, nosotros haremos el resto,

y aprenderemos hasta que nuestros cerebros se consuman.

Cada uno terminó la canción en tiempos diferentes. Al final, sólo los gemelos Weasley seguían cantando, con la melodía de una lenta marcha fúnebre. Dumbledore los dirigió hasta las últimas palabras, con su varita y, cuando terminaron, fue uno de los que aplaudió con más entusiasmo. El abuelo nunca menciono que Hogwarts tuviera alguna canción debe ser cosa de Dumbledore, pero me he dado cuenta de algo, el abuelo menciono que las mascara de emociones eran más efectivas que las de fría indiferencia en algunas personas y ahora que observo a Dumbledore me parece ver en él usa una máscara de abuelo preocupado, de anciano débil y loco nadie lo tomaría como una amenaza inmediata y eso sería su derrota.

—Suerte pequeño, una cosa mas no muestres vulnerabilidad o te comerán vivo— "gracias por todo" Vi como McGonagall se acercaba, yo solo me saque el sombrero y se lo entregue.

— ¡Ah, la música! —Dijo, enjugándose los ojos—. ¡Una magia más allá de todo lo que hacemos aquí! Y ahora, es hora de ir a la cama. ¡Salid al trote!, nos levantamos y seguimos al prefecto de Slytherin el cual nos guio a las mazmorras bajamos corriendo los escalones de piedra y nos internamos en la oscuridad. Nuestros pasos resonaban muy fuerte. Los laberínticos corredores estaban desiertos. Fuimos bajando más y más pisos. Después de un cuarto de hora, cuando ya estábamos empezando a cansarnos, se detuvo ante un trecho de muro el cual tenía un cuadro de Morgana le Fay, era una mujer muy hermosa cabello negro de ojos celestes casi blancos, nos miro con fría indiferencia.

—Se dice que solo te contesta si le hablas en parsel—murmuro Draco en voz baja para que solo yo lo oyera, ya había leído que Morgana hablaba en parsel es interesante me gustaría probarlo.

— ¿Cuál es la nueva contraseña? —preguntó a la otra prefecta.

— ¡Sangre limpia! —dijo la chica, evite rodar los ojos por su originalidad, se abrió una puerta de piedra disimulada en la pared, que apareció cuando el cuadro de Morgana se movió.

La sala común de Slytherin era una sala larga, semisubterránea, con los muros y el techo de piedra basta. Varias lámparas de color verdoso colgaban del techo mediante cadenas de plata. Enfrente de nosotros, debajo de la repisa labrada de la chimenea, crepitaba la hoguera, y contra ella se recortaban las siluetas de algunos miembros de la casa Slytherin, que llegaron antes y al parecer estaban poniéndose al dia, acomodados en sillas de estilo muy recargado. Había muebles de cuero negro dándole un contraste hermoso y ubicados estratégicamente para que el lugar se viera más grande, había dos pasadizos arriba de estos se encontraba una sala en ella había una mini biblioteca y mesas de estudios.

—Bueno mi nombre es Caspar Cornfoot soy el prefecto ella es mi compañera y también es prefecta Araminta Meliflua, como verán no tendremos que decirles mucho, el profesor Snape quien es nuestro jefe de casa, dirá lo importante. Nosotros solo les informaremos donde dormirán, en el pasillo izquierdo es el de las chicas y el derecho de los chicos, verán los cuartos, los cuales compartirán con una persona. En la puerta hay una placa, cuando decidan quien sera su compañero se grabará el nombre en ella. En la parte de arriba es un salón de estudios, para quienes quieran hacer su tarea aquí. —dijo Caspar, vi como Draco se juntaba conmigo dando a entender que compartíamos cuarto, Blaise y Theodore y los últimos Crabbe y Goyle. De las chicas Pansy se junto a Daphne, Millicent con Tracey Davis una niña de cabello castaño y ojos de igual color, mestiza al igual que yo.

—Veo que ya escogieron sus parejas—dijo Araminta con seriedad.

—Solo nos queda esperar al profesor Snape para que de las últimas indicaciones—dijo Caspar.

—Yo creo que deberíamos darle una buena bienvenida a Potter y mostrarle donde está su lugar—dijo un chico alto y musculoso con dientes torcidos. Me empujo haciéndome caer, vi como sangre escurría de mi mano al rasparme contra el suelo lo miré con molestia, recordé algo que el abuelo me dijo y que me repitió no hace mucho Excalibur. "Si quedas en la casa de las serpientes, no muestres vulnerabilidad en nada, ellos usaran eso en tu contra. Además de que es probable que muchos sean hostiles ya que tú eres el niño que vivió" pues no pensaba mostrarla si tengo que usar a Callidus para que entienda que no deben de meterse conmigo lo hare. Escuche a todos reírse, los únicos que no se reían eran los de primero.

—Déjalo Flint, si el profesor Snape viene, te meterás en problemas—dijo Caspar después de dejar de reírse.

—Oh al bebito Potter no puede defenderse solo—dijo con burla Flint pues estaba equivocado.

—"Callidus muéstrale porque no puede meterse con nosotros"—siseé furioso, vi la cara de sorpresa y miedo que todos pusieron al escucharme, más aún cuando Callidus se enrollo en Flint tal y como lo había hecho con Vernon.

— ¿Qué pasa? No seguirás burlándote—dije fríamente.

—Hablas parsel—dijo Draco asustado y maravillado, mientras me daba la mano y me ayudaba a levantarme, solo le sonreí.

—Tranquilo P-P-Potter—termino tartamudeando Flint al sentir como Callidus mostraba sus enormes colmillos negros.

—Si piensa que solo porque eres mayor y más grande que yo me humillaras estas muy equivocado, ella es Callidus mi familiar y si yo lo deseo puedo pedirle que te muerda mientras duermes, nadie se daría cuenta ella es muy astuta no dejara rastros, es única y muy sobreprotectora, así que no te metas conmigo, ¿entendiste? —pregunte fríamente, solo asintió aterrorizado, vi como todos palidecían comprendiendo que no era solo una amenaza para Flint

—"Maestro siento que alguien se acerca"—dijo Callidus lanzándose hacia mi encogiéndose en el proceso sentí como se enrollo en mi oreja, oculta entre mi cabello. Flint cayó al suelo pálido y aun temblando.

— ¿Qué pasa aquí? —pregunto el profesor Snape.

— P-P-Potter tiene una serpiente gigante—dijo Flint señalándome, el profesor Snape me miro fijamente.

—No sé de qué habla profesor, por algún motivo me empezó a insultar y me lanzo al suelo—dije inocentemente, mostrándole mi mano lastimada, viéndolo con fijeza algo que mi abuelo me enseño es a no mentir por completo o mejor dicho a decir medias verdades. Draco asintió dándome la razón lo cual ayudo mucho.

—Revíselo debe de tenerla bajo su túnica—dijo Flint al ver como Snape lo observaba.

—Acérquese Potter, quítese la túnica—siseo el profesor Snape, hice lo que me pidió cuando estuve a su alcance me reviso, vi la cara de sorpresas de todos al no ver a Callidus.

—Cincuenta puntos menos señor Flint por mentir y por maltratar a un alumno menor que usted —dijo el profesor Snape fríamente.

—Y si no quiere detención, cierre la boca—dijo molesto al ver como abría la boca para quejarse.

—Debido a este problema empezare diciendo que los conflictos que tengan entre ustedes se resuelven dentro de la sala común, no me quiero enterar que andan mostrando sus trapos sucios a todo Hogwarts. Los Slytherin somos leales con nuestra casa se apoyarán, ayudarán, somos una familia, evítense rencores y odios entre ustedes suficiente tenemos con el odio y rencor de todas las casas, como sabrán no somos muy queridos, Harry Potter ahora es un Slytherin y sera tratado como cualquier Slytherin aquí no importa su fama—dijo el profesor Snape viéndome fijamente seguro esperando que yo me quejara, pero a mí me parecía perfecto no quería ser tratado diferente.

—No quiero a nadie en los pasillos luego del toque de queda, si alguien esta fueras de sus camas a altas horas de la noche pasaran semanas en detención conmigo. Si van a cometer fechorías háganlo con astucia y no dejen que los atrapen los puntos que pierdan tendrán que recuperarlos, espero que consigan muchos puntos ya que quiero que ambas copas queden en Slytherin como hasta ahora eso es todo vayan a dormir—dijo el profesor Snape saliendo de la sala común, cuando Callidus sintió que ya no estaba cerca regreso a su tamaño original y apoyándose en mis hombros, asustando a todos.

—Buenas noches—dije mientras me dirigí a la que sería mi habitación por los próximos siete años, todos se apartaban de mi camino, estaba emocionado ya quiero que sea mañana las clases van a ser realmente interesantes.

Notas finales:

Hola chicas espero les haya gustado nos seguimos leyendo 

Bella


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