Subimos apresuradamente las gradas, y cuando una de las sombras iba a atacarme, el mocoso se interpuso y salió lastimado en el hombro derecho, y de alguna manera alcanzamos a entrar a mi habitación, faltos de respiración, y exaltados, allí me di cuenta que ambos tenían manchas rojas en todo el cuerpo, habían sido heridos ¿Por mi culpa?
Adriel alcanzo a cerrar la puerta, pero los golpes hacían evidente que en cualquier momento cedería, los sonidos, la lluvia, la poca luz mezclada con la esencia de las sombras, todo era tan confuso…
-Debemos irnos ahora- dijo el mocoso
-Sí, pero me temo que en este estado no sé si pueda abrir un portal seguro, mi señor- le replico Adriel.
-Debemos intentarlo, si nos quedamos aquí, dudo que la barrera aguante mucho tiempo-mientras Adriel decía esto, los sonidos resonaban en la habitación, la manija de la puerta solo se movía bruscamente sin cesar.
El mocoso trataba de sostener la puerta y Adriel, en el lado izquierdo del cuarto cerró los ojos por un momento, acto seguido levanto la mirada y con una expresión impasible, procedió a escribir esos símbolos ininteligibles, observaba la situación como si se tratase en cámara lenta, cada movimiento cada imagen, sin escuchar nada… así de perdido estaba.
En esta situación, que salía de mis manos y de mi capacidad mental, lo único que pude hacer fue como buen representante de la especie humana, tomar mis rodillas y estar cabizbajo, pensando en lo risible que era esta situación, el hecho de que la luz fuese tan tenue y los delicados sonidos de la lluvia mezclados con ese horrible estruendo que provenía de la puerta no mejoraba para nada la situación.
-Si no fuera por nosotros, ya habrías muerto, vaya que eres inútil, -esa vibrante voz me despertó de la desesperación, aunque solo parecía lleno de dolor por la herida, ese mocoso me recordaba lo miserablemente que representaba a la especie humana, o en otras palabras lo cobarde que era.
Cuando de repente todo volvió al ritmo normal o incluso en cámara más rápida… solo escuche que la puerta había cedido completamente, muchos sonidos inexplicablemente tenebrosos y la oscuridad de la noche, pero en ese preciso instante había una voz, esa voz que me llamaba…
-Rei…Rei!
Adriel estaba ahí, con la mano extendida hacia mí, expectante mirándome angustiado, esperando mi respuesta.
En esas fracciones de segundo, tome una decisión que no había tomado en meses, todo en mi mente se aclaro, no había duda solo esa sensación de compromiso y confianza, quizá por el tiempo, el tiempo me enseño quien era él, que no había nada que temer. Tome su mano con fuerza y cerré los ojos, esperando lo mejor.
En ese instante me perdí a mi mismo, mi conciencia comenzó a flotar…
“Un jardín llenos de fragantes rosas azules, desprendiendo una esencia muy conocida, era casi embriagante, algo realmente hermoso como para describirlo con palabras.
Y otra vez esa sensación cálida y nostálgica… pero era algo triste y solitario, siempre esperando algo…”
¿Esto es un sueño? ¿Estoy muerto?
Lenta y sigilosamente intente abrir los ojos, aun tenía esa agradable sensación, sentía aun que flotaba, y que suavemente me sostenía de algo, era muy reconfortante, sentir a otro ser, quizá eso me indicaba que aun no había pasado a mejor o peor vida.
Aunque esa sensación de soledad aun me perseguía, solo quise asegurarme de no estar solo, así que me sujete con fuerza, no importa quién, sea aun si fuese la misma muerte, el estar solo es la peor de las fatalidades, solo no quiero estar solo…me repetía incesantemente.
-Rei, Rei despierta...
Esa era la voz de Adriel, sonaba tenso y preocupado.
-Adriel- conteste algo confundido
-Todo ya paso ¿Puedes ponerte de pie?
Alcance a asentir con la cabeza, en señal de afirmación, puse mi mano para apoyarla y tratar de levantarme, trate pero no pude, al levantar mi mano para limpiarme el rostro note que tenía sangre, los tonos de colores carmesí se pintaban en mis manos, y tenía ¿lagrimas? Que corrían incesantemente, aunque no sentía ningún dolor, ni recordaba mucho de lo acontecido, la confusión se apodero de mí, pero en eso note que no tenía ninguna herida, la sangre no era mía.
Alce la vista y a mi alrededor se erigía la figura de arboles, aunque estos parecían marchitos, y el cielo por así decirlo, tenía un aspecto gris y amenazante, el aire parecía pesado y tenso…Era como si toda la vida se hubiese detenido, no había hoja alguna que indicara que había vida, en esos seres, era como si un incendio hubiese arrasado todo, dejando grises retazos de lo que fue vida.
Cuando examinaba con la mirada los alrededores mis ojos se posaron en la figura de Adriel, ahí estaba el, con la ropa hecha jirones, el brazo con manchas de sangre, y un rostro con la mirada fija en mí, no estaba tranquilo, solo observándome fijamente.
-Adriel… ¿Qué paso? ¿Dónde estamos? ¿Estoy llorando?- dije mientras me frotaba los ojos, había olvidado que tenía sangre en las manos, así que, básicamente solo esparcí el liquido carmesí por todo mi rostro.
El sin responder a nada, se acerco y se arrodillo para acto seguido, arrancar un poco de su ropa y suavemente limpiar mi cara.
-Rei, tranquilo, ya nadie nos persigue- Me dijo mientras acercaba su frente a la mía.
Era una sensación muy reconfortante, así que solo cerré mis ojos y deje que nuestro silencio y respiración se hicieran una.
-¿Mejor?- me dijo con una suave sonrisa
-Sí, alcance a decir mientras cerraba los ojos.
El se puso de pie y procedió a observar detalladamente el lugar.
-Al parecer caímos en el lado sur del bosque de Cathice, dijo mientras suspiraba algo cansado. Me temo que tendremos que recorrer el camino hacia el castillo.
En realidad yo no estaba poniendo mucha atención, solo estaba algo ensimismado, cuando de repente me di cuenta que algo, o más concreto, alguien nos faltaba.
-Esto... Adriel ¿Y el mocoso?
-Morial… mmm debimos separarnos al caer aunque no debe estar muy lejos, quizá si nos movamos, lo encontremos.
-Pero… ¿Realmente puedes moverte? Esa herida parece n poco profunda le dije algo preocupado.
-Ah ¿Esto? No es nada, sería completamente ridículo que algo como esto, me parara, a mí, al gran Adriel-sama- contesto con esa sonrisa de autoconfianza habitual en él.
Al menos esa sonrisa me recordaba que hay cosas que no cambian, era como un aliento a mi adolorido corazón, y cuerpo, así que solo devolví la sonrisa, como un gesto de confirmación.
Acto seguido una mano se extendió hacia mí, invitándome a tomarla, en mi mente solo podía confiar en esa cálida mano, que en ese entorno gris parecía tan vivaz. En este fatídico día, y desconocido lugar, era mi refugio, mi único refugio.
Así que me sostuve como si mi vida dependiera de ello, era una cuestión, decisión del corazón, pero ahora la buscaba tan ansiosamente, y supe en este preciso instante que no sería capaz de soltarla…
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