Parte 1:
Sunggyu se acurrucó en el regazo de Woohyun mientras la película que estaban viendo llegaba a su clímax: varios investigadores habían encontrado una de las pistas que les llevaría hasta el asesino.
Era casi de noche, y el cuarto estaba casi oscuro – sólo una tenue luz iluminaba la estancia.
Woohyun llevaba puesto una sudadera de mickey mouse roja con unos botones en la parte delantera, y Sunggyu, tumbado boca arriba, estaba entretenido jugando con ellos entre sus dedos. El ruido de la televisión era lo suficientemente alto como para ahogar el sonido de la lavadora, así que no llegaron a enterarse de que ya había terminado su centrifugado hasta el día siguiente.
Sunggyu levantó la mirada y se encontró con la de Woohyun.
Su estómago dio un vuelco, su corazón comenzó a latir acelerado y sus mejillas se sonrojaron furiosamente. Tosió levemente para intentar hacer el momento menos incómodo – y se levantó del sofá, excusándose diciendo que quería un vaso de agua.
Mientras se vertía el agua en una jarra con un estampado de Nueva York, Woohyun lo abrazó por detrás, apoyando su cabeza sobre su hombro.
“¿Por qué beber agua si todo lo que necesitas para vivir soy yo?” bromeó Woohyun, acariciando su cuello con su nariz.
Y Sunggyu se rió – porque Woohyun siempre hacía ese tipo de bromas malas.
Pero aún así, su corazón volvió a acelerarse.
Parte 2:
Charlaron todo el camino en dirección al parking – hasta el coche de Woohyun.
Era de noche, así que este sujetó la mano de Sunggyu, en un gesto protector. No fue mucho – un simple roce – pero para Sunggyu siempre era más que suficiente. Realmente esperaba, deseaba, de que Woohyun no notara cómo cada vez que sujetaba su mano, esta comenzaba a sudar mucho – e incluso a veces temblaba nerviosamente. Pero si Woohyun lo notaba, nunca dijo nada al respecto – al contrario, siempre apretaba su agarre y acariciaba con su pulgar la palma de su mano.
“Hyung, ¿quieres que tomemos un café?”
Sunggyu se giró a mirarlo – todo lo que el cinturón de seguridad le permitía.
“¿Un café? ¿A las dos de la mañana?” preguntó, sorprendido.
Woohyun se encogió de hombros.
“¿Por qué no? Siempre es un buen momento para tomar café.”
Aparcaron en un pequeño parque, no muy lejos del centro de la ciudad. Al ser tan de noche, no había nadie, y se podía disfrutar tranquilamente de este.
Se apoyaron contra el capó del coche, y Sunggyu bebió un sorbo de su café – el cual le quemó la lengua.
Tenía un sabor ligeramente adulzado y no pudo evitar sonreír tontamente contra el vaso.
“Gyu.”
Sunggyu se giró para mirarlo, y Woohyun sonrió.
“Date la vuelta.”
Y, aunque frunciendo el ceño, así lo hizo.
Woohyun se colocó detrás de él, y de repente, algo frío chocó contra el cuello de Sunggyu.
Bajó la mirada y vio una pequeña cadena plateada colgando ahora de este – por la zona del esternón. Era una cadena simple, con una W colgando al final.
“Este es tu collar.” Sunggyu se sonrojó ligeramente, y volvió a llevarse el vaso de café a la boca, evitando su mirada.
“Lo sé.” Woohyun sonrió. “Pero ahora quiero que lo tengas tú.”
El silencio volvió a caer entre ellos, pero no era uno incómodo.
“Hyung, mira hacia arriba.”
Y el hombro de Woohyun se rozó contra el suyo y su corazón parecía que iba a explotar en cualquier momento.
Miró hacia arriba y vio el cielo – lleno de relucientes estrellas.
Era algo que no podía ver diariamente debido a que Seúl era una de las ciudades con la mayor contaminación lumínica – y realmente merecía la pena verlo aunque solo fuera una vez.
Parte 3:
Al día siguiente, Sunggyu se levantó con el olor de pan quemado, arrugando ligeramente la nariz. Se levantó de la cama y sus pies, enfundados en unos calcetines blancos, chocaron contra el frío suelo. A pesar de ser primavera – allá por mayo – el suelo en casa de Woohyun siempre estaba frío, y por eso Sunggyu siempre llevaba calcetines.
Tiró de la camiseta blanca que llevaba puesta hacia abajo, ya que era lo suficientemente larga como para cubrirle hasta por encima de las rodillas, debido a que era de Woohyun, – y salió del dormitorio.
La cocina estaba cerca del salón, y había que cruzar recto por todo el pasillo.
Cuánto más se acercaba, más fuerte se hacía el olor a quemado.
Había un poco de humo saliendo de la tostadora, y Woohyun le hacía aire con un paño de cocina.
“Me parece que vas a tener que esperar un poco para desayunar.”
Y Sunggyu sonrió. Porque Woohyun parecía un cachorrillo que había sido revoltoso – y lo encontró enternecedor.
Parte 4:
Sunggyu había decidido deshacerse de sus miedos y de cualquier cosa del pasado que le estuviera reteniendo tanto – y se acercó hasta Woohyun, poniendo sus labios contra los suyos.
Parte 5:
Sunggyu se mordió el labio, mirando a Woohyun sorprendido.
“No me puedo creer que acabes de decir eso.” dijo, y Woohyun tampoco parecía creerlo.
“Hyung.” inspiró profundamente, intentando tragar el nudo que se formaba en su garganta. “Hyung, lo siento mucho, yo no quería -”
“Sí querías.” le interrumpió Sunggyu, quien, para sus sorpresa, esbozó una diminuta sonrisa – aunque con ojos cansados. “Pero sé que no querías hacerme daño, y que te arrepientes. Así que no importa.”
Y después de cada tormenta, sale el sol de nuevo.
Woohyun se acercó hasta a él, subiéndose al borde de la acera para estar a su altura, y lo enfundó en un abrazo. Se inclinó para besarlo – sin importarle que estuvieran en mitad de la calle – y repitió con cada pequeño beso un lo siento, a los cuáles Sunggyu le restó importancia, sujetándolo del cuello y atrayéndolo más hacia sí para profundizar el beso.
Parte 6:
Esa noche ambos se encontraban tumbados en la cama de Sunggyu – Woohyun acariciando con su dedo índice la curvatura del cuello de Sunggyu, quien tenía los ojos cerrados – disfrutando de la sensación.
Pero entonces Woohyun paró, y Sunggyu frunció el ceño. Abrió los ojos y vio que se había incorporado – y lo miraba fijamente.
“Sunggyu.” dijo, e hizo una pausa, mientras este sintió como su estómago daba un vuelco. “Sabes que eres mi mejor amigo, ¿no?”
Y entonces, Sunggyu lo supo.
Woohyun estaba enamorado de él.
Parte 7:
La música resonaba con fuerza por todo el apartamento, y Sunggyu reía mientras Woohyun tiraba de él para que bailaran juntos.
“Bailar pegados es bailar.” comenzó Woohyun a cantar. “Igual que baila el mar con los delfineeees.”
A propósito, dejó escapar un pequeño gallo en la última nota, y Sunggyu lo golpeó en el hombro, entre risas.
“¡Yah, no sigas cantando! Hace un sol estupendo y vas a conseguir que diluvie.”
Y Woohyun frunció el ceño, haciendo un pequeño puchero – y Sunggyu tuvo el descaro de inclinarse para besarlo.
Parte 8:
Mientras Woohyun estaba en el cuarto de baño, Sunggyu fue hacia la mesa, cogiendo el chaquetón de este de la silla para ponerlo en el perchero.
La cartera de Woohyun se cayó al suelo, abierta, y Sunggyu se inclinó para recogerla y devolverla a su sitio.
Justo entonces vio que, dentro, había una foto suya. Nunca supo cuando se echó esa foto, pero era un día en el que habían salido con su grupo de amigos, y estaba sonriendo ampliamente por algo que alguno de ellos habría dicho.
Sus mejillas volvieron a sonrojarse y su corazón latía tan fuerte que retumbaba contra sus oídos.
Cuando devolvió la cartera a su sitio, cerró los ojos y se puso una mano en el pecho, intentando calmarse.
Sunggyu nunca había sabido qué era lo que sentía por Woohyun – siempre había sido bastante complicado expresarlo con palabras. Pero lo que ahora sí entendía es por qué a lo largo de la historia se iniciaron grandes batallas de hombres defendiendo a la persona a la que querían.
Lo entendía, porque él haría lo mismo por Woohyun.
Parte 9:
Y entonces, como si le hubieran tirado un barreño de agua fría por encima, Sunggyu lo supo.
Porque todo este tiempo había estado ahí: en los silencios que compartían, en el camino de vuelta a casa, cuando se acurrucaban a oscuras.
Sunggyu estaba enamorado de Woohyun.
Profunda e irrevocablemente enamorado de él.