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CO2 por jjongahx

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Notas del fanfic:

Tran muchos intentos fallidos de empezar a escribir algo con sentido, por fin he.... formulado algo... con trama? Me ha costado la vida acabar este fic, pero estoy realmente contenta con como ha salido. 

Si alguien lo lee, espero que les guste, que me digan sus críticas (?) y pues... Gracias por leer. 

 

Mir. x

 

PD: Este Oneshot forma parte de la primera gala de http://dodekatheon12.livejournal.com/ ^^

8:48, lunes.

—¿Es usted cercano a Byun Baekhyun?

Cuando al salir de casa aquella mañana mi madre me avisó que venía un tal inspector a hacernos varias preguntas sobre Baek, había imaginado un interrogatorio en una sala oscura bajo la presión de una luz o linterna quizás. Pensaba que iba a ser como en las películas: venía un señor Agente MiNombreEsDemasiadoAburridoComoParaRecordarlo, me pedía que verificara mi nombre y si las afirmaciones “x” eran verdaderas o no, y todo esto grabado, con mi abogado (que por cierto, no tengo) a mi lado, comentando que no tengo ninguna obligación a responder a nada.

Vaya que si estaba equivocado…

Volviendo a la pregunta: ¿Soy cercano a Byun Baekhyun? ¿Lo soy? Parece una pregunta fácil de responder, pero no lo es. No, para nada. En cambio, hace poco más de un mes habría dicho que sí, porque fue cierto. Formábamos un pequeño grupo tan estrecho  que yo estaba al 100% seguro que no había ningún secreto que no conociera. Obviamente, cada grupo de amigos tiene sus problemas, quizás el nuestro fue que éramos como la carne y hueso, tanto que no habían huecos para respirar. Inhalábamos dióxido de carbono sin saberlo, nos matábamos poco a poco.

—Sí, era mi amigo. —Logré decir esquivando la mirada de aquel tipo. Escuché un largo suspiro del inspector.

—Señor Kim, cuanto antes decida colaborar con la investigación, antes podremos encontrar a su amigo sano y salvo. Ahora… se lo voy a pedir de nuevo: ¿Qué tipo de relación mantenía usted con el Señor Byun?­

Nada. Ninguna. Nunca fuimos amigos cercanos, ni siquiera amigos. Solo me soportaba por mantener el frágil equilibrio del grupo.

Levanté la cabeza lentamente, fue como un peso muerto que estaba atado a mis hombros. Por fin pude ver el rostro del inspector, junto con su doble barbilla y su piel arrugada. No parecía superar los cincuenta años, pero era evidente que tantos años de investigaciones llevaban lo suyo y lo mostraba perfectamente en sus ojos cansados. Frunció el ceño y caminó hacia la ventana de la pequeña sala. Aquí el inspector no tenía ningún poder. No tenía su linterna intimidante y su voz grave, no tenía ningún efecto de eco dentro de la oficina que había prestado la secretaría del centro escolar. Se suponía que iban a hacer las preguntas iniciales aquí para que estuviéramos más cómodos, más tranquilos. Já. Otro plan alucinante del consejo estudiantil. Les doy mis aplausos.

­—Si no tiene nada más que decir, puede volver a sus clases señor Kim.

Me levanté de la silla de golpe, dejando las piernas arrastrar por el suelo y llenando el aire con un agudo chillido. ¿Para qué quería saber precisamente mi relación con Baek? Nosotros apenas hablábamos. Más le valía hablar con los otros chicos. Que idiota.

Cerré la puerta tras salir y de nuevo me encontré en los pasillos abandonados del instituto. No sé qué me esperaba. Quizás alguna cara conocida para mostrar apoyo o quizás alguien del consejo para acompañarme a clase de nuevo (Porque evidentemente soy demasiado irresponsable en esa área), pero nada.

***

Suho estaba apoyado contra una pared decorada por graffitis en un pequeño callejón apartado. Al acabar los exámenes de después de vacaciones de Navidad, los chicos decidieron salir un sábado por la noche a desahogarse y olvidar los problemas de clase.

Aquel club parecía amortiguar los sentidos, Suho no estaba seguro si era por la curiosa pastilla que JongDae le había ofrecido o por la cantidad del líquido extraño que había consumido, pero Suho decidió acabar la noche mientras seguía con control sobre sus actos. Muchos dirían que el mayor del grupo de amigos era el más aburrido. Estaba KyungSoo, el fiel estudiante que poseía un lado casi salvaje cuando se atrevía a aventurarse más allá de las aulas y bibliotecas; ChanYeol, que si se despejaba del lado de BaekHyun, podría llegar a causar ataques de infinitas risas; JongIn,  que aunque no tenía nada que decir, siempre corría la palabra de que él era la verdadera alma de la fiesta; JongDae, que… Simplemente era JongDae, pero Suho, no tenía cualidades que añadir, no tenía chistes ni era divertido. Nunca fue así. Suho era invisible.

***

12:30

Tuve que esperar más de media hora sentado en la cafetería escolar antes de que sonase el timbre para avisar la hora de la comida. Había perdido toda la noción del tiempo hacía algo más de una hora y las palabras del inspector seguían sonando como ecos en mi cabeza. Sabía que solo hoy era el principio de una larga lista de preguntas. Esto era obvio de Baekhyun. No podía pasar ni una mera semana sin montarse un drama nuevo, del cual él tenía que ser el protagonista. Cada vez era algo más traumático, algo que solamente él comprendía. Yo simplemente era otro peón en el juego. Era dispensable. Y ahora lo soy más aún.

Poco a poco los estudiantes comenzaron a llenar el comedor. El tono alegre que solía reinar entre los estudiantes de una hora libre ahora había sido reemplazado por algo más serio.  Obviamente la causa era clara. Creo que nunca había escuchado el nombre de BaekHyun ser susurrado tantas veces en diez minutos como ahora. Claro, Byun BaekHyun era un nombre familiar entre los estudiantes de los últimos cursos. Todo el mundo sabía de él o por lo menos de su reputación. Pero lo más curioso, desafortunado quizás, es que ahora los susurros de odio y celos tomaron otra forma completamente diferente.

BaekHyun era tan lindo… Tan buena persona… Espero que lo encuentren pronto… Que alguien sepa cómo esta… Que esté bien…

Y una mierda. Byun BaekHyun era la causa de la miseria de casi la mitad del instituto. Es tan típico de la gente, decir cosas buenas de las personas cuando ya no están con nosotros. Que patéticos.  

Subí la cabeza y me encontré con dos siluetas andando hacia nuestra mesa habitual en el centro del comedor. Park ChanYeol, a.k.a novio de BaekHyun. El pobre, pobre ChanYeol. Tenía un aspecto terrible, me sorprendió que sus padres lo dejasen entrar en clase. Tenía los ojos teñidos de rojo y ojeras pintadas de gris. A su lado andaba JongDae, con una mano sobre el hombro de su compañero. No, JongDae no tenía tan mal aspecto, pero seguro que a él solo le informaron de la gran tragedia esta misma mañana, a la misma vez que las masas. En ese aspecto me sentía mal por él, alguien tendría que haberlo avisado. ¿Yo? No.

Poco a poco la mesa se llenó. Las caras de siempre, todos menos BaekHyun. El aire parecía más denso de lo normal, era obvio que todos querían hacer preguntas, pero nadie se atrevía a ser el primero en preguntar. Yo no sabía para qué. Con la ausencia de Baek, todo parecía más tranquilo, más sereno.

Podía respirar.

Oxígeno.

19:39

Estaba muerto. 

Llegué a casa e hice un sprint hasta la puerta de mi habitación, ignorando las preguntas de preocupación de mi madre. Me encerré en ese cuarto, usando la puerta como una barrera, separándome del mundo real. Allá dentro podía ser yo mismo. Sin tener que fingir, ni sonreír, ni mostrar mi falsa preocupación por un chico que no se lo merecía. Yo. Nada más, nada menos.

¿Y si no vuelve? ¿Y si está muerto…?

No hables así, volverá sano y salvo.

No. No hables mal de los muertos.

Me di la vuelta  en la cama, con la cabeza apretada contra las sábanas. No estaba intentando ahogarme, solo quería olvidar todo durante unos escasos segundos. Imposible.

Igual nadie te echaría de menos Suho, mejor tú que Baek.

¿Acaso se puede negociar un cambio de lugares con los muertos?

Suspiré hondamente, de verdad que me estaba volviendo loco.

Ping ping.

El sonido débil de las campanillas de mi móvil me volvieron a la realidad. Hacía tiempo que no había mirado aquel aparato infernal. Tener que leer las conversaciones grupales de mis amigos hace tiempo se convirtió en una faena en vez de algo divertido. Los emoticonos parecían burlarse de mí, leyendo y leyendo sin encontrar algo bueno que decir.

Me levanté de la cama sin ganas y me dirigí hacía la pequeña montaña de ropa perfectamente dolada que estaba encima del armario. Me acordaba de poner el móvil allí hace algo más de tres noches cuando me había hartado de leer conversaciones que no tenían nada que ver conmigo. Mi plan era alejarlo todo lo posible y esconderlo bajo la montaña de ropa, intentando olvidarme de su existencia hasta que fuese gravemente necesario usarlo de nuevo. No creo que este era el momento preciso para mirarlo de nuevo, pero de todos modos quizás el señor Choi tenía algo más que preguntarme.

Me volví a la cama con el pequeño móvil entre las manos, su luz roja palpitando de vez en cuando indicándome de su falta de batería. Estaba frío. Vi mi reflejo en su pantalla negra y volví a suspirar. Esto no era buena idea. Cerré los ojos y desbloqueé la pantalla rápidamente.

Durante todo aquel tipo había estado al 100% seguro de que Byun BaekHyun me odiaba. Desviaba mis miradas y evitaba mis preguntas, me hizo invisible ante él y luego me robó lo único que me quedaba. Pero, entre el tiempo muerto del viernes por la noche y la madrugada del sábado, él me llamó.

Pero yo no lo cogí ni lo escuché y aunque lo hubiese escuchado, no lo habría cogido. No había mirado los mensajes el viernes ni lo volví a mirar el sábado por la mañana, estaba demasiado enfadado como para mirarlo. Pero BaekHyun me llamó. BaekHyun me dejó veinticuatro mensajes  de voz y treinta y siete llamadas perdidas, empezando a las 00:43 del sábado.

MENSAJES DE VOZ:

—Suho, soy yo. Llámame.

BaekHyun.

Segundo mensaje: 

—¿Dónde estás? Llámame.

BaekHyun.

Tercero:

—No estoy jugando. Necesito hablar contigo.

BaekHyun, hace dos días, sábado.

—Llámame.

—Suho joder, llámame.

—Mira, sé que te he estado ignorando, ¿pero qué más se suponía que podía hacer?

—Mierda, mierda, mierda, esto ha salido mal.

—Puedes insultarme más tarde, ¿vale? Sé que soy un gilipollas, pero necesito hablar contigo ahora mismo.

—Suho. Dios.

—¿Suho…?

Colgó diecinueve veces entre las 01:14 y las 02:37.

Siguiente:

—Joder, joder Suho…—Arrastraba sus palabras.

—Lo siento por todo, lo siento. De verdad…

—Llámame, lo he jodido todo.

Colgó otras cinco veces.

03:09

 ­—Suho, no puedo más…

—Lo siento… Lo siento.

Me subí de la cama como una bala y volví a enterrar en móvil bajo la montaña de ropa. Comencé a sentir cómo el contenido de mi estómago subía poco a poco por la garganta. Tenía que llegar al baño.

***

Tras unos quince minutos de silencio, la tranquilidad de la noche fue interrumpida por un gran CLANG. La puerta trasera del club se abrió y un BaekHyun ebrio entró en escena. En una mano sujetaba una copa de un líquido azul, estaba riéndose. Siempre estaba riendo.

Suho siempre pensaba que su felicidad era contagiosa, siempre pensaba que si BaekHyun estaba cerca, todo estaría bien. El orden vital seguía en pie. Suho estaba bien.

—Vaya Suho… ¿qué haces aquí fuera? —Sus palabras fluían como la miel, mezclándose con el alcohol.

Tomó otro trago de su bebida. Estaba desequilibrado. Parecía intoxicar la serenidad de la noche. Lo que antes era una atmósfera tranquila, ahora se había convertido en algo espeso. Hasta el aire propio parecía caerse encima de Suho como una pesa. Aire húmedo, viento suave, olor a alcohol y un brillo peligroso en los ojos de BaekHyun.

***

8:31, martes

Segunda ronda.

—Buenos días, señor Kim. Espero que hoy esté más dispuesto para colaborar. —¿Para qué servía ya? Si de todos modos ya estaba cometiendo un delito por no informar a la policía sobre las llamadas—. Quiero comentarle lo que he descubierto sobre su grupo de amigos, creo que se sorprendería mucho.

El señor Choi usaba un tono sarcástico. No sabía a qué se refería. Era un bastardo. Él continuó hablando:

—Porque yo… No he encontrado nada. Su grupo de amigos es más limpio que el culo de un bebé. Los chicos perfectos, el grupo élite. ¿Me equivoco? —Sí, pensé—. Todos tan preocupados por su amigo, todos tan dispuestos a decir todo lo que sepan sobre Byun BaeHyun para ayudar con la investigación. Pero aquí está lo curioso. A ti parece que no te importa. Sí, me han dicho que eres el callado del grupo, pero… ¿de verdad eres parte de su pandilla, Kim JunMyeon?­­­ —Sabía lo que quería, estaba intentando irritarme, enfadarme para sacar una reacción.

Creo que el señor Choi seguía sin darse cuenta del pacto que había hecho con él el día anterior. Él hacía las preguntas y yo lo miraba con los ojos en blanco y suspirando de vez en cuando.

—Bueno, ya que no quiere hablar de sí mismo ni de la relación que mantenía con BaekHyun, le daré la oportunidad de hablarme de sus amigos. Quizás podría ayudarme a planchar las arrugas y darle un poco más de sentido a algunas cosas, ¿qué le parece?

Eso sí lo podía hacer. Yo era Kim JunMyeon, el confidente de todos, el guardián de los secretos, el cemento que mantenía el suelo bajo los pies de todos.

Podía hablarle de ChanYeol, cómo sufría debido a las mentiras crónicas de Baek. Le podría decir que ChanYeol sabía sobre sus amantes ocultos y todas las veces que Baek huía de quedar con él. O de KyungSoo, el famoso prodigio escolar que se saltaba las clases para fumar alguna hierba extraña o cómo tomaba pastillas antes de cada examen. Allí intervenía JongDae, que en su tiempo libre se dedicaba a vender aquellas hierbas y sustancias extrañas acambio de otros tipos de pastillas. También sabía sobre las veces que JongIn arrasaba a KyungSoo al baño o a algún sitio privado, sabía qué hacían cuando nadie miraba. Y luego estaba Baekhyun…Tenía imágenes grabadas a fuego en mi mente. Jamás podría escapar de Baekhyun.

El agente suspiró, estaba perdiendo paciencia.

—Señor Kim. ¿Sabe qué le pasó a Byun BaekHyun?

—No. No sé nada.

Pero Baek me llamó.

—¿Tiene alguna idea de dónde podría estar ahora mismo?

—Debería estar en clase.

Porque Baek quería mi ayuda.

—¿Byun Baekhyun ha estado en contacto contigo desde su desaparición?

—No.

Y ahora Baek ya no está. Y es mi culpa.

17:12

 

—Pues yo creo que volverá mañana. Creo que volverá con regalos para cada uno de nosotros. Hasta para ti, Suho. —Bromeó JongDae.

Algunos se rieron, pero ChanYeol se mantenía callado.

—Seguro que está bien. No haría nada sin avisarnos antes.­ —La voz de KyungSoo parecía seca. Las mentiras eran obvias.

BaekHyun llamó treinta y siete veces.

Chanyeol asintió. Jong In pasó el brazo por sus hombros, prestándole una débil sonrisa de apoyo. Llevábamos dos días de esta manera. Teorías absurdas sobre dónde podría estar, sobre cuándo volvería y qué regalos o aventuras mágicas tendría para contarnos. Todo era tan falso. Si solo supieran…

—Cuando venga, hagamos una fiesta. Seguro que todo el mundo querrá celebrar su llegada. —Poco a poco todos comenzaron a organizar algún tipo de fiesta de regreso para BaekHyun. Supongo que todos tenían sus maneras e ideas de cómo enfrentarse a sus problemas. Esto es absurdo.

—¿Y si no vuelve?

Ahí lo dejé caer.

Mis palabras parecían rodar por el grupo sin obtener una respuesta. Varios pares de ojos se encontraron con mi mirada en una búsqueda inexplicable de razonamiento. Seguro que pensaron que estaba loco. Seguro que comenzarían a gritarme, podrían incluso sospechar de mí.

ChanYeol volvió a asentir. No estaba seguro si me estaba dando la razón o si simplemente estaba demasiado cansado como para entender lo que todos estaban diciendo.

—Está bien Suho. No hablemos de esa manera. Tenemos que tener fe. Sé que va a volver —dijo JongIn en un tono serio.

***

BaekHyun se acercó a Suho y se apoyó en la pared de enfrente. Suho podía oler la fina capa de sudor que se formó en su frente mientras estaba en la pista de baile. Baek estaba demasiado cerca.

—Dime, nunca tienes ganas de salir con nosotros, entonces, ¿por qué lo haces? —Los ojos curiosos de BaekHyun se posaron sobre los de Suho. Trataba de intimidarlo, de empujarlo hacía un rincón, de hacerle admitir que necesitaba ese grupo de amigos, de darle las gracias por dejarle estar con ellos.

Suho se encogió de hombros. Tenía razón, odiaba salir de fiesta, odiaba tener que levantar los brazos y deslizarse entre la multitud de gente. Pero aun así siempre hacía el esfuerzo, a pesar de siempre acabar en el callejón de atrás, simplemente disfrutando de la tranquilidad que traía la noche.

—La música tan alta me marea. Solo he salido a tomar aire. En nada volveré a entrar. —Aseguró Suho sonriéndole a su amigo. Trataba de parecer lo más normal posible. No iba a volver a entrar hasta la hora de volver, se reuniría con el grupo tras recibir un mensaje de KyungSoo. Pero por ahora, estaba perfectamente bien fuera.

—Já. No digas tonterías. Sé que eres más de… ¿Callejones oscuros y cuartos escondidos? –Tras su tono burlón se escondía algo más serio. Algo… casi aterrorizador.

Suho se encogió de hombros, dejando escapar un leve suspiro. ¿Para qué mentir? ¿Pero para qué poner en peligro su amistad?

Baekhyun comenzó a acercarse, poco a poco, hasta que estaba demasiado cerca. Posó una mano sobre la mejilla de Suho y sonrió. Bajo la luz de los faroles al final de la calle se marcaban todas las características de su cara. Durante unos escasos segundos Suho se hipnotizó por su belleza, aunque fuese algo que nunca quiso admitir, Baek era realmente guapo.

—Venga Suho… Admítelo.

***

23:51

Treinta y siete veces. ¿Qué querrá? ¿Por qué? Si BaekHyun me odia. Si BaekHyun no puede ni soportar estar conmigo más de diez minutos. BaekHyun robó todo lo que me quedaba, ¿y ahora quiere más…?

Volví a sacar el móvil de su escondite y lo dejé en la cama. Desbloqueé la pantalla y miré el aviso de treinta y siete llamadas perdidas. ¿Aún tendrá el móvil? Si no lo tuviese… Ya sabrían sobre las llamadas, ya me habrían preguntado. Baek… Tendrá el móvil.

CONTACTOS: Byun BaekHyun.

Me quedé paralizado ante su nombre. Podría llamarlo. Solamente tendría que tocar su nombre, acercar el móvil al oído y esperar. Si tanto quería hablar conmigo… Seguro que lo cogería. Podría resolver el misterio yo solo, lo podría traer de vuelta a casa…

Volví a bloquear la pantalla del móvil.

***

—¡Eh…! ¿Baek qué estás haciendo…? —Suho empujó al chico hacía atrás creando más espacio entre ellos, podía sentir la humedad de su aliento en su piel.

Baek comenzó a reír y se acercó de nuevo.

—No desaproveches la oportunidad… Sé cómo me miras, te he visto. No lo niegas.

Tan pronto como supo lo que estaba ocurriendo, Suho se encontraba contra la pared fría, el cuerpo de Baek impidiéndole salir. Quería protestar, volver a empujarle pero sus puños estaban fuertemente apretados contra la pared. Baek estaba completamente pegado contra él. Hasta ese momento Suho no sabía cuanta fuerza tenía su amigo, no sabía que era capaz de inmovilizar a otro hombre.

Estaba inerte. No podía reaccionar, no podía moverse ni siquiera hablar. Las manos de Baek recorrían todo su cuerpo, sus labios le mordían la piel con agresividad, pero Suho apenas estaba consciente del dolor. Baek tenía el control completo. Y no dudó en usarlo.

Pronto los pantalones de Suho se redujeron a una pequeña montaña de tela alrededor de sus pies. Sus finas piernas temblaban con cada embestida y su pálida mejilla sufrió cada golpe contra la fría pared. Sus ojos se llenaron de lágrimas y su cabeza se vació completamente.

Cuando por fin estaba acabado, Baekhyun volvió a abrocharse los pantalones y entró en el club de nuevo. Suho estaba temblando, lágrimas formaron caminos por sus mejillas. Estaba completamente vacío. No era más que una cáscara humana en el suelo sucio de un callejón.

***

12:09, sábado.

 Estaba sentado en un banco en la mitad de un parque. El aire estaba limpio, era refrescante. Todos mis sentidos estaban tranquilos, el aire parecía purificarlos. No había dormido bien en casi una semana entera, tampoco había comido mucho. Pero por primera vez en mucho tiempo, podía respirar. El aire estaba puro. Podía respirar.

Hoy marcaba una semana desde la desaparición de BaekHyun. Una semana entera sin ese bastardo que hipnotizaba a todo el mundo. Una semana entera libre. Tenía que volver a recordármelo cada diez minutos. Tenía que convencerme a mí mismo de que yo no tenía la culpa. No tenía por qué devolverle las llamadas. No tenía ni siquiera que responder a las preguntas del señor Choi con sinceridad. Esto no es mi culpa. Esto. No. Es. Mi. Culpa.

—Te vi sentado solo, espero no molestar. —La voz grave de ChanYeol me despertó de mi trance. El chico se había sentado a mi lado, estaba mirando al suelo.

Poco a poco me había alejado del grupo, no sabía si ellos lo notaban, sabía que el resto del instituto sí lo notaba. No podía mirarles a los ojos y escuchar sus voces llenas de preocupación mientras que yo, en el fondo, estaba contento… feliz.

—Oye… Suho… ¿Qué está ocurriendo contigo? Todos lo estamos pasando mal, pero nos estamos apoyando mutuamente. Tú también… puedes.

Miré a Chanyeol, sus ojos amables llenos de empatía. De verdad pensaba que estaba ayudando. Entendí por qué BaekHyun se había enamorado de él.

Sonreí y asentí varias veces. El sol rebotaba contra el pelo del chico alto casi dejándome ciego.

—Gracias… Solo… necesitaba tiempo para pensar, para arreglar mi cabeza. Todo esto es tan irreal.

Chanyeol sonrió.

—Lo sé, Suho, lo sé. Pero estamos aquí, ¿vale? Para cuando necesitas a alguien, yo… estoy aquí.

Gracias, ChanYeol.

—Solo espero que vuelva a nosotros… Era buen chico…

03:33, domingo.

Me desperté de súbito. El fantasma de BaekHyun parecía invadir mi cuarto, mi mente, mis sueños. Aunque ya no esté aquí, tengo que seguir aguantándolo. Sigo siendo la misma persona que antes. Pensaba que podría empezar de nuevo, que poco a poco ganaría confianza entre los chicos, quizás algún día podría admitirles lo que pasó. Pero Baek sigue aquí, siempre seguirá aquí.

Mi espalda estaba pegajosa y mi corazón parecía dar saltos irregulares. ¿Esto es mi castigo? ¿Por no estar allí cuando me necesitaba? Todo esto… Todo esto es mi culpa. El tambor que tenía como corazón no cesaba y las tormentas que rodeaban mi mente no se tranquilizaban. ¿Qué me está pasado…?

…BaekHyun te llamó.

Treinta y siete veces.

Y tú no respondiste.

BaekHyun está muerto.

Deberías, tendrías que haber hecho algo. Algo, lo que sea.

Muerto.

Tú culpa.

 Tú lo mataste.

Cállate. Yo no maté a nadie. BaekHyun sigue vivo. No es mi culpa.

Te llamó.

Déjame en paz…

Tú me mataste.

Me levanté de la cama y cogí el móvil como pude entre las manos. El mundo parecía estar dando vueltas sobre sus axilas. Deslicé la pantalla y encontré el número de Baek.

No lo cogió.

Llamé once veces. No dejé ningún mensaje de voz.

Es demasiado tarde, estoy muerto.

Volví a llamar, mis manos agarrando el móvil.

Silencio. No sabía cuánto tiempo estuve esperando ni cuantas veces llamé. No era consciente de la hora ni del dinero que gastaba. Tenía que encontrar a BaekHyun. Odiaba a BaekHyun con toda mi alma. Yo maté a BaekHyun. Él me envenenó y yo lo maté.

***

8:30, martes  - Estación de policía.

—Lo siento, pero nosotros ya no podemos considerar esto una coincidencia. —El Señor Choi estaba negando con la cabeza. Estaba de pie, como una torre por encima del chico. Era intimidante. Su voz parecía rebotar contras las paredes de la pequeña sala de interrogatorios y se veía tan grande y poderoso a la sombra de la pequeña luz que estaba posada en la mesa—. No me digas que no sabes nada. Esto no es una coincidencia.

El chico no levantaba la cabeza, sus mechones de pelo le tapaban la cara de la vista del señor Choi. Estaba agotado. No sabía cuánto más podría aguantar. Por lo menos no tenía que ir a clase después. Los cuatro chicos habían sido perdonados de clase durante lo que quedaba de la semana. Y menos mal, a ninguno le quedaba mucha fuerza.

—Sé que esto es difícil… Pero necesitamos que nos digas todo lo que sepas… Quizás aún estemos a tiempo de salvar a BaekHyun. Gracias al móvil de Suho pudimos seguir sus últimos pasos, pero necesito que me digas si BaekHyun solía ir a esa área…

El chico no respondió. No sabía si aún le quedaba voz, no estaba preparado para probarlo, aparte de tener miedo, ya no acordaba como era el sonido de su voz.

Salió de la sala de investigaciones y se encontró con los brazos fuertes de JongIn. Por lo menos tenía a sus amigos. Por lo menos ellos no se iban a ir. Ya no quedaban secretos, todos habían caído por las grietas en el andamio.

Porque el aire se había convertido en dióxido de carbono y mató a Suho. Porque Suho llamó a BaekHyun antes de morir. Y porque la fina línea entre la vida y la muerte era tan frágil y nadie se escapaba de los fantasmas que vivían dentro de su propia cabeza. 

Notas finales:

¿Qué les ha parecido..? Muchas gracias por leer, espero que les haya gustado y agradecería cualquier comentario o crítica o lo que sea. 

Gracias ;;


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