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Idiota por tori-chan

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Notas del capitulo:

Aquí les traigo el segundo y penúltimo capítulo del fic. Espero que lo disfruten. ♥

Día uno.

 

ChanHee estaba agotado de la noche anterior. Había andado demasiado de camino a casa desde que Niel, el estúpido e imbécil de metro ochenta y pico, le dejó en aquél bar de mala muerte. También había perdido un par de autobuses nocturnos, por lo que, cuando llegó a su casa, era demasiado tarde para que alguno de sus padres se dignara a preguntarle algo simple cómo  “¿Cómo han ido las clases hoy?”. Ambos, le habían echado una buena regañina de que no eran horas de llegar, y de que el hijo de sus amigos le había estado esperando por una hora y media.

Dejó de mala gana su mochila sobre la cama, y sintiendo unas ganas enormes de lanzarse sobre esta y gritarle a la almohada por frustración, se detuvo, mirando a la nada durante unos segundos. Se limitó a coger su ropa interior y un pijama limpio para poder darse una ducha relajante.

—ChanHee, cariño… Tú padre y yo sentimos como nos pusimos antes…— Su madre, hablaba a través de la puerta una vez que este había terminado tras más de media hora de agua caliente sobre su piel.

—No importa. — El rubio colocó su pelo por tercera vez antes de retirar una de las mascarillas de la cara y tirarla a la pequeña basura, abriendo la puerta mientras dejaba su pelo húmedo gotear. — Sólo quiero dormir, mañana me espera un día largo.

—Acuérdate, de que mañana has quedado con…

ChanHee no escuchó el nombre que le dijo su madre, ya se había colocado los auriculares en sus orejas y asentía sólo para que su madre se fuera. Era tarde, la noche había caído más de la cuenta y las estrellas no se observaban con exactitud desde la ventana de su habitación. Tenía Sniper reproduciéndose en su móvil mientras tamborileaba el lápiz y terminaba los deberes que habían mandado aquél día. Sabía que a la mañana siguiente tendría que utilizar un anti-ojeras para tapar sus manchas oscuras, además, de hablar con cierto imbécil sobre dejarle sólo en ninguna parte.

 

***

La luz entraba por una pequeña rendija sobre su cabeza; el techo estaba rajado. La tenue luz de la Luna llena entraba en la pequeña sala de piedras blancas y ChanHee no sabía donde mirar, todo eran sombras burlándose de él. Vestía un traje blanco, por completo. Su pelo rubio tenía reflejos blancos por la luz, si pudiera definirse como algo, en ese momento sería “fantasma” no podía verse, aun así, sabía la pinta que tenía de blanco.

La luz se apagó y el dejó escapar un grito de sorpresa. Unas manos le rodeaban la cintura y apoyaban en su abdomen mientras notaba que su espalda chocaba contra algo cálido.

—¿Quién eres…?

Nadie respondió, pero el agarre se hizo más fuerte alrededor de su cintura. El rubio vestido de blanco observó las mangas negras de la chaqueta de un traje y unas manos grandes que comenzaban a sacarle la camisa de seda de entre los pantalones.

N-No… Para…

Nadie paró. El rubio se envalentó a colocar sus manos obre las del chico, notaba estas calientes contra las suyas que supuso, que estaban frías, pero ahora no podía notarlo, la yema del dedo corazón del chico se colocó sobre su piel haciendo que este suspirara y un escalofrío le sacudiera.

¿Quién eres…? Detente…

ChanHee notó el aliento suave y dulce de alguien contra la piel de su cuello, algo que le hizo suspirar y sonrojarse sin quererlo. No sabía quién había detrás de él, pero ahora su mente solo podía pensar en como el dedo corazón e índice de la mano del chico trazaban suaves líneas por la piel de su abdomen y unos labios besaban su cuello.

Por favor… Dime quien eres…

El rubio sabía que el contrario había sonreído, lo notaba sobre su piel. Sus manos dejaron de acariciarle por unos instantes mientras sus labios subían a su oído y comenzaba a hablar, con una voz extrañadamente familiar y dulce.

Me llaman de muchas formas… Pero tú puedes llamarme…

—¡ChanHee! ¡Despierta! ¡Llegarás tarde! — Su madre le zarandeaba y este gritaba por ello, llevándose una mano a su cabeza la cual daba vueltas. Sentía su cuello caliente y aun pequeñas cosquillas en el abdomen. La mujer le miró extrañada. — ¿Te encuentras mal?

—No, sólo una pesadilla. — Excusó ChanHee mientras se levantaba y se frotaba las sienes. — Sal, quiero vestirme y así poder ir a clases.

—Te daré dinero para que desayunes allí.

 

***

 

El rubio se dejó caer en una de las sillas de la primera fila del auditorio, dejando descansar su mochila sobre su regazo mientras terminaba de arreglarse el pelo y la pajarita que llevaba. Ricky se dejó caer a su lado, sin mirarle.

—¿Estás bien?

—He tenido un sueño raro, y casi llego tarde. — Gruñía por lo bajo mientras suspiraba tras terminar de acicalarse. Bajó la mochila, dejándola en el suelo mientras se cruzaba de piernas y le miraba de reojo. — Y todo porque llegué ayer tarde a casa.

—¿Tú? ¿Tarde? — Ricky dejó escapar una carcajada y antes de que pudiera hablar alguien más lo hizo.

—¿Tuviste una vuelta a casa agradable, enano? — Niel le miraba mientras una de las chicas le agarraba el brazo.

ChanHee miró con desgana al chico, de reojo, solo se fijó en su rostro. No iba a caer en su juego de provocación. No iba a perder los nervios, así que volvió su vista al frente y suspiró.

Niel siguió la marcha junto a la chica. Una chica quizás un año o dos menor que él, rubia y con bastantes curvas. ChanHee miró a su izquierda, donde se encontraba Ricky mirándole.

—¿Quedaste con él?

—¿Qué? ¡No! Sólo me dijo que era pijo y…

—Lo eres.

—No lo soy. Y quería demostrárselo. Me llevó a las afueras y luego pretendió que admitiera que quería besarle. — ChanHee hablaba con desgana antes de ver como Andy volvía a parecer delante de ellos, sobre el escenario mientras aplaudía para que todos dejaran de hablar.

—¿Qué les parece si ensayamos con el vestuario? — Unos gritos de ansias y alegría brotaron de las gargantas de los chicos y chicas allí presentes. — Las chicas a la derecha y los chicos a la izquierda. Y eso va por usted, señor Ahn. Deje de coquetear con sus compañeras.

Niel alzó las manos mientras sonreía de medio lado, cómo excusándose. El rubio rodó los ojos cuando su mirada se encontró con la del chico alto de labios gruesos. Todos se levantaron y apartaron de sus círculos de amigos para caminar a los vestuarios y así cambiarse.

—¿Estás seguro de que quieres ir así, Chunji? — Ricky preguntó mientras terminaba de ponerse un sombrero negro, ocultando uno de sus ojos, mientras que ChanHee salía de uno de los cubículos.

—Sí. Estoy seguro. — El rubio se miró en el espejo. Iba de blanco, en cuanto había visto aquél traje se lo había puesto, quizás sólo era un presentimiento, pero algo le decía que debía de ponérselo él y no otra persona. — Anda, vamos.

Caminaron hasta el centro del escenario, Andy ya había ocupado una butaca alta de una de las filas para así poder mirar a sus alumnos vestidos con la ropa de atrezo. Su voz sonó suave entre el eco, todos habían estado en silencio.

—Quiero que paséis todo lo que queda de día con esos trajes, será un ejercicio de interpretación. Quiero que os imaginéis un personaje y lo interpretéis.

La chica rubia levantó la mano. ChanHee la vio vestida con un vestido negro ajustado hasta la mitad del muslo, junto a unos guantes de cuero y un medallón colgando del cuello. Andy le dio la palabra con un gesto de cabeza.

—¿Y si contestamos borde a un profesor porque nuestro personaje es así qué ocurre?

Andy rió antes de contestarle. — Intentad no meteros demasiado en vuestro rol con los profesores o con el resto de alumnos.

Esta vez fue Ricky quien levantó la mano, haciendo fruncir el ceño al rubio. Andy volvió a dar la palabra con un gesto de cabeza.

—¿Para qué sirve todo esto?

—Algunos de los chicos y de las chicas tienen pánico escénico. Esto es una forma de que su miedo desaparezca. — Se mantuvo unos instantes en silencio, y viendo que nadie más alzaba las manos, chocó las suyas en una palmada. — Estupendo, pues se acabó la clase. Hasta última hora, chicos.

 

***

El moreno bajito dejó los dos cafés sobre la mesa mientras que el rubio rezaba por no manchar su traje blanco. Miró de nuevo de arriba abajo a su acompañante. Los pantalones de pinzas de Ricky estaban por encima de sus tobillos, dejando ver los mocasines y calcetines. La camiseta azul junto al chaleco negro sin mangas y por último ese sombrero.

—Aquí tienes.

—Gracias… Creo que moriré si no me bebo uno.

—¿No se supone que deberías actuar? —Dijo Ricky con el entrecejo fruncido mientras daba un sorbo a su taza de café.

—¿Quién te dice que no lo estoy haciendo ya? — El rubio subió una ceja antes de llevar su mano, con delicadeza sobre el asa de la taza y dar un sobro a esta tras acercarla a sus labios.

—¿Y que se supone que tienes cómo personaje?

—Soy un príncipe.

—Que obviedad... — Susurró Ricky antes de mirar como ChanHee le fulminaba con la mirada. — Yo interpreto a un bailarín frustrado.

—Vamos, lo que eres. — ChanHee dio un último sorbo a la taza mientras que Ricky gruñía por lo bajo y luego se levantaba junto a él.

Ambos caminaron hasta la salida, justo cuando las manos del rubio vestido de blanco iban a tocar las asas para tirar de estas, alguien las abría, haciendo que ambos quedaran mirándose sorprendidos.

Niel miraba hacia abajo, a la pequeña y blanca figura de ChanHee mientras que el rubio miraba el cuerpo del chico oculto en un traje negro, aguantó al respiración durante unos instantes mientras que el más alto lo miraba.

El vocalista bajito imaginó lo del sueño. A Niel abrazándole desde la espalda, quitándole los botones bajos de la camisa blanca de seda y sus gruesos labios pasearse por su cuello. Gritó de frustración y de ira antes de salir a correr por el pasillo.

Ricky y Niel intercambiaron las miradas, extrañados de ver como el rubio actuaba.

 

***

Se había pasado todas las horas esquivando al chico de cabellos oscuros que vestía de negro. Ricky le preguntaba de vez en cuando, a que venía eso de parecer ahora un espía en medio de una misión. Cada vez que salía de una clase miraba a los lados, o cuando cruzaba un pasillo se pegaba a la pared.

La última hora era inevitable, tenía que devolver la ropa de nuevo al vestuario de teatro, pues ellos les habían dejado la ropa.

ChanHee esperó a que todo el mundo abandonara este para poder cambiarse, justo cuando suspiraba aliviado de que no se había tenido que encontrar con el chico alto de largas piernas, se lo encontró frente a él, con los brazos cruzados.

—¿Qué te pasa?  ¿A qué viene el estar esquivándome? — La voz de Niel salía grave mientras se acercaba al rubio el cual intentaba abrir la puerta, pero sus nervios no le dejaban.

—¿C-cómo te has enterado?

—Ricky me lo dijo. — Chunji abrió la boca en un leve “ah” antes de que Niel siguiera hablando. — También me dijo que interpretas a un príncipe.

—¿Y-Y qué?

La mano de Niel golpeó la puerta, apoyándose en esta mientras bajaba la cabeza para ponerla frente la del chico y sonreír de medio lado, divertido y sensual mientras disfrutaba de las mejillas suavemente sonrojadas del rubio. La mano libre del chico de negro se acomodó en la mejilla del pálido de mejillas sonrojadas.

—Nada, majestad…— La dulce voz de Niel empezaba a  derretir a Chunji, por mucho que él quisiera negarse a ello.

—A-Aléjese de mi…— Pidió, metiéndose de lleno en su papel, o quizás no tanto.

—Ojalá pudiera hacerlo, mi príncipe. — ChanHee tembló a esas palabras mientras le miraba de reojo, la cabeza de Niel se enterraba suavemente sobre su cuello.

El rubio sentía su corazón martillear sus costillas, y sus manos sudaban levemente por la cercanía que había puesto el más alto entre ambos.

—N-Niel…

—Tranquilícese… Sólo he venido a buscar lo que me pertenece…— ChanHee supo que sonreía, al igual que supo como la sombra oscura sonreía en su sueño. No podía haber soñado con él.

—¿L-Lo que le pertenece…?— El rubio estaba confuso, y levemente mareado, sus mejillas ya no eran lo único rojo en su cara. — No me ha dicho usted que es… Le ordeno que…

—¡Señor Lee! ¡Señor Ahn! ¡Les estamos esperando! — Andy aporreó la puerta y Niel se apartó como si nada de ChanHee para poder cambiarse de ropa. El rubio solo respiró tranquilo cuando escuchó la puerta de un cubículo cerrarse.

 

***

—¿Qué ha pasado ahí dentro? — Ricky miraba preocupado al rubio, el cual tenía las manos apretadas en puños y los ojos ligeramente acuosos. — ¿Chunji?

—Lo siento, me voy ya a casa. Hablamos mañana.

Andy dejó de hablar cuando vio al rubio levantarse y marcharse, sin decir nada. Sólo echó una mirada a su compañero, el cual se encogió solo de hombros y después una mirada al alto vocalista de labios gruesos que miraba la puerta con el ceño fruncido, preguntándose qué le pasaba al rubio pata haberse marchado media hora antes de que las clases terminaran. 

Notas finales:

¿Qué les pareció? ¿Les agradó? ¿Preparados para el último capítulo de este three Shot?

¡Gracias por leer!

XO.♥ 


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