—Y dime ¿no vas a suplicar por piedad esta vez?—.
Se escuchó de una voz masculina con cierto timbrar burlesco.
— La justicia no sede a los deseos de niños malcriados como tú—.
Respondió altanero un muchacho de hebras azulinas, acentuando su molestia en cada palabra mientras se encontraba tendido en el duro suelo, echado boca abajo sin remedio y por encima de éste yacía el pie de aquél joven que formuló la interrogante.
Al parecer "el justiciero" no se encontraba en la mejor de las situaciones, porque vaya que había estado en muy malas situaciones, pero esta era la peor se todas.
—Sé de utilidad al menos y admite que estos juegos te gustan. Por donde lo veas, tú has perdido esta vez...Héroe de patético—.
Declaró nuevamente aquella voz despiadada, carcajeando como si tuviese todo un espectáculo delante de sus iris color esmeraldas que brillaban con malicia sin la necesidad de ser iluminados por una fuente de luz.
¿Cómo es que el héroe tan bien dotado de poderes e inteligencia había caído en una trampa tan común?
30 minutos antes...
El manto oscuro de la noche caía lentamente sobre aquella pequeña y peculiar ciudad donde todo era aparentemente tranquilo, aunque nada normal; Denominada "Happy tree Town", las estrellas eran como pequeños luceros brillantes y expectantes de todo lo que ahí ocurría, desde el inalcanzable cielo; acompañadas de la tan reluciente luna llena que era lo único que podía disuadir la penumbra y total oscuridad de la ciudad, entre los edificios que no sobrepasaban los seis niveles el alumbrado público era muy leve a decir verdad, a excepción de las escasas luces de las viviendas aún activas a pesar de esas altas horas de la noche.
Todo parecía estar en silencio mientras que la brisa más allá de refrescante, esa noche comenzaba a disminuir sintiéndose algo fría.
De repente, por el oscuro cielo podía apreciarse un objeto flotante o mas bien la figura de cierta persona que comúnmente patrullaba el lugar como su fiel justiciero, todos los días y todas las noches.
Aunque nadie lo pidiese como tal realmente, siempre estaba y estaría ahí dando sus servicios.
Si se veía más de cerca se llegaba a vislumbrar a un joven con una polera rojiza y por encima de ésta una chaqueta de color azul y unos pantalones recogidos hasta las rodillas del mismo tono azulino; similar a la pigmentación del cabello y ojos (un antifaz rojo cubría estos últimos con la intención de ocultar su rostro).
Un típico estilo heroico tan parecido al Superman de los comics juveniles.
Pasaron minutos en los cuales aquél joven ( que alcanzaba alrededor de los 23 años) estuvo sobrevolando la ciudad, en busca de delincuencia o un grito de auxilio de alguna persona indefensa, y observando detenidamente con ojos de halcón toda la extensión de la ciudad hasta que, finalmente, al parecer había dado con el lugar que tanto buscaba: Una de las viejas edificaciones de la ciudad. Descendió y se detuvo a inspeccionar aquel misterioso sitio, sin siquiera percatarse de lo que se le avecinaba.
…
—¡Ahg! ¡No puede ser! —.
Exclamaba con frustración el peliazulado mientras caminaba por el edificio en que aterrizó anteriormente; el cual resultó estar abandonado.
Había recibido una llamada en la cual le decían que un asesino se encontraba en aquel lugar pero por más que buscara no encontraba nada ni mucho menos lograba dar con alguien.
«...Sólo me han montado un juego».
— Maldito estúpido, ¿Qué no ve que la justicia no tiene tiempo para estas tontas bromas?—.
Se quejaba en voz alta golpeándose literalmente el rostro con su mano, casi culpándose a sí mismo por caer en trucos de “niños” que quién sabe no tenían nada mejor qué hacer.
Caminaba rumbo a la salida hasta que escucha un ruido de un objeto caer a su lado, y cuando se da cuenta no pudo evitar olvidarse del enojo poniéndose nervioso en un milisegundo; ¡Era una Kriptunuez!, una roca verde con forma de bellota que le debilitaba tan el cuerpo asimismo sus poderes...Inclusive le provocaba una incontrolable fatiga que lo hacía vomitar un extraño liquido verde. Cayó irremediablemente al suelo, de rodillas sobre el compacto suelo y se tapó la boca intentando contenerse aunque un hilillo verde salía de entre las comisuras de sus labios, y antes de poder darse cuenta recibió un fuerte golpe en la espalda que le hizo caer bruscamente al suelo sin tener la oportunidad a nada, el golpe le dejó aturdido y el efecto de la roca en él, desorientado.
—¿Qui...Quién di-diablos eres? ¡¡Aparta eso de...Ahg!! —.
No pudo terminar de hablar ya que el atacante desconocido lo jalaba fuertemente de sus azulinos cabellos quitándole la oportunidad de decir palabra alguna mas que quejidos.
No podía identificar quién era, pero al escuchar una risa extraña supo inmediatamente de quién se trataba sin la necesidad de verlo.
Y ése atacante, resultó ser uno de los ladrones que normalmente el héroe atrapaba con las manos en la masa.
¿Pero cómo supo que la Kruptunuez era su debilidad? ¿Cómo le encontró en ese sitio sin que llegase a notarlo? Tantas interrogantes inundaban sus pensamientos pero no podía distraerse, no sabía que iban a hacerle... Pero se trataba de Lifty "Raccon" y sólo significaba una cosa: Problemas...
….