Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Había una vez, dos estrellas. por Lesly

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

También pueden leerlo en LJ: x

Ellos eran criaturas creadas por los Dioses para vigilar la tierra y lo que pasaba en ella, como muchos otros iguales. Vivían sobre las nubes esponjosas, donde tenían una vista maravillosa del sol.

Al principio JongIn era tímido y risueño, tenía miedo de acercarse a KyungSoo, quien le lanzaba miradas frías cuando se cruzaban. Fue un día helado de invierno cuando intercambiaron sus primeras palabras. KyungSoo se hallaba sentado al borde de una nube, con la mirada sobre las construcciones lejanas cubiertas de una capa gruesa de neblina. Sus pies colgaban, meciéndose de un lado a otro. JongIn lo miraba escondido detrás de una nube grumosa metros arriba, como siempre hacía. Tras unos minutos de espionaje, las nubes congeladas comenzaron a desprender pequeños copos que caían fluidamente, KyungSoo se levantó y caminó a su guarida flotante hecha de algodón para resguardarse y descansar, JongIn quiso seguirlo; al levantarse, la nube sobre la que se encontraba se disolvió en el aire e inevitablemente calló, interponiéndose en el camino del otro guardián.

— ¿Qué pasa? —. KyungSoo lo miró hacia abajo con interrogación. JongIn no se atrevió a levantar la cabeza, se encogió avergonzado. Una mano se estiró frente a él. — ¿Necesitas ayuda?

Apenado, aceptó la mano que KyungSoo le ofrecía, el aire helado se introducía en sus ropas blancas provocándole temblores que se confundían con sus reacciones nerviosas.

—Gracias y lo siento, estaba jugando y me caí—. Se excusó con una sonrisa tímida, KyungSoo sonrió entonces.

—No importa, perdón si te intimidé pero me diste un gran susto, no todos los días llueven guardianes frente a ti.

Esa tarde JongIn descubrió que KyungSoo podía ser bromista, pero también era amable y de confianza; le gustaba pasar el tiempo con él, se habían vuelto demasiado cercanos.

*♥*

 


La noche que KyungSoo le confesó su amor, el cielo se tiñó de un azul más oscuro y truenos y relámpagos lo colorearon. JongIn temió, porque para ellos estaba prohibido amar.

Sin importarle mucho, KyungSoo le sonrió deslumbrante y jugando con sus dedos continuó. — No importa si no sientes lo mismo, de hecho es mejor así. No digas nada ¿está bien? Me sentía mal reprimiendo esto dentro de mi corazón—. JongIn, con los ojos ampliamente abiertos, observó cómo KyungSoo se daba media vuelta y se iba caminando a pasos lentos, como esperando ser seguido y atrapado. Su primer impulso fue hacerlo, sin embargo no hizo más que mirar su espalda disolverse en la oscuridad.


Días más tarde, YiXing, otro de los guardianes, apareció frente a él con semblante oscurecido por la preocupación.

— KyungSoo está muy enfermo, no ha salido para nada y cada día se ve peor—. Dijo y, cumpliendo su único deber, desapareció de su vista.

A pasos acelerados llegó al aposento del otro guardián; fue sigiloso al entrar. Se paró frente a él, contemplando su rostro enfermo. Sus ojos cerrados y mejillas coloradas. JongIn se quedó parado, un dolor extendiéndose en su pecho, quemándolo por dentro.

— Quiero morirme —.KyungSoo escupió, inhalando aire de forma cansada. JongIn caminó y se sentó frente al cuerpo extendido, tomó su cabeza y la acomodó con cuidado en su regazo.

— No lo harás.

— Sucederá, de forma lenta. Es su castigo —. Concluyó. JongIn apretó la mandíbula y reprimió el impulso de gritarle que no sería así. Alejó unos mechones que se adherían a su frente sudorosa. El cuerpo tembloroso de KyungSoo se calmó de a poco, hasta que al parecer se durmió y JongIn no lo dejó solo en ningún momento.

A la tarde siguiente descansaban a la intemperie con el cuerpo liviano de KyungSoo pegado al cálido pecho del más alto, vislumbrando los últimos rayos dulces del sol; las nubes se hicieron pesadas y pronto comenzaría a llover. KyungSoo tarareaba una canción que había creado días antes, cada sonido cargado de agonía y nostalgia.

— ¿Puedo pedirte un favor? —. KyungSoo preguntó, haciendo un esfuerzo por levantar la cabeza y mirarlo.

— Puedes.

— ¿Podrías traerme una estrella? ¿La más brillante y hermosa? —. JongIn sujetó su mano, miró el cielo frente a ellos, las estrellas apareciendo como pigmentos deslumbrantes en medio del negro nocturno.

— Todas las que quieras.

JongIn dejó a KyungSoo dormido en el calor de su hogar, sus dedos acariciaron la piel expuesta de su brazo antes de salir en busca de su estrella. Recorrió en camino iluminado por las luces plateadas de las constelaciones. Las estrellas eran el reflejo de las almas de los humanos ya muertos. Podían ser radiantes y hermosas dependiendo de la bondad de la persona. Había estrellas que apenas se veían entre la oscuridad, otras ni siquiera eran notadas.

Buscó con fervor la más bella de todas, la más luminosa. Entre todas ellas, había una que sobresalía por su brillo inusual, brillaba como la sonrisa de un ángel.

JongIn elevó la mano y la alcanzó, tiró de ella y volvió a donde KyungSoo.


— Hey, despierta, mira lo que te traje —. Lo llamaba sacudiendo con suavidad su cuerpo. KyungSoo abrió los ojos con lentitud y su mirada se posó en él. Cuando pudo incorporarse y ver lo que JongIn le ofrecía con manos extendidas, su expresión decayó.

— No es muy brillante —. Repuso, el seño de JongIn frunciéndose con decepción. De inmediato forzó una sonrisa y asintió, si KyungSoo quería una estrella más brillante, entonces eso tendría.

*♥*

 


La noche siguiente, después de asegurarse de que KyungSoo se quedaría dormido, salió y emprendió una nueva búsqueda. Esta vez fue más lejos, buscando una estrella lo suficiente bonita para KyungSoo. Se detuvo al ver una estrella que irradiaba una luz con reflejos dorados que brillaban a través las otras. Parándose sobre las puntas de sus pies, estiró su cuerpo y atrapó esa estrella, sintiendo la calidez en sus palmas. Era grande, estaba seguro de que KyungSoo la amaría.


—No —. Lo miró con confusión al recibir una respuesta negativa. — Es más bonita que la anterior, pero aún no es suficiente—. KyungSoo lo miró apenado, pero JongIn negó, dispuesto a cumplir su promesa. Sacudió cariñosamente su cabellera negra y dijo:

— Tendrás lo que deseas, te traeré la estrella más hermosa, la encontraré por ti, lo juro.

 

*♥*

 

 

 



Así fue cada noche; JongIn llegaba más lejos que la vez anterior, cada estrella siendo más brillante. La piel de KyungSoo reflejaba su dolor interno, sintiéndose cada vez peor, marchitándose con lentitud dolorosa y cruel.


Ninguna estrella era aprobada por KyungSoo, aun así JongIn no desistía.


Cada ocaso era privilegiado con su presencia. JongIn se sentaba y sostenía el cuerpo débil de KyungSoo. Esperaban hasta que los tonos rojizos fueran absorbidos por la oscuridad, y entonces volvían. Los otros guardianes no hacían más que enviarles miradas cargadas de lástima.


El verano llegaba a su fin. JongIn se sentó a mirar los arcoíris con KyungSoo, de la lluvia apenas quedaba una brisa suave que acariciaba sus pieles. Poco a poco comenzaba a oscurecer, JongIn llevó el cuerpo de KyungSoo consigo y se acostó bajó uno de los últimos rayos de luz cálida. La piel pálida de KyungSoo reflejó un amarillo brillante, sus mejillas rosadas por el sol o por estar rodeado por los brazos de quien amaba.


Conforme pasaba el tiempo, JongIn empezaba a odiar las noches porque el miedo lo invadía al pensar que en cualquier momento la existencia de KyungSoo podría desaparecer, pero las amaba también, porque en las noches eran las únicas ocasiones en las que era capaz de deleitarse con la vista del rostro pacífico de KyungSoo; a la hora de dormir parecía dejar de sentir cualquier dolor, y a veces era afortunado de ver una sonrisa genuina dibujarse en sus labios ligeramente separados.

Esa noche, después de dejar a KyungSoo dormido como siempre, salió. No contó las horas que caminó, pero se había alejado bastante del punto de partida. Mirando a las estrellas, llegó a la conclusión de que ninguna de ellas era merecedora de alguien como KyungSoo, quizá jamás llegase a encontrar la indicada, sin embargo su búsqueda no terminaría.


Sus pensamientos fueron interrumpidos por una luz cegadora que iluminaba el camino sobre su cabeza. Todas las estrellas lucían diminutas alrededor de la que emitía tan resplandeciente belleza. La observó complacido durante prolongados minutos, hasta que decidió que la había encontrado; al fin llevaría una estrella con la que KyungSoo estaría conforme. Tuvo que estirarse más de lo que su cuerpo soportaba para poder alcanzarla con sus dedos, pero después de varios intentos lo logró.

Regresó a pasos apresurados, impaciente por ver la reacción de KyungSoo. Las caminadas entre las nubes se volvieron más y más veloces hasta que sus pies comenzaron a correr. Una sonrisa en su boca y la estrella en sus manos.

Al llegar, el día comenzaba a esclarecer y una línea de luz aparecía en el cielo. Se detuvo abruptamente frente al hogar de KyungSoo, su corazón latía acelerado golpeando contra su pecho. Dio algunos respiros profundos para tranquilizarse antes de entrar.



— Volví —. Llamó, y al no recibir respuesta, pensó que KyungSoo aún dormía, de modo que lo repitió con un tono de voz más alto. — Volví, KyungSoo, mira lo que traje conmigo—. Una sensación amarga comenzó a invadirlo, la sonrisa se difuminó. Se negaba a pensar en cualquier cosa sin haberlo comprobado, por eso su cuerpo se quedó congelado en el mismo lugar, si atreverse a entrar.


El miedo se extendió en su interior y reaccionó, corriendo a donde KyungSoo dormía. Al verlo, tan pacífico y tranquilo, pensó que seguía durmiendo y, más calmado, se aproximó a él y se acostó a su lado.


— Despierta, estoy de vuelta y traje algo que te gustará —. Murmuró suave para no asustarlo. KyungSoo no respondía y JongIn sacudió su cuerpo, asustándose al momento de hacer contacto con su piel, pues estaba fría y tiesa. Abrió sus ojos con miedo y volvió a tocarlo. Lágrimas corrieron por su rostro paralizado mientras se mantenía en un estado neutro, si reaccionar.

Acarició su rostro con una expresión dulce congelada en él, sus dedos temblorosos recorriendo el camino de piel de porcelana. Se detuvo sobre sus párpados, las pestañas largas haciendo cosquillas en las yemas de sus dedos. Descendió hasta tocar sus labios resecos y agrietados que con el pasar de los segundos perdían su coloración rosada. Un sollozo fue emitido por su garganta y expulsado por su boca. Abrazó el cuerpo marchito de KyungSoo con desesperación, atrayéndolo a su pecho y dejó las emociones correr libres.

KyungSoo se había ido, por fin dejaría de sufrir, pero JongIn se negaba a dejarlo ir. Entonces comprendió que aquella estrella hermosa que había encontrado, era el alma del cuerpo vacío entre sus brazos. Se acurrucó con él, la estrella creando un calor abrazador entre sus pechos. JongIn dejó que el amor que tanto tiempo ocultó por ser capaz de cuidarlo saliera a flote, aunque era demasiado tarde y se arrepentía tanto que dolía. Puso un beso tierno en los labios muertos de KyungSoo, deseando haberlo hecho cuando tenía la oportunidad de ser correspondido.


Decenas de amaneceres, atardeceres y anocheceres se dieron lugar fuera de su escondite, pero para JongIn no existía la noción del tiempo. Suplicaba a los Dioses que se apiadaran de él, y una noche, tras cientos de ruegos, sus deseos fueron escuchados.


JongIn murió con KyungSoo entre sus brazos. Sus ojos simplemente se cerraron y no despertó más. Y una estrella igual de luminosa apareció junto a la estrella de KyungSoo, acompañándola eternamente, perdiéndose entre el cielo nocturno forrado de luces incandescentes, estrellas solitarias que seguramente se sentirían envidiosas de ellos.

Notas finales:

Me gustaría saber su opinión. UuU 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).