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El objeto de la suerte por Samantha0507

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Al llegar a la escuela Midorima fue directo al gimnasio, ya que hoy tendrían entrenamiento antes de las clases también, cuando ya estaba en el lugar de costumbre se acercó para despertar al moreno, este dormía profundamente, las lágrimas se habían secado en su rostro, y se abrazaba así mismo, Midorima puso una mano en su hombro, provocando un suave quejido por parte de su compañero, el corazón de Midorima latía a mil por hora, él sabía que la relación de Takao con su familia era realmente mala, en especial con su padre, pero jamás imagino que a tal extremo, era obvio que su padre lo había golpeado de forma violenta – Takao, despierta…- el ojos de halcón se removió incomodo ante el llamado de su compañero, era obvio que no era el lugar más cómodo para descansar, pero su cuerpo y su alma estaban agotados, esos minutos de sueño habían sido lo mejor para su estado, la pelea con su padre había comenzado de la nada, pero él no había sido capaz de detenerla, mientras se incorporaba para dirigirse al gimnasio con Midorima no pudo evitar recordar las palabras de su padre esa mañana.

Flash Back.

Cuando Takao bajó esa mañana desayunar y sintió los gritos de su padre – Es un marica, un marica… que más quieres que te diga mujer, asco debería darnos…- le dolía el corazón de escuchar a su padre hablar de esa forma, quizá nunca debió fijarse en los hombres, a pesar de que cuando hablo con su padre no dijo un nombre, él se había enamorado de su mejor amigo, se había enamorado de Shin-chan, y aunque le dolía el saber que su amor no era correspondido, no se alejaría del peliverde, dio un fuerte suspiro y cuando llego al comedor su madre se veía sumamente avergonzada y su padre lo miraba con odio.- Ni se te ocurra sentare en mi mesa asqueroso, eres un engendro del demonio, quizá con que clase basura te estas acostando, con un degenerado como tú...-

-El maldito aquí eres tú…- pero antes de poder decir algo más su padre lo abofeteo fuertemente, lágrimas comenzaron a correr desde las orbes negras del muchacho, luego sintió como la mano de su padre lo tomaban desde el cuello, el aire le estaba faltando, un golpe dio de lleno en las entrañas del muchacho, los nudillos de su padre impactaron de lleno en la boca del menor, tirándolo de golpe al suelo, jamás había sentido tal nivel de dolor, luego el padre de Takao se fue dejándolo tirado en el suelo, su madre tampoco se le acerco ,se fue sin darle siquiera una mirada de compasión por la paliza que su padre acababa de darle, lo único que quería era ver a Shin-chan, ver la calma que se compañero tenía para lidiar con su vida.

Fin Flash Back.

El moreno no podía estar más distraído, le dolían las costillas y el labio, además estaba el tema de que no había desayunado, por lo mismo se sentía sumamente agotado.

Mientras entrenaban el peliverde no le quito los ojos de encima, el moreno de vez en cuando trastabillaba, se veía demasiado pálido, el entrenador al notarlo, lo envío a los vestidores para que descansara un poco.

Luego del entrenamiento las clases siguieron el mismo ritmo regular, el cansancio y el hambre del ojo de halcón fueron en aumento, solo para notar que ese día no había traído almuerzo, dado que la pelea con su padre lo había distraído, justo cuando se disponía a comprar algo que comer en la cafetería, un fuerte mareo, lo hizo apoyarse en una de las paredes cerca de la escalera, no se estaba sintiendo bien, en definitiva ese no sería un buen día, trato de seguir avanzando, pero otro mareo lo ataco, una rápidas manos lo afirmaron rápidamente de la cintura.

-Quizá es mejor que descanses en la enfermería…- la voz del peliverde lo sorprendió, él no se había percatado de la presencia del chico en todo el camino, ni siquiera su vista estaba lo suficientemente alerta-… Shin-chan, estas preocupado por mi…. Tranquilo solo tengo hambre ese es el problema…- Midorima no dijo ninguna palabra, pero se llevó a Takao a la azotea, cuando ya estaban sentados, el peliverde le tendió su almuerzo al moreno.- Es mejor que comas bien hoy, yo comeré lo de la cafetería…- comieron en silencio aunque para el moreno su corazón latía a mil por hora, el saber que Midorima había tenido un gesto tan lindo con él lo hacía sentirse más enamorado.

Cuando Midorima termino de comer noto que su compañero dormía apoyado en su hombro, quizá era mejor dejarlo descansar, aunque se perdieran la siguiente clase.

Ya a la hora del entrenamiento de la tarde Takao decidió irse a casa, debía descansar lo más que pudiera, ya que era muy probable que su padre aun estuviera muy molesto, hablo con el entrenador y se fue a casa sin decirle nada a nadie, pero las cosas no parecían mejorar, su padre ya estaba en casa había llegado antes del trabajo.

-No te quiero en mi casa… te largas ahora mismo, toma tus cosas y te vas me escuchaste…- eso lo paralizó, no le podía estar pasando.- Que ahora aparte de ser un maricón eres sordo, toma tus cosas y te largas…- grito su padre, dándole un fuerte golpe en la mejilla, subió rápido, debía guardar todo antes de que su padre cambiara de parecer y le hiciera irse sin siquiera llevarse una pieza de ropa.

Las lágrimas corrieron por mejillas al salir de su casa con una maleta y un bolso deportivo con todo lo que había podido tomar y que sería esencial, pero que debía hacer, sus pies caminaron sin rumbo hasta llegar a la banca de un parque, era tan asqueroso ser homosexual, no podía evitar preguntarse, era tanto como para merecer el repudio de su padre y ni siquiera una mirada por parte de su madre, era el amor que Shin-chan había producido en él, un maldito pecado que lo hacía ser escoria, su corazón se comprimió, él quería amar a Shin- chan para siempre, aunque esté nunca lo correspondiera, Takao quería estar ahí, con él, el día en que se graduaran, cuando Midorima entrara a la universidad, cuando llorara, cuando riera, quería estar cuando Midorima se enamorara, cuando se casara, cuando fuera padre, no importaba si jamás lo miraba solo quería estar con él, como ese amor tan puro, sin maldad podía ser tan asqueroso como para que su padre lo tratará de esa forma, los sollozos se hicieron poco a poco más fuertes, no sabía que haría debían ser cerca de las 7 de la tarde y no tenía donde dormir esa noche, le dolía el alma no sabía qué hacer, estaba tan destrozado, que no se percató cuando un par de pasos se acercaron a él.- Takaocchi, eres tú? Te ocurre algo?- levanto el rostro y justo dos orbes doradas lo miraban con preocupación, nuevas lagrimas salieron de sus ojos, mientras cierto rubio se sentaba a su lado y lo abrazaba firmemente, lloro en ese hombro, ya no podía más, él dolor ya era demasiado.


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