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Look at us por Mirii Hesse

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Notas del capitulo:

Último drabble del mes~ aunque ya sea Abril y se supone que debía acabar en Marzo xD


:a verdad, mi favorito, tengo en mente hacer un proyecto más largo con esta temática.

—¡Corre más rápido Kagami!


—¡Eso intento! ¡Te recuerdo que no soy tan rápido como tú!


En la Academia Teikõ cada día era caótico, un desastre según aquellos que trabajaban ahí, en especial si se hablaba del club de básquetbol de dicho lugar, o para ser más precisos, de sus jugadores estrella. Aomine Daiki de por sí era un peligro por su cuenta: intrépido, ingenioso, rebelde, un as en el deporte, pero también lo era cuando de meterse en problemas se trataba. Y si a eso le sumamos al curioso y atrevido Kagami Taiga, bueno, no había quien los parara.


Era ahí donde comenzaban los problemas para los demás, los dos la pasaban haciendo travesuras por toda la escuela, justo como ese día que escapaban del prefecto. Aomine —la mente 'maestra'— había creído que sería divertido lanzar piedras desde la azotea a todo aquel que pasara para ver que tan buena era su puntería y Kagami como siempre, había aceptado el reto. Lástima que una de las piedrecillas que lanzó Kagami terminó por darle al auto del prefecto justo cuando este iba saliendo, rompiendo el parabrisas inevitablemente, razón por la cual en ese momento se encontraban corriendo sin dirección fija para escapar del castigo seguro que les tocaría.


Entraron al gimnasio y cerraron la puerta, sin detenerse por mucho tiempo, echaron a correr de nuevo esta vez hacia los vestidores donde se encerraron esperando a que el aparente peligro pasara. Jadeantes, se tiraron en el piso, uno al lado del otro intentando recuperar el ritmo normal de su respiración. Aomine volteó a ver a su acompañante, topándose con esos ojos rubíes que lo miraban con diversión, ambos soltaron una gran carcajada al sentir que estaban ya a salvo, negando con la cabeza ante la emoción que no podían contener.


—Sí que eres un torpe Taiga, mira que no sabía que te cargabas tan mala puntería —dijo el moreno entre risas.


—¡Cállate! Al menos yo no le tiré el objeto de la suerte a Midorima cuando iba pasando, mira que era porcelana y terminó todo roto.


—Su cara de pánico valió la pena, debes aceptarlo —había dejado de reír y ahora sólo mantenía una sonrisa en el rostro.


—Si Akashi se entera... estamos fritos.


—Puedes apostarlo, mejor ni lo invoques —sacudió sus hombros fingiendo un escalofrío al imaginarse a su capitán, ocasionando que el pelirrojo volviera a estallar en carcajadas. Y el moreno, se dedicó a observarlo, con una sonrisa que crecía en su rostro y un brillo singular en sus ojos, uno que sólo tenía cuando veía a Kagami, del que no era del todo consciente.


Su compañero pelirrojo era tal vez, la persona más importante que tenía, para su corta edad, era alguien que disfrutaba el juego tanto como él, que le seguía en cada demente idea sin si quiera preguntar, había pasado tantas cosas con el pelirrojo desde que se conocieron en la ceremonia de bienvenida que ahora le era imposible recordarlas todas.


Kagami era especial para él y claro que verlo sonreír le alegraba. Era una mezcla de calidez y tranquilidad que inundaba su ser, una paz que hacía que le gustara pasar tanto tiempo a su lado, una inocencia que el menor emanaba que lograba que fuera sobreprotector con él, ese pelirrojo tenía algo que hacía salir su lado egoísta, queriendo monopolizar a Kagami, para que sólo estuviera con él.


Cuando salió de sus pensamientos se dio cuenta de que el pelirrojo lo miraba sonriente y entonces, pudo sentir sus mejillas arder por la vergüenza, como si su acompañante hubiera podido leer lo que pasaba por su mente.


—¿Aomine? ¿Sucede algo? Pareces... incómodo —dijo de manera inocente el pelirrojo acercándose un poco más hacia el moreno quien sólo pudo retroceder hasta chocar con la puerta detrás de él, quedando atrapado entre la misma y el cuerpo de Kagami.


—Yo... No, nada, estoy bien —dijo nervioso mirando hacia todos lados intentando olvidar los pensamientos que antes invadían su mente. Hasta que, en cierto punto, sus ojos se habían posado en los labios ajenos, rosados y carnosos, Aomine en ese momento se preguntó cómo se sentiría besarlos y como acto reflejo su lengua delineó sus propios labios, deseoso, curioso, ansioso hasta cierto punto por comprobar su teoría. —Oi... Taiga.


—¿Qué pasa? —El pelirrojo, en su intento por acercarse un poco más al moreno, había terminado encima de él, manteniéndose así el moreno sentado recargando la espalda aún contra la puerta y Kagami sentado sobre sus piernas.


—Hay un secreto, que debo confesarte... —dijo sin quitar la vista de su objetivo, inclinando un poco la cabeza hacia adelante, acortando el espacio entre ellos poco a poco, tanteando el terreno.


—¿Qué...? —Su voz se había vuelto un murmullo tan suave como era la voz contraria, acercándose también lentamente, sintiéndose atraído por todo lo que aquel efímero momento le otorgaba.


—Creo... Que estoy enamorado.


—¿A sí? ¿De quién?


—De ti... —Logró decir antes de unir sus labios con los contrarios.

Notas finales:

Y... eso fue todo por ahora~


Cualquier review, comentario, crítica o sugerencia son bien recibidos n_n


Gracias por leer.


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