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HOMOPHOBY por SungHyelie

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-¿Tu eres el chico nuevo?- fue lo único que pudo articular, la cara que había puesto no era la mejor de todas. Taemin volteo el rostro hacia otra parte evitando a toda costa la mirada de ambos chicos.

Al no escuchar una respuesta tomó aquel silencio como una afirmación, Minho se quedó sorprendido, sin saber qué decir. Dio un paso hacia atrás y chocó con el otro joven.

-¡¿No me digas que no sabías Choi?!- se burló el joven de cabellos azabache - Él es Gay- remarcó la última palabra.

Taemin no dijo nada, simplemente ignoró a ambos, se levantó de donde había estado reposando y caminó hacia alguna otra parte.

Al verlo ya lo suficientemente lejos Minho bajo la cabeza y negó casi imperceptiblemente.

-Creí que lo sabias... - pasó un brazo por su espalda - De verdad lamento lo del agua.

Minho quitó el brazo que tenía apoyado y no volteó a mirar hacia atrás, caminó perdido un buen rato hasta que la chicharra sonó anunciando el receso.
Iba caminando hacia el lugar donde solía comer con sus amigos cuando los divisó a lo lejos.
No se acercó, paso de largo, necesitaba estar solo un momento. Afortunadamente ninguno de sus dos amigos lo vio.

Caminó un poco más, apoyó la espalda contra un árbol apartado de los demás, cerró los ojos y dejo caer su cabeza hacia atrás encontrándose con la corteza. Hizo un gran esfuerzo por olvidar aquel momento: "Ya te hiciste amigo de la princesa" "mariquita". Abrió los ojos y dio un respingo, era suficiente. Movió ligeramente la cabeza. ¿Porqué el corazón le latía tan rápido? ¿Porqué de pronto le daban ganas de llorar? Respiró hondo varias veces antes de tranquilizarse y después de unos minutos comenzó a caminar directo a donde se encontraban sus amigos.

-¡Choi por aquí!- le llamó Kyuhyun desde una banca. Minho volteó instintivamente y ahí los vio, Kyuhyun y Onew.

-Minho, pensé que te habías perdido- le dijo Onew.

-No, ya estoy aquí- habló con calma.

Hubo un silencio, almenos de su parte, no había ido por comida por lo que Jinki le regaló su tan preciada gelatina. Kyuhyun parloteaba sin parar y Onew comenzaba a poner cara de preocupación al notar que Minho no había dicho nada.

-¡Miren!- alardeó Kyuhyun y Onew giró el rostro, pasados algunos segundos su cara de pánico de hizo presente. Minho lo imitó al ver su reacción.

-Mmm, parece que no pierde el tiempo eh - se burlo Kyuhyun.

La escena tenía conmocionados a Onew y a Minho, aunque querían no podían apartar los ojos. Taemin estaba aparentemente hablando con otro chico.

-¿Estarán saliendo?- la pregunta fue respondida al instante por la acción que llevó acabo Taemin: una bofetada.

-La nena si que tiene su carácter- contestó Onew con asco.

Kyuhyun volteó a ver a Minho y se río.

-Deberias verte la cara Minho- río más fuerte.

No contesto, pero apretó los dientes.

-¿Choi, estas celoso? - volvió a burlarse

-Es asqueroso- respondió por fin - ¿porqué debería estar celoso? Acaso tu lo estas Kyuhyun, eso no está bien, es patético que te guste un hombre siendo hombre.

-Ya, Minho, sólo era una broma, no es para que reacciones así.

-Pues no me gustan tus bromas Kyuhyun- eso era todo. Se levantó de donde estaba comiendo y se fue a divagar un rato por el patio.
Al término de las clases no espero a ninguno de sus dos amigos, siguió su camino a casa como normalmente lo haría.

-¡Oye!- le gritaron a lo lejos.

Siguió caminando.

Escuchó que corrían detrás de él, pero no le dio importancia hasta que le tocaron el hombro.

-Oye- se paró en seco. Aquella voz tan amena le era familiar.

-¿Qué quieres?- se apartó del tacto y siguió caminando.

-No necesito que me regreses la camisa y el suéter, si me ven usándolo algún otro día estarás en problemas.- respondió.

Minho se detuvo y giro a ver al pelirrojo.

-¿Porque te importaría lo que pase con mi vida?- siguió tajante.

-Tranquilo. Simplemente no quiero sentirme culpable de que te suceda algo. Al parecer esta escuela es muy homofobica- Dijo el rojizo con un tono decepcionante.

-Homofobia- Pensó Minho. No le gustaba para nada esa palabra.

Sin pensarlo Minho, volteó y siguió su camino molesto.

-¿Que te sucede? ¿Te molesta tanto que sea Gay?- Gritó Taemin.

Minho paro en seco una vez más y recordó una a una las frases que su padre siempre decía: 'Los mariquita son malos', 'no es normal que te guste alguien de tu mismo sexo', 'te iras al infierno si llegas a hacer gay'. ¿Enserio, tan malo era?

Volteó a ver detrás de él y el chico seguía ahí, mirándolo.

-¿Que tiene de malo que sea Gay?- Habló un poco lento.

-Solo no te acerques a mí, por el bien de ambos

Siguió su camino hacía su casa. Dejando ahí confundido al menor.
Llego a su casa, saludo a su madre y subió a darse una ducha rápida para quitarse el estrés.
Pensaba una y otra vez todo lo que había sucedido tan solo en ese día. ¿Por que le importaba tanto? ¿Es enserio tan malo ser Gay?
Se volvería loco a ese paso.


~Por otro lado, en alguna parte de Seúl~

Un pelirrojo caminaba sin animos hacía su casa. Estaba cansando de no poder socializar por ser tal y como era. Él ni siquiera decidió ser así.

"No entiendo por que tanto problema solo por tener gustos diferentes, eso no lo hace ni más ni menos persona." Pensó con frustración.

Caminó un poco más, hasta que llego a su casa, abrió la puerta y quiso subir rápido a su habitación, pero era ya demasiado tarde.

-Vaya, ¡Hasta qué te dignas a aparecer!- Dijo un joven un poco más alto que Taemin y con el cabello negro.

-¡Dejame en paz, Kai!- Iba subiendo pero un objeto golpeando su cabeza le impidió seguir.

-A mi no me hables así, imbécil- Le gritó su hermano.

Taemin en ese momento se sentía tan impotente. No sabia que hacer o como responderle por que sabía que sí lo hacia el chico se le vendría encima.
Simplemente siguió su camino y se encerró en su habitación. 

-¡Es mi propio hermano! ¿cómo puede hablar así?- Empezó a sollozar, estaba demasiado cansado de toda su jodida vida.
Lloró hasta que se quedo dormido.

*-*-*-*-*

Después de unas horas en el mundo de los sueños, el sonido de la puerta abriéndose y de una botella romperse hizo que se despertara.

-Mamá llego- Dijo para si mismo. Trato con todas sus fuerzas de ignorar lo que sucedía abajo, pero era imposible. Así que decidió bajar.

Odiaba la escena que sus ojos observaban. Su madre con botella en mano, bailando al parecer sola. Era más que evidente que estaba ebria.

-Mamá, ya debes dejar de tomar- Dijo Taemin preocupado.
-Tú cállate, marica- Contestó su madre a duras penas. 
De nuevo esa palabra.

-Sabes que no me gusta que llegues tomada. Ni siquiera puedes mantenerte en pie.

De un momento a otro, su mejilla estaba roja. Su madre le había pegado de nuevo.

-Te vale como es que yo llegue.

Ya no soportaba todo lo que estaba viviendo. Tomó su sudadera y un paraguas; ya que afuera estaba lloviendo y salió de aquel lugar.
Corrió por todo el vecindario hasta llegar a un parque cercano. Iba a sentarse en su banca favorita, en la que siempre se sentaba cuando trataba de calmarse pero una persona no tan desconocida la estaba ocupando.

-Te vas a enfermar sí sigues mojandote- Le dijo cubriéndolo un poco con el paraguas que traía. El moreno subió su cabeza

-Te dije que no te acercaras a mí- Dijo fríamente.
El chico aun manteniendo su paraguas sobre la cabeza del moreno, se hizo para atrás con el brazo extendido.

-¿Así esta bien? o ¿También te molesta?

-No seas estúpido, ¿Taemin, verdad?- el menor asintió - cúbrete tu, te estas mojando, deberías seguir tu propio consejo.

Pero Taemin siguió firme cubriendo al otro con la sombrilla.

-Idiota- término por decir Minho.

La banca era larga, cabían mínimo tres personas por lo que Taemin se sentó conservando su distancia.

-¿Porque estas aquí?- preguntó con discreción.

-No es de tu incumbencia

Guardó silencio, el único sonido que se escuchaba en esos momentos era la lluvia callendo sobre el pavimento.
Pasaron un buen rato callados, cada quién pensando en sus propios problemas.

-¿Te has enamorado de alguien?- le habló de la nada Minho.

-¿Alguien?

-Un hombre- dijo casi imperceptible.

Taemin bajo la vista y derrepente su mirada se tornó fría.

-No es de tu incumbencia.

Volvió el silencio, aunque esta vez no duró tanto.
Taemin dio un respingo cuando escucho el estornudo del moreno.

-Te lo dije, te vas a resfriar- le dijo en tono serio. Pasó una mano por la frente de Minho y se sorprendió al ver que comenzaba a tener temperatura - Vámonos, ¿donde vives? 

-No es de tu...

-¡Cállate! ¡Si seguimos así todo será peor! ¡¿Dónde vives?!- exigió saber.

Minho siguió sentado en la banca sin decir nada y Taemin comenzaba a desesperarse. Estaba apunto de levantarse, dejarle el paraguas a Minho y regresar a casa, pero la voz del alto lo detuvo.

-Cuatro cuadras hacia abajo, primera calle a la derecha.- respondió entre estornudos.

-Vamos- se levantó de la banca y apoyó el cuerpo de Minho sobre su hombro, era pesado, pero no lo suficiente como para no poder llevarlo hasta su casa.

-¿Porque haces esto Taemin?- añadió.

-Créeme que ni yo mismo lo se...

El corazón de Taemin comenzó a latir muy deprisa. Tenía la clara imagen mental de como se veían ambos en esos momentos, río bajito, casi imperceptible. 

-¿De que te ríes?

-De nada- contestó

Unos pasos más y dio un traspié, pero por suerte no cayó contra el asfalto. 

Minho río.

El pelirrojo le lanzó una mirada molesta, pero no apaciguo la riza de Minho.

-Es en esa casa- indicó.

Taemin levantó la vista y pudo divisar una casa realmente grande y bonita a comparación de la suya, paredes blancas, puerta de madera y un bonito techo color marrón.

Caminaron rápidamente hacia la entrada y Minho buscó algo en su chaqueta: abrió la puerta.

-Gracias- pronunció y estuvo apunto de cerrar la puerta, cuando su madre lo riñó.

-¡CHOI MINHO!- vocifero - ¡esa no es manera de tratar a tus amigos!

La palabra 'Amigos' hizo eco en su cabeza.

-¡Por dios! Están tan mojados... Adelante niño, pasa, pasa, te traeré ropa limpia y una toalla, aguarda aquí.

Taemin seguía afuera, estaba estupefacto, el agua caía sobre sus cabellos rojos y estaba completamente empapado. Minho tenía una expresión de pánico en el rostro y sus cabellos goteaban.

-A-Adelante- tartamudeó el pelinegro.

Taemin dudó en pasar unos momentos, término dando un paso hacia el recibidor. La madre del alto traía ropa y toallas para ambos.

-Señora, Minho tiene fiebre, es por eso que lo traje, la fiebre en algún punto provoca convulsiones, por favor atiendalo a él primero.- la mujer miró asombrada al chico y enseguida posó su mirada en su hijo.

Tenía las mejillas rosadas, casi rojas, estaba tiritando a causa del agua y seguía de pie en alguna parte de la sala.

-¡Minho!- exclamó. Le dejo las toallas a Taemin y botó la ropa en el sofá, inmediatamente después se dirigió a la cocina en busca de algún remedio casero.

Taemin se secó un poco el cabello y dio unos pasos hacia Minho. Con ambas manos comenzó a mover la toalla con suavidad sobre el cabello del pelinegro, tuvo la necesidad de alzarse sobre las puntas de los pies para poder secarlo mejor. Minho estornudo. El más bajo tomó la mano de Minho y le colocó la toalla en ella para que él solo se secara. 

Tomó una camisa color café, unos pantalones deportivos y se dirigió a la cocina.

-Señora... Disculpe, ¿habrá algún lugar en donde yo pueda cambiar mi ropa?

La mujer lo miró un tanto confundida, ambos eran chicos ¿no? ¿Porqué tanto problema?

-Puedes... Subir al cuarto de Minho, es la segunda puerta de lado izquierdo.- indicó.

-Gracias- sonrió y salió a donde se encontraba Minho.

-Ni te atrevas- lo miró a los ojos y ahí fue cuando se percató de los preciosos ojos café obscuro que poseía.

-¿No dijiste que no querías que me acercara? Con tu permiso voy a subir- se abrió paso y camino hacia la recámara del otro.

Cerró la puerta detrás suyo y respiró hondo.
Secó su cuerpo después de haber quitado sus prendas y comenzó a sustituir su camisa y pantalones por unos ajenos que para empezar le quedaban un tanto grandes. 

Al terminar, bajó rápidamente a la sala, en donde se encontraban madre e hijo sentados en el sofá, el chico siendo, sin duda alguna, regañado.

-¡No es posible que seas tan descuidado! ¿qué pensabas? salir de casa a media noche y lloviendo, dime Minho ¿que habría pasado si ese niño no te encuentra? 

La mujer no notó la presencia de Taemin hasta que este estornudo.

-Pequeño, por culpa de Minho tomarás un resfriado, vamos siéntate en el sofá, ahora vengó- regresó a la cocina.

-¿Era lo que querías? Por tu culpa me están reprendiendo.

-Te habrían regañado igual, y no, no es mi culpa, cada quién es responsable de sus actos.

Minho resopló y desvió la mirada del pelirrojo.
Tiempo después la madre del alto regresó con dos tazas de té.

-Espero te guste niño, es té verde- aclaró - te caerá bien.

-Gracias señora- respondió cortez.

La fiebre de Minho comenzaba disminuir y la madre de este suspiró aliviada.

-Muchas gracias por todo señora, pero creo que es hora de irme- dijo por fin Taemin.

-De ninguna manera, es demaciado tarde, pasa de la una y media.

-No es problema, tengo que llegar a casa. Estoy acostumbrado a caminar por la calle a estas horas.

Ella lo miró sorprendida.

-¿Dices que te gusta estar en la calle a estas horas?

-No, no, para nada, es por mi madre- se limitó a decir y la mujer comprendió.

-Pero pequeño, no puedo dejar que te vallas, aún esta lloviendo y es peligroso estar en la calle a estas horas- movió ligeramente la cabeza.

-Insisto, no es necesario- contestó con calma - vivo a unas cuadras de aquí, se cuidarme solo señora Choi, por favor no se preocupe por mi. 

Por fortuna esa noche no siguieron hablando del tema. Después de terminar su té, fue a dejar la taza en el fregadero y se despidió de la sorprendida madre de Minho. Mientras que el alto ya estaba dormido en el sofá. 

Salió de la casa de los Choi y se dirigió a la suya, caminó con la sombrilla tapándole la cabeza, pensaba en la mujer, una verdadera madre...

Cuando llegó a su casa eran las dos de la mañana. Hacia ya mucho que su madre y su hermano habían ido a dormir. Se dirigió a su habitación exhausto y con un terrible dolor de cabeza, pero definitivamente más tranquilo. Se metió en su pequeña cama, acurrucado entre todas las mantas cerró los ojos y se quedó dormido al instante. 

El fin de semana se la pasó encerrado en su habitación, no salió para nada.
Tenía varias bolsas de frituras en su recámara, sabía que cada fin de semana era lo mismo, por lo tanto siempre le eran de ayuda.
Su hermano salía a jugar billar todos los fines de semana, aveces por las mañanas llevaba a sus amigos a casa y terminaban siempre en algún pleito. Su madre... como ya le era costumbre salía todo el día y parte de la noche, sólo fines de semana llevaba hombres distintos a casa, hombres con los que tenía sexo hasta que amanecía.
Taemin prefería no salir de su habitación cuando eso pasaba, odiaba el estúpido sábado y el jodido domingo.


~Un Lunes~

El joven pelirrojo despertaba de un largo y profundo sueño. Él amaba dormir por que se olvidaba de todos sus problemas y eso para él, era la gloria.
Se levantó de su cama, tomó una ducha, salio, se vistió cómodamente pero sin verse desarreglado y bajo las escaleras casi corriendo.
Salió de aquel lugar al que llamaba infierno y se dirigió a otro infierno, pero que ahora toleraba más.

¿La razón por la que lo toleraba? Si, su razón tenia nombre y apellido. 
Estuvo asimilándolo todo el fin de semana y llegó a la pequeña conclusión que le empezaba a gustar, aún que fuera un poco, aquel al que llamaban 'Choi Minho'. Aunque esa idea lo decepcionaba un poco, ya que estaba claro que Minho no era homosexual y al parecer los odiaba demasiado.
Pero, a veces uno no manda a su corazón, simplemente sucede.


~Por otro lado de Seúl~

Un chico corriendo por las calles y causando un alboroto con el trafico del lugar al atravesarse la calle aun cuando un coche venia se podía contemplar.
Al pelinegro se le había hecho tarde para el colegio y él nunca habia tenido un retraso por miedo a que afectase sus calificaciones y por ende también afectara su relación con sus padres.

-Maldito Lee Taemin- Dijo para si mismo.

Había pensando en él todo el maldito fin de semana; en su ridícula cara de ángel. 
Y muy dentro de él, tenia miedo, mucho miedo; miedo a pensar que ese niño le estuviera gustando. Era obvio que tendría demasiados problemas si aceptaba sus sentimientos. Simplemente no, no podia ser si quiera posible.
Sacudió su cabeza repetidas veces para olvidarse de esas tontas ideas.
Corrió un poco más hasta que chocó con alguien en la puerta de la entrada.

-Fijate, imbé...- No terminó su oración, por que chocó con quien menos deseaba hacerlo.

-Que amable eres, después de que te ayude de que no murieras de una pulmonía hace unos días- Dijo el pelirrojo con un poco de fastidio.

El moreno de repente se puso nervioso, sus manos sudaban y su corazón latía a mil por hora.
No supo como reaccionar y simplemente corrió dentro del colegio. Se estaba volviendo loco.


Una semana después de ese inesperado encuentro Minho seguía pensando en Taemin; no le gustaba en lo absoluto tener alguien que absorbiera sus pensamientos, al punto de no poder dormír.

El domingo por la noche después de terminar de estudiar se metió en su cama dispuesto a conciliar el sueño, pero de nuevo no le fue demaciado fácil, rodó por toda la cama, se cobijaba, se descobijaba, movía su almohada y no conseguía dormir. Cansado ya, se levantó y caminó directo a su ventana, tras el cristal se quedo mirando la blanca luna y las luces de la solitaria calle. 

-Estoy empezando a considerar hablar más con Taemin- murmuro - debo de estar realmente loco...-frotó sus sienes.

Se metió en su cama y esta vez después de cerrar los ojos, logró lo que tanto había añorado, un reposo profundo.

Notas finales:

Trate de esperarme a subir el capítulo, pero no pude >^< 

Gracias por leer~

Nos leemos el domingo (:


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