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Tengo miedo. por El rey del Kon

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Notas del capitulo:

Si alguien que lee alguno de mis fics lee este pequeño escrito quiero que sepa que estoy algo ocupada, y que escribi esto para liberar mi mente un poco.

-desde ahora usted se cuida sola. Sus padres no tienen ningún derecho sobre usted. Sus padres tienen la obligación de darle estudio, casa y comida.-el juez termino de hablar. No sabía que sentir. No sabía que hacer… ¿Cómo llegue a este punto?

 

Era un día común y corriente para mí. Yo solo quería terminar once para empezar mi universidad, pero la vida es demasiado incierta, y le fascina dar vueltas.

Nada es fácil, y menos hacer una vida. La verdad estaba desesperada, atrapada, asfixiada. No quería oír mas la maldita pregunta: ‘‘¿Qué vas a estudiar?’’ ¡No! No la necesitaba una vez más. Yo sabía que quería estudiar, pero no había dinero. Y no es que sea pobre, no. Pero que estudie en uno de los mejores colegios de la ciudad (tal vez del país, no sé.) no significa que sea rica. Es que pagar un colegio es muy diferente a pagar una universidad. Sin importar la carrera que sea. Pagar una universidad no es nada fácil. Eso lo sabía yo desde que tengo uso de razón.

Siempre estuve sola, en el ámbito de tener pareja, obviamente. Pues no puedo decir que he estado sola del todo. No. Hay amigos y gente que te da la mano, unos se van, otros se quedan. Como todo en la vida. Nunca fui ni seré atractiva. Primero, porque no me interesa. Segundo, ni loca me esforzare en peinarme el cabello. Tercero, como toda buena adolescente, no me sentía bella ni bonita y mi autoestima era un completo asco.

Mis padres nunca aceptaran que dos personas del mismo sexo se pueden querer. No. Nunca lo harán. Créanme, son muy afortunados los que tienen padres que aceptan eso. Pero yo no los tengo. Sé que me han dado todo. Estudio, familia, comida, techo, etc… sin ellos no sería la persona que soy ahora, pero los odio. Nunca pensé que diría eso enserio.

Odio cuando pelean conmigo de ese tema y dicen: ‘‘es que usted no tiene que ser como yo quiera, usted tiene que ser usted’’ ¡MENTIRAS! Es una vil mentira. Si fuera verdad, nunca habría llegado al punto en el que estoy ahora. Odio cuando me dicen que les doy asco. Y luego dicen que me quieren, que me aman. Es como el hombre que le pega a una mujer y le dice que es por su bien. O la mujer que le pega a un hombre. O un hombre a un hombre. O una mujer a una mujer. Odio que juzguen a la mujer que me gusta por culpa de su familia. No lo tolero.

Sé que el estudio es lo primero. Pero… les juro que lo último que tenía planeado era enamorarme. Yo podía enamorarme y simplemente tener miles de fantasías en mi cabeza. Pero ella… ella vio más allá de mi físico. Yo le gustaba. Ella me quiere. Ella logro poner todas esas fantasías de mi cabeza en el mundo real.

Su mirada me volvía loca. Su mirada coqueta me desequilibraba totalmente. Su beso me hacía temblar. Su presencia me llenaba. Su olor es una droga… una droga gratis, pero muy cara. Hasta el día de hoy no puedo creer que una mujer como ella me pudiera mirar con otros ojos. Que me pudiera besar como lo hacia ella. Que a pesar de tener mil mujeres más hermosas que yo a sus pies… me mirara a mí. Es simplemente… extraordinario.

Aun desconozco por qué le gusto tanto. El porque me miraba así… no lo sé. No quiero saberlo. Porque sé que si ella encontrara la forma de explicármelo, y yo lograra entenderla, sería tan estúpida que, sin darme cuenta, arruinaría eso que le gusta a ella de mí.

Mi vida llego a un punto en el que vernos era un desafío, a pesar de que vivíamos muy cerca. Era un total desafío. Pero… las pocas veces que nos vimos me eran suficientes para sonreír y para tratar de seguir mirando al frente. No podría explicarles como me encanta su presencia, como el primer beso que me dio aun me pone nerviosa. Como tenerla a media cuadra de distancia me impide estar cerca de ella. Como la añoro.

Tengo miedo, sí. De que no funcione. De que llegue a un punto en que la esté pasando tan genial con ella que todo se apague, que todo se acabe…

Por eso hice lo que hice.

Bueno, no solo por eso.

Desde los ocho la decisión ronda por mi cabeza. Si, desde los ocho me gustaban las mujeres. Sí, mi madre se dio cuenta, pero como era una niña decidió solo decirme que eso no era lo correcto. Yo no hice caso, como pueden ver. Fueron muchas peleas en las que intente de que me entendieran. Que me escucharan. Pero no quisieron. La mentira fue mi única salida, hasta hoy.

No soportaba más esta presión. No quería llegar al punto de no querer vivir más. No quería suicidarme como tantas personas homosexuales, transexuales, bisexuales, etc… lo habían hecho hasta el día de hoy. No quería vivir tan poco. Y menos cuando la vida me había sonreído después de tanto pedírselo.

Decidí acudir a la Constitución Política de mi país. Los demande por invadir en mi privacidad (mirar celular, Facebook y hacerme interrogatorios que contenían amenazas si no habría la maldita boca), por quitarme objetos que eran mi propiedad (celular, computador, manillas, etc…), por no dejarme tener libre expresión (además de incluir el tema de la homosexualidad, música, anime, forma de pensar, etc…), golpes, daños psicológicos (como les llaman hoy en día), etc…

Como ven, fui un poco en contra de lo que quería hace un par de años, pues nunca hubiera demandado a alguien por daños psicológicos, si es por eso muchos estarían en la cárcel. Pero ya no me lo aguantaba. No solo lo hice por la chica. Lo hice por mí. Estaba cansada de tanto grito, de tanta restricción, de tanta vigilancia, de tanta desconfianza. No podía. No podía soportarlo un día más. Quería ser feliz. Quería vivir mi vida. No me iba a quedar en la calle como muchos lo hacen, no. Yo si quería progresar, yo si quería ser alguien en la vida. Pero no lo iba a lograr con la presión de ellos.

A fin de cuentas me fui de mi casa. Ellos me pagan un apartamento, pues es obvio que no podía vivir bajo el mismo techo que ellos. Pero no les hablare más de mis padres, porque sé que a ustedes, al igual que a mí, nos gustan las cursilerías.

¿Cómo la conocí? Empezamos por allí.

Yo salía a jugar baloncesto a las 9 y 30 de la noche. A eso hora no había nadie en la calle, así que era mi campo perfecto. No salía todos los días. Ella bajaba a pasear su perro precisamente a esa hora, pero nunca me hablo, solo me miraba y cuando entraba se quedaba un rato mirándome por la ventana.

Este ‘‘fenómeno’’ se siguió repitiendo por medio año, pero para mí no era suficiente como para llamarlo acoso o con otros términos que no encontré.

La gota que colmó el vaso fue cuando una noche soñé con ella. Sabía que tenía que hablarle. Aunque eso significara un gran esfuerzo para mí, pues soy de las que no hablan si no me hablan. Tome valor de donde no tenía y la llame a que se sentara a mi lado.

Hablamos bastante bien. La verdad me agrado mucho, y era demasiado perfecta. Hablábamos por chat hasta que una de las dos no pudiera permanecer un minuto más despierta. Era genial.

Fue pocos días después que ella me beso. Yo nunca lo hubiera hecho. Como yo había tomado el primer paso de hablarle creo que era justo que ella me besara primero. Fue genial. Fue mágico. Fue magnifico.

Me encantaba como me besaba… y sobretodo la sensualidad con la que lo hacía. Yo aún sigo sin entender como una chica tan bella como ella se fijaría en alguien como yo… pero el corazón tiene razones que la razón no entiende.

Nada dura para siempre. Mi madre se dio cuenta cuando me cogió el celular. Ya se imaginaran el lio.

Al día siguiente fui a decírselo. Tenía miedo de que les dijeran algo a sus padres. Yo la entendía. Pero si decidía que lo mejor era alejarnos lo iba a aceptar aunque me costara bastante. Resulta que no quiso dejarme.

Pase una semana preciosa con ella; hasta que mi mama le hablo.

Yo quería morirme. Le dijo que no me volviera a hablar ni nada de eso, pero yo la conozco y sé que le dijo más. Se asustó demasiado, y sé que dije que si quería dejarme lo iba a entender, pero no lo logre. Volví a rogarle a una mujer que no me dejara, que me importaba un carajo el resto.

Me siguió hablando, pero ahora solo nos veíamos de lejos. Seguía mirándome de esa forma coqueta como les dije arriba, eso me daba a entender que no me había olvidado, que aún seguía pensando en mí, que de vez en cuando yo pasaba por su cabeza. Pero mi inseguridad es tremenda.

Me torturaba a solas con mis pensamientos, ni yo misma me soportaba. Sentía que tenía lágrimas de sobra porque no paraba de llorar cada vez que algo horrible pasaba por mi cabeza. Quería estallar.

Llegue a un punto en el que no aguantaba más y llegue a donde estoy ahora; frente a un juez pidiéndole que me aleje de mis padres, pero que ellos aun respondan por mí. Sé que lo logre, pero no tengo idea de que pasara mañana con la chica que me gusta. Me asusta. 

Notas finales:

Cierta parte es cierta. Es obvio que la del juez no lo es. Pero el resto si lo es.

Quiero que las personas que no son homosexuales que navegan por aca sepan un poco de lo que es esta vida. Yo se que muchos fics lo explican y toda la vaina, pero decidi hacerlo porque necesito liberar un poco mi mente de lo que me pasa actualmente.

Muchisimas gracias por leer.


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