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Formas de mirar por Danaedemar

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Hablamos  durante horas, Sara me dio tips sobre cómo mantener la atención de un chico, me parecieron tan trillados que preferí ignorarlos.

Al llegar a casa decidí relajarme y tomar un baño para poner las ideas en orden, la idea de volver a ser una aventura para alguien sobrepasa lo que puedo soportar.

Las clases durante la semana se hacen cada vez más interesantes, al igual que mis conversaciones con Esteban.

Emilio me envía un mensaje, junta en la pista de patinaje a las 6, los viernes son nuestros días.

No concuerdo con la idea de esperar hasta invierno para visitar ese lugar asique como tradición vamos cuando está comenzando el calor.

Llego junto a Constanza y nos disponemos a cambiar de zapatos, cuando llegamos a la pista... ¡sorpresa! Esteban está en la entrada saludando con la mano, esto no es coincidencia, dos veces en una semana? Miro de reojo a Constanza y efectivamente me guiña el ojo y se convierte en cómplice.

Decidimos separarnos en la pista de hielo, Esteban se me acerca y hace el papel de mejor entrenador de la pista, olvide mencionar que soy la peor persona patinando.

Después de un rato nos vence el cansancio y vamos a tomar un helado con vista a la terraza mientras los chicos aun se divierten en el hielo.

Hablamos sobre cómo conoció  a Constanza y lo sorprendente que resulta que no nos hayamos conocido antes pues frecuentábamos los mismos lugares.

Ya ha llegado la hora de irse y él se ofrece a llevarme a casa, mis amigos me miran expectantes, ilusionado igual o más que yo.

Llegamos a mi casa y se estaciona en frente, me mira intensamente y yo no puedo apartar mis ojos de los de él, me besa rápidamente y yo me separo lentamente, le digo buenas noches con una mirada seria, no de enfado, solo seria.

No es por tratar de sabotearme, mejor cuento mi historia y así me entienden.

No aburriré con detalles del pasado, eso lo que he querido echar al olvido, solo dejare claro por qué las relaciones de 3 meses me han aburrido completamente.

Digo tres meses porque ese es mi limite, si la relación no se concreta hasta esa fecha es porque no le veo futuro, a mis 19 nunca he conocido familias, no hay suegras, suegros o cuñados en mi historia, nunca he dicho te amo, ni he recibido uno.

Después de que me rompieran el corazón en pedazos Salí con chicos que veían lo venerable que estaba, es como un sexto sentido, simplemente ellos lo huelen.

 

Estando ya en cama, Esteban me envía un mensaje”- siento lo que paso en el auto, no quise pasarte  a llevar, que tengas dulces sueños”

Muy bien, quizás él era distinto, único.

He quedado con Esteban para comprar regalos navideños, me pregunto en el camino qué regalarle a él, no es que estemos en alguna relación oficial y después de lo ocurrido en el auto ya quizá se decidió a trabar solo una amistad.

Para él, la navidad es sinónimo de consumismo, para algunas personas como yo aún es la instancia perfecta de reunir a la familia.

Entramos en una tienda de decoraciones, mi mama necesita organizar todos sus accesorios.

Decidimos acampar todos juntos, un viaje antes de empezar desde cero el próximo año. Fuimos a un cerro a 45 minutos de nuestras casas, debíamos atravesar un puente larguísimo aunque suerte para mí, tenía el brazo de Esteban para sujetarme.

No reímos tanto en el camino que los 15 minutos mirando el precipicio no fueron la tortura que había sido en veces anteriores.

Subimos por un sendero afirmándonos en todas la ramas posible para no caer, éramos los únicos en ese lugar, por lo general las otras personas van para drogarse o tener una aventura amorosa, nada que no dure más de una hora y lo hacen durante el día.

Nosotros fuimos por la calma, atesoramos los momentos en aquel cerro, solo la naturaleza y nosotros.

Hicimos una fogata que resguardo Emilio, es bombero por la tanto, se sentía con la autorización de hacerlo sin correr ningún riesgo.

Ya llegada la madrugada nos acostamos en las carpas, en la mía estaba junto a Sara y Camila, me sugirieron hacer un cambio pero preferí quedarme con ellas.

En la mañana decidimos dar un paseo, Esteban se me acerco y me pregunto cómo había pasado la noche, le comente que con frio, el día estaba nublado, me abrazo por la espalda y me pregunto si le incomodaba, solo le sonreí y puse mis manos sobre las de él.

Al llegar al mirador contemple el lugar y la compañía en la que me encontraba, es de suponer que todo lo bueno acaba, y así sucedió.

Constanza dio un grito aterrorizado, Sara había caído cerro abajo.

Un segundo, un juego entre amigas sentadas en la baranda, al siguiente, solo hay una.

Corrimos de prisa, había caído por más 10 mts., al encontrarla llamamos a emergencias mientras intentábamos entregar nuestra localización lo más específicamente posible.

Les dije que no la tocaran, ella estaba inconsciente pero aún estaba con nosotros, noto su respiración, lenta, pero ahí está.

La ambulancia llego 30 minutos después de la llamada, provenía del siguiente pueblo cercano, el único que cuenta con entrada vehicular al cerro.

Han pasado 5 horas. Desde que llegamos al hospital, contactamos a sus padres y los nuestros.

Nos encontrábamos reunidos en la sala de espera, los llantos me producen angustia, por lo que pido a Esteban salir de ahí, nos vamos por un café.

Mientras estamos ahí, reflexiono sobre lo que ocurrió, estábamos todos pero ninguno advertía lo que iba a suceder, estaba fuera de  nuestras manos, ellas no debieron sentarse ahí, aunque lo hacíamos todo el tiempo.

Esteban me toma la mano, me asusto.

Mientras trata de reconfortarme, agradezco mentalmente poder contar con su compañía en estos momentos, de no ser así, me encontraría en la sala tratando de consolar a los demás, sin poder lograrlo ya que en estos momentos ni yo sé lo que puede ocurrir.

Avisan que se encuentra estable, con múltiples fracturas y deberíamos esperar por secuelas producto del golpe en la cabeza.

Ella se encuentra sedada en una habitación, pero lo más importante, está con nosotros.

Verla llena de sangre tirada en el suelo donde tantas veces la veía correr nos afectó terriblemente, somos una familia, una hermandad, no podríamos llevarlo sin ella.

Los padres de Sara salen de su habitación y no dicen que esta sedada, apenas despierte nos avisaran y nos piden que vayamos a nuestros hogares, que tratemos de descansar porque lo peor había pasado, nos cuesta aceptar su petición pero es justo estar en buen estado para cuando despierte.

Esteban me acompaña a casa, nos demoramos el doble de tiempo.

Le invito una comida para tranquilizarnos y pasa junto a mí, mis padres están trabajando y mis hermanas en sus habitaciones haciendo de las suyas.

Mientras me ducho trato de olvidar, de convencerme que todo saldrá bien, Sara despertara y pasaremos esto juntos.

Le ofrezco una toalla a Esteban para que el también recupere energías y me dedico a preparar el almuerzo, me imagino qué será digno de cocinar para un chico que estudia gastronomía, es de suponer que ya tenga un paladar más desarrollado.

Termino un muy decente arroz verde con carne que quedo de ayer.

El baja y almorzaos en silencio, aun con los  nervios de punta, le presento a Teresa y Martina.

Llama la mamá de Sara y nos dice que despertó, ha respondido bien a las pruebas y estará unas semanas en observación.

Un verdadero alivio llega a mí, Esteban me abraza y lloro, no me gusta hacerlo pero me llevado el susto de mi vida.

Nos sentamos en mi sofá y vemos una película, no le he puesto la atención a ella, sino  a los brazos que me sostienen.

Esteban me dice al oído que tengo unas hermanas muy agradables, ya debería pasar más tiempo con ellas.

Termina la película y me  mira a los ojos, me pregunta si lo quiero, solo eso.

Sin preámbulos, sin siquiera una pista de lo que venía, el me pregunta si lo quiero con ojos esperanzados.


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