JongDae paseaba solo por el Boulevar, unas cuantas calles hacia el sur de su apartamento. Frente a él un Night Club bastante conocido, “The Miracle”, en el cual tenía algunos amigos. Hace unos días le habían ofrecido un trabajo ahí, sin embargo, no estaba muy seguro de si aceptar dicha oferta.
Un amigo suyo trabajaba ahí y le había pedido un favor hacia unas cuantas noches, el cual consistió en cubrir a JongIn una noche en dicho lugar. La experiencia no había sido desagradable, en sí, fue un evento interesante y lleno de ligue, buenas propinas y propuestas de cama, las cuales rechazó sin miramientos. Él no es un chico fácil.
Aunque el lugar era un sitio gay, en ocasiones había una que otra chica perdida por ahí.
JongDae puede recordar la conmoción de su primera vez en ese lugar, las tenues luces y la estrambótica música, el choque de los cuerpos semi desnudos y sudados, los toques y caricias indiscretas, los besos húmedos y calientes, los hombres apuestos subidos de copas y lo más destacado, el caliente cuerpo de los bailarines nudistas. Oh, mentiría si dijese que alguna vez imaginó un lugar tan libertino.
Recordar a JongIn bailando sobre la barra junto a un apuesto morocho, retirándose la ropa con sensualidad y astucia, contorneando sus caderas al ritmo de la música. Jamás creyó que su amigo fuera un bailarín nudista en un club gay, sin embargo, no se quejaba cada que iba a verle bailar.
Cuando JongIn le pidió que lo cubriera tras la barra, no lo pensó y aceptó, dándole una noche libre a su amigo. Ahora el dueño del lugar le había ofrecido un puesto en el club, pero él no estaba seguro de querer portar el uniforme del lugar, o más bien la falta de este. Odiaría tener que pasearse por el lugar en tan solo un pantalón firmemente sujeto a sus muslos y culo, sin mencionar el sinuoso y coqueto moño al cuello, simplemente no pegaba con él esas ropas. Punto final.
Es viernes por la noche y él no objeto cuando JongIn le invito a pasar el rato en el club, de hecho, estaba seguro de que iba a divertirse junto con YiXing, el otro apuesto bailarín que hay en el lugar.
De hecho, son tres bailarines… JongIn, YiXing y SeHun, chicos apuestos y unos completos hombres cliché. Absurdo sería para él enamorarse de alguno de ellos, en especial porque el maknae ya estaba tomado y parecía ser feliz con su pareja. JongDae no iba a comportarse como un completo granuja e iba a batear en su dirección, eso no era su estilo.
Así que cuando ingreso al ruidoso lugar, su objetivo era ir hacia los sofás del fondo donde sabía que encontraría a YiXing y entonces, coquetearía con el hombre por un buen rato. Sí, ese era el plan para esta noche, una lástima que las cosas no salgan siempre como lo planteas.
La noche estaba en su apogeo, un manjar de cuerpos sudados se mecían al ritmo de la música. Evitando lo mejor que pudo que le tocasen, llegó hasta la barra en donde encontró a JongIn, con una sonrisa llena de coquetería fue recibido y en unos cuantos segundos tuvo un Martini en sus manos y se balanceaba con la música hacia donde YiXing estaba sentado en los sofás.
Y aunque su corazón latió desenfrenado ante la imagen del sensual bailarín, que con una playera blanca con cuello en V y un par de jeans ajustados, le robaba el aliento. Aun con la vestimenta más simple, el hombre lucía espectacular. Por otro lado, JongDae se quedó hipnotizado por el sensual tatuaje que se alcanzaba a ver en el brazo del hombre, él amaba los tatuajes.
Se dejó caer a un lado del hombre y le saludó con un beso en la mejilla, el otro rio en respuesta. Siempre era igual, JongDae llegaba al lugar y saludaba al tipo, mientras que este le dedicaba miradas divertidas y en ocasiones, cuando estaba de suerte, el hombre bailaba sobre la barra mirándole directamente a los ojos, después se lamía los labios y besaría el cuello de JongDae antes de despedirse al final de la jornada.
Esta noche no fue diferente de las otras, el bailarín le sonrió antes de subir a la barra y bailar mirando directamente hacia JongDae, pero esta noche era especial… YiXing tocó sugestivamente su entrepierna y formuló el nombre de JongDae con sus labios, dejando al otro sin aliento. Suficiente, era tiempo de ir a tontear y quizás conseguir un buen baile o quizás una jodida de una noche, porque estaba tan caliente que podría incendiar el lugar si no se libera para el final de la noche.
JongDae bebió hasta que su vista se nublo, perdiéndose en una nebulosa de alcohol… Lo último que hizo estando consciente, fue chocar con un rubio pecaminoso, un verdadero sueño húmedo con nombre y apellido. Un hombre que le sostuvo con firmeza, pegándole a un duro y musculoso pecho, una embriagadora fragancia llenando sus fosas nasales antes de perder el conocimiento.
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YiFan había ido de fiesta con sus amigos, LuHan los había invitado a un club gay para despejarse y festejar el éxito que habían conseguido en su proyecto. Así que ahí estaban ellos, MinSeok abrazando a JoonMyeon desde atrás mientras seguían a LuHan por el ambientado lugar.
El olor a sexo le hizo arrugar la nariz, la cantidad de cuerpos sudados que se movían en la pista le impacto y el espectáculo de la barra le dejó boquiabierto, jamás habría ido a un lugar así en su sano juicio. En cambio, estaba ahí porque su amigo le había invitado y no podía rechazar tal oferta. Necesitaba distraerse.
Evito lo mejor que pudo a los bailarines cuando hicieron su viaje hacia la barra, pidió un vodka con coca cola y volcó su vista en la pista de baile, pero no tuvo tiempo de buscar a alguien decente cuando chocó con algo, o mejor dicho, alguien chocó con él.
Sus claros ojos azul grisáceos se fijaron en los mechones de cabello castaño claro que lucían alborotados, quizás el hombre tenía la costumbre de revolverse el cabello como él. Sostuvo al pequeño hombre cuando este parecía que iba a caer, apretándolo contra su pecho y entonces le vio levantar la cara, encontrándose con el hombre más encantador que hubiera sido capaz de ver. Unos intensos ojos color avellana le vieron fijamente antes de que el hombrecillo se desvaneciera en sus brazos.
Preocupado por el hermoso extraño, dejó su bebida en la barra y lo mantuvo contra su cuerpo, evitando que cayera. Una ternura que no sabía de dónde venía le invadió y con cuidado le acomodo un mechón tras la oreja al adorable hombrecillo. Una sonrisa bailó en sus labios cuando recibió una encantadora sonrisa del extraño, fue entonces una batalla comenzó a librarse en su mente.
¿Qué iba a hacer con él? No había manera de que le dejara ahí, a merced de la jauría de hambrientos lobos que bailaban en la pista de baile. Sin duda, necesitaba llevarle hasta algún lugar en donde pudiera descansar. Sin saber qué hacer, le llevó hasta unos sofás en donde divisó a LuHan y los muchachos, se sentó y recostó al hombre contra su pecho, esperando que este despertase antes de que tuviera que irse.
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Exaltado se despertó en mitad de la noche, su cabeza daba vueltas y el inquietante silencio a su alrededor, era abrumador. JongDae trató de normalizar su respiración, ¿Dónde estaba? No tenía ni idea, lo último que podía recordar era a sí mismo en The Miracle, la música, YiXing bailando sobre la barra, el alcohol… y después no había nada.
La oscuridad reinaba a su alrededor, desesperado pestañeo tratando de despejar su vista, más fue en vano. Tanteo a su alrededor con los dedos, palpando a su lado sintió algo de piel tibia y repentinamente fue consciente de la sensación de fina tela contra su piel, del sonido de una respiración que no era suya.
<<Joder, joder, joder…>> Maldecía en su mente, comenzando a frustrarse ante la idea de haber tenido una ardiente noche y siquiera poder recordarla. << ¿Qué cojones hiciste, JongDae?>> Se preguntaba una y otra vez.
Tratando de levantarse, se movió demasiado en la superficie en la que descansaba y pronto un fuerte brazo le rodeaba por la cintura, una cálida mano se posó sobre su pecho y volvió a ser consciente de la persona a su lado.
Su cuerpo se tensó, podía sentir la respiración de su acompañante contra su cuello y la sensación le erizó la piel, había pasado tanto tiempo desde la última vez que estuvo tan cerca de alguien. La delicadeza de la caricia de los dedos del extraño sobre su pecho, los insinuantes e irregulares círculos trazados sobre su piel, simplemente no podía evitar sentirse excitado.
—Vuelve a dormir, tigre— susurró una profunda voz contra su cuello, antes de sentir unos suaves labios rozar contra su carne. Se estremeció, esto no le podía estar pasando a él.
¿Por qué simplemente no había vuelto a casa? ¿Por qué había bebido de más? No se explicaba cómo había sido tan estúpido como para amanecer en la cama con algún extraño, sin importar que el toque de este le erizaba la piel.
Suspiro y cerró los ojos, lo hecho, hecho estaba y no había forma de cambiarlo. Así que… decidió disfrutar de la sensación de ser sostenido mientras duerme.
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Kris despertó alrededor de las seis de la mañana, extrañamente se sentía malditamente bien y no pudo contener una sonrisa. Sus manos vagaron por el suave cuerpo del hombrecillo en su cama, pero rápido recordó que aún no sabía el nombre del adorable individuo y decidió esperar para explorarlo más tarde, quizás cuando este despertara y fuera capaz de apreciar las caricias que le daba.
Se levantó y caminó hacia el cuarto de baño, una vez ahí decidió tomar una ducha rápida antes de despertar al bello durmiente.
Se desnudó, abriendo la llave se introdujo bajo el chorro del agua. Cuando estaba suficiente húmedo tomó el champú y vertió una cantidad considerable para lavarse el cabello. Masajeo su cuello y hombros, descendiendo hacia su pecho, posteriormente el abdomen.
Para el momento en que llegó a su entrepierna, tenía una endemoniada erección. Por lo que decidió, cambiar su usualmente agua tibia por fría, estremeciéndose ante el cambio de temperatura.
Unos 15 minutos más tarde, salía de bañarse con tan solo una toalla atada a la cadera y otra en los hombros, el cabello le goteaba aún y su piel estaba húmeda. Paseando por la habitación, uso la toalla sobre sus hombros para secarse el cabello.
Estaba revisando en su closet cuando escucho pisadas que se movían apresuradas hacia su cuarto de baño. Interesante.
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JongDae se despertó con unas endemoniadas ganas de ir al baño, así que tan pronto se levantó, corrió al dichoso lugar.
Una vez que había satisfecho sus necesidades, regreso a la habitación e ignoro a todo a su alrededor, yendo directo a la cama a recostarse de nueva cuenta. Estaba cansado, terriblemente adolorido y mareado, por lo que decidió dormir quizás por un par de horas más.
Sin embargo, las cosas no siempre salen como se planean. Así que cuando un apuesto hombre ingreso en la habitación, abotonándose los botones de una fina camisa blanca, un nudo se formó en su garganta y repentinamente estaba nervioso. A pesar de ser un adulto, JongDae tenía miedo de saber lo que había hecho la noche anterior con tan magnifico espécimen de hombre.
—Buenos días, tigre—. El extraño saludo mientras caminaba hacia la cama, lugar en el que JongDae se encontraba. El hombre se detuvo junto a la cama, y se inclinó hacia él, provocando que el corazón de JongDae latiera desenfrenado.
Más en cambio, el beso que JongDae estaba esperando, jamás llego y en su lugar, una fuerte y masculina mano le acaricio la mejilla. >>—Aún no me has dicho tu nombre, tigre—. El hombre dijo con voz ronca y sensual, provocándole un escalofrío.
JongDae se quedó mirando al extraño, sin saber que hacer o decir. ¿Qué se hace en una situación como esta? Él no lo sabía, y tampoco estaba de ánimos para improvisar, así que opto por hablar con franqueza.
Lamiéndose los labios, se preparó para hablar, sin embargo, el adonis le gano su oportunidad.
>>—Veo que he sido muy hábil, tanto así, que te he dejado sin habla.
Las palabras del hombre le golpearon fuerte, provocándole repentinas ganas de ir a vomitar, por lo que salió corriendo de la habitación hacia el baño, se detuvo frente al retrete, donde volcó la bilis en su estómago.
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YiFan se encontró a si mismo sintiéndose confundido, él no había querido asustar al pequeño hombre o siquiera hacerle creer que en verdad habían tenido intimidad, pero cuando menos se lo espero, ya estaba bromeando con el dulce sujeto.
Escucho las arcadas provenientes del baño y no hiso más que preocuparse por el pequeño hombre, así que fue a ver si no necesitaba algo. Él iba a cuidar del hombre en su cuarto de baño, de eso estaba seguro.
Cuando entro al cuarto de baño y le vio ahí frente al inodoro, vaciando su estómago, con los ojos cerrados y la frente perlada en sudor, contemplo el hecho de que aún sin conocer al hombre frente a él, ese hombre iba a ser tan importante para él como su próxima respiración.
Se acercó al hombre y pasó sus manos por la espalda de este, provocando con suaves e irregulares círculos sobre la caliente carne expuesta para él.
—Tranquilo tigre, estoy justo detrás de ti para sostenerte—. Susurró al oído del hombre al alcance de sus brazos y en un impulso, le sostuvo contra su pecho en un intento por confortarlo.
El hombre entre sus brazos se estremeció, YiFan no sabía qué hacer, jamás en su vida había tenido una resaca. Así que cuando JongDae recargo su cabeza contra el pecho de YiFan, el rubio no sabía si era porque había perdido la conciencia o solo porque era confortante estar así.
—JongDae—. Como un murmulló salió de entre los labios del hombre, pero lo suficientemente alto como para que YiFan le escuchara.
—Lindo nombre, JongDae—. YiFan canturreo en el oído del hombre. —Kris.