Carta
(Capítulo Único)
Ya está todo listo, ya casi es hora que él llegue… detesto cuando sale a patrullar la frontera, detesto su ausencia. ¿Cuándo me volví así de dependiente de él? Y pensar que siempre negué nuestro compromiso, y pensar que siempre dije que era un error. ¿Quién lo hubiera imaginado? Yo, Yuuri Shibuya, he aceptado que Sir Wolfram von Bielefeld me gusta más que un amigo.
Planeo decírselo hoy, cuando llegue de patrullar, le pediré que se tome su tiempo y que me acompañe el resto de la tarde, cenaremos solo nosotros dos y luego se lo diré.
Quiero decirte aquello que
no conseguí decir jamás,
que he mantenido oculto en mí,
por mucho tiempo ya.
Hay un amor que crece en mí,
que no sé cómo esconder,
ahora te deseo junto a mí.
¿Cómo podré explicarle lo que me hace sentir, lo que sólo él, su sola presencia, lo que provoca en mí? Quiero decir, después de tanto tiempo en negación, ¿Cómo iniciar a decirle que todo cambió y que ahora lo veo de otra manera… de esa manera que con la que él siempre me ha visto?
Y no puedo negarlo, ya no puedo simular que no me afecta. ¿Cómo ignorar esas esmeraldas que me miran todos los días? ¿Cómo ignorar esa voz que me provoca escalofríos de placer? Definitivamente hoy se lo tengo que decir.
Quiero decirte sólo que
tú sigues siendo mi alegría,
cuando con ella estás así,
mis celos son una agonía.
Por todo aquello que me das,
aunque sin quererlo dar.
Esto te lo tengo que contar.
Después de estos cuatro años que he estado en Shin Makoku he notado que nunca he estado solo, Wolf siempre estaba ahí conmigo, él me recibía y cuando no era por algo de importancia o por que no se lo comunicaban… lo que nunca faltaba eran sus ojos llenos de ilusión o furia, depende si sabía o no de mi regreso. El caso es, que sólo me sentía bienvenido cuando Wolf me lo decía.
A pesar de los viajes y las tantas aventuras en las que nos veíamos inmersos, incluso superó su enfermedad del mar para ir conmigo… mi querido Wolf, hizo tanto por mí. ¿Por qué me tomó tanto darme cuenta del maravilloso hombre que es? Sólo sé que no quiero separarme de él nunca más.
De como cuando tú no estás,
la soledad se mete en mí,
y me doy cuenta que además
no me divierto ya sin ti.
En cambio si conmigo estás,
este oscuro gris será
de colores con la vida que le das.
Aún no sé cómo planteárselo… me siento cobarde, ¿Qué tal si le hago enfadar? ¿Qué tal si todo sale mal y me rechaza? ¿Qué tal que, después de tanto tiempo, diga que ya no siente nada por mí? Sin duda sería mi fin… ¿Cómo podría vivir sin Wolf? Sería imposible.
Me parece que ya viene, sus solados ya entraron a las caballerizas, es hora de ir por él. Vamos Yuuri, sé un hombre y ve hacia el amor de tu vida, sé un hombre y admite tus sentimientos a ese bello rubio. Me pregunto si hablar solo es normal… ya nada es normal en mí. Sólo quiero estar junto a él, sólo quiero decirle lo que siempre quiso escuchar… que lo amo y que lo gritaré a los cuatro vientos.
Y qué difícil es
el hablarte de esto a ti
que de amor no te gusta hablar,
ni conmigo, ni sin mí.
Tal vez porque
tienes miedo como yo,
de una respuesta que
pudiera abrir tu corazón.
Me acerco corriendo a las caballerizas, debo encontrar a Wolf, debo… No puede ser, esto no está pasando, ¿Dónde está Wolfram? ¿Y los soldados de su guardia personal? Estoy seguro que los vi entrar, pero no hay más caballos de los que siempre están. Tal vez me estoy volviendo loco. Tal vez mi ansia de verle me hizo alucinar.
--Yuuri, ¿Qué es lo que haces aquí? –escuché que Conrad me hablaba… ¿Conrad me llamó por mi nombre?
--Conrad… creí haber visto la guardia de Wolf, creo que mi deseo de verle me hace ver cosas. –intento reír, pero fallo en el intento, la mirada que Conrad me dirige es bastante rara, no me gusta.
--Yuuri, ven volvamos al castillo, debemos hablar. –me dijo mientras me guiaba dentro, algo me huele mal, sin duda serás malas noticias. Sólo sigo a mi padrino como alguien condenado a muerte.
Quiero decirte aquello que
no logré decir jamás,
que he mantenido siempre oculto en mí.
Hay un amor que crece en mí,
que no sé cómo esconder,
ahora te deseo muy junto a mí.
--Yuuri –iniciaba Conrad mientras se sentaba frente a mi –verás, Wolfram no volverá.
--¿Qué? ¿Por qué? ¿Pasó algo? –Conrad cayó mis preguntas mientras me brindaba un abrazo reconfortante.
--Hace treinta años que Wolfram ya no vive en Pacto de Sangre, Yuuri. Ustedes rompieron su compromiso, él se mudó a las tierras Bielefeld y tomó su lugar como heredero, conoció a una linda chica, se casaron y ya tienen dos lindas niñas… Cada año, Yuuri, desde su partida, en este día que celebran en la tierra como ‘día de San Valentín’, tienes una sucesión de alucinaciones, algunas leves como la de hoy u otras bastante elaboradas. Todas con lo que pudo haber sido entre él y tú si, si no hubieras roto el compromiso, si hubieras aceptado lo que sentías… Yuuri, éste día es de dicha y felicidad para todo Shin Makoku… menos para ti. Lo siento Yuuri. –susurró lo último.
--Yo también, Conrad, yo también lo siento.
Así que este día sólo me recuerda mi gran estupidez. Llorar no cambiará nada, mis alucinaciones seguirán como castigo autoimpuesto… lo merezco, mi estupidez fue demasiado grande. Lo siento Wolf, siento no haber luchado por ti.
Fin.