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Alas rotas / KaiSoo drabble por Lesly

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JongIn no era estúpido. Probablemente KyungSoo lo había creído, pero él definitivamente no lo era. Notó los cambios en el mayor desde el principio. Esos detalles que aparecían, primero pequeños, luego drásticos. Retrasos a la hora de reunirse para cenar. Manchas de labial en sus camisetas arrugadas —que claramente no le pertenecían—. Y luego el inevitable distanciamiento.

Su convivencia también se vio afectada cuando las discusiones bobas se agravaron; ya no solo se ignoraban el uno al otro con un límite de una o dos horas, sino que llegaban a las palabras hirientes. JongIn se daba cuenta de que KyungSoo se encerraba en el baño a llorar, pero sus lágrimas no eran las únicas derramadas.

Sabía la verdad, estaba seguro de ello, a pesar de que no había nada que lo confirmara directamente. Estaba cansado de la situación, pero una parte de él, la que carecía de dignidad temía perder al mayor. Por lo que calló, cerró la boca y se limitó a ver cómo el amor de su vida se le escapaba entre los dedos y él no podía hacer nada para evitarlo.

Al final, todo valía la pena cuando, por la noche, después de un día repleto de emociones fuertes y angustiantes, se consolaba con KyungSoo acurrucado entre sus brazos. En esos momentos lo sentía de él, solamente de él.

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Una calurosa tarde de Sábado, mientras KyungSoo se duchaba, preparándose para salir, JongIn tuvo la idea de revisar su teléfono. Con cautela, sintiendo miedo de ser descubierto, lo tomó. Al tener el móvil en sus manos temblando, sintió su corazón quemar dolorosamente con miedo de lo que pudiera hallar.

Una serie de números apareció en la pantalla. Él la sabía, pero aún así consideraba el que KyungSoo la hubiese cambiado. Arriesgándose, introdujo los números correspondientes a la fecha entre los cumpleaños de ambos. Sintió una felicidad confortante expandirse a través de él cuando marcó como contraseña correcta.

Fue directo a la bandeja de mensajes. Había al menos diez de su parte. Todos los demás eran de una tal "SoJin". Temeroso, abrió uno a uno. «Amor.» «Cariño.» «Te espero.» «Te amo.» Leer las conversaciones se sentía peor que ser mordido por cien perros y luego ser lanzado por un quinto piso. El último mensaje recibido señalaba una dirección.

El sonido del agua correr se dejó de oír, JongIn puso el celular en su lugar y esperó a KyungSoo sentado en la cama con las manos descansando en su regazo. Incluso las ganas de reclamar cualquier cosa se disiparon con el dolor. El mayor atravesó la puerta envuelto en una toalla. Tenía una sonrisa plantada en la cara, recordándole a JongIn una de las miles razones por las que lo enamoró. Supuso que se debía a su próximo encuentro con su amante.

Se aproximó hacia la cama, su cara era seducción pura. Empujó a JongIn sobre las colchas antes de encimarse e inclinarse hacia sus labios. JongIn miraba sus acciones con sorpresa, todo estaba sucediendo tan de repente.

Su respiración se volvió espesa al sentir las exhalaciones de JongIn hacer cosquillas en la piel sensible entre el cuello y la oreja. Un mordisco suave en su lóbulo lo sobresaltó.

—Se te hará tarde.

—Tengo tiempo de sobra —Repuso KyungSoo mientras besaba justo detrás de su oreja. El calor comenzaba a inundar la habitación, creando un ambiente agradable de erotismo puro.

Se sentía utilizado, el daño que KyungSoo le causaba a su corazón superaba por mucho cualquier dolor físico. Intentó zafarse, empujando al mayor, pero él solo se aferró ejerciendo más fuerza.

—Por favor, JongIn —Rogó—. Quiero esto, por favor.

No se pudo negar, después de todo, él, más que quererlo, lo necesitaba.

Terminaron teniendo sexo rápido.

—Bebé, vuelvo más tarde, estaré aquí para cenar juntos.

Asintió sin ganas. La felicidad y una extraña tristeza se revolvían en su estómago, dándole nauseas. KyungSoo besó rápidamente sus labios antes de terminar de vestirse.

—Mañana tenemos una comida con mis padres —Decía al subirse al cremallera del pantalón. Antes de salir por la puerta, se giró. JongIn juraría que vio lágrimas asomarse en sus pupilas—. JongIn, te amo. Lo sabes ¿no?

Él murmuró un "sí" en respuesta. Luego se quedó solo.

Por un momento juró sentir la honestidad en las palabras pronunciadas; quería engañarse creyendo que eran verdad.

Estaba consciente de que no podía retener a KyungSoo por siempre a su lado. En cambio era él quien tenía las alas rotas, impidiéndole volar lejos, aún sabiendo que KyungSoo en cualquier momento podría abandonarlo, volar y encontrar su propio camino.

Pero JongIn prefería compartirlo antes que perderlo.


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