El club de acompañantes “Oro” poseía muy buena fama, tenía a las personas más adecuadas para aquel trabajo. Dentro de todos los trabajadores tenían a siete personas seis chicos y una chica, fueron apodados “las siete maravillas” y eran los más populares y codiciados dentro del lugar.
-Kabuto dejo la lista de los clientes para hoy-dijo Yamamoto
-apenas llegamos y ya tenemos trabajo-se quejo Naruto
-debimos haber pedido más vacaciones-suspiro Kuroko
-trabajo es trabajo-sonrió Yamaguchi
-que envidia…ustedes cuatro, son como hermanos y todo porque viven juntos-carcajeo Takao
Uzumaki Naruto, Kuroko Tetsuya, Yamaguchi Tadashi y Yamamoto Takeshi se conocieron hace algunos años atrás en condiciones que no eran las mejores, ninguno de ellos tenía una familia y cuando se les ofreció la oportunidad de ganar dinero fácil siendo acompañantes no lo pensaron dos veces, compraron una casa y el lazo de amistad que crearon los llevaron a vivir juntos, ellos se sentían parte de una pequeña familia.
-Tadashi… ¿es verdad que vas a entrar a la misma escuela que yo?-se entusiasmo un pequeño chico de cabello naranja
-sí, bueno no solo yo, Naruto, Takeshi y Tetsu también estarán allí
-que suerte Hinata los vera en la escuela y también en el trabajo-sonrió Mishiru
Mishiru era una mujer alta y hermosa de cabello celeste, tenia gestos que demostraban que era una dama, su piel fina era envidiable además de un cuerpo que parecía irreal, pero no era solo su aspecto físico el cual la había convertido en una acompañante deseada, más bien era su actitud la que resaltaba.
Una vez listos, entraron al gran salón donde había mucha gente, al escuchar que las siete maravillas habían regresado de sus vacaciones, un gran número de personas llego ese día solo para poder observarlos, no podían atender a mas de tres clientes por noche, era una regla del lugar.
-Tetsu, me alegra verte
-Aomine-kun…de todas las personas tenías que ser tú
-no sean tan frio conmigo, después de todo el tiempo que pasamos juntos-poso su mano en la rodilla de Kuroko-deberíamos de poner nuestros cuerpos al día
-apenas llegue hoy y ya quieres hacerlo… ¿Eres un animal?
-solo si se trata de ti-le sonrió
Pero la verdad es que estaban cansados de tener ese tipo de vida oscura y sucia, ya era tiempo de buscar una pequeña luz en sus corazones.
Luego de la ceremonia de entrada, se dirigieron a sus respectivos salones, Hinata y Yamaguchi quedaron en el mismo curso, y los demás en distintos. Se juntaron todos para comer juntos, como era de costumbre, Naruto fue el primero en hablar y prácticamente no se silencio hasta que se cansó. Yamamoto camino con Kuroko hasta la cafetería para comprar algo de beber, cuando una persona choco con el pequeño provocando que se le cayeran las cosas que llevaba en sus manos.
-ten más cuidado-dijo un chico alto de cabezo rojo y ojos intensos
-no me grites a mí, chocaste con el-Yamamoto sonrió y apunto hacia Kuroko
-lo siento, no sabía que estabas aquí-lo ayudo a recoger lo que se cayo
-sin problemas, ya me acostumbre-exclamo Kuroko sin ninguna expresión en su cara
-crees que te esperaremos por siempre, muévete de una vez-dijo un chico alto de lentes que estaba un poco más lejos de ellos
Mientras almorzaban, Yamamoto les propuso a los chicos que renunciaran al trabajo, podrían vivir bien con todo lo que habían juntado, era el momento indicado para tener una vida normal. Al conversarlo todos estuvieron de acuerdo, por lo que esa misma tarde, el chico de cabello negro fue solo a presentar la renuncia. Al principio jefe se negó ya que eran las mejores estrellas que tenían, pero eso no le importaba al chico, estaba dispuesto a salir de allí.
Al día siguiente, sintió como las cadenas que los ataban habían sido removidas, esta era una gran oportunidad para ellos. Gracias al carisma de Yamamoto era querido por todos, se volvió representante de clase sin ningún problema, pero había una sola persona que lo odiaba.
-Gokudera…solo quiero saber el porqué me odias-sonrió
-solo déjame en paz idiota del beisbol- se dio vuelta
-vamos llevémonos bien
-imposible…¡ya dije que me dejaras en paz!
Había algo en ese chico de personalidad rebelde que le llamaba la atención, por eso siempre buscaba una excusa para molestarle. En el otro salón Kuroko revisaba su mochila buscando un cuaderno, noto que estaba el de Naruto y no el suyo, seguramente se confundieron. Antes que llegara el profesor se encamino en busca de su cuaderno.
Cuando abrió la puerta del salón vio a un montón de chicas alrededor de algo que tenia forma de persona, lo busco con la mirada. Estaba atrás sentado con una expresión algo molesta. Lo llamo y le entrego el cuaderno, espero a que le entregara el que le pertenecía.
-¿te paso algo?-le preguntó Kuroko
-no, es solo que ese tipo me molesta-miro en dirección en donde estaba el montón de chicas
-así que después de todo si había una persona allí-suspiro-no andes por allí buscando pelea Takeshi se molestará
-ya lo se
Kuroko camino de regreso a su salón y paso por afuera de donde estaba Yamaguchi, hecho un pequeño vistazo y vio el pecoso sentado al final del salón leyendo un libro, como siempre estaba solo, Kuroko sabia cuán difícil era iniciar una conversación cuando ese no es tu punto fuerte, pero noto algo que llamo su atención, había una persona que lo estaba mirando. El sonido de la campana lo saco de sus pensamientos y regreso rápido a su salón.
-hey-dijo el chico de cabello rojo mientras se sentaba en el asiento de adelante, dejo una caja de jugo en el asiento de Kuroko-siento lo ayer
-dije que no había problemas… ¿acaso somos compañeros de clases?
-eso… ¿Cómo no recuerdas las caras de tus compañeros maldito?-suspiro-soy Kagami Taiga
-Kuroko Tetsuya
-si no te has unido a ningún club, ¿Por qué no te unes al de baloncesto?
-entonces… ¿el jugo es un tipo de soborno?
-maldito…-carcajeo-tómalo como quieras, si te interesa hoy tenemos practica
Kuroko no era muy bueno en los deportes y menos en lo que se dependía de un equipo, pero pensó en lo que le dijo Yamamoto “debes de ser mas social, divierte…se mas como Naruto”, un escalofrió recorrió su cuerpo al pensar ser igual que él, pero tal vez no sería malo intentarlo, después de todo no tenía nada que perder.
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