—Claro que me voy a cuidar, amor, sabes que siempre lo hago…
—Lo sé, solo quiero que te cuides mucho, ¿sí? Es muy tare y no podré llegar al aeropuerto para despedirme de ti, pero voy a hablarte mañana temprano para saber cómo estás…
Sungyeol y Sunggyu estaban hablando por teléfono sobre el viaje que haría el primero, aunque el muchacho siempre creyó que su novio se preocupaba por nada, le parecía un detalle muy tierno de su parte que lo llamara incluso durante el trabajo para despedirlo esa misma tarde.
—No va a pasarme nada, solo estaré con el príncipe dos semanas, luego volveré y seré completamente tuyo, podremos salir a comer esa misma noche si lo deseas, ¿está bien? —se escuchó un resoplido al otro lado de la línea y luego la voz del contrario aceptando el trato. Ambos colgaron y Sungyeol le mandó uno de esos besos por teléfono que hacía que a su novio se le sonrosaran las mejillas frente a sus compañeros de trabajo en la oficina.
El chico se sentía afortunado, su jefe lo había escogido a él de entre todos sus compañeros para viajar a Inglaterra y visitar al príncipe que estaba deseoso de guardar su dinero y fortuna en un banco de Corea del Sur; por su comportamiento a su edad a nadie le parecía un chico maduro, pero las apariencias engañan y Sungyeol había demostrado en apenas unos meses desempeñar muy bien su trabajo en el banco, a pesar de que aún lo trataban como el chico nuevo.
Se aseguró de cerrar muy bien la puerta de su casa y dejarle mucha comida a su mascota yeye antes de salir de casa, por supuesto que iba a extrañar su hogar durante las dos semanas, pero su trabajo era más importante que la nostalgia; metió las maletas a la cajuela del taxi y abordó el asiento trasero del vehículo. El viaje fue silencioso, revisó que sus todos sus papeles estuvieran en orden, y no le faltara nada, llegó al aeropuerto y bajó, sacó las maletas del auto y dio al conductor una buena propina por haberlo esperado en la puerta de su casa mientras se despedía por teléfono de su novio. Iba a buen tiempo, subió al avión y tomó el asiento junto a la ventanilla, no le gustaba compartir su espacio con nadie, así que como siempre, los dos asientos eran solo para él. Las horas de camino fueron muy cortas, estuvo repasando sus lecciones de inglés y los mapas de la ciudad para no sentirse perdido una vez llegara al país de las sombras, como todos sus compañeros en el trabajo le llamaban.
Unas horas más tarde el avión aterrizó, el cielo comenzaba a oscurecer, el viaje fue agotador, seguiría su viaje mañana por la mañana pero antes consiguió un hotel dónde pasar la noche.
—¿A dónde te diriges? —Preguntó amablemente el hombre junto a él durante la cena—
—Iré a ver al príncipe —respondió y el semblante del joven palideció de repente, giró la cabeza y hacia el lado opuesto y acto seguido le dedicó sus palabras del más sincero pésame. La cocinera también pareció asustarse al escuchar su lugar de destino, los murmullos comenzaron a oírse por todo el comedor y las personas lo señalaban con los dedos sin dejar de mirarlo, el resto de la cena fue así.
No entendía la reacción de todos allá abajo, ¿qué había de malo con que visitara al príncipe de Inglaterra. En los libros decía que después de la muerte de sus padres nunca quiso ocupar su lugar como rey, ellos habían muerto de una manera muy extraña, protegiéndolo de algo que hasta la fecha solo el mismo Kim Myungsoo conocía y que nunca había hablado de ello en público, diciendo que era para no ofender la memoria de sus padres.
Miró por la ventana y notó que ya no había nadie en la calle, niños en parque jugando o trabajadores corriendo a su casa para llegar con sus familias, todos corrían a su casa cuando caía el sol, las calles de la cuidad quedaban vacías y un silencio sepulcral reinaba por todas partes, solo las luces de las farolas en lo alto de la acera impedían que el lugar se desvaneciera en completa oscuridad, algo extraño para una ciudad tan visitada por los turistas en esa época del año y el único mes que el sol siempre estaba presente y no había grises nubes que lo cobijaran.
Una de las meseras, que por cierto era muchos años mayor que él, le recomendó salir al mediodía, y así lo hizo. Se levantó con los rayos del sol y pasó a la cocina por algo para comer, todavía las personas se asustaban al mirarlo.
—Sungyeollie…