Se podía percibir algo en el aire. El dulce aroma de la humedad despedido por las plantas de alrededor del inmenso patio principal, junto con los ánimos de los jóvenes que se paseaban por allí. Definitivamente el verano había llegado. Pero no solo era eso. De entre todos los jóvenes, uno en específico despedía una inmensa aura de ingenuidad cargada de sentimientos emotivos y hasta cierto punto, inocentes.
Edward se quitó el mechón de cabello que le caía sobre la frente, aunque sabía que este caería irremediablemente sobre el mismo lugar en cuanto menos se lo esperara. Sacó se los bolsillos de su pantalón el par de audífonos color blanco y los coloco en sus oídos mientras esperaba que alguno de sus compañeros de grupo llegara. ***Desventajas de la primera semana de clases: No medir el tiempo de casa a la escuela y llegar sumamente temprano***.
Mientras su mente se perdía en una canción de su grupo de rock preferido, los recuerdos lo invadieron, recordándole que hace tan solo una semana antes, había venido que le mostraran las instalaciones del plantel y a conocer a sus compañeros de grupo. O al menos la mayoría. Los superiores le informaron que algunos compañeros de cambio de turno, siempre se implantaban hasta comenzar las clases, por lo que no era de sorprender que hubiera alguna que otra cara nueva entre la multitud.
El sonido del timbre de su teléfono interrumpió de golpe la canción que estaba escuchando, devolviendo a la realidad. Tomó el teléfono entre sus manos y abrió el mensaje: * No te preocupes que Andy y yo llegamos en un momento ¿vale? ¡Te quiero!*
De entre todas las personas que se esperaba encontrar el día de la inscripción, Alice, la chica que fue su confidente y mejor amiga en la primaria, seguramente no figuraba en su lista. No solo resulta que ambos se habían inscrito a la misma escuela, si no que por pura casualidad, ambos terminaron en el mismo grupo. Desde ese día ambos jóvenes pasaron todo lo que quedo de la semana platicando por internet junto con Andy, una chica bastante mona.
Al poco tiempo la gente empezó a llegar, chicos, chicas, todos se saludaban entre sí y Edward non era la excepción. Aún no memorizaba los nombres de todos pero si de la gran mayoría, lo cual supuso sería una ventaja con los primeros trabajos en equipo. De improviso, un par de manos pequeñas y delicadas se colocaron sobre sus parpados, logrando de inmediato adivinar a quien pertenecían.
-Hola chicas, por un momento pensé que un auto las había atropellado en el camino o algo así.- dijo el chico de pelo azabache al momento que apartaba las manos de sus ojos.
-También me alegro de verte. Gracias por preguntar.- dijo Alice mientras acomodaba su ondulada y castaña cabellera en una sencilla cola de caballo.
-No creías que te ibas a librar tan fácil de nosotras ¿o sí?- respondió Andy colocándose un mechón de su cabello negro detrás de la oreja.
-Hierba mala nunca muere ¿no?-
-Hmp, muy gracioso Edward, muy gracioso.-
-Bueno ¿qué opinas de los demás?- pregunto la pelinegra mientras le daba un ligero codazo en el vientre al chico.
-Pues, todos son muy agradables...-
-¡Ja! Eso dices ahora, pero aún no los conoces realmente ¿o sí? Y eso sin mencionar a los cuatro chicos nuevos que aún no hemos visto.- dijo Alice mientas caminaba en círculos de manera aterradora alrededor de los otros dos.
-¿Cómo te enteras de estas cosas?- preguntaron ambos al unísono.
-Tengo mis contactos cariño. Confórmate con eso- dijo mientras posaba su dedo índice en los labios de Edward. Ese gesto podría haber sido interpretado de manera seductora... si Edward no fuera gay. Alice fue la primera en darse cuenta cuando estos eran antiguos compañeros, consiguiendo de esta manera ganarse su confianza.
-No sé si aterrarme o alegrarme de que seas mi amiga-
-¿Y bien? ¿Ya socializaste con alguien o necesitas que mami te enseñe como se hace?- Andy reacciono a rodar los ojos al ver la relación de mejores-amigos-que-se-fastidian-el-uno-al-otro-todo-el-rato y a soltar una leve risilla al verlos actuar de esa manera.
-Bueno, ese chico de allí se llama Axel y...-
-¡Oh! ¿No han empezado las clases y ya ligando Edward? ¡Tú no pierdes el tiempo!-
-¿Q-qué?- Casi por obligación, Edward volteo a ver a Axel de reojo. Ambos eran bastante parecidos, solo que Axel utilizaba lentes, era un poco más alto que él por supuesto, Axel no era para nada pudoroso, a comparación de Edward. El chico no tardo en sentir una mirada sobre él, y, al percatarse de que se trataba de su nuevo amigo, instintivamente le sonrió.
-¡N-no seas ridícula! ¡Solo somos amigos!-
-Está bien. Si tú lo dices...-
-¡¿Cómo que si yo lo digo?! ¡Oye!- dijo él antes de perseguir a Alice a toda velocidad, dejando a Andy sola para poder reírse con libertad.
***
-Muy buenos días jóvenes. Yo seré su tutor a lo largo de este ciclo escolar. Si tienen algún problema con sus materias o con sus compañeros, les suplico me informen sobre ello para encontrar una solución…- Mientras el profesor que se encontraba en el aula se encontraba dando la ya bien conocida platica de bienvenida a los nuevos alumnos, Edward se perdió en sus pensamientos ¿Cómo sería el estudiar la preparatoria? Todo el mundo siempre la había dicho que era una etapa decisiva y que debía estar preparado. Por otra parte, también sabía por experiencias anteriores en la familia, que en esta etapa, la mayoría de sus tíos y primos mayores habían encontrado a sus actuales parejas. Edward nunca había tenido una pareja. A lo largo de toda su vida, siempre había creído que una pareja era algo por lo cual preocuparse cuando fuera mayor, pero ahora…
-…y para terminar con la plática, les pido que les den un buen recibimiento a los compañeros que se integraran con ustedes el día de hoy-
Los nuevos. Casi de manera automática, el rostro de Edward se levantó de la banca para observar a cuatro chicos nuevos, tal y como Alice dijo. Una chica pelirroja llamada Regina, otra chica castaña llamada Karla, un chico bien parecido de nombre Víctor y… los ojos de Edward se abrieron de par en par y pudo sentir como el color invadía sus mejillas con rapidez. El último chico de nombre Sebastián, era alto, no era tan fornido como Víctor, pero no se quedaba atrás, tenía el cabello castaña perfectamente acomodado y unos ojos de color café claro que incitaban a perderse en ellos. Mientras este caminaba de camino a su respectivo lugar, ambos hicieron un breve contacto visual. Él lo miro con esa profunda mirada y el pulso de Edward se disparó.
Durante las primeras horas de clases, Edward no fue muy consciente de lo que acontecía a su alrededor, lo único que sabía con certeza era que le fue imposible apartar su vista de Sebastián en cada oportunidad que tenía para verlo.
-¿Edward?- dijo Andy mientras pasaba su mano repetidas veces frente a los ojos del chico, sin éxito alguno en su propósito por obtener su atención.
-¿Eh?-
-¿Está todo bien?-
-Eh… si claro…- dijo mientras buscaba enfocar su vista nuevamente en el rostro del castaño. De pronto detuvo toda acción que estaba realizando solo para darse cuenta de algo. No. No podía ser verdad. Solo llevaba unas cuantas horas de conocerlo. No podía ser eso. No. De ninguna manera podía sentir eso por el tan pronto ¿no? Edward se llevó las manos a la cara y dejo escapar un profundo suspiro *** Este va a ser un largo año escolar***.