Era un sábado temprano por la mañana, tenían el debido permiso para tomarse el día libre. Los nervios atacaban de nuevo, en especial en el cuerpo del catcher. “No estés tan tenso Kazuya, ellos no son ogros. Además de que si no me apoyan entonces, no pasó nada. El único apoyo que necesito es el tuyo, si tu no estuvieras yo estaría destruido” dijo poniendo su cabeza en el hombro del contrario “Tengo sueño, dormiré un rato. Tú también deberías hacerlo, el viaje en metro es un poco largo y acaba de empezar así que relájate”sugirió tomandolo de la mano, para luego quedarse plenamente dormido.
El de gafas pensaba que era imposible conciliar el sueño, estaba tenso y preocupado, pero antes de poder darse cuenta también logró quedarse dormido... Aunque para él fueron unos segundos de tranquilidad, al abrir los ojos se dio cuenta que ya estaban llegando a su destino, Nagano. “Despierta Kazuya, ya llegamos” una dulce voz le hace despertar por completo y darse cuenta de la realidad.
“Ahh si, vamos” dijo fingiendo confianza y entusiasmo. Salieron del metro y comenzaron a caminar “Mi casa queda cerca así que pronto llegaremos” el pitcher no demostraba tener temor, parecía alegre. “Bueno debe ser porque hace tiempo no ve a sus padres” pensó el más alto.
“Aquí es” al escuchar esto, el catcher tragó saliva y reunió el valor para tocar el timbre. El menor optó por ocultarse detrás del otro. “¡Oye ahora no te acobardes!, ya alguien saldrá a abrir la puerta”, terminando de decir esas palabras, la puerta se abrió y frente a ella se encontraba una mujer.
“Hola ¿se te ofrece algo?” preguntó la señora. “Buenos días, déjeme presentarme. Mi nombre es Miyuki Kazuya soy de la Preparatoria Seidou, juego en el equipo de baseball-”. “¿¡Eres compañero de Eijun!? ¡Así que vienes desde Tokyo! Pasa adelante, te prepararé un té” respondió emocionada.
“Ahh espere un momento... antes de que me invite a pasar me gustaría decirle algo muy importante con respecto a su hijo” dijo firmemente el más alto. “¿Qué sucede, le ocurrió algo malo a Eijun?” preguntó preocupada, cuando vio que por detrás del joven con él que conversaba se asomaba tímido aquel rostro que tanto extrañaba. “¿Eijun? ¿Qué haces ahí escondido?” le pareció raro su comportamiento.
“Eijun, deja de esconderte” ordenó el mayor. A Sawamura no le quedó más opción que mostrarse, andaba con una camisa bastante holgada para disimular el tamaño de su barriga. Su madre le observó con detenimiento para luego formular “¿Qué has estado comiendo? Engordaste muchísimo, aunque ese no es el punto. Ven y dame un abrazo”.
El menor quería ir y abrazar a su madre pero vio pertinente primero levantar su camisa para dejarle en claro que su tamaño no era provocado por la comida. Al hacer esto la expresión en su rostro cambió, fue toda con combinación de emociones. Su madre colocó sus manos en su boca, en signo de impresión y las lágrimas empezaron a recorrer su rostro.
Para el menor esta vista era algo dolorosa, se bajó la camisa y clavó su mirada de arrepentimiento en el suelo, definitivamente no había nada más angustiante que verla de ese modo. Miyuki ante este escenario rodeó con su brazo al más bajo diciendo “Eijun y yo somos pareja, soy el responsable de haberlo embarazado. Estoy más que apenado por hacer de esta la primera vez que nos conocemos, pero por favor perdónenos y bríndele su apoyo”.
Al escuchar tanto alboroto el padre se Sawamura, quién se encontraba en su habitación, salió “¿Qué es lo que pasa querida? ¿Quién está en la puerta?” al darse cuenta que su esposa se encontraba llorando se alteró un poco “¿Qué pasa, por qué lloras?” al terminar de cuestionar esto, pudo visualizar a su pequeño en la entrada junto con otro chico. Antes de que pudiera decir algo notó aquel bulto que ya no se podía esconder.
Su mente quedó en shock, pero no era momento para reaccionar de igual manera. Intentó calmarse y les dijo que pasaran a la sala. Por lo que se sentaron los cuatro un poco más calmados...tan sólo un poco. El llanto de su madre ya había ido cesando por lo que pudo decir “...Eijun”.
Al escuchar esto el menor levantó la mirada y vio el rostro amable de aquella mujer. “...Ma..má....papá...” era difícil hablar en esta situación tan tensa. “Señor y Señora Sawamura, realmente lamento haber causado esto. Y-yo voy a hacerme completamente responsable...cuidaré muy bien de su hijo y de el bebé...” dijo haciendo una reverencia en muestra de su arrepentimiento.
“¡Ejem! Antes que nada, no sé quién diablos eres. ¿Dónde vives? ¿Qué edad tienes? ¿Cómo te llamas? ¿Cómo planeas mantener al bebé?” planteó su padre seriamente. El de gafas se sintió idiota al haber olvidado presentarse ante su suegro. “...Cierto, disculpe. Soy de Tokyo, tengo diecisiete años, mi nombre es Miyuki Kazuya y pues por ahora... podría buscar algún trabajo de medio tiempo,... por supuesto que luego de que me gradúe conseguiré un trabajo estable...” contestó nervioso, ya que después de todo realmente no había pensado mucho en ello.
“Ya veo” contestó el contrario rascándose la barbilla “¿Y tú que tienes que decir al respecto Eijun?” formuló dirigiendo su vista al menor, el cual se tensó, quería huir de nuevo. “...Y-yo.... lo siento... debe ser decepcionante tener un hijo tan irresponsable como yo...” contestó cabizbajo.
“¡No puedo creer que estando tan joven cometieras semejante estupidez!” dijo alzando el tono de voz, se encontraba un tanto enojado, pero ya había sucedido, lo único que quedaba era aceptarlo. “...Pero... lo hecho, hecho está... ¿o no?” dijo mientras suspiraba.
“Eijun... ya no se puede hacer nada... cuentas con mi apoyo...ya que eres mi hijo, te amo” habló su madre quién ya se había logrado calmar, en su pecho sentía angustia pero a la vez felicidad, no esperaba ser abuela tan pronto. Pero sabía que debía de apoyarlo. Con sus ojos llorosos Sawamura sintió un poco de alivio y fue a proporcionarle un abrazo a su madre. “También cuenta conmigo” respondió su padre uniéndose al abrazo.
La escena era muy conmovedora, aunque el de gafas se sentía un poco excluído del ambiente amoroso de la habitación, pero a la vez comprendía que para el menor el apoyo de sus padres era algo vital. El abrazo terminó y de nuevo se sentaron en sus lugares. “Realmente no puedo creer que Eijun vaya a ser padre, pero es inevitable, por lo que brindaremos nuestro apoyo tanto emocional como económico. Aunque antes que nada te tengo una pregunta.¿Tú realmente estás calificado para soportar la carga que conlleva ser padre?, bueno no sólo eso... ¿Eres capaz de soportar a nuestro molesto hijo? O sea... ¿Realmente lo quieres?”.
Sawamura volteó curioso la mirada hacia donde el de gafas. “...Bueno, primero que todo haré todo lo posible por se un buen padre, nadie al principio sabe muy bien lo que hace, yo fui parte de esto por lo que estaré listo para llevar esa carga junto con Eijun. Y por la otra parte... si no fuera capaz de aguantarlo, desde un principio no hubiera hecho nada de esto con él... yo en serio lo quiero, de no ser así entonces lo hubiera culpado de infidelidad o habría negado la responsabilidad, así que por favor confíen en mí, cuidaré muy bien de los dos”.
Dicha respuesta había parecido convencerlos, o al menos lo suficiente para aplacar sus sentimientos de preocupación. El ambiente había empezado a tornarse menos tenso, más natural y tranquilo, entonces comenzaron a tener una conversación normal en la cual poco a poco la familia empezó a unirse. Hasta que después de un rato de platica, la puerta se abrió violentamente, apareciendo la figura de un señor mayor.