“¿Es cierto que Eijun está aquí? Uno de los vecinos me contó que lo vio pasar, así que vine lo más rápido posible” habló un poco agitado. Al entrar a la sala se dio cuenta que algo extraño pasaba, ahí en la mesa se encontraba el joven pelicafé, sus padres... y un extraño. Viendo esto, pensó que su nieto había venido de visita y que con él había traído a un amigo de su Preparatoria.
Sin darle mucha importancia se unió, sentándose al lado de Miyuki. “Buenas...” dijo el de gafas amablemente -“Ohh cierto... Eijun me había dicho que debía preocuparme más por su abuelo que por sus padres, así que debo ser amable”- pensó. “Buenas, ¿eres amigo de Eijun?” preguntó el señor. “S-sí lo soy... algo así ...haha” respondió fingiendo estar super alegre. “Eso significa que eres de Seidou ¿Verdad?, es una gran Preparatoria. Eijun no quería irse hasta allá, qué idiota ¿no crees?”.
Todos en la sala se tensaron al ver que el abuelo aún no había notado la “sorpresa” que traía Sawamura y que peor aún, estaba tratando de lujo a quién probablemente pronto estaría ahorcando. “...Ahh si...hubiera sido un desperdicio no aprovechar la invitación a Seidou” contestó poniéndose cada vez más nervioso. Todos se miraban de forma disimulada, como buscando al que sería el valiente de enfrentar al abuelo.
“¿Qué sucede?, los notó muy callados. Y aparte de eso ¡Eijun! ¿Acaso no piensas venir a saludar a tu abuelo? O al menos vamos afuera para que me muestres tus lanzamientos.” El menor pegó un brinco de sorpresa “Emm... verás abuelo...he he hay algo muy emm interesante que debes saber” dijo para posteriormente tragar saliva. “¿Qué? Ya no me está gustando esto ¿¡Acaso te expulsaron del equipo!?, joder eres tan idiota. ¡Ven acá voy a darte una lección!” dijo casi que tirándose por encima de la mesa para golpear a Sawamura.
“¡WAHH! ¡¡Espera abuelo!!” exclamó mientras se cubría con sus brazos. “¿Qué pasa, te volviste tan débil que ya no aguantas ni uno de mis golpes?” retó continuando con la acción mientras los padres del menor intentaban sujetar al agresivo anciano. “Me pregunto que diablos está sucediendo aquí” pensaba el chico de gafas mientras observaba el alboroto. “¡YA BASTA!” sentenció poniéndose de rodillas golpeando la mesa, en la sala únicamente quedó el silencio.
En dicha posición el bulto de Sawamura era perfectamente visible, “Déjame hablar primero...abuelo, yo-”. “¿¡Pero qué mierdas dices!?, ¿¡Crees qué no puedo ver!? ¿¡De qué tanto me vas a hablar!? ¿¡Piensas que nací ayer!?” gritó enfurecido, luego dirigió su mirada hacia el joven que se encontraba a su lado “...¡FUISTE TÚ! ¿¡VERDAD!?, ¿¡¡Cómo diablos se te ocurre hacerle algo así a Eijun!!?”.
Miyuki no sabía que hacer, ya que antes de poder reaccionar tenía al anciano encima suyo golpeándole con toda su fuerza, él en realidad estaba molesto...muy molesto. “Wahh d-disculpe...auch!... ¿Podemos c-conversar?” intentada dialogar, pero era imposible. “¡¡No tengo nada de que hablar con alguien como tú, vete de esta casa!!”.
“¡Padre detente! Él es un buen chico, déjalo hablar” rogaba su hijo. “¡No me digas que así de fácil lo aceptaste! ¡Estás mal de la cabeza!, quiero que se vaya de inmediato” ordenaba furioso. “¡Abuelo! ¡Por favor, espera!” suplicaba el pequeño. “Y tú también...”.
“¿Eh?” se preguntó confundido. “Tú también vete, no puedo sentirme orgulloso de un nieto que se fue a una prestigiosa Preparatoria para jugar baseball y que cuando viene a visitarme resulta estar embarazado... es una vergüenza, ya váyanse”. La sala se silenció de nuevo, aunque no se mantuvo por mucho tiempo.
Con la cabeza baja el menor habló “Si eso es lo que quieres, si lo único que te provoco es vergüenza... está bien, entonces no me volveré a pasar por aquí. Vamos Kazuya, no puedo permanecer más tiempo en este lugar”. Miyuki se levantó primero para ayudarlo a ponerse de pie. “Luego hablamos” comentó mirando a sus padres.
“Gracias por la comprensión y disculpen las molestias” dijo el de gafas haciendo una rápida reverencia para luego salir. En ese instante sabía que su amado pitcher estaba destrozado, sus padres lo habían tomado bastante bien, pero era necesaria la aprobación de toda la familia para lograr la satisfacción plena. A pesar de que él había dicho que no necesitaba el apoyo de nadie más que el del catcher, era obvio que eso no podía ser cierto.
No era un momento para hablar, pero tampoco para quedarse en el silencio “Tus padres son muy agradables, es bueno que nos apoyen” comentó intentando alegrar el ambiente “A pesar de que al principio se sorprendieron mucho” el contrario no respondía por lo que Miyuki siguió hablando solo “¿Sabes? Estoy seguro que tu madre no lloraba de tristeza... ¡al contrario!, ella estaba muy feliz, pero enterarse de que su pequeño hijo tendrá un bebé le hizo sentir que ya estas creciendo”.
Se montaron al metro el cual iba casi vacío, al sentarse el mayor le abrazó colocando la cabeza del contario en su pecho, ya estaba cayendo la noche. “No te preocupes tienes el apoyo de tus padres, del equipo y el mío” dijo intentando de reconfortarlo. Aún ni de ese modo salían las palabras, Miyuki comprendía así que dejó de insisitir, en ese instante sintió algo mojado y tibio caer sobre sus piernas.
No lo había visto llorar desde el día que se enteró de la noticia, su corazón dolía ya que no quería ver sufrir a la persona más importante para él. Por lo que lo abrazó con más fuerza “No te preocupes aquí estoy yo” le dijo en el oído. El menor levantó el rostro y lo miró... “Lo sé...gracias... por eso te amo”.
El de gafas se sorprendió un poco al escuchar eso, nunca antes ninguno de los dos lo había dicho, eran palabras ya de otro nivel, y Miyuki se las tomaba muy en serio. Su corazón estaba latiendo con tanta intensidad que se sentía estúpido, tenía que responder algo, le estaba brindando apoyo a su pareja así que era necesario contestar. Se encontraba confundido, sabía que lo quería y demasiado, pero no tenía claro en qué punto se pasa de querer a amar.
Tendría un bebé con ese chico, había hablado ya con sus padres, eran pareja, todo el equipo lo sabía, quería estar con él siempre, protegerlo, ayudarlo, apoyarlo y darle todo su amor... ¿amor?... “¿Esto es a lo que llaman amar?” se preguntó en su mente el mayor.
Continuó mirando al contrario, frente a él tenía el rostro más hermoso para sus ojos, a pesar de estar mojado por las lágrimas le parecía adorable, mientras más lo veía su corazón más se aceleraba. Puso sus manos en ese rostro limpiándolo delicadamente... “Yo también... te amo” contestó posando luego sus labios sobre los contrarios.