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El Último Amor De Un Emperador por nunigurii999

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Notas del capitulo:

Bueno como ayer tuve un ratito libre y muchos comentarios que me motivaron a seguir escribiendo, aqui les traigo el siguiente capítulo.

Sé que Naruto y Sasuke están acutando un poco fuera de caracter, pero uno es porque está asustado y al otro le acaba de pegar la flecha del amor. Más adelante recuperarán su caracter habitual.

                        Todos los presentes guardaban silencio, nadie hacia un ruido. Ni la más ligera respiración se podía escuchar en la gran habitación que ocupaba el templo. El emperador y la emperatriz estaban sentados en un par de tronos de oro, madera y mármol esculpidos al fondo con voluminosas ornamentas en sus cabezas y kimonos blancos. Frente a ellos el futuro emperador con un kimono rojo y el cabello negro lleno de ornamentas en jade y preciosos rubíes. Naruto sostuvo su respiración, no podía exhalar, todo había llegado a un punto crítico en el que no había vuelta atrás. Se quedó un momento de pie mirando a su alrededor, todos tenían la cabeza hasta el suelo y esperaban por su llegada hasta el altar del templo. No quedaba más, tenía que continuar. Al escuchar una campanilla detrás de su cabeza sabía que el momento había llegado y comenzó a andar hasta el altar donde lo esperaba el que sería su futuro esposo y emperador.
Sus pasos iban afligidos, pero firmes. Tenían que soportar el peso de una gran mentira, de la traición de lo que sería todo su ser en esos momentos. No tenía idea de lo que estaba pasando, solo sabía que estaba allí y que no quedaba más que hacer aquello para lo que lo habían estado preparando toda su vida.
Su cabeza y su cuerpo avanzaban perfectamente derechos, sus ojos azules cerrados como ventanas ante el sol. Llegó hasta donde lo esperaban el sacerdote y el futuro emperador. Se colocó en su lugar, dio media vuelta y se escuchó otra campanilla detrás de su cabeza. Lentamente abrió los ojos y encaró al que ya no tardaría en ser su esposo. Era muy alto y de aspecto severo, su cabello largo y negro caía en puntas a lo largo de su espalda y sus ojos negros eran como posos sin fondo en los que la más brillante luz se podía perder de vista para siempre. Sin dudas era bastante mayor que Naruto, tendría unos 28 cuando menos y su padre lo había sobrevivido para esas alturas del trono.

Sentía como la sangre se le congelaba en la garganta, no podía pasar saliva y la respiración se le escapaba con dificultad entre pequeños jadeos. No sabía por qué pero ese hombre le imponía mucho y no tenía ni la más remota idea de cómo iba a ser capaz de lidiar con su mera presencia todos los días por el resto de su vida. No era tanto la diferencia de edad lo que le ponía nervioso, sino esos ojos, esos ojos que con verlos una vez sentía que se podía caer en ellos como pozos eternos en los que podía caer y nunca encontrar un fondo. “Que aterrador” era el solo pensamiento que le invadía el corazón. No había más que miedo en sus pensamientos y un temblor en sus manos que lo demostrase mejor.

Otra campanilla sonó y los presentes alzaron la cabeza y lentamente se pusieron de pie. Todos en el templo, todos en el palacio por igual al escuchar el eco de la campanilla recorrer por los rincones con el viento. Y la ceremonia comenzó y el sacerdote habló.-Estamos hoy aquí para reunir a un par de almas.- Era el comienzo de todo, Naruto no escuchaba, solo observaba con un gran nerviosismo en las manos y un miedo incontrolable en el espíritu. De alguna forma se las arregló para controlar las extrañas ganas de llorar que tenía por el miedo y la angustia que le provocaba el verse en aquella situación que no podía controlar. Los emperadores no se inmutaban, estaban en silencio y escuchaban al sacerdote hablar al igual que su hijo, ni un movimiento, todo en orden y perfecto. Como si aquello lo hubiesen ensayado ya un millón de veces antes.-El futuro emperador y co-emperador que regirán esta ciudad y el reino del fuego...- Y la ceremonia seguía y seguía.- Madara y Naruto.- Con las voces de los presentes ahogadas en el silencio.-Yo los uno en santo matrimonio.-Sin que nadie pudiese evitar lo inevitable.-Por el día de hoy y siempre.-Para salvar al pobre de Naruto y el resto de sus sueños.- Hasta que la muerte los separe.- Sin más.-Y aún después…-

La ceremonia duró para todos una eternidad, pero para mí se fue en un parpadear. Mi  ser estaba completamente ido, no entendía que era lo que estaba pasando. Sabía que estaba en la ceremonia de matrimonio del emperador y que tenía que mantener un régimen como espadachín, pero no sabía qué era lo que me había acabado de pasar en ese momento. Me sentía tan extraño, como si me hubiesen robado algo valiosísimo que fuese irrecuperable o invaluable. Uno de mis compañeros intento hacerme volver, pero yo no reaccionaba, estaba demasiado…mal. Demasiado preocupado por lo que había pasado. Solo volví cuando alguien molesto por mi anonanadés y mi falta de cooperación en la fila  me dio un empujón y comencé a moverme junto con el resto a la salida del templo. Después del espectáculo de número que teníamos que dar ante su majestad en los pasillos del templo, ya nada teníamos que hacer en el palacio y nos llamaron fuera para continuar con nuestros entrenamientos. Nosotros los espadachines no somos nobles, no somos ricos ni somos muy valorados a no ser que tengas un “nombre” entre los labios de su majestad, por lo tanto no estábamos invitados a la fiesta que se daría en honor a los recién casados.

Ese fue un mal día para mi, después de la ceremonia tuvimos un entrenamiento riguroso y yo estaba tan distraído en mis divinos pensamientos que me dieron una paliza tan bien puesta que por poco y un compañero consigue romperme la nariz con el mango de una de sus espadas. Pero lo más extraño es que no recuerdo que me doliera, estaba demasiado encantado con el pensamiento de aquel ser al que había visto momentos antes y que sin más me había dejado para desaparecer por las puertas del templo. Después de eso no recuerdo mucho más ya que por la noche me emborrache como muy pocas veces lo había hecho en mi vida, bebí y bebí sake hasta olvidarme de mi propio nombre, hable con mis compañeros y me puse a llorar con ellos como un niño pequeño por como un ángel había bajado del cielo hasta mi con los brazos abiertos y luego me había dejado en esta tierra de hombres injustos. Amanecí al día siguiente  amanecí en un corral lleno de cerdos.

Naruto no la pasó mejor que yo, el tuvo que pasar el resto de la fiesta a un lado de Madara con el corazón en la garganta y un riguroso sudor entre las manos. No había cruzado media palabra cuando se fueron a sentar en los tronos que les correspondían a un lado de los del emperador y la emperatriz para comenzar el banquete. Todos celebraban y se hizo una obra para entretener a sus majestades.
Naruto no comió ni bebió absolutamente nada, en su estómago había un golpe de estado que se revolvía sin control y que lo haría vomitar en el momento en el que algún alimento tocase sus vulnerables paredes. Madara por otro lado estaba encantado con el sake y bebió hasta que se hartó.
Luego llegó la noche, el momento más aterrador para Naruto, no quería ni imaginárselo. Tener que dormir en la misma cama que el emperador. ¿Qué iba a hacer? Morir de miedo toda la noche ¿y si se le ocurría hacer aquello? No sabía cómo reaccionarían sus pensamientos y su cuerpo para aquellas circunstancias. Pero oh detalle, no importaba cuánto lo quisiera, no podía simplemente agarrar y escaparse del palacio para saltarse la experiencia desagradable. No había de otra, igual que como hizo en la ceremonia de bodas, era un ritual que se tenía que hacer tarde o temprano y se aguantaría las ganas de llorar con todas sus fuerzas de ser necesario. De ahora en más tenía que ser un alma inquebrantable y duradera, de no ser así no iba a prevalecer en el puesto de co-emperador por mucho más tiempo. Se puso su kimono de noche y avanzó inquebrantable por los pasillos del palacio hasta los aposentos del futuro emperador ¿o emperador? Ya no sabía ni que era, solo sabía que estaba casado con él y que tenía algo que hacer esa noche con él y que lo iba a lamentar por el resto de sus días.
Madara ya estaba en sus aposentos cuando Naruto llegó y lo recibió con una sonrisa muy extraña que le heló la sangre al rubio.-Llegas a tiempo.-Dijo en tono serio, Naruto no dijo nada solo se quedó de pie frente a la puerta. El pelinegro comenzó a acercarse a paso apresurado y seguro hasta él, con el dorso de su mano le acarició el rosto y el otro sintió que se iba a morir.-Eres precioso…Naruto.- Bajó su mirada para quedar a su altura, era fácil hacer temblar al rubio de nervios, pero el ojiazul no se inmuto, permaneció serio pese a su constante temblor en las piernas.- ¿Sabes? Siempre creí que me arrepentiría de este acuerdo, pero ahora que te veo no me arrepiento de nada.- Dijo, y le tomó de la muñeca para de un jalón jalarlo hacia sí y tomarlo de la cintura y acercarlo mucho a su rostro.- Al principio pensaba que tener un hombre como compañero de vida sería algo horroroso, pero viéndote me siento encantado de tenerte a mi lado.-Sin siquiera considerarlo le lamió una mejilla-Y vas a ser tú quien lleve en su vientre a mis hijos.- Naruto sintió entonces una enorme necesidad de alejarlo de su cuerpo, pero no se atrevía, era como si sus fuerzas se viesen apagadas ante las de aquel hombre que lo sujetaban. Sin mayor esfuerzo Madara se lo llevó cargando hasta la enorme cama que compartirían por el resto de sus noches juntos y ahí lo tumbo sin la menor delicadeza. El rubio se puso tan nervioso al sentir el colchón de la cama que simplemente al sentirla se puso rápidamente de pie frente al pelinegro, cuando lo tuvo de frente no supo qué hacer y al otro le causaba mucha gracia esto.-Y ahora ¿qué vas a hacer…Naruto?-Naruto abrió la boca para decir algo, pero las palabras murieron en su boca. “No”. Y no funcionó, Madara lo volvió a poner en la cama de un sentón con un empujón.

Notas finales:

Bueno eso es todo por ahora. ¿Qué les pareció?¿Les gustó? Espero muy anciosa sus comentatios.

No sé si poner el leomon entre Naruto y Madara ya que el que habrá entre Naruto y Sasuke va a ser demaciado lindo, perfrecto, pasional y explícito que creo que se arruinaría, pero no sé. ¿Ustedes que opinan?

Besos.


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