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Esclavo de la lujuria por Hakai_

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Notas del capitulo:

Por fin, si, por fin, después de yo qué se cuánto tiempo al fin he traido un capítulo. Es algo corto ya que no quería poner mucho más y empezar el romance y todas las cosas moñas en otro capítulo.

Espero que os guste <3

Se retorcía de un lado a otro en aquella cama que empezaba a serle incómoda, cada vez sentía más calor yendo directo a su parte más íntima, la cual no dejaba de ser acariciada con aquella odiosa pluma que solo aumentaba su deseo, un deseo incontrolable de acabar con su sufrimiento, le daba igual si le destrozaba por dentro, pero necesitaba aliviarse, y su cuerpo, ardiente como las arenas del desierto, solo pedía un poco más, un poco de compasión y alivio, algo que apagara un poco aquella llama incesante que solo parecía avivarse por momentos, provocando más gemidos en el probre ojiazul quien, aún atado de manos, pedía clemencia al pelirrojo, o al menos lo intentaba, pues su cansada y forzada voz no daba para mucho más.

"Vaya vaya... pareces cansado" El pelirrojo esbozó una sonrisa torcida, estaba claro que quedaba bastante para terminar aquello, pero él no podía más, trató de relajar los músculos para ignorar aquello, pero era imposible, su estómago se contraía a cada segundo, dándole falsas esperanzas de que iba a correrse y aliviarse un poco.

No fue hasta diez minutos más tarde que Rin por fin accedió a terminar con aquello, lanzando la pluma lejos para quedarse con ambas manos libres "Alégrate, voy a aliviarte un poco" Su sonrisa seguía siendo extraña, era difícil confiar en esa mueca y Haruka tenía claro que no pensaba fiarse, algo que no servía de mucho ya que cuando le embistió con aquella fuerza, él no podía huir a ningún sitio, sus brazos seguían unidos y el príncipe estaba sobre él, destrozándole las entrañas y aliviándole de una forma algo dolorosa aunque por fin pudo eyacular, deshaciéndose así de la enorme presión que soportaba desde hacía rato, y afortunadamente el pelirrojo tampoco tardó demasiado, dejando su cuerpo lleno de su esencia, una sensación horrible que poco tenía que compararse a todo lo anterior.

Al fin habían acabado, o eso pensaba Haruka antes de que el más alto volviera con aquella crema extraña que él llamaba "afrodisiaco", no podía ir enserio, no podía seguir teniendo ganas de hacerlo una vez más.

Y era cierto, no fue solo una, lo hicieron una y otra vez, hasta un máximo de 5 veces, cuando el pelirrojo por fin se dio por vencido y su miembro tenía incluso menos fuerza para levantarse que él mismo, sin duda se había quedado a gusto, pero su pobre juguetito sexual parecía destrozado, jadeante y sudoroso encima de las sábanas, le dolía el estómago ya que el mayor se había corrido todas las veces en su interior, sin darle ni un segundo para descansar, por lo que en aquel momento todo el líquido blanco estaba abandonando su cuerpo despacio, manchando tanto sus muslos como las sábanas, mientras su propio semen empezaba a secarse en su abdomen y su cara.

"Eh tú, sal ya de la cama" Soltó el príncipe colocándose su vestimenta de nuevo, algo sudado pero limpio de la mayoría de los fluidos tanto propios como ajenos. Entonces y al ver que Haruka no respondía, se giró hacia él con curiosidad, parecía haberse quedado dormido, por lo que se acercó a él para despertarle, notando entonces que su piel seguía ardiendo a pesar de que hacía rato que habían terminado, su respiración era irregular y no dormía, se había desmayado.

Rin chasqueó la lengua, montrándose bastante molesto con aquella escena, no quería cargar con el moreno a ningún sitio, pero tenía muchas menos ganas de que alguien le viera de aquella forma, después de todo era SU juguete, suyo y de nadie más.

Se descubrió el torso de nuevo para no mancharse, cogiendo al inconsciente ojiazul en brazos y caminando hacia la fuente que había en uno de los lados de la enorme habitación, aquella fuente cuyo sonido había captado la atención de Haruka desde que entró allí, aunque hacía rato que se había olvidado de ella.

Dado que el menor estaba desnudo, lo cubrió con una de las suaves sábanas de la cama, cogiendo un pequeño trapo para humedecer su frente y enfriarla un poco. No era justo, él era un príncipe, no teníapor que cuidar de un esclavo, pero claro, si no lo hacía perdería su primcipal fuente de diversión. Cogió varios cogines de los que abundaban sobre su cama y los llevó al lugar donde había dejado al ojiazul, lugar en el que improvisó una cama, además de volver a cambiar el trapo húmedo para refrescarlo.

Era tarde y estaba agotado, y Haruka parecía haber bajado su temperatura bastante, por lo que le dejó en aquella cama improvisada y se fue a la suya, tirándose sobre esta con la clara intención de recuperar energías, ignorando los fluídos que llenaban las sábanas.

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Se oyó un chapuzón y Matsuoka abrió los ojos. Aún era de noche y la oscuridad llenaba todos los rincones de la habitación, salvo aquella fuente, la cual estaba iluminada casi permanentemente. Se acercó al lugar, curioso por saber si Haru estaba bien, lo que no esperaba era encontrarle nadando en la pequeña piscina que creaba el chorro de agua, y parecía increíblemente relajado, mostrándole al príncipe movimientos gráciles y firmes que poco tenían que ver con como se movía en tierra. Si bien era una persona ágil entrenada por las calles, en el agua se movía mil veces mejor, y allí fue cuando pudo observar cosas en las que no se había fijado antes, su espalda tostada tenía algunas marcas más claras que la atravesaban de lado a lado, de arriba a abajo o en diagonal, unas más largas y otras más cortas. Su espalda estaba totalmente llena de cicatrices antiguas, seguramente hechas en peleas por mantenerse con vida. En aquel momento, mientras el pelirrojo se perdía en el entramado de marcas que era la espalda del moreno, este se detuvo, advirtiendo que estaba siendo observado por un par de ojos curiosos.

"No me mires" Soltó con una voz temblorosa pero seria, sin duda estaba asustado, demasiados maltratos sufridos en aquel palacio, había demostrado demasiada debilidad, pero ¿qué podía hacer? Había perdido sus armas y había sido atado de pies y manos, por no hablar de que había sido violado durante horas. Haruka, por primera vez en mucho tiempo, estaba realmente asustado de alguien, aunque lo que esta persona no sabía era que lo que realmente le daba miedo, era tener que pasar toda su vida de la misma forma.


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