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Position and positioning por Togetherweare50

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Notas del capitulo:

¡Hola a todos!♥~


Les traemos la continuación de nuestro primer proyecto de one-shots.

En esta ocasión les presentamos un curioso universo alterno espacial de la mano del XiuHun, una hermosa —y un tanto extraña— pareja.

¡Por favor, denle mucho amor!♥

Minseok se encuentra de pie con los brazos cruzados ligeramente detrás de su espalda y los pies separados al ancho de sus hombros. No hay mucha gente en el hangar —debido a su petición— y la soledad es extraña. Una enorme habitación de metal gris lo rodea, el zumbido de un motor del transbordador apagándose se escucha en el silencio mientras  espera al nuevo miembro de su tripulación.

Hay voces en la distancia, un equipo saliendo a toda prisa fuera del transbordador para recargar combustible y realizar un chequeo antes de poder partir otra vez. Minseok se mantiene junto a la puerta principal, dejando escapar un suspiro ya que la situación estaba tomando más tiempo del  que debería. Como el Capitán de la nave —y  Gran Mariscal de la Flota Intergaláctica— tiene responsabilidades más apremiantes que darle la bienvenida a alguien que había obtenido su comisión basándose en el nombre de su familia, en lugar de haber trabajado por ella, como cualquiera en su nave.

Pasaron varios minutos más del valioso tiempo de Minseok antes de que la puerta del transbordador se abriera. Minseok estuvo a punto de caminar y arrastrar al sujeto por la oreja, pero se había librado de la necesidad. 

El recién nombrado Teniente General Oh Sehun se detiene cuando llega al final de las escaleras del transbordador y mira a su alrededor. El uniforme militar azul pizarra estándar se ajusta firmemente a sus hombros anchos y los pantalones apretados alrededor de sus muslos y sueltos en la parte inferior, hacen que sus piernas se vean más largas. Minseok tiene un mal presentimiento que ese chico solo iba a elevar.

El Teniente General se desplaza hacia donde Minseok está esperando, con las manos en sus bolsillos y una arrogante y aburrida expresión en su rostro juvenil, que se magnifica por el odioso color rubio teñido de su cabello. Uno de los miembros de la tripulación se apresura detrás de Sehun cargando su bolso, tratando de no dejar que se arrastre por el suelo. Los labios de Minseok se tornan hacia abajo ante la falta de respeto cuando Sehun se para delante de él sin siquiera un saludo.

—Estaba esperando algo más grande. —Son las primeras palabras que salen de su boca.

Minseok parpadea ante el hombre  —niño, en realidad, pero llamarlo de esa manera solo lo hacía sentirse más viejo— y lo observa con un juicio silencioso. Sus rasgos son afilados, como los de su padre, su complexión desgarbada y tristemente, sí, de pie es más alto que él.

—Párese derecho —Minseok comenta cuando ve la forma en que los hombros de Sehun se desploman  ante la falta de respuesta—. Usted va a dirigirse a mí como Capitán y adherirse al protocolo y saludar a sus superiores, ¿entendido, Teniente General Oh?

Sehun parece ligeramente desconcertado antes de enderezarse a su estatura máxima y darle a Minseok un saludo burlón, su brazo cayendo al costado, mientras una sonrisa aparece en su boca. —Mis disculpas, Capitán —dice con voz cansina—. No me di cuenta quién era. Estaba esperando a alguien que luciera… mayor.

Minseok deja pasar la obvia provocación, reprimiendo un gruñido. —¿No te enseñaron a leer la insignia de rango? —inquiere, preguntándose cómo alguien había dejado incluso que ese niño se pusiera un uniforme. La gran estrella de plata en la manga de su chaqueta —cubierta con cinco estrellas más pequeñas— era una muestra evidente, no solo de su posición, sino de que poseía un rango más alto que el Teniente General.

La sonrisita de Sehun se transforma en una sonrisa completa y alza sus cejas. —No había necesidad de que todo el mundo me estuviera saludando. ¿Es el único aquí al que tengo que saludar, Capitán?

—La insolencia no será tolerada en mi nave —Minseok le informa a Sehun con voz firme, sin dejar lugar a una discusión—. Toma tu bolso y sígueme.

 

Minseok se gira para dejar el hangar, tensándose cuando oye el exasperado suspiro de Sehun detrás de él, mientras toma la bolsa con sus pertenencias del pobre hombre, que había estado esforzándose para sostenerla. Minseok no desea saber qué es lo que Sehun contaba como una necesidad para traer al espacio.

Los largos pasillos están vacíos, el aire se llena con el eco de sus botas mientras Minseok lleva a Sehun hacia donde están localizados los cuartos de los oficiales. Las pocas personas que se encuentran a lo largo de su camino se detienen mientras, de espaldas a las paredes gris pizarra, saludan Minseok y Sehun al pasar.

—¿Es todo del mismo tono de gris? —pregunta Sehun a lo largo del camino, el disgusto evidente en su voz.

—Esta es la Nave de Mando de la Flota Intergaláctica, no un buque civil —Minseok responde rápidamente. Sehun hace un ruido de burla, pero no dice nada más. 

El hangar está en el piso inferior de la nave y ambos tienen que tomar el ascensor al final del pasillo tres cubiertas arriba para llegar a destino. Al bajar, se dirigen a la izquierda,  Sehun detrás de los talones del mayor, soltando un fuerte suspiro que Minseok decide ignorar. Hay varias habitaciones a lo largo del pasillo, la que se encuentra al final es la de Minseok, pero no llegan tan lejos. Minseok se detiene delante de otra puerta, haciéndole un gesto a Sehun para que presionase su pulgar en el panel sobre la pared.

Hay un sonido suave cuando la terminal[1] acepta la identidad de Sehun y la puerta se desliza revelando una habitación estándar. No es grande —una cama, un armario, y una estantería— y Minseok ve la cara amarga de Sehun al entrar.

 —¿Esto es todo?

—Te dejaré instalarte. Volveré en una hora.

Minseok deja a Sehun en su habitación y se toma un momento para él mismo, su cabeza cae hacia atrás hasta golpearse contra la pared. No había escalado posiciones en  los rangos solo para llegar a la cima y  cuidar de un niño mimado.

—Entonces, ¿cómo es el nuevo recluta? —pregunta Lu Han, segundo al mando de Minseok, tan pronto como él aparece en la cabina de mando.

Minseok le da a Lu Han una mirada siniestra que lo hace escabullirse de nuevo a su puesto de navegación, con la nariz arrugada y refunfuñando por lo bajo. Sabe que Luhan no quería decir nada malo, pero no está de humor para hablar tan pronto del Teniente General Oh Sehun después de haber estado en su presencia. Todavía está luchando con el picor en sus dedos ante las ganas de dirigir su puño justo a la nariz del chico. Se esperaba que no estuviera entrenado según el protocolo, como todos quienes comenzaron desde abajo, pero la enorme falta de respeto y el desinterés lo enfurecían. Había un montón de otras personas que merecían su posición y lo habían hecho del modo difícil.

—Por favor, dime que la lanzadera[2] está fuera de mi nave para que podamos reagruparnos con el resto de la flota —Minseok suspira, los dedos frotando sus sienes ante un inminente dolor de cabeza.

Siempre se pone ansioso cuando no están activamente en una misión y, especialmente, cuando están tan cerca de la Tierra. Habían hecho su camino hacia el espacio profundo —solo bordeando las orillas de la Vía Láctea— cuando recibieron la llamada para recoger a Oh Sehun de la base de Marte. Había pasado un largo tiempo desde que Minseok había estado tan cerca de su planeta de nacimiento, pero siempre se sintió más a gusto en la fría oscuridad del espacio. Además, no había nada allí para él.

—Están a medio camino de la superficie de la nave —el reporte llega y Minseok da la orden para llevarlos de vuelta a dónde habían dejado la flota. Les había dado órdenes permanentes de recoger el hielo de los desechos espaciales hasta que él regresara. No tenía sentido que la oportunidad de volver a llenar sus suministros de agua potable se desperdiciara. 

 El gran tamaño de su nave los hace avanzar lentamente —solo usando los propulsores— hasta estar fuera del sistema solar. Pasarán varios días antes de poder acondicionar los motores principales para hacer el resto del viaje. Lo que deja a Minseok y a la mayoría de la tripulación con un simple trabajo pesado que requiere una atención mínima.

Minseok se sienta en la silla del Capitán, con las piernas cruzadas y los dedos moviéndose a lo largo de los apoyabrazos. Ansioso.

Una hora más tarde, golpea sus nudillos en la puerta de Sehun. Cuando finalmente abre, un minuto después, se encuentra cara a pecho con un Sehun despeinado.

Él frota sus ojos y bosteza. —¿Qué es esto? —murmura, sus manos alborotando su ya desordenado cabello.

Minseok entorna sus ojos, observando el estado arrugado del uniforme de Sehun. —¿Estuviste durmiendo? —pregunta— ¿En uniforme?

Sehun se encoge de hombros, rotando uno de ellos, antes de excavar con los dedos  el músculo. —Estas camas son terribles. ¿Hay alguien que pueda conseguirme  una almohada más esponjosa? ¿Tal vez un colchón menos firme, también?

Minseok lo mira con incredulidad.

—Oh, ¿y dónde está el botón de llamada para la comida? Estoy hambriento.

Los dedos de Minseok se curvan en puños, las uñas cortando sus palmas para mantenerlos a los costados. —Este es un buque del gobierno —Aprieta los dientes—. No un crucero de lujo por los anillos de Saturno. No te quejarás, no serás servido, y no dormirás en uniforme, ¿está claro?

Sehun hace un medio saludo y la mandíbula de Minseok duele de lo duro que está apretando los dientes para no decir nada que pudiera costarle su puesto. Puede estar a cargo de la flota, pero hay otras personas, más poderosas y responsables de él, y todos son amigos de la familia Oh.

—Abotona tu camisa y arregla tu cabello —Minseok ordena—. Y sígueme.

Darle a Sehun un recorrido por la nave va  a ser lo más destacado de su día.  

 

Minseok se aseguró de que Sehun tuviera prevista la llamada de alerta a las 0500[3], por lo que solo está un poco molesto de que una hora y media haya pasado desde entonces y Sehun aún no esté en la cabina de mando. Minseok se inclina  sobre la ficha de horario de Lu Han, las uñas golpeteando la terminal de navegación mientras espera. Podría ir a buscar a Sehun por su cuenta, pero quiere ver cuánto tiempo pasa antes de que el Teniente General se digne a aparecer.

Al menos están haciendo un tiempo decente, habiendo pasado por el cinturón de asteroides durante la noche, con Júpiter ya en su sitio.

 

—Bueno, alguien luce bien descansado —bromea Lu Han  y Minseok se gira para ver a Sehun tropezando con ellos, su cabello en  absoluto desorden y su uniforme medio colgando, ya sea porque se había apresurado o porque no le importaba. Minseok tiene la vaga idea de que es por eso último.

—Capitán Kim —Sehun murmura y estira su mano para saludar, pero, al quedar corta, termina haciendo un gesto alrededor de la línea de su cuello antes de dejar caer el brazo.

—En posición de firme —Minseok espeta y hay una chispa en los ojos de Sehun cuando se endereza a su estatura completa, con los hombros arriba y los pies juntos—. Este es un comportamiento inaceptable, especialmente proviniendo de un Oficial. Durante cada mañana en un futuro próximo, te despertarás a las 0500. Vestirás tu uniforme sin indiferencia a las reglamentaciones y estarás en esta cabina a las 0530 en punto. ¿Está claro?

—¿0530? —Sehun gime, su cuerpo se desploma—. Ningún humano puede funcionar tan temprano.

 Minseok tiene la necesidad de ponerse en puntas de pie para parecer más intimidante porque Sehun no está recibiendo el mensaje. —Me las he arreglado para hacerlo sin fallar los últimos veinte años.

—Bueno, claramente no eres humano —replica Sehun.

Detrás de ellos, Lu Han se ríe, deteniéndose cuando Minseok se gira y lo fulmina con la mirada.

—Teniente General Oh Sehun, este es el Teniente Coronel Lu Han, a cargo de la operaciones de navegación. Serás acompañado por él el resto del día. Si necesitas algo, el Teniente Coronel se encargará de ello.

Sehun mira alrededor de Minseok hasta ver a Lu Han, que está  golpeando su frente contra la terminal. —¿Cuándo es el desayuno?

 

 

—Estoy empezando a creer que Sehun tiene razón sobre  ti —se queja Lu Han, tan pronto como llega a la oficina de Minseok al final de su turno—. No eres humano. ¿Cómo pudiste hacerme esto? ¡Pensé que éramos amigos!

—No pudo haber sido tan horrible —observa Minseok sabiendo muy bien que Sehun es, de hecho, tan horrible.

Luhan se dirige enfurecido hacia el escritorio de Minseok, golpeando sus palmas contra la delgada superficie de metal. —¿No tan horrible?

—Cálmese, Teniente Coronel, y deme un reporte oficial.

Las uñas de Luhan rasguñan el escritorio mientras se retira, buscando en la chaqueta de su uniforme y extrayendo una pequeña terminal de mano. —Está todo aquí, Capitán.

Minseok toma la terminal y presiona el pulgar en el pequeño cuadrado en la esquina inferior derecha. La terminal parpadea, mostrando el formulario de revisión estándar. Minseok nunca ha visto uno tan lleno de rojo y casi siente pena por haber castigado tanto al Teniente Coronel.

Se niega a devolver el saludo a sus subordinados. Disfruta  viendo cuánto tiempo permanecen parados esperando el saludo antes de preguntar si pueden retirarse.

Intentó ingresar a la fuerza en la cocina después de insultar la comida, exigiendo que se le permitiera cocinar “comida real porque esta bazofia pútrida no es apta ni para las granjas de bacterias en Marte”.

Casi comenzó un altercado con el Mayor Park Chanyeol cuando insistió en que el Ingeniero en Jefe obviamente no sabía hacer su trabajo y que debería “volver a construir modelos de reactores nucleares en el sótano de su madre junto a los otros niños”.

Minseok apaga la terminal. No puede leer más —y hay mucho más. Era como si el universo hubiera decidido probarlo y lo hiciera  en la más cruel de las formas posibles. —Gracias, Teniente Coronel. Puede retirarse.

Lu Han se escabulle de la oficina de Minseok, probablemente temeroso de que Minseok vuelva a encargarle otra misión con Sehun.

Parece que Sehun va a necesitar una mano más dura que Lu Han, lo que significa que recae en sus manos enderezarlo.

Minseok transfiere el reporte al ordenador incorporado a la superficie de su escritorio, añadiéndolo  a los principales archivos de personal.  Los archivos solo eran accesibles para los oficiales de más alto rango y funcionarios del gobierno, para ser usados según fuera necesario. El informe de Sehun había sido cargado hace solo diez minutos cuando una alerta de comunicación suena a través del altavoz de su escritorio.

—Transmisión entrante del Senador Oh —la computadora le informa.

—Visual. —Una pequeña pantalla se levanta de su escritorio, parpadeando a la vida y mostrando la imagen del padre de Sehun.

—¡Capitán! —el Senador lo saluda jovialmente. Había ganado algo de peso desde la última vez que Minseok lo había visto, pero eso es lo que sucede cuando alguien se retira del Ejército y se gradúa a la política. —Veo que has tenido mucho trabajo con mi hijo. ¿Cómo está encajando?

Minseok hace una respiración profunda y fuerza una sonrisa agradable. —Usted leyó el informe.

 

—Sí, sí, pero quiero tu opinión personal.

 

Minseok se toma un momento para poner sus pensamientos en orden. —Él es insubordinado y descortés. No respeta la cadena de mando y actúa como si todo fuera un juego.

El Senador Oh ríe y sacude su cabeza. —Lo admito, él es algo difícil con respecto a los límites. Pero también creo que tú eres capaz de conseguir que se enderece. 

—Senador-

Minseok, él es mi hijo. No se lo confío a nadie más que a ti.

Es un halago que atrapa a Minseok con la guardia baja. El Senador había sido uno de sus superiores cuando estaba ascendiendo de rango y oír tal elogio era edificante. Tal vez  puede hacer esto  sin volar a Sehun por la escotilla del hangar.

Algo difícil con respecto a los límites.

 

 

La tarde siguiente —después de levantarse tarde otra vez y aparecer en la cabina de mando aún tirando de la camisa del uniforme sobre su cabeza— Sehun desaparece en un descanso no autorizado. La computadora indica que está en la sala de grabación y Minseok se dirige directamente allí con toda la intención de revocar el permiso de Sehun de ir a cualquier parte de la nave, salvo su habitación y la cabina, sin él a su lado.

Pero lo que recibe a Minseok cuando entra en la sala de grabación lo deja congelado de la sorpresa. En el centro de la habitación, donde dos mesas han sido colocadas juntas, una docena de sus hombres están sentados en varios estados de desnudez. Sus risas estridentes dificultan la capacidad de Minseok de entender lo que están diciendo, pero puede poner las pistas juntas lo suficientemente bien.

Están absortos en un juego de strip poker. Y Sehun parece ser el cabecilla.

Minseok observa con horror cuando todos en las mesas comienzan a quitarse un artículo más de ropa mientras Sehun se reclina en su silla con una sonrisa.

La sorpresa de Minseok rápidamente se convierte en ira y está casi temblando cuando Sehun se da cuenta de su presencia.

—¡Capitán! —Sehun grita y todos en la sala quedan en silencio, todos los ojos se vuelven hacia dónde Minseok, quien apenas está  manteniendo su temperamento bajo control—. ¿Te importaría unirte a nosotros? —Sehun parece petulante, como si hubiera ganado alguna gran batalla y Minseok quiere borrar esa sonrisa de su rostro.

Sorprendentemente, la voz de Minseok es tranquila, incluso cuando habla. —Despejen la habitación.

Hay una ráfaga de personas tomando sus piezas descartadas de ropa y pasando junto a Minseok mientras intentan mantener la mayor parte de ellos lo más cubierta posible.  Sehun trata de irse con ellos y Minseok se interpone directamente en su  camino, y coloca una palma sobre su pecho. —Tú te quedas.

Tan pronto como la habitación queda vacía, salvo por ellos, la puerta cerrándose con un whoosh después del último de la tripulación, Minseok camina hacia adelante, empujando a Sehun hacia atrás con cada paso, hasta que este último se golpea contra  el borde de una de las mesas.

—Dirijo una nave estricta —Minseok comienza, la mano en el pecho de Sehun ahora tirando de su camisa hasta ponerlo al nivel de sus ojos—. He sido paciente con tu indiferencia a las reglas, tu falta de respeto hacia mí y a tus subordinados, pero esto es demasiado.

Sehun no parece asustado en lo más mínimo, sus ojos clavándose en la boca de Minseok antes de humedecer sus propios labios. —¿Has pensado alguna vez que tu nave podría ser demasiado estricta?

Minseok empuja a Sehun hasta que la parte trasera de sus muslos se clava en la mesa y gime del dolor. —La próxima vez que tenga el más mínimo indicio de que estás involucrado en pequeños juegos en lugar de estar llevando a cabo tus deberes, voy a confiscar tus bolas y mantenerlas en un frasco junto a mi cama. ¿Entendido?

Sehun traga —su primer signo de miedo— y asiente con su cabeza con un suave: —Sí, Capitán.

 —Bien —Minseok libera la camisa de Sehun y toma un paso de distancia—. Ahora limpia esta habitación, es un desastre.

 

Minseok casi degrada oficialmente a Sehun a Privado[4]. Cada mañana le da la orden de reportar un sector diferente de la nave y hacer lo que sea que necesiten de él. Durante el primer día, Sehun tuvo que limpiar el comedor después del desayuno, solo finalizando a tiempo para el comienzo de la primera ronda del almuerzo. Olía horrible y se había quejado de la necesidad de tomar una ducha sónica por una hora hasta que Minseok le permitió marcharse penosamente a su habitación.

Al día siguiente, finalmente llegan al borde del Sistema Solar —rodeando el Cinturón de Kuiper— lo que significa que la ingeniería puede utilizar mano de obra adicional para preparar los motores principales. Minseok le asigna a Sehun trabajar con Chanyeol, quién está muy dispuesto a aceptar la ayuda. Minseok encuentra a Sehun en el ascensor de regreso a sus habitaciones más tarde esa noche, cubierto de pies a cabeza con grasa negra. —Hubo una fuga —explica con una mueca.

Sehun talla y friega, pasa todo el día manipulando la ropa sucia de cerca de doscientas personas, hace un tour repetido por las cocinas y, sin embargo, aún no deja su habitación antes de las 0630 —casi una hora completa después, desde que se supone que está de servicio. Cuando Minseok le da una orden, continúa rodando sus ojos y arrastrando sus pies con una sonrisa burlona. Sus saludos nunca son lo suficientemente altos, si es que recuerda saludar a todos, y parece insistente en buscar pelea con los miembros selectos de la tripulación.

Minseok ha visto su justa parte de personal arrogante llegar a bordo de su nave, pero nadie que necesitara un control tan firme como Sehun. Era obvio que estaba acostumbrado a salirse con la suya y probablemente nunca había tenido que trabajar por nada en su vida. Incluso Minseok había ido a la enfermería para ver por qué su médico a bordo había sido constantemente solicitado, solo para descubrir a Sehun sentado en una de las mesas, quejándose acerca de haberse hecho callos en sus suaves manos de bebé después de solo una hora de limpieza. 

Lo que Sehun necesita es estructura y Minseok tiene la sensación de que está pidiendo por ella de una manera poco ortodoxa. El menor tiene el hábito de mirarlo cuando hace algo desobediente para medir su reacción, provocándolo con más fuerza cuando parece imperturbable, aunque por dentro esté furioso. Al principio Minseok creía que Sehun estaba tratando de hacerle morder el anzuelo, pero ahora comienza a pensar que está esperando que corrija su comportamiento, haciéndole cumplir las reglas que descaradamente quebranta porque lo necesita.

Sehun está pidiendo ayuda a gritos y Minseok está a punto de responder.

 

Minseok espera en la puerta de Sehun en la mañana, sin sorprenderse cuando este aparece con casi dos horas de retraso. Claramente  no esperaba encontrarse al mayor bloqueando su puerta.

—Capitán —Sehun saluda con voz gruesa y soñolienta, estirando sus brazos con gracia por sobre su cabeza.

—Esto es lo que va a pasar —empieza a decir Minseok, arreando a Sehun hacia su habitación y cerrando la puerta tras ellos. El lugar es un desastre —ropa sucia en una pila junto a la puerta, envoltorios de comida robados a los pies de su cama. Minseok suspira—. Ya que pareces incapaz de seguir hasta las órdenes más básicas, he decidido, por el bien de la tripulación, por mi cordura y por tu actitud, transferirte de mi nave.

Minseok no tiene realmente la intención de transferir a Sehun, pero quiere probar las aguas y ver dónde está parado. Si Sehun no cambia incluso después de la amenaza, Minseok tal vez deba llevarla a cabo.

—¡N-no puedes! —Sehun casi grita, antes de taparse la boca con su mano.

Minseok entorna los ojos. —Tu firme rechazo a seguir la línea y obedecer mis órdenes es suficiente para darme cuenta de que no tienes intención de tomarte tu puesto con seriedad. Hay personas que trabajan su vida entera para obtener lo que se te ofrece y  no has hecho nada para demostrarme a mí —o a cualquier otra persona— que eres merecedor de la insignia en tu brazo. He tratado de enseñarte, pero ya llegué al límite de mi paciencia. Quizás después de unos meses re-evaluemos tu ubicación en una nave minera.

El rostro de Sehun pierde el color y sus ojos se abren ampliamente. —Mi padre nunca-

—Tu padre te encomendó específicamente a mí porque sabe que haré lo que sea necesario para tener éxito. Y si eso significa ponerte en un agujero negro, lo haré.

Sehun avanza, llegando casi a tocarlo con su mano antes de vacilar y alejarse. —Por favor.

La sinceridad en la voz de Sehun toma a Minseok por sorpresa y hace una pausa. El enojo y la frustración que siente con solo mirar al Teniente General decae a un nivel más controlable y tiene en consideración a Sehun inclinando la cabeza. —Convénceme.

—¿Qué?

—Convénceme de que mereces un lugar en mi nave —amplía.

El semblante confiado habitual que Minseok está acostumbrado a ver en el rostro de Sehun, es reemplazado por incertidumbre. El chico sigue relamiéndose los labios, abriendo la boca para hablar, antes de pensarlo mejor y detenerse evitando que algo saliera de ella. Es poco lo que Minseok puede hacer si Sehun no le da algo con que trabajar.

—Sé que no he sido un oficial modelo —Sehun empieza y a Minseok le resulta difícil no hacer ningún comentario. —Pero puedo serlo —lo seré— si tan solo me da otra oportunidad.

La cabeza de Minseok duele y su paciencia está debilitada, pero hay algo sincero en el tono de Sehun que recorre como una onda todo el camino hasta resonar en su pecho.

—Quiero ser mejor.

—¿Quieres? —cuestiona Minseok, ligeramente arrepentido por la brusquedad de su voz—. No hay evidencia que corrobore lo que afirmas y sería un descuido en mis labores el dejarte indemne ante tus deslices.

Hay  un tono rosáceo en las mejillas de Sehun y permanece cabizbajo, mientras oscila sobre sus talones. Se ve tan joven, tan rebelde y atrevido e incontrolable, y hay  cierta belleza en eso, pero no hay lugar para ella en lo profundo del espacio. Minseok necesita a todos en su tripulación, cada uno en su flota, dando constantemente lo mejor de sí mismos o podría ser desastroso. ¿Está dispuesto a arriesgar todo eso solo por un chico flacucho con ojos de cachorro?

—¿Tal vez podría haber un sistema de recompensas? ¾ Sehun sugiere, aún incapaz de mirar a Minseok. Su voz se vuelve más baja, casi demasiado silenciosa para ser oída cuando vuelve a hablar—. Respondo bien ante los premios.

Minseok hace presión con las palmas de las manos sobre sus ojos, buscando aliviar la pesadez causada por toda esa situación. —¿Por qué? —implora. No hay nada ahí afuera para recompensar a Sehun—. ¿Qué podrías llegar a querer?

Esa vez, cuando Sehun se encuentra con los ojos de Minseok, lo hace con la actitud engreída y segura de sí misma que el mayor está acostumbrado a ver. —A ti.

El silencio cae entre ellos. Es denso y pesado y Minseok mira al Teniente General en confusión. —¿Perdón?

Sehun da un paso hacia adelante, eliminando con sus largas piernas la mayor parte del espacio entre ellos y Minseok se siente un poco como una presa bajo su mirada depredadora. —Te quiero a ti.

Minseok retrocede dos pasos, manteniendo una distancia apropiada entre ellos. —Eso no va a pasar.

—¿Por qué no? Parece perfectamente razonable —y justo— para mí.

—Soy tu Capitán —susurra Minseok —sin mencionar que te doblo en edad. —Minseok nunca  sintió vergüenza por el gris que estaba invadiendo a ambos lados la línea de su cabello, pero ahora está muy consciente de eso y de Sehun acortando nuevamente la distancia entre ambos.

—Todo lo que quiero es una oportunidad. Sé que te puedo demostrar que puedo estar a la altura de mi título y que soy digno de tu afecto.

—¿Afecto? —Minseok escupe—. No soy alguien al que se pueda convencer tan fácilmente.

Sehun se encoge de hombros con poco entusiasmo. —¿Entonces por qué te opones a que lo intente?

El desafío es tangible entre ellos y Minseok cede solo porque hay sinceridad en las palabras de Sehun. Él no es una persona muy influenciable —muy apegado a sus costumbres— y la idea de Sehun rompiendo esa barrera es irrisoria

—Bien —contesta resuelto, después de un par de pálpitos—. Pero tienes que dar lo mejor de ti mismo —sin quejarte ni murmurar cuando se te dé una orden, ni holgazanear, ni incitar el caos en la tripulación.

Minseok rápidamente categoriza su decisión como un “Gran Problema Entrante” tan pronto como ve asomarse una sonrisa radiante en el rostro de Sehun. —No te arrepentirás —dice mientras abre la puerta del cuarto y lo deja salir.

—Ya lo estoy haciendo —Minseok murmura en el pasillo vacio.

 

 

A la mañana siguiente, Sehun aparece al lado de Minseok justo a tiempo, con su uniforme acorde al reglamento y su usual expresión cansada reemplazada por el indicio de una sonrisa en la comisura de sus labios. Minseok está aturdido en su silencio, sorprendido por el hombre junto a él, hasta que Lu Han decide acercarse y pellizcarle el brazo. Minseok se sobresalta, dándose la vuelta para mirar a su amigo. Lu Han simplemente eleva sus cejas con diversión y vuelve a su asiento.

—¿Qué le dijiste? —pregunta Lu Han más tarde, durante un rápido almuerzo. Ambos  están ubicados en una esquina, en una de las mesas más pequeñas. En torno a ellos, se filtran otras conversaciones del comedor y Minseok observa a su alrededor para asegurarse de que nadie más les esté prestando atención.

—Lo amenacé con mandarlo a una nave minera. —Y no es una mentira, es exactamente lo que Minseok había hecho. Tan solo elige no revelarle el resto de la conversación a Lu Han porque es alguien insufrible cuando posee información que puede utilizar para obtener su indulgencia. Minseok lo llama chantaje, pero el Teniente Coronel insiste en que esa palabra es demasiado dura.

—Tiene que haber más que eso. He sido víctima de tu mirada de Capitán antes y te he visto dirigírsela diariamente a Sehun y él nunca se inmutó. ¿Qué hace tan especial a esta amenaza?

Minseok suspira. —Lo dije en serio.

Lu Han lo mira escépticamente pero desiste,  permitiendo a Minseok comer el resto de su insípida comida nutricional en un pacífico silencio.

Minseok no vuelve a ver de nuevo a Sehun hasta que finaliza su turno, reportándose en la cabina de mando con claras líneas de agotamiento grabadas en su rostro. Minseok sabe que estuvo trabajando duro —incluso lo había oído de varios tripulantes— y  siente una pequeña punzada de orgullo en el corazón. Minseok se sienta confortablemente mientras Sehun permanece de pie, listo para ser despedido sin siquiera una queja.

No hay comentarios agudos, ni insultos ocasionales intentando degradar a alguien de la tripulación. Solo un simple silencio y Minseok tiene que darle crédito a Sehun cuando corresponde. Hizo un buen trabajo. En el momento en que Minseok le informa que  ha terminado por esa noche, Sehun deja caer los hombros y arrastra la tela de su chaqueta, quitándosela por sus brazos.

—Huelo como algo que se arrastró por una trampa de grasa —Sehun refunfuña.

Minseok le da una palmada en el hombro y lo empuja hacia la salida. —Ve a darte una ducha y después a dormir.

 

 

El cambio no es algo que suceda de la noche a la mañana. Minseok se asegura de tener un ojo encima de Sehun los días siguientes, esperando que ese duro cascarón se rompa. Sehun no es del tipo que puede mantenerse callado por mucho tiempo, darse la vuelta y hacer exactamente lo que se le indica.

Aún está ahí —su actitud arrogante— por la forma en que tensa su mandíbula cuando se le da una tarea que no quiere desempeñar y cuando sus labios se crispan cada vez que Minseok dice algo que quiere desafiar. Y cada vez que se mantiene callado y cede, él se siente un poco más orgulloso.

Minseok presiona más fuerte, esperando que menor presione de vuelta, pero la respuesta que recibe en todo momento es un “Sí, señor” y un saludo apropiado antes de irse. Y, debido a que no puede dejar de pensar en el hecho de que Sehun cree estar enamorado de él, descubre un poco más acerca del chico.

Para ser tan joven y falto de una mano fuerte que lo guiara al crecer, Sehun no hace un mal trabajo manteniendo la nave limpia y prolija. Trabaja laboriosa y eficientemente la mayoría del tiempo, tragándose su orgullo para preguntar cuando necesita ayuda o si no tiene claro cómo manejar  una  pieza de maquinaria. (Minseok descargó un manual sobre la nave y sus recursos en la terminal de la habitación de  Sehun para que tuviera un poco de lectura ligera).

Aun así, Minseok no es el único que ha estado observando.

Sehun se acerca a él cuando está fuera de servicio, parándose muy cerca mientras lo observa. —¿No me he ganado un beso aún? —pregunta y, aunque sonase arrogante, no hay ninguna sonrisa de suficiencia en su rostro.

Minseok parpadea y da un gran paso hacia atrás. —Ve a dormir, Sehun.

Vuelve a suceder  la noche siguiente.

Y  la siguiente.

Minseok sale de su camino para no estar donde Sehun pueda encontrarlo, pero él siempre está un paso adelante. Abre la puerta de su cuarto y obtiene una sorpresa cuando ve a Sehun parado dentro.  Está sosteniendo su pequeña planta de tomate —la que Lu Han le había regalado porque necesitaba aprender sobre la crianza— e inspeccionando las pequeñas frutas verdes que están empezando a crecer.

—¿Cómo entraste aquí? —Minseok le cuestiona, recuperando en un asalto su posesión más preciada, poniéndola bajo la lámpara UV.

—Leí el manual que me dejaste  —responde Sehun, moviéndose para inspeccionar las mínimas decoraciones del cuarto de Minseok—. Y luego tomé la impresión de una huella digital de tu bebida vacía después del almuerzo.

Minseok observa a Sehun, quien hojea las fotos en el marco digital que posee. —No estoy seguro de si estoy enojado porque irrumpiste en mi habitación u orgulloso de que  hayas aprendido a hacerlo tan rápido.

—La próxima vez que se hagan actualizaciones, deberías considerar un escáner de retina —Sehun sugiere, deteniéndose finalmente en una foto de Minseok y Lu Han. Había sido tomada casi cinco años atrás —la última vez que Minseok había pisado la Tierra— y había un atardecer justo tras ellos. Lu Han había insistido en que absorbieran tanto sol como pudieran antes del inicio de su misión en el espacio profundo.

Sehun se gira hacia Minseok. —¿Ustedes dos son…?

Minseok alza sus cejas y deja salir un suave sonido de burla. —Mejores amigos. Lo hemos sido desde la Educación Básica.

—Es impresionante que se haya podido llevar contigo por tanto tiempo.

—¡Hey!

Sehun sonríe, sus ojos casi desaparecen y sus dientes se exponen en su totalidad, y se inclina hacia Minseok. —¿Ahora si obtendré  mi beso?

Minseok echa a Sehun de su habitación y se va a la cama con las piernas temblorosas y el corazón palpitante.

 

 

La verdadera prueba llega unas semanas después del cambio de actitud de Sehun  —hacía más de una semana que había irrumpido en la habitación de Minseok y  decidido que sería  una rutina nocturna. Minseok lo asigna a su Jefe de Ingeniería, Park Chanyeol, a quien el menor había hecho enojar la última vez que había quedado  bajo su mando.  Sehun hace una expresión amarga cuando Minseok menciona al Mayor antes de salir.

—Andando —Minseok lo alienta, alzando su mano  y alborotando su cabello antes de dejarlo ir. Tan pronto como desaparece de su vista, Minseok se da  la vuelta para ver a Lu Han mirándolo boquiabierto. —¿Qué?

—¿Qué fue eso? —Lu Han susurra, mirando a sus alrededores con complicidad para asegurarse de que nadie más lo pueda oír.

—¿Qué fue eso? —Minseok lo imita.

—¡Alborotaste su cabello!

—No, yo-  —Minseok parpadea y se queda en silencio. Oh.

—Eres suave con el niño.

Minseok golpea con su mano el brazo de Lu Han. —No lo soy.

 

 

Al menos Minseok ya está preparado cuando entra a su habitación. A Sehun le gusta acostarse en su cama individual, arrugando la colcha porque sabe que el mayor tiene algo particular con mantenerla perfecta. Esa noche,  había dejado la chaqueta de su uniforme tendida sobre la estantería donde estaba la planta de tomate y su camisa estaba desabotonada. Los ojos de Minseok se sienten atraídos por su piel pálida, por la forma en que los músculos se flexionan cuando se sienta, sonriéndole  como si supiera exactamente lo que está pensando.

—Llegas tarde —comenta.

Minseok le lanza una mirada mordaz al Teniente General mientras intenta quitarse su propia chaqueta. Sehun se desliza hasta el final de la cama, sentándose en el borde, extendiendo sus manos para ayudarlo. Minseok le da un golpe para alejarlo, y el menor hace un puchero.

—¿Por qué sigues viniendo aquí? Podría reportarte por allanamiento.

Sehun se reclina sobre las palmas de sus manos, tamborileando sus dedos en el edredón. —No he roto nada y no has hecho nada para impedírmelo.

Minseok se siente como una roca siendo reducida a  polvo, bajo el peso de  los continuos esfuerzos de Sehun. Cada vez se vuelve más difícil decir que no y cada día le toma un poco más de  tiempo sacarlo de su habitación. —Buenas noches, Teniente General.

Trata de recordarse a sí mismo que Sehun está apenas entrando en la edad adulta con todas esas nuevas responsabilidades cayendo sobre sus anchos —oh, tan anchos— hombros y que es imposible que sepa lo que quiere. Asemeja su enamoramiento a la disponibilidad y la atracción física. Nada más. En el momento en que Sehun lo saque de su sistema, simplemente seguirá adelante, pero es probable que deje una marca más permanente en él.

—¿Qué quieres de mí? —Minseok suspira.

La pregunta es retórica, pero Sehun considera necesario responderla. —Un beso.

Se siente como una trampa. —¿Solo un beso?

Sehun levanta sus piernas para envolver sus tobillos detrás de las pantorrillas de Minseok y jalarlo hacia adelante. Este último, sin esperar ese ataque furtivo, tropieza y cae sobre Sehun, aterrizando casi encima de él con una rodilla entre medio de sus piernas. —Bueno —Sehun comienza, lamiéndose los labios y a su vez posando sus ojos en los labios de Minseok—. Tenemos que empezar por algún lado.

Minseok traga, altamente consciente de que le costaría muy poco perder el equilibrio y aterrizar sobre Sehun. Es un pensamiento tentador, el cual le preocupa, porque no se supone que el Teniente General es tentador. Se supone que es un niño mimado que no le agrada en absoluto.

Cuidadosamente, Minseok se reincorpora, poniendo distancia entre ellos. —Ve a la cama, Sehun —suplica.

Sehun se pone de pie abruptamente, infringiendo el espacio personal del  mayor hasta que sus hombros golpean la pared y tiene que estirar el cuello para ver el rostro de Sehun. Minseok siente su piel hormiguear, como si se anticipara, y traga con fuerza.

—¿Solo Sehun? —Se inclina, sus brazos ahora sobre la pared a cada lado de la cabeza de Minseok. —¿No ‘Teniente General’?

—Un desliz al hablar —intenta explicar—. Estoy cansado.

Sehun hace un murmullo, el suave sonido recorre el cuerpo de Minseok. —Trabajas demasiado. Déjame cuidarte esta noche.

—Sehun,  por favor —Minseok exhala, pero ya ni siquiera sabe lo que quiere. Sehun se ha convertido en una tentación —fruta prohibida— y Minseok quiere extender la mano y arrebatarla, saborear esa dulzura en su lengua. Lo más seguro que puede hacer es empujarlo fuera de su habitación como cada noche, pero de alguna forma no logra convencerse de hacerlo.

Cuando Sehun se inclina, solo a un pelo de distancia de la boca de Minseok, es él quien alza su cabeza, poniéndose en puntas de  pie hasta que sus labios se conectan. Desde allí todo es un poco caótico. Sehun, a pesar de su entusiasmo, es claramente inexperto. Fuerza su lengua dentro de la boca del mayor, demasiada saliva y la falta de gracia traicionan su inocencia. Minseok debe terminarlo y darle un empujón, pero no puede hacerlo.

Sehun tiene un sabor dulce. Y es cálido y dócil cuando Minseok lo toma de las caderas. Lo guía hasta ponerlo contra la pared con un empujón firme, haciéndolo gruñir y  romper momentáneamente el beso por una bocanada de aire. Entonces toma el control, dominando la juventud de Sehun con su experiencia, hasta que este último lo besa sin la amenaza de saliva cayendo por sus barbillas.

Hacía tiempo que Minseok no sentía el peso de alguien en sus brazos, el calor de un cuerpo dispuesto en sus palmas, empapándolo. Sehun emite pequeños gemidos que mueren en su garganta y respira con pesadez por la nariz mientras intenta tocarlo más. Lleva las manos al cabello de Minseok, tirando de las cortas hebras en un intento de jalarlo más cerca.

Minseok se mueve, deslizando una pierna entre los muslos de Sehun, para evitar que se retuerza. El menor deja escapar un fuerte gemido, que resuena hasta su pecho y empuja sus caderas hacia adelante, gimiendo de nuevo.

Un claxon suena en la cabeza de Minseok, llevándolo a alejarse de Sehun, poniendo una mano de por medio para mantenerlo a raya mientras intenta calmarse. ¿Qué mierda está haciendo? Este no es un comportamiento aceptable para alguien en su posición. No le da a Sehun oportunidad de abrir la boca y protestar, sacándolo por la puerta y cerrándola antes de que hubiera más daño.

Minseok se hunde en el suelo y pasa el resto de la noche contemplando cuán jodido está.

 

 

Muy a pesar de Minseok, Sehun aparece a su lado a la mañana siguiente, justo a tiempo, con el paso ligero y con una sonrisa que amenaza con aparecer en su boca. Minseok le ordena que se encargue del mantenimiento y él obedece, saludando con un  “Sí, Capitán”, antes de girar para irse.

Minseok siente el peso de la palma de Sehun sobre su hombro y mira instintivamente, casi encogiéndose ante la cercanía del rostro del Teniente General al suyo. —Lo que hiciste anoche no fue muy agradable —Sehun susurra, para que solo él pueda oírle, su aliento haciéndole cosquillas en el sendero de su cuello¾. Tuve que encargarme de mí mismo, pero al menos lo hice pensando en ti.

Minseok puede sentir el sonrojo en sus mejillas incluso cuando Sehun ya se ha ido, caminando tranquilamente, como si no hubiera admitido que se había masturbado  pensando en él.

Sehun no lo vuelve a mencionar, pero adopta otro hábito más desconcertante. Lo toca. Y Minseok no puede hacer mucho sin atraer la atención hacia sí mismo, porque no hay nada ni remotamente inapropiado. La mano de Sehun roza su espalda, extiende sus dedos y los apoya en su hombro, o coloca la palma de la mano en la parte baja de su espalda cuando alguien entra en el ascensor y son empujados contra la pared.

Essos toques deberían ser fácilmente descartados, pero Minseok es tan híper consciente de Sehun, que incluso el más mínimo roce de piel crea una cascada de sensaciones  corriendo a través de él.  

Cuando Minseok se ha acostumbrado a la presencia de Sehun en su habitación al final de su turno, esta se siente vacía, casi solitaria, ahora que él se ha detenido. Minseok espera encontrarlo en alguna situación comprometedora cada noche, posiblemente con las manos en sus posesiones, pero solo encuentra silencio y las cosas en su correcto orden. Ha sido una semana agitada, una semana deseando, y odiándose por hacerlo.

Minseok mira fijamente la línea de premios ubicada en un estante y se acerca para tocar uno. Es ruidoso, el metal golpeando el metal, resonando en toda la habitación. La pérdida repentina pone en cuestión todos los años que ha pasado escalando para alcanzar sus metas, posponiendo sus relaciones personales a cambio de otro asenso.

Si Sehun no hubiera irrumpido en su vida, ¿se habría dado cuenta cuán solitario era realmente? ¿Habría continuado en el mismo camino hasta el día en que muriera con solo títulos y elogios haciéndole compañía junto a su cama? 

Quizás tiene una fijación con Sehun debido a que él es la primera persona en pinchar la burbuja a su alrededor, el primero que se ha preocupado lo suficiente, como para atravesar las barreras que ha construido con el fin de evitar distracciones no deseadas y sentirse siempre en casa. Incluso sus amigos mantienen cierta distancia de él.

El huracán Sehun ha pasado por el camino de Minseok y atravesado su resistencia, desmoronando todo a su paso y dejando secuelas.

 

 

Había sido un día agotador. Finalmente alcanzaron al resto de la flota y Minseok pasó la mayor parte de su tiempo encerrado hablando con los Capitanes de las otras naves para asegurarse de que todo marchara según lo programado y que no hubiese ningún contratiempo.

La pérdida de un taladro en una de las pequeñas naves mineras fue un problema, pero Minseok había puesto al Mayor Park en la conferencia y en ese momento él estaba en una lanzadera camino a solucionarlo. Tendrían que estar tranquilos otro día más, o quizás dos, mientras hicieran las reparaciones antes de poder continuar.

Minseok está sufriendo un sordo dolor de cabeza, sus dedos tiran de la camisa apretada alrededor de su cuello mientras mira los reportes finales del día. Escanea visualmente los documentos en busca de rojos —que indican quejas y comportamientos reprochables que deben ser tratados— y no encuentra ninguno, felizmente. Por curiosidad, busca el nombre de Sehun y ve un elogio a su izquierda, hecho por un superior.

Casi como si sus oídos estuvieran ardiendo, Sehun se pasea por la cabina, pasando junto a Minseok. Casi se gana una reprimenda por no estar usando el uniforme hasta que Minseok recuerda que su turno ya había terminado hace unas horas. Una mirada alrededor y el mayor se da cuenta de que la tripulación mínima está de guardia esa noche.

—¿Capitán? —Sehun lo llama suavemente.

Minseok deja escapar un suave suspiro, frotando sus ojos y apagando la terminal. Cuando se levanta solo un poco, Sehun está aún a su lado, y entonces, deja sus dedos cernirse sobre su muñeca, apretándola por un momento.  Tira de él y lo mantiene cerca  mientras se dirige a su habitación. Sehun permanece en silencio dándole tiempo a Minseok de ordenar sus pensamientos.

—Eres un buen chico, Sehun —dice Minseok,  deteniéndose frente a la puerta de su habitación. Finalmente, lo suelta y levanta la mano para alborotar su ya desordenado cabello. —Un buen chico. Duerme bien.

La puerta chasquea al abrirse y Minseok se dispone a entrar a su habitación, pero hay un peso que lo hace tropezar bruscamente hacia el interior; gira rápidamente y ve a  Sehun detrás de él, que continúa empujándolo hasta arrinconarlo una vez más contra una pared.

—Capitán —Sehun susurra, tomando la mejilla de Minseok con una mano y acariciando un lado de su mandíbula con el pulgar. La boca de Minseok se seca y su corazón palpita  fuertemente en su pecho.  La proximidad de Sehun hace que su parte racional se desvanezca y que sus emociones y deseos floten a la superficie.

Sehun continúa pensando, todavía cauteloso, baja la cabeza con los ojos fijos en la boca del Capitán. Es demasiado lento. Minseok curva la palma de su mano sobre su nuca y lo atrae hacia sí. Sehun jadea, abriendo los ojos sorprendido justo antes de que Minseok se pusiera en puntas de pie para besarlo.

No es como su primer beso. Sehun es más reservado, espera que Minseok lo guíe antes de abrirse paso con un movimiento de su lengua entre los labios abiertos del más bajo. Es suave y controlado, al igual que todo en la vida de Minseok. Los dedos del mayor juegan con los cabellos en su nuca, acariciándolos hasta retorcerlos para luego tirar de ellos.

De pronto, la cabeza de Sehun es jalada hacia atrás y sus bocas se separan solo para que Minseok pueda empezar a recorrer el largo de su garganta con besos. Brevemente, se pregunta qué ocurriría si dejaba marcas en su cuello demasiado difíciles de esconder,  dejándoles saber a todos que le pertenece a alguien. La idea envía una descarga de posesión a través de él, pero la guarda para más adelante, cuando tengan tiempo de descansar.

Los brazos de Sehun envuelven a Minseok, empujándolo y dirigiéndolo hacia la cama. No pasa mucho tiempo hasta que las rodillas de Sehun golpean contra el colchón, pero Minseok lo mantiene de pie. —Desvísteme —ordena, soltando el cabello del menor.

Minseok permanece con los brazos a los costados mientras Sehun forcejea para quitarle la chaqueta, sus manos en todas partes, perdiendo el poco control que había estado conservando. Su lengua se asoma fuera de su boca, manteniéndola entre sus labios en concentración mientras hace su mejor esfuerzo para no rasgar la tela fuera del torso de Minseok.  La ropa termina hecha una pila en el suelo —algo que Minseok que tendrá que hablar con Sehun más adelante— pero, por el momento, está un poco más preocupado por las manos calientes del menor sobre él, recorriendo desde su espalda hasta su cintura, atrayéndolo más.

Minseok le permite a Sehun besarlo de nuevo, incluso si todavía lleva los pantalones puestos debido a que el menor había olvidado el resto de su tarea. Su boca es  caliente, acogedora y demandante, como si estuviera tratando de succionar su alma a través de ese beso, y Minseok está muy tentado a dejarlo. Con un fuerte empujón Sehun es empujado a la cama, rebotando y mirando al mayor como si le acabara de quitar su juguete favorito. —Minseok —dice en tono de queja, olvidando las formalidades.

Minseok casi lo castiga por ello, pero sus ojos se desvían hacia el bulto que  empieza a formarse en la parte delantera de los pantalones del más alto, y hacia la franja de piel descubierta que se muestra donde la camisa se ha levantado y él lo quiere.

Este es el punto donde debería detenerse. Si cruza esa línea, no habrá vuelta atrás y siempre ha sido alguien que juega siguiendo las reglas. Pero, Sehun ya está tocándolo de nuevo, con los dedos buscando la forma de bajar sus pantalones por sus muslos. Inesperadamente, Sehun presiona su rostro en la parte frontal de sus bóxers respirando aire caliente, sintiendo cómo el miembro del mayor se endurece. Mira a Minseok con la boca abierta y su lengua recorriendo el largo del contorno de su miembro a través de la tela. —¿Puedo? —pregunta, con los dedos enganchados a los costados de la prenda, listo para sacarla del camino.

La tela cae y Sehun va directamente hacia el miembro erecto de Minseok, pero él lo agarra del pelo y tira su cabeza hacia atrás. —Habrá mucho tiempo para eso más tarde —Minseok asegura y Sehun se queja, aún con las manos calientes sobre sus muslos. —Quítate la ropa.

La ropa de civil de Sehun es mucho más fácil de quitar, dejando su cabello aún más desordenado y exponiendo un rubor que se extiende desde sus mejillas hasta su pecho. Hace unos movimientos para quitarse los pantalones, tomando también su ropa interior en el camino y deteniéndose solo para sacar algo de su bolsillo antes de arrojarlos hacia el costado.

Cuando Sehun se inclina hacia atrás, Minseok consigue un buen vistazo de él, de las líneas de sus músculos delgados y marcados, de su piel pálida teñida de un color rosa y también, del enrojecimiento de la cabeza de su miembro, que se encuentra reposando justo debajo de su ombligo. Está tan duro ya y Minseok está complacido.

—¿Qué tienes en la mano? —pregunta Minseok, con la mirada fija en los nudillos de Sehun —que se han vuelto blancos—, debido a que está agarrando algo con mucha fuerza. Sus dedos se relajan y abre la mano para mostrar una botella de lubricante llena hasta la mitad. Minseok levanta una ceja. —Sehun —susurra y se inclina hacia él hasta que puede rozar sus mejillas con sus labios y decirle al oído—: ¿Cuándo me dijiste que te habías tocado pensando en mí, ¿fue con los dedos dentro de tu trasero?

Sehun asiente, y gira su cara en un intento de besar a Minseok, pero él lo empuja hasta que su espalda golpea el edredón.

—Muéstrame —Minseok ordena.

Se sienta al extremo de la cama, observando con mucha atención cómo Sehun dobla sus rodillas y separa sus piernas sin ninguna vergüenza. Humedece varios dedos de su mano derecha antes de dirigirse hacia abajo, rodea su entrada lentamente con sus dedos y suelta un gemido antes de deslizar la punta de su dedo índice hacia adentro. El miembro de Minseok palpita visiblemente y tiene el labio inferior atrapado entre sus dientes mientras es testigo de la manera en que  Sehun se penetra a sí mismo, moviendo su dedo hacia adentro y afuera, sin prisa, antes de tomar velocidad.

Minseok cuidadosamente apoya sus manos sobre las rodillas de Sehun, separándolas un poco más para poder ver mejor. El borde de su entrada es de color rosa y estrecha alrededor de dos dedos ahora, sus caderas meciéndose lo suficiente para mantener los músculos de su estómago fuertemente flexionados. Con su otra mano mantiene sujeta firmemente la base de su pene, unas gotas de presemen comienzan a formarse en la punta y Minseok tiene que esforzarse para no inclinarse hacia abajo y probarlas. 

Inconscientemente, las palmas de sus manos se deslizan lentamente por el interior de los muslos de Sehun , extendiéndolos aún más. Se ve hermoso, depravado e irresistible. Minseok no puede aguantar más y pasa un dedo por debajo de la entrada de Sehun para coger un poco de lubricante que está goteando. El menor jadea ante el tacto y sus ojos se abren  para ver cómo Minseok encaja su dedo al lado de los suyos. Una curva hacia arriba es suficiente para que la columna de Sehun se doble, despegándose. El menor libera un gemido prolongado que se filtra a través de sus labios, mientras Minseok continúa dilatándolo.

—Minseok —Sehun jadea, la mano con la que antes estaba tocando su falo ahora jala del cabello del mayor—. Minseok, por favor.

Un temblor recorre todo el cuerpo de Minseok al escuchar a Sehun gemir su nombre. Se inclina sobre él lo suficiente para juntar sus labios, antes de rodar y quedar de espaldas a la cama. —Ven aquí —dice, y Sehun rápidamente se posiciona sobre él, sentándose sobre sus muslos—. Quiero que me montes.

Con solo una mirada nota el rubor en la cara de Sehun. —¿Es una orden, Capitán?

Minseok se pregunta brevemente si debería  ordenar a Sehun atragantarse con su miembro solo por su gran insolencia, pero guarda esa idea para más adelante. —Sí, Teniente General.

Sehun lubrica el pene de Minseok bombeando desde la base hasta la punta varias veces, para asegurarse de que está completamente empapado, antes de limpiar su mano en el edredón. Minseok golpea su muslo castigándolo por eso, pero lo único que logra es dejarle una huella roja en su piel pálida y se pregunta cómo se vería ese color en la parte posterior de sus muslos y en su trasero.

Minseok toma las caderas del menor y lo levanta sobre su pene dejando que la punta de su miembro empuje un momento contra su entrada antes de hundirse completamente. La cabeza de Sehun cae hacia adelante, con la barbilla apoyada en su pecho mientras exhala  pronunciando un “sí, Capitán”.

Minseok nunca podrá volver ser capaz de escuchar esas dos palabras de la boca de Sehun sin recordar ese momento. Está tan caliente, estrecho y resbaladizo y su cuerpo aprieta alrededor de su miembro deliciosamente cuando está completamente sentado. El menor clava las uñas en sus costados, sus muslos tiemblan y Minseok dobla sus piernas, alzando sus rodilla para que Sehun las utilice como apoyo.

—Vamos —lo tienta, levantando sus caderas un poco.

Sehun se mueve, dejando escapar un suave gemido antes de empezar a mecerse sobre el miembro de Minseok, sintiendo su propia hombría balanceándose pesadamente entre sus piernas con cada movimiento. Deja caer su peso en sus palmas sobre el pecho de Minseok, apoyándose luego en sus rodillas antes de deslizarse y dejarse caer. —O-Oh —Sehun respira.

Con calma —le dice Minseok, guiando sus caderas con sus manos para que no se abrumase. Cada vez es más claro que Sehun nunca ha hecho esto antes y eso hace que el corazón de Minseok se acelere y sus emociones se mezclen con sus deseos físicos.

Sehun empieza despacio, dejando que Minseok tome el control. Es tan fácil de guiar; flexible, dispuesto y aprende muy rápido. No pasa mucho tiempo antes de que él se haga cargo de los movimientos, balanceando constantemente sus caderas, ganando cada vez más velocidad. Y se siente increíble. Minseok no puede recordar la última vez que se sintió de esa forma y deja que Sehun lo sepa por la forma en que lo sostiene, instándolo a levantarse antes de traerlo de vuelta hacia abajo.

Sehun gime su nombre, su voz es ronca y profunda, pidiendo por más, más y más, por favor. Minseok se pierde en Sehun, accediendo a cada petición y orden como si fuera una marioneta siendo tirada por cadenas invisibles. Por primera vez en mucho tiempo, deja de pensar en sus responsabilidades; su mente es un desastre nebuloso, en  lo único que puede centrarse es en Sehun y en la forma en que lo hace sentir, haciéndole desear cosas que nunca ha querido antes.

Sehun se penetra a sí mismo con el miembro de Minseok,  apoyando las manos sobre los muslos del mayor para sostenerse, dejando la larga línea de su cuerpo inclinada hacia atrás y su boca abierta. Minseok observa la forma en que la garganta de Sehun se mueve cuando traga, siente cómo sus muslos se tensan cada vez que se eleva y escucha cómo los débiles ruidos que se hacen más fuertes cuando se sumerge totalmente en él.

Él no va a durar mucho tiempo más, no con la manera en  que Sehun está moviéndose de arriba abajo, su ritmo tornándose descuidado y desesperado. Minseok alcanza el miembro del menor, apenas llegando a apretar sus dedos alrededor de él antes de que se venga. Y oh, él aprieta alrededor de Minseok tan estrechamente, sus músculos palpitando y  ondulándose  bajo su pene, hasta que el mayor está gimiendo su nombre, viniéndose muy dentro de él.

Sehun colapsa encima de Minseok, causando que  todo el aire de los pulmones de mayor salga con un silbido. Sus brazos están atrapados entre los dos y Sehun no es exactamente suave, pero se mueve lentamente hasta que logra respirar, mientras Sehun jadea contra su cuello.  Él es pegajoso y afectivo  después del sexo, pero a Minseok no le sorprende y empieza a sentir cierto cariño crecer.

 

 

Minseok tiene que reconocer que Sehun es muy buen Oficial cuando se le da la motivación adecuada y no es exactamente sutil al pedir lo que quiere. Pero eso no le importa, incluso si Sehun tira de él en una habitación vacía, mientras los dos están en horario de servicio, para besarlo. —Es solo para mantenerme con energía —Sehun dirá y Minseok sonreirá, diciéndole que conseguirá una marca roja en su archivo por insubordinación, aunque solo es una amenaza vacía.

Toda la flota está bien, en camino hacia el espacio profundo. Todo va de acuerdo al plan y Minseok está finalmente acostumbrándose a la nueva incorporación en su vida.

Está sentado en su escritorio revisando los informes del resto de naves para asegurarse que nada necesite su atención inmediata al final de su turno. Sehun está detrás de él tratando de llamar su atención y llevárselo antes de que haya terminado.

—Si fueras paciente, acabaría mucho más rápido —dice por enésima vez.

Sehun frota su nariz en el cuello de Minseok abriéndose camino con un gemido malhumorado, dándole un beso justo debajo de la oreja. —Pero yo quiero comer ahora y tú te estás demorando demasiado.

—Sehun.

—Transmisión entrante del Senador Oh —informa la computadora, con una luz de alerta parpadeando en su escritorio.

Minseok gira y agarra a Sehun por el brazo empujándolo hacia la puerta. —Fuera —exclama, ignorando la mueca en el rostro del menor.

—Audio —responde, prefiriendo  no correr riesgo con el video, pues Sehun no estaba está obedeciendo.

—Capitán —saluda el Senador—, espero no haberte atrapado en un mal momento. —La respuesta no es clara, la señal oscila un poco debido a qué se encuentran demasiado lejos. La última estación de la antena se ha establecido en el borde de la Vía Láctea, y no pasará mucho tiempo antes de que el contacto con la Tierra no sea viable. Por ello, hay como 10 o 15 segundos de retraso entre sus respuestas.

—No, en absoluto —responde—. ¿A qué debo el placer? —Minseok mira los archivos aún abiertos en su terminal con el ceño fruncido. Ve  a Sehun moviéndose a su alrededor, y espera que el Teniente General le dé un respiro, al menos, el tiempo suficiente para terminar la llamada.

—Quería consultarte, ¿cómo se está comportando Sehun? Tengo los informes pero ambos sabemos que son impersonales y simples. Quiero saber lo que piensas de él.

Minseok cierra los archivos, resignado a levantarse temprano en la mañana para terminar con ellos. —Él todavía tiene mucho que aprender, pero es un aprendiz rápido —responde automáticamente. Echa un vistazo alrededor solo para descubrir que Sehun se ha ido. Por supuesto, la dirección en  que debería haber buscado era abajo.

Minseok casi se sobresalta cuando siente las manos de Sehun sobre sus muslos recorriendo la tela de sus pantalones. Cuando lo mira, él se encuentra posicionado de rodillas debajo de su escritorio y lo único que consigue es una sonrisa maliciosa. Eso no va a terminar bien.

—Es bueno escuchar eso —dice el Senador Oh con una risita—. Siempre fue terco cuando se trataba de aprender algo en lo cual  no estaba interesado.

Sehun se esfuerza tratando de quitarle los pantalones, ganándose un par de golpes en sus manos, pero él es rápido y Minseok está demasiado concentrado en tratar de guardar silencio porque lo último que quiere es que el padre de Sehun  se dé cuenta de lo que está pasando. —Para —susurra, pero el menor da un tirón a sus pantalones y los jala hasta sus tobillos junto con sus bóxers, con más fuerza de la que pensaba que poseía. Eso era excitante. En cualquier otro momento Minseok lo agradecería, pero no ahora.

—Solo necesita encontrar donde encajar —Minseok explica, enroscando sus dedos en los brazos de la silla tratando de mantenerse tranquilo,  firme incluso cuando Sehun empieza a succionar la punta de su miembro entre sus labios.

—Bueno, me alegro de que hayas encontrado un lugar para él. No estaba seguro de que estuviera hecho para ser un Oficial, pero debo admitir que a veces me equivoco.

—A veces —Minseok repite, tratando de reprimir un gemido, mientras su miembro se endurece con el calor de la boca de Sehun. En ese momento, se arrepiente de haberle enseñado la mejor técnica para hacer una mamada perfecta porque está utilizándola en su contra.

El senador ríe. —Eso es lo más cerca que alguien estará de oír la admisión de culpabilidad de un político.  

Minseok tiene que forzar una risa entrecortada, deslizándose en su silla para poder abrir sus piernas un poco más. Pone todo su empeño en no sujetar con fuerza  el cabello de Sehun y follar su boca, y  Sehun lo sabe. Sus ojos brillan mientras los mantiene fijos en el rostro de Minseok.

—Confío en que cuidarás de él ahí afuera. Sehun es un chico terco y fuerte, pero aún me preocupa.

—Todos los padres lo hacen —Minseok susurra a través de sus dientes. Sehun recorre toda su erección lamiéndola, enrosca su lengua alrededor de la cabeza antes de hundirse hacia abajo. El glande golpea la parte posterior de su garganta y él traga, empujando su lengua hacia arriba para añadir más presión—. Pero  no tienes por qué preocuparte —añade Minseok—. Cuidaré muy bien de él.

Sehun murmura alrededor del miembro de Minseok, moviendo la cabeza más rápido, mientras envuelve la base, apretándola.

—Me tranquiliza oír eso. Buena suerte, Capitán.

La transmisión se corta, y Minseok suelta su agarre de la silla y lleva sus manos rápidamente al cabello del menor. Sehun gime, respirando profundamente por la nariz mientras le da la mamada de su vida. Minseok retuerce los dedos de sus pies y eleva sus caderas de la silla cuando se corre dentro de la garganta de Sehun con un fuerte gemido.

Sehun lo traga todo y relame sus labios con una sonrisa de satisfacción cuando finalmente termina.

—Vas a hacerme perder mi cargo —dice Minseok sujetando al más alto de su cabello, atrayéndolo hacia sí para darle un beso.

—Si pierdes tu trabajo, siempre puedes venir a mi casa y darle órdenes a los empleados —Sehun dice, burlón, mientras Minseok suspira y echa su cabeza hacia atrás preguntándose qué está haciendo con su vida. Sehun gatea hasta su regazo, acariciando su rostro contra su cuello—. ¿Ahora vas a cogerme o qué?

 

 

 


[1] Terminal: Un dispositivo, a menudo equipado con un teclado y una pantalla, a través de la cual se pueden introducir o visualizar datos e información

[2] Lanzadera: Es una especie de cohete diseñado y empleado para el transporte de carga útil desde la superficie terrestre (o vehículo espacial) al espacio exterior.

[3] 0500: Jerga militar para referirse a las 05:00 a.m.

[4] Privado: Soldados  de más bajo nivel.

Notas finales:

Espero lo hayan amado y disfrutado tanto como nosotras. Déjennos su review♥. 


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