Recuerdo todo lo que pasó exactamente, desde aquella noche. Corté todo contacto con mi familia desde hace mucho tiempo, no se nada de ellos. Y yo, pues, se que también recuerdas como nos conocimos, pero ahora te contaré lo que pasó antes de eso, un secreto. Debo contártelo porque para cuando leas esto, yo ya no estaré aquí, no sabes cuánto lo siento.
Estaba solo, sin amigos, sin familia, sin nadie que viniera a ver como estaba, vivía en una pocilga de renta, pero casi nunca llegaba a dormir ahí, hice de los bares y callejones mi resguardo nocturno, lo que si no recuerdo es como llegué a este punto. Pero un día, conocí a unos tipos, que me enseñaron la droga, me envicié lo admito, pero ellos querían que me uniera a su pandilla. Y como un completo idiota cegado por el vicio acepté. Estuve una semana cumpliendo con sus peticiones de iniciación y la última, era matar a alguien a golpes, solo a golpes. Algo inhumano, pero si lo hacía, tendría gente que me protegiera y mi ambición gratuita.
Así fue aquella noche, rondando entre cinco por los callejones hasta que nos encontramos con un joven tambaleándose totalmente solo con la mirada perdida en el alcohol. Era mi oportunidad, aparte de que otro tipo de los que me acompañaban me dijo que les debía dinero, con mas razón, lo golpee hasta dejarlo inconsciente. Luego, salimos corriendo del lugar, estaba satisfecho con lo que hice. Pero las cosas se complicaron, se empezaron a oír sirenas con luces rojas y azules, la policía nos venia persiguiendo, ahora solo nos tocaba huir, no se nada de lo que pasó con mis acompañantes pero yo, lastimosamente no pude lograrlo. Seguí corriendo con todas mis fuerzas y de repente, sentí que todo mi cuerpo se hacia frio, mis oídos se sellaron, todo era silencio, caí de rodillas viendo mi pecho sangrar a montones, me habían disparado, miré al cielo y pedí perdón a todos a los que había fallado, mis hermanos, mi madre, y mis amigos. Hasta que todo se hizo oscuro, me sentí caer en un abismo sin fin, olía a sangre putrefacta y estaba tan caliente que mi cuerpo empezaba a quemarse, vi toda mi vida en un segundo, desde mi infancia, hasta que recordé como fue que llegue a tal extremo, mis ojos empezaron a soltar lagrimas cuando mi memoria vagó por mi vida, mi padre mató a mi hermano, y a mi madre. Y yo, escapando de casa junto a Luffy antes de que nos encontrara. Luego, Luffy enfermo, no se que hacer, su cuerpo se hace frio, vivir en la basura no nos hizo bien para nada, yo llorando de impotencia y, luego mi hermano ya no respira mas, trato de reanimarlo, no pasa nada. Grito, pataleo, maldigo al hombre que se hacia llamar mi padre. Y no recuerdo mas que despertar en un albergue, lloro porque me lastiman por las noches, esos desgraciados, y para el colmo se hacen llamar profetas de Dios. Hasta que una noche me escapo, trabajo repartiendo afiches y siendo mesero en un prostíbulo, claro que repartir comida no era todo lo que hacia en un lugar como ese, consigo un departamento de mala muerte. Me paso el día en la bebida y en las calles, conozco la droga, mato a un joven que creo haber conocido antes, y muero. Fue extraño que solo recordara lo triste de mi vida.
Tanta era mi pena y mi llanto que no me di cuenta el momento en que llegué al suelo, me levanté, estaba rodeado de gente extraña, parecía un juicio, era mi juicio final. Dijeron que seria condenado al fuego eterno por homicida, por lujuria, y por querer matarme a mi mismo mas de una ves. Así que esta tortura aun no acababa. Pero, llegó alguien totalmente diferente a ellos, era alto, con un bigote blanco, una capa igualmente blanca, pantalones y botas totalmente blancos también, y un cetro dorado en la mano derecha. Era un contraste total en ese lugar lleno fuego, sangre y destrucción, irradiaba paz con solo verlo. Alegó llamarse Shirohige, el defensor de las almas desconocidas, ¿Qué es una alma desconocida? Alguien que murió si ser bautizado, y que por ello yo no iría al infierno, pero tampoco iría al cielo y menos saldría de ahí sin ser castigado. Me dijo que de acuerdo a mis años de vida se decidía mi destino. 18 años, una segunda oportunidad, pero acortando el periodo de mi vida total, sufriendo por durante lo que me quedaría por vivir. Ahora, olvidaría todo lo que vi ahí, y luego, las leyes terrenales serian las responsables de lo que me pasaría. Empecé a sentirme pesado, todo desapareció a mi alrededor, mi cabeza zumbaba dando mareos.
Abrí los ojos, una lámpara me alumbraba de frente, se escuchaba un pitido de esos que suenan cuando tu corazón empieza a latir, era una habitación blanca, miré a mi alrededor, y te vi, durmiendo sobre esa silla de visitantes. Para entonces, eras un completo desconocido, pero bastante guapo la verdad. Traté de recordar lo que había pasado, pero no pude. Y luego de unos segundos despertaste, y me miraste boquiabierto. Te pregunté quien eras y donde estaba. Respondiste que primero llamarías a un doctor, saliste corriendo y volviste con un viejo enorme de bigote blanco. Me revisó diciendo que me encontraba bien, y que en unos días podría irme, me parecía conocido, pero no se de donde. Cuando nos dejó solos, respondiste a todas mis preguntas. Déjame decirte que eres el policía mas lindo que pude conocer, ¿recuerdas que no me creía que estuve en coma durante 3 semanas y que estuviste cuidándome desde que tu compañero novato me disparo sin querer? Fue una discusión divertida, pero triste también ya que recordé lo que había hecho. Pero solté un suspiro al saber que el joven estaba vivo, y que había retirado los cargos, que sorpresa.
Desde ahí, no nos separamos nunca más, me ayudaste, me sacaste de ese mundo, me cuidaste, me superé gracias a ti, y me amaste. Te estaré siempre agradecido por todo. Aun recuerdo la ves que me pediste ser mas que amigos, luego de un mes de salir del hospital, era la primera ves que subía a un barco, fue hermoso dar un paseo por el mar, sentí como todo mi corazón se llenaba de calor y esperanza de rehacer mi vida. Te recuerdo nervioso, fue divertido para mi, hace mucho que no me reía ni sonreía tanto. Pero todo dio un vuelco cuando confesaste que me querías, yo nunca sentí amor más que por mis hermanos, no conozco a mis padres biológicos, y mi padrastro era un loco. Lo que sentí en aquel momento fue como si miles de alfileres pincharan mi cuerpo, nunca había escuchado a mi corazón latir, era la primera ves que lo sentía. Empecé a llorar, mi pecho dolía mucho, me abrazaste diciéndome que nunca estaría solo de nuevo, que nunca me dejarías, que me querías como a nadie. Te abracé y, fue la primera vez, que me sentí tan tranquilo y tan protegido.
Tu trabajas, yo te espero con la cena preparada, perdón por no ser de mas ayuda, sabes que no acabé el colegio, y escribo esto gracias a lo que pudiste enseñarme, ¿te das cuenta de cuan agradecido estoy? Vivimos juntos ya 10 años, tiempo suficiente para conocer la felicidad, el amor, lo bonito de la vida. Hoy, no irás al trabajo para pasarla conmigo, planeaste todo muy bien, eres genial, un paseo por el parque, juegos, el mar que tanto me gusta, comer todo lo que se nos antoje, creo que visitamos mas de 24 restaurantes, y por la tarde, un rico helado en el muelle viendo el atardecer recostado en tu hombro, volver a casa a pasarnos lo que queda del día comiéndonos a besos hasta quedar rendidos. Ahora estás a mi lado dormido abrazándome por la cintura mientras yo termino esta carta.
Fue el mejor día de mi vida, gracias por cumplir mi deseo de no llorar hoy, se que buscamos una solución, que hiciste de todo, pero es inevitable. Ahora que son mis últimos suspiros, recuerdo todo y por eso te lo escribo, el cáncer era el castigo que decía aquel viejo, no se lo que pasará ahora. Pero te cuento un secreto, la reencarnación existe, pero solo para casos especiales, como el mío, no soy bautizado, pero me arrepentí y viví el amor en mis últimos días. No se en que o que me transformaré, puede ser cualquier cosa, y sé también que olvidaré toda esta vida. Quisiera olvidarlo todo menos a ti. Ahora se me vienen todas mis memorias, desde que nací, mi infancia, mi adolescencia, pero los momentos mas felices, como cuando jugaba con mis hermanos, los besos de mi madre, mis amigos de niño. Cuando te vi por primera ves, el mar, tus besos, cuando me fui a vivir contigo, los regalos, tus abrazos, las risas. Creo que ya viví lo mejor que pude, me iré tranquilo, pero perdón por no estar mas a tu lado, y se que sufres, pero sé feliz, no te estanques en la tristeza como yo lo hice hace tiempo, se que prometiste no dejarme, y ahora yo te estoy dejando solo, discúlpame por favor, ninguno de los dos quería esto, si fuera por mi, me quedaría abrazándote así toda la vida, solo te pido que no me olvides y no olvides que te amo muuucho, y adoro tus sonrisas, no las apagues por mi culpa. Te amo Marco, no sabes cuanto te amo.
Atte: Ace