Capítulo 1.- Cuando un corazón se detiene, otro puede volver a latir
Ian strozzi, se encontraba sentado con la mirada cabizbaja, perdida en el suelo, su mirada se perdía entre las blancas baldosas del sucio suelo, las paredes blancas con brillos opacos, las cortinas verdes, colgadas de las grandes ventanas estaban algo sucias, además de que notaba ese característico olor a desinfectante, típico de un hospital. El lugar donde justo ahora se encontraba era la pequeña sala de espera del hospital policlínico Agostino Gemelli, uno de los hospitales más importantes de Roma, por no decir el mejor, ese lugar al que su padre destinaba millones de euros al año, como parte de la beneficencia, lo cual hacia que ese hospital de gran prestigio abriera sus puertas y ayudara a personas de escasos recurso que no tuvieran ingresos suficientes para salud y así pudieran contaran con servicio médico de primera calidad, a decir verdad la familia Strozzi, creía fuertemente que todos tenían derecho de una vida digna y a una buena salud. Los Strozzi eran personas de buena cuna y desde tiempo atrás todos sus antepasados se habían dedicado al comercio en roma, haciendo que la fortuna fuera creciendo más y más de generación en generación, eran personas con un buen corazón pero humildes, ellos valoraban a la clase trabajadora, que se esforzaba por brindarles servicios a los nobles, creían que todos los humanos tenían derecho a un hogar, alimentación, educación, aun cuando no hubiesen nacido en cuna de oro, o con beneficios monetarios altos. Por eso Ian Amaba a sus padres, ellos siempre eran humildes y modestos, tenían una pequeña mansión, con servicios modestos y con personas que le ayudaban a su madre a mantener la casa siempre viva. Ian creía en el dicho de que ser rico no se trataba de cuanto tenías, sino de cuanto dabas, sus padres creían en eso y siempre tenían dinero que destinaban a escuelas, orfanatos, hospitales y universidades, el incluso habían roto un paradigma , le habían permitido a su único hijo, heredero del imperio de hoteles y agencias de seguros más grande de Italia, asistir a una universidad pública, de donde él se había graduado con honores, a pesar de que la alta sociedad había dado el grito en el cielo, por tal atrevimiento, porque teniendo dinero decían ellos no necesitas estudiar, solo saber cómo invertir y generar dinero a la fortuna familiar, pero Ian no creía en eso, él sabía que en el fondo todos eran personas y el rico tenia los mismos órganos que el pobre, tenían cabezas, cuerpos y cerebros idénticos, sabia también que los ricos no tenían corazón, bueno no literalmente, porque si no estarían muertos, lo decía figurativamente hablando, los que creían tener todo el dinero del mundo y que por eso tenían derecho a humillar y rebajar a los demás eran personas frías y calculadoras, enfermas en su mundo fantástico donde solo ellos existen y los demás simplemente deben desaparecer, lo que no sabían era que si desaparecían quién demonios les haría su servicio? Por esos hechos los catalogaba como hipócritas, y estúpidos y recordaba lo que su abuelo decía. –Ian, recuerda siempre que es más rico aquel que da, sin pedir nada a cambio, y el creía en eso, y vivía su vida de manera sencilla, maravillándose de las cosas más simples y siempre sintiendo empatía por las personas y ayudándolos en sus desgracias, pero el sabía que no era dios ni nada por el estilo, tenia los pies en la tierra porque sabía que no podría salvar a todos de la pobreza, el dar de comer hoy, no significaba que estarían alimentados el día de mañana, tenía en mente que el cambio debía venir de todos juntos, pero eso no significaba que el esfuerzo y trabajo que dedicaban a ayudar fuera en vano.
Ahora de nuevo a ese momento, en la sala vacía del hospital, las enfermeras van y vienen, apuradas en los chismes de ocasión y los cafés cargados de azúcar y pequeños sueños.
Lo que ellas ven es al hijo del Mario Strozzi, agotado, su rostro bello y hermoso algo demacrado, pómulos altos, cejas pobladas y simétricas, un mentón cincelado y casi esculpido, escondido por un pequeño rastro de su barba, nariz perfilada, piel trigueña y esos ojos grises que se esconden bajo sus pestañas tupidas que reflejan dolor, angustia, miedo y soledad (Holy, todo eso ven las enfermeras XD, aunque Ian no canta mal las rancheras) un rincón, enfundado en una camisa blanca que resalta su buen físico, cortesía de la gran alberca de la universidad de roma, y a la rutina de ejercicios diarios para mantenerse en forma y sano, sus pantalones negros de vestir, con marca que grita CARO y EXCLUSIVO, cortesía de Elissa… La razón por la que se encuentra ahí, su Elissa, la persona más dulce y querida (Bueno no es verdad, pero está ciego de amor), hija del dueño de restaurantes de 4 y 5 estrellas de Roma, Milán y Venecia, El amor de su vida, la persona con la que pronto se casaría, Elissa Dianni, una joven que pronto cumpliría los 23, años, los ojos miel y una figura envidiable, la piel más cremosa y lisa que muchas modelos (Pobre Ian enserio esta idiotizado, perdón enamorado). S e preguntan cómo comenzó todo, bueno era el año de 1989, cuando Rousse Strozzi dio a luz a un varón, su primer hijo, al que pusieron de nombre Ian, un junio Veinti.. …. Vale ya entendí, no quieren saber la historia de Ian, hoy simplemente se me había despertado a la hora acostumbrada (8:00 am), se arreglaba para asistir a la empresa de su padre, donde trabaja actualmente, elegía la camisa blanca, fue un regalo de Rousse su amada madre, y los pantalones que Elissa había comprado, uno de sus muchos regalos costosos que odiaba, pero la amaba así que los recibía gustosamente, tomo sus zapatos negros y estaba a punto de irse cuando el celular sonó, miro la pantalla del teléfono intrigado, en letras pequeñas se leía número desconocido, No solía contestar llamadas así, sin embargo decidí tomar la llamada que cambio su perfecto día en uno que se perfilaba para ser desastroso.
-Buenos días, Ian Strozzi, en que le puedo servir? _ Ian sostenía el teléfono entre su hombro y su oreja mientras tomaba su portafolio y sus llaves del estante, se dirigió a la puerta y estaba a punto de abrirla cuando escucho lo que decían al otro lado de la línea.
-Señor Strozzi? Somos del Agostino Gemelli, tenemos a una paciente que ingreso en urgencia hace poco, ella tenía una identificación y usted estaba como contacto de emergencia, llamamos para saber si puede venir y verificar los datos de…
-Elissa – Dijo mientras dejaba caer al suelo las llaves y el maletín – Como se encuentra, ella está bien, está viva - le costó decir lo último.
-- Ella se encuentra grave y está a punto de entrar al quirófano necesitamos que venga de inmediato y autorice la cirugía… sería tan amable de… corto no podía seguir escuchando más en ese momento su corazón latía a toda prisa y sentía la presión en sus oídos manifestada en ese molesto zumbido. Elissa, estaba en el hospital, como pudo levanto las llaves y salió de su apartamento, Como pudo llegó al hospital en tiempo record, casi mataba a unas personas, porque su juicio estaba nublado, y la razón aún estaba dormida, no podía concentrarse bien, estaba actuando deliberadamente, el debió llamar al padre de Elissa, que se encontraba en Viena, pero no lo hizo, el solo quería llegar a ella y verla sentada, diciendo que su manicura se dañó y necesitaba cirugía para arreglar su uña rota, conocía a Eli, que podía a llegar a ser más dramática que Willi, Ian en ese momento creía en los poderes y deseaba poder teletransportarse al hospital en segundos, y no en los minutos que se estaba llevando en el auto, debía calmarse, debía estar sereno y tranquilo al llegar al hospital. Manejo lo más tranquilo que pudo, el simple hecho de estar con prisas, no debía significar que tenía que matar a los peatones por romper las leyes de tránsito, no necesitaba más problemas. Cuando al fin llego al hospital después de horas (20 minutos¬¬), visualizo a la enfermera más cercana y la ataco con preguntas sobre ¿Dónde estaba Elissa? ¿Cómo se encontraba? Y como podía verla, la pobre muchacha primero casi se desmaya por el hermoso hombre que la tocaba y la zarandeaba bonito, después por que tanto zarandeo le impedía concentrarse y su cerebro no recibía tanta sangre, ya que en lugar de tener miedo o enojarse con el joven, ella quería saber si podía comérselo o de plano llevarlo al parque?? WTF definitivamente no llegaba oxígeno al cerebro, o no el suficiente, así que reunió fuerza suficiente para señalar a la izquierda y decir – En, en recepción allá pueden darle la información que necesita, ni bien dijo esto, el hermoso hombre la soltó y siguió la dirección marcada para atacar a la recepcionista del mismo modo, solo que esta al ser una enfermera experimental y que además conocía quien era, lo tranquilizó proporcionándole las respuestas que necesitaba.
- Señor Strozzi, su prometida acaba de ser sometida a una cirugía, estábamos esperando su autorización pero como no llegaba, actuamos antes para poder salvarla, entiende? . Ian solo movía la cabeza de arriba hacia abajo sin decir nada. – Ella sufrió un accidente, en la mañana, al salir del gimnasio y dirigirse a su auto, otro auto a exceso de velocidad no vio a Elissa y la atropelló dejándola inconsciente, llegó aquí a eso de las 8:15 am, como dije, ella está en el quirófano, debido a que presenta hemorragia interna, no sabemos cuánto durará la operación, pero le aseguro que ella estará bien, le pido que se relaje y espere a que terminen de operarla, en cuanto eso suceda, el doctor Malfatto, le dará los pormenores de la cirugía y el estado de la paciente.
-Así que le pido espere en la sala, para que el doctor pueda comunicarse de inmediato con usted.
–Otra cosa señor Strozzi, tenga mucha fe y esperanza, su prometida saldrá bien, al decir eso volvió a lo que estaba haciendo antes de que se perturbara la paz del hospital.
Y por eso estaba ahí, en un rincón de la sala de hospital, esperando a que el doctor saliera y le dijera que ya podía ver a Elissa, que ella se encontraba estable y que en cualquier momento podría irse a casa, porque conocía a Elissa y ella debería estar aborreciendo el hospital por no ser exclusivo, al igual que maldiciendo al figlio di troia, que la atropello, claro que Ian también lo odiaba, y en cuanto esto terminara iría a poner una denuncia y una recompensa si era posible para que atraparan al culpable y se disculpara por lo que le hizo a Elissa. Pero los minutos de espera se habían vuelto horas, exactamente 5 hrs habían pasado desde que llego aquí y aun nada, se moría de angustia de lo que pasaba al otro lado de las puertas del quirófano, quería ver a Elissa, ella debería estar dormida, soñando con lujosos zapatos y vestidos de diseñador, pero cuando despertara estaría asustada y confundida, incluso algo drogada, pero estaría viva, y siempre bella, su Elissa.
Justo cuando pensaba esto, un hombre con una bata de hospital y un gorro gracioso (según él) se detuvo delante de sus ojos.
-Señor Strozzi cierto – Su voz sonaba cansada, y tensa- Soy el doctor Malfatto, al decir esto ofreció una mano fuerte y segura a Ian – Mucho gusto y muchas gracias por las donaciones al hospital por parte de su familia, estamos totalmente agradecidos con ustedes.
-Si –soy yo- El placer es mío, y no tiene nada que agradecer, es un honor saber que ese dinero se destina para salvar vidas, Ian sostuvo esa mano firme unos segundos y la dejo ir – Pero dígame como esta Elissa, ella ¿está bien?
El rostro del doctor se tensó y se ensombreció – De eso vine a hablarle señor Strozzi. Antes que nada debe saber que hicimos todos lo que estuvo en nuestras manos para salvarla, llegó aquí alrededor de las 8:15 am, entro a quirófano a las 8:40 am, cuando llego estaba inconsciente y tenía una hemorragia interna, su pulmón izquierdo no funcionaba y al momento de la cirugía tuvimos problemas con su hígado, el cual arreglamos, y al final de la cirugía el pulmón derecho no resistió más y dejo de funcionar, Lamento decirle esto pero su prometida Elissa murió a las 14:37 pm, a causa de un fallo pulmonar y daño en la región intestinal. Lamento mucho su perdida señor Strozzi, y de nuevo déjeme decirle que hice todo lo que pude para salvarla, pero los daños que presentaba eran muy graves y su salud estaba un poco deteriorada. Lo siento mucho y acepte mis condolencias.
Dejo de respirar por unos minutos, muerta, Elissa, el amor de su vida, estaba muerta, eso quería decir que jamás volvería a ver esos ojos cafés que lo tenían despierto muchas noches, vale no eran sus ojos sino el trabajo en su empresa, pero aun así amaba esa mirada en ella.
Elissa, había dejado de existir en este plano existencial, lo había abandonado. Elissa, porque la vida se la había quitado, él se consideraba una persona sensata, era humilde, reconocía a los que hacían el verdadero trabajo, era un jefe muy considerado y amable, buscando el bien de los demás y dando abrigo a los necesitados, entonces ¿Por qué? Que estaba haciendo mal. Su corazón prácticamente se había muerto, no quería seguir aquí, pero no era estúpido, el creía que Elissa ia tenido una buena vida, y no tenía nada de lo que arrepentirse, estaba triste, si, el dolor jamás se iría, sí, pero debía seguir viviendo por los 2, aunque su vida se estuviera cayendo él debía seguir adelante, porque creía que Elissa quería eso. Esos pensamientos lo atormentaban que no escucho que el doctor le hablaba.
Señor Strozzi- entiendo su dolor y respeto su duelo, sin embargo hay algo más de lo que debo hablarle.
Ian se secó, con la palma de su mano, las lágrimas que inconscientemente empezaban a caer de su rostro. – Dígame doctor ‘que pasa?
-No soy su médico de cabecera pero se por fuentes cercanas que usted es un donador de órganos y me preguntaba si Elissa también lo era.
Ian aún seguía perturbado, no entendía por que le preguntaba eso –Si, Elissa y yo donaríamos nuestros órganos si algo llegara a suceder, ¿porque lo pregunta?
-Sabe la importancia de la donación de órganos verdad, sabe que puede salvar vidas, a muchas personas.
-Lo sé, se eso- Ian seguía llorando- pero por lo que yo entendí, sus órganos prácticamente están inservibles, o me equivoco, no podría salvar ninguna vida en ese estado.
-Efectivamente señor Strozzi, pero puede salvar una al menos, una que puede ser la diferencia, déjeme explicarle, hay un órgano que nos puede servir, uno muy fuerte que intento luchar hasta el último minuto, pero lo abandonaron en su lucha, lo dejaron solo e indefenso y no pudo seguir luchando, uno que puede estar en otra persona y darle esperanza de vida, darle vida en pocas palabras. – Elissa tenía un corazón fuerte, uno que quería seguir luchando, y que aún puede hacerlo, pero en el cuerpo de otra persona, Usted puede donar el corazón de Elissa.
-Ian se quedó mudo, el corazón de Elissa estaba vivo, y podría seguir latiendo por ahí, y además alguien podía seguir viviendo por ahí, podría experimentar cosas nuevas y hermosas, cosas como el Amor. El jamás le negaría a alguien esa oportunidad de amar, y aun que le dolía saber que ese corazón jamás latiría por él, estaba totalmente seguro que latiría por alguien más. En ese momento tomo la decisión de dejar vivo en alguien más a su Elissa… corrección solo el corazón de Elissa. Una parte de Ella seguiría viva, aunque lejos de él, pero vivo y fuerte.
-Acepto dijo Ian después de un largo momento – puede darle el corazón de Elissa a alguien más.
-Eso es un acto muy noble señor Stro.. Estaba a punto de decir cuando fue interrumpido.
Ian, puede llamarme Ian-
-Como le decía Ian eso es algo noble, preparare los papeles de defunción y los de la donación, eso que está haciendo es algo muy valiente, llámeme si necesita algo más.
-En realidad tengo una petición que hacerle- Ian de nuevo interrumpió de nuevo al doctor. – Tengo una condición para dar el corazón y no tiene nada que ver con dinero, es solo una egoísta petición mía.
-Lo que usted desee Ian, cualquiera que sea la petición hare lo posible por que se cumpla, pero dígame ¿qué es?
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Mientras tanto, al final del pasillo, justo al lado del cuarto de cuidados intensivos una puerta se abrió.
- Hey – dijo la voz que entro al pequeño cuarto, a la persona debajo de las mantas de la cama- al parecer alguien está siendo un niño malo hoy.
-….- Ninguna respuesta por parte del montículo, en el centro de la cama.
- Buenas noticias – de nuevo la voz, se podía reconocer el tono entusiasta, en la voz cansada.
- …. Ningún sonido aún
- Tenemos un corazón para ti.
Continuara……